TECNOLIBERALISMO & ESCLAVITUD. El espionaje masivo sobre políticos y periodistas en México y Argentina es un juego de niños…
PS: Vuelvo a poner sobre el tapete esta nota porque parece haber estallado y algunos medios, como RT, lo están agitado.
… al lado de la nueva fase de control absoluto en la que ya entramos y que lúcidamente denuncia el intelectual francés Eric Sadin: «Allí donde el capitalismo encuentre un espacio vacío, sea un paseo en el bosque o una cena entre amigos, se meterá para sacar provecho a través de los objetos conectados (…) La figura del ser humano como ente libre y autónomo se aleja cada vez más en beneficio de sistemas que deciden por nosotros (…) que no aceptan que haya lugares vacacntes en la existencia (una) organización automatizada y algorítmica de la sociedad cuya única ambición es satisfacer intereses privados y quitarle al ser humano su capacidad de autodeterminarse».
Si no quiere correr el riesgo de sufrir un ataque de paranoia, deje de leer aqui. Si quiere arriesgarse, le sugerimos el siguiente orden de lectura (que es el que se adoptó más abajo), primero la tremenda noticia que nos llega desde México donde para más escarnio matan a periodistas por decenas; luego la excelente crónica de Irina Hauser que demuestra fehacientemente que la alianza entre la Corte Suprema y el Ejecutivo (Stiuso mediante) violó su propia ley para poner las intercepciones telefónicas en manos de un camarista propio. Y de allí pasar al plato fuerte, que es la mencionada entrevista a Sadin (que mañana presentará en el microcentro su último libro -el primero publicado en castellano- La humanidad aumentada. La administración digital del mundo). Recomiendo leerla en la versión que ofrecemos aqui, ya que la publicada en Página/12 (que atraviesa un conflicto gremial y un quite de colaboración de sus trabajadores) está plaga de erratas.
Por fin y para terminar, sugiero leer el perfil de Julian Assange que escribió Alicia Castro, ex embajadora en Londres, quien lo visitó en varias oportunidades en la Embajada de Ecuador en la capital británica, donde se encuentra recluido desde hace cinco años por acusaciones tan insustanciales como las que mantienen a Milagro Sala en prisión. Y es que después de beber tanta cicuta, conviene respirar un poco de esperanza.
El Gobierno mexicano impuso el secreto sobre los contratos del software con el que espió a políticos y periodistas
La Procuraduría General de la República dispuso que la información sobre contratos con el NSO Group no podrán consultarse hasta 2021
El Gobierno de Enrique Peña Nieto ha rechazado las acusaciones de espionaje hechas este lunes por un grupo de periodistas críticos y defensores de derechos humanos. En una escueta carta dirigida a The New York Times, el diario que publicó cómo se intentaba contagiar móviles con el malware Pegasus para robar información, la presidencia señaló que “no hay prueba alguna de que agencias del Gobierno mexicano sean responsables del supuesto espionaje”. La carta firmada por Daniel Millán, director general de medios internacionales de la presidencia de México, señala que el Gobierno condena “cualquier intento de vulnerar el derecho a la privacidad de cualquier persona”.
Sin embargo, tres agencias gubernamentales mexicanas han dejado rastro de haber comerciado con NSO Group, la empresa israelí de ciberseguridad que vende el programa Pegasus principalmente a Gobiernos. Ellas son la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía) y el Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) el órgano que concentra todo el aparato de inteligencia e información clasificada en México.
El periódico Reforma publicó en septiembre de 2016 que la Fiscalía mexicana había comprado el sistema Pegasus por 15 millones de dólares. La compra habría sucedido entre 2014 y 2015, durante el periodo de Jesús Murillo Karam, el polémico procurador encargado de dirigir la investigación de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero. Las autoridades habrían buscado el malware para utilizarlo como herramienta en la guerra contra la delincuencia organizada.
La PGR se ha negado a responder con claridad si ha firmado contratos con NSO Group, la empresa que comercializa Pegasus. El otoño de 2016, activistas digitales preguntaron oficialmente a la Fiscalía qué servicios había adquirido a la firma israelí. La respuesta oficial fue ambigua. “La Agencia de Investigación Criminal [un área de la PGR] localizó la información solicitada… la misma constituye información clasificada como reservada”, fue la respuesta de la PGR, contenida en el informe Gobierno espía realizado por la Red de Defensa de Derechos Digitales. La información será pública hasta dentro de cinco años, en 2021.
Pero los vínculos entre el Gobierno mexicano y NSO Group pueden ser rastreados antes. En enero de 2014, una filtración de correos de la firma italiana Hacking Team, la competencia de NSO, reveló que los empleados del Cisen ya conocían el programa de infección de teléfonos móviles. Esto fue informado por el ingeniero Sergio Rodríguez Solís a sus jefes tras visitar el centro de espionaje. “Se quejaron de por qué nosotros no tenemos vectores de infección que no requieren interacción del usuario como NSO tiene”, escribió en un correo el empleado de Hacking Team. La comunicación asegura que los espías del gobierno mexicano habían probado el software en varios móviles de diferentes sistemas operativos como Android, BlackBerry, iOS.
Otro correo de Sergio Rodríguez Solís de 2014 asegura que la Sedena ya conocía el programa Pegasus. “Tienen NSO para móviles y están enamorados de él”, escribió el ingeniero. En 2012, dos medios publicaron informaciones sobre los contratos del ejército con la firma israelí, algunos de los cuales estaban bajo investigación de la Auditoría Superior de la Federación y la Contraloría de las Fuerzas Armadas. Carmen Aristegui, una de las periodistas a la que se intentó vigilar, también publicó en julio de 2012 tres documentos que cerraban la adquisición del programa de malware por parte de la secretaría de la Defensa Nacional.
NSO Group ya se encontraba en el radar de varios activistas especializados en derechos digitales. Una investigación realizada por el Citizen Lab de la Universidad de Toronto documentó el uso Pegasus para infectar las comunicaciones del activista Ahmed Mansoor en Emiratos Árabes Unidos. A los investigadores canadienses les llamó la atención que muchos servidores en México tenían una actividad similar. El programa intentaba suplantar dominios de sitios de noticias, redes sociales y otros a forma de señuelo. En febrero de 2017, Citizen Lab demostró en un informe cómo el programa había sido utilizado en contra de Alejandro Calvillo, Luis Encarnación y Simón Barquera, dos activistas y un científico que habían impulsado en favor de gravar las bebidas azucaradas.
No hay constancia de cómo el camarista Martín Izurzun quedó a cargo de las escuchas
Un trámite dudoso de un sorteo que estaba cantado
En el expediente sobre la fundación de la Dicom (las escuchas) no hay registro de que se haya realizado el sorteo, tal como se estableció por decreto. El nombre de Irurzun había trascendido antes de que supuestamente se realizara el trámite.
Desde el primer minuto en que fue transferida a la Corte Suprema, la oficina que hace escuchas telefónicas –antes conocida como Ojota (Observaciones Judiciales) y ahora llamada Departamento de Interceptación y Captación de las Comunicaciones (Dicom)– es escenario de hechos de dudosa legalidad que consolidan una alianza entre el Poder Judicial, sectores de inteligencia y el Poder Ejecutivo. El día que incorporó la estructura para pinchar teléfonos por un DNU de Mauricio Macri, que se las sacó a la Procuración General, la Corte firmó una acordada que designaba como director del nuevo organismo “por sorteo” al presidente de la Cámara Federal, Martín Irurzun. El mecanismo del sorteo estaba previsto en el decreto del Poder Ejecutivo y se haría entre jueces con rango de camaristas, que son decenas en todo el país. Lo sorprendente del caso es que un día antes en el diario La Nación y dos días antes en Perfil ya anunciaban que el nombre sería el de Irurzun. PáginaI12 accedió al expediente 7597/2015, que contiene la documentación correspondiente al traspaso y la fundación de Dicom de la Corte y no hay allí ninguna constancia o acta que dé cuenta de que el sorteo se haya hecho, ni quién lo hizo ni cuándo ni cómo.
Dentro de la Corte, empleados y secretarios dan por hecho que el sorteo no existió. Si se probara que la designación de Irurzun fue a dedo, podría estar en juego un delito, el de falsedad ideológica de documento público, ya que la acordada de los supremos dice: “en el día de la fecha se practicó, en el Tribunal, un sorteo para designar al Director General del organismo y resultó desinsaculado el señor Presidente de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, doctor Martín Irurzun”. Como su número dos quedó nombrado el camarista de Comodoro Rivadavia Javier Leal de Ibarra. El texto fue firmado por el presidente tribunal, Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda. Como fedatario firmó Daniel Marchi, el hombre de máxima confianza de Lorenzetti, y a quien personal cortesano cuestiona porque tiene cargo de secretario (de Administración) pese a no cumplir todos los requisitos, que son los mismos que para ser camarista, como tener título de abogado de acuerdo al Reglamento de la Justicia. Esto podría ser un problema agregado, si se interpreta que hay otra irregularidad.
En una secretaría de la Corte está casi abandonado, en un rincón, el viejo bolillero que se suele utilizar para los sorteos de conjueces, cuando los supremos se excusan. Pero en el expediente –que está en la Dirección de Administración, a cargo de Marchi– no hay un acta u otro tipo de evidencia de que haya sido utilizado. Tampoco de que se haya recurrido a un sorteo informático, como en muchos tribunales. La mayoría de las cámaras, por ejemplo, cuando hacen sorteos labran un acta o dejan consignado en algún lado el procedimiento utilizado y a cargo de quien estuvo. Este era un caso bien particular y sensible, por tratarse del aparato de escuchas telefónicas.
El primer DNU de Macri sobre el tema decía que el organismo estaría a cargo de un juez penal con rango de juez de Cámara a designar por sorteo y señalaba que duraría en sus funciones un año sin posibilidad de renovar hasta pasados cinco años. Cuando se vencía el mandato de Irurzun, el Gobierno publicó un nuevo decreto (102/2017) que establecía que el director del aparato de escuchas (en realidad el cargo se llama Director de Asistencia Judicial en delitos complejos y Crimen Organizado) pasaría a tener un mandato de tres años en lugar de uno. Y que por única vez se mantienen en el cargo los jueces ya nombrados, empezando a correr los tres años a partir del decreto. Una vez que se venza el mandato del director, el subdirector pasará a ocupar ese lugar.
Así, el camarista Irurzun, nombrado por la Corte por un supuesto sorteo, se convertía también el elegido del Gobierno de Macri. La nota de La Nación que anunciaba su designación un día antes del sorteo, decía directamente que el máximo tribunal evaluaba pasarle “el control” de las escuchas a la Cámara Federal porteña al mando de Irurzun, que es lo mismo que decir el corazón de Comodoro Py, donde tramitan las causas contra funcionarios y ex funcionarios. Perfil, el 13 de febrero, decía que la Corte “pondría al presidente de la Cámara Federal”, Irurzun. Este juez, a quien funcionarios de Comodoro Py vinculan con el ex jefe de Operaciones de la ex Side, Antonio Horacio Stiuso, es el ideólogo de los fallos que les han indicado a distintos jueces, y en especial a Sebastián Casanello, que investiguen a Cristina Fernández de Kirchner, en ese caso por lavado de dinero. Además, revocó el sobreseimiento de Elisa Carrió -denunciante estrella de Lorenzetti- por supuesto enriquecimiento ilícito y la semana pasada dejó en manos del juez Claudio Bonadio, el más enfrentado con CFK, la denuncia de Alberto Nisman contra la ex presidenta por supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA.
La ejecución de escuchas telefónicas estuvo históricamente en manos de la ex Side a través de la Oficina de Observaciones Judiciales, conocida como Ojota. Es decir, era manejada dentro del ámbito del Poder Ejecutivo. Cuando el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner reformó la ley y transparentó el funcionamiento de todo el organismo de inteligencia (que creó la Agencia Federal de Inteligencia) y sus gastos, transfirió también el área de escuchas al Ministerio Público Fiscal. Esto tenía una lógica agregada: con el nuevo Código Procesal Penal que instalaría un sistema acusatorio, los fiscales tendrían un manejo directo y activo de las investigaciones penales. Pero el actual Gobierno puso trabas para implementar esa reforma debido a que no quiere a Alejandra Gils Carbó al frente, sino a un funcionario que les sea leal, y también le quitó por DNU el órgano que hace las escuchas, la ex Ojota.
Una cuestión llamativa es que desde que se hizo la transferencia se comenzaron a ventilar episodios de espionaje político liso y llano, a través de la difusión de escuchas telefónicas que ejecutó a lo largo del año pasado, y en rigor no bien cambió el gobierno, el órgano de escuchas de la Corte. En un caso, inclusive, la jueza María Servini de Cubría había ordenado destruir todo el material, que incluía conversaciones del ex jefe de la AFI Oscar Parrilli, en una “precausa” (un expediente que arma la AFI cuando sospecha de un delito). Como es obvio, a la hora de asumir responsabilidades se pasan la pelota entre la Corte y la AFI, ya que esta última a veces realiza las transcripciones y entrega el material a los jueces. Las filtraciones de conversaciones de CFK y Parrilli son parte de la misma saga. La Corte previó mecanismos de control que, evidentemente, en esos casos no se aplicaron.
Históricamente la Ojota, ubicada en un edificio de avenida de los Incas que cuenta con toda la tecnología para interceptar llamadas y hacer seguimientos, graba las conversaciones, a veces el material se transcribe y se entrega al juez o jueza que lo pidió. En casos de secuestros, por ejemplo, se escuchan las llamadas y se establece un contacto con los investigadores. Es una especie de asistencia técnica, y tiene que verificar que todos los pedidos sean legales, ordenados por un juzgado.
En septiembre del año pasado, según consta en el expediente al que accedió este diario, la Corte Suprema amplió las facultades del área y creó la “Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación” que pasó a englobar a la oficina de Captación de Comunicaciones. ¿Esto que implica? Que además la Corte, o este ente que se supone que es autónomo bajo la dirección de Irurzun, les ofrece asistencia en las investigaciones a los jueces que la pidan. Interviene, según la acordada que definió esa expansión en casos de: tráfico ilegal de estupefacientes, precursores químicos, trata y explotación de personas, secuestros extorsivos, criminalidad económica, lavado de activos, crimen organizado y de carácter trasnacional, financiamiento del terrorismo y delitos ambientales. O sea, prácticamente todo lo que hay en Comodoro Py podría tener participación de este organismo que dirige el camarista Irurzun, que seguramente desde su tribunal deberá revisar las apelaciones en muchos de esos casos.
Para el Ejecutivo, el espionaje y la posibilidad del uso político de la información acopiada son temas de máximo interés, y encontró la posibilidad de meterse de algún modo en la estructura suprema, que este año amplió más todavía sus facultades en un convenio con el Ministerio de Justicia para que tenga acceso a las grandes bases de datos del Estado: datos de la Inspección General de Justicia (IGJ), del Registro de la Propiedad, del Registro Automotor, de la AFIP, del Registro nacional de las Personas y de la Unidad de Información Financiera (UIF). Es decir, la Dicom podría tener acceso a toda esa información si hay una causa judicial que lo justifique. Pero eso no sería un obstáculo ya que, como está a la vista, cualquier excusa puede servir hoy para generar causas en Comodoro Py. Esto le da a la ex Ojota un poder enorme de acceso a información de todo tipo, desde propiedades hasta cuentas bancarias, ya sea de funcionarios oficialistas u opositores, también de los propios jueces cuando son investigados. Y todo eso bajo el mando del propio presidente de la Cámara Federal.
La prolongación por decreto del mandato de Irurzun generó ruido en la Comisión Bicameral de seguimiento de las actividades de inteligencia. Y corrió un rumor de que podrían llegar a rechazarlo o no avalarlo. Eso explica la presencia reciente de Lorenzetti en el Congreso. Tal como está armado el aparato de espionaje anclado en el Palacio de Justicia, una verdadera agencia de inteligencia paralela, le cierra al Gobierno y le cierra a la Corte.
Entrevista al pensador Eric Sadin antes de su visita a la Argentina
“El tecnoliberalismo se lanza a la conquista integral de la vida”
El autor del ensayo La Humanidad Aumentada señala que allí donde el capitalismo encuentre un espacio vacío, sea un paseo en el bosque o una cena entre amigos, se va a introducir para sacar provecho de ello a través de los objetos conectados.
Desde París
Pocos se animarían a afirmar que somos unos sometidos integrales, en plena pérdida de nuestras libertades, totalmente abiertos a que nos colonicen hasta las venas, sin la más mínima conciencia o voluntad para entender el desastre que nos acecha y adeptos indolentes a que nuestras existencias se vuelvan un negocio planetario para una elite que nos vendió una narrativa tramposa. El pensador francés Eric Sadin lo hace abierta, rigurosa e insolentemente a través de una obra cuyo eje es la crítica a las industrias digitales, a lo que él llama el tecnoliberalismo. Internet, objetos conectados, inteligencia artificial, aplicaciones, nuestro guía supremo, Google, y otras ideas de la modernidad que se presentan como aportes para el desarrollo de la humanidad no son, en realidad, más que una inagotable industria que hurga nuestras esencias humanas con una sola intención: llenar las arcas de los intereses privados. Los tecno fanáticos se no estarán de acuerdo, pero el pensamiento de Eric Sadin sí se inscribe en esa estrecha franja -por no decir heroica minoría-que levanta su voz para, sin derrotismos, denunciar un sistema ladrón y abusador. La editorial argentina Caja Negra nos ofrece el insolente beneficio de poder leer uno de los libros mayores de Sadin, La Humanidad Aumentada, La administración digital del mundo. Esta obra traza los rumbos de una interconexión integral entre los seres humanos. Es un retrato de las vertientes más alucinantes y privativas de la llamada “revolución digital”, aquellas que cartografían permanentemente cada palmo de la existencia humana y que la modernidad, en una suerte de negación colectiva, toma como una fuente de la salvación reactualizada. Lejos, muy lejos de ello, asegura Sadin. Se trata, más bien, del nacimiento de una “humanidad paralela” cuya piedra fundadora es el flujo de conexiones inteligentes, exploradoras de las intimidades humanas, y cuya pretensión central consiste en administrar los destinos humanos del siglo XXI. La famosa computadora de la película Odisea 2001 del Espacio de Stanley Kubrick, Hall 9000, salió de la nave Discovery One para instalarse en el corazón de nuestras vidas y administrarlo todo, espiarlo todo y tratar de cambiar nuestros gustos y nuestras inclinaciones existenciales. El robot inteligente rige nuestros destinos. En este ensayo elegante y preciso, Sadin desenvuelve la trama de ese “otro” que está detrás de nosotros y se apodera, cada día y con nuestra complicidad, de nuestra esencia humana.
Antes de La Humanidad Aumentada Eric Sadin escribió otros dos libros, Surveillance globale (Vigilancia Global) y La Société d’anticipation (La Sociedad de Anticipación), y después otras dos obras más: La vie algorithmique: Critique de la raison numérique (La Vida Algorítmica, Crítica de la razón digital), y La silicolonisation du monde : L’irrésistible expansion du libéralisme numérique (La silicolonización del Mundo:el irresistible ascenso del liberalismo digital). El autor francés expondrá La Humanidad Aumentada y los otros libros durante La Noche de la Filosofía, en Buenos Aires. Eric Sadin estará presente este sábado en Sarmiento 151 a partir de las 19 hs. En esta entrevista con PáginaI12 en París, el pensador francés nos ofrece un apasionado cuadro crítico de nuestras inocencias y del dinero y el control que los amos de la Silicon Valley obtienen con ello.
–¿En qué aumentó la humanidad con las tecnologías de la información? ¿Y en beneficio de quién?
–A finales de los años 90 vivimos lo que se conoce como la era del acceso, es decir, la capacidad para millones de individuos de tener accesos a corpus de textos, de sonidos y de imágenes. Esa era no ha cesado de amplificarse, pero ahora estamos en otra era: la era de la digitalización de la vida. Ya no se trata más de digitalizar el sonido, la imagen o los textos sino la vida misma. Estamos ahora exactamente en ese presente, en la era de los sensores, de los objetos conectados y de la inteligencia artificial. Esto nos lleva a que, si no tenemos cuidado, todos nuestros gestos más íntimos serán escrutados: los sensores en mi cama informarán sobre mi sueño y, al igual que los espejos inteligentes de Microsoft, habrá otros sensores que informarán sobre mis estados y, con ellos, sobre toda mi intimidad. Los sensores estarán presentes en todas las superficies de lo real. Vamos hacia un testimonio integral de la vida, pero ese testimonio es, de hecho, una explotación con dos finalidades: la primera, consiste en instaurar un nuevo estado del capitalismo, lo que he llamado el tecnoliberalismo, cuyo propósito es no dejar ningún lugar vacío de la existencia, es decir, se trata de lanzarse a la conquista integral de la vida. Con sensores a lo largo de toda la superficie de la vida se llega a rentabilizar, a monetizar todo el conocimiento comportamental. Ello acarrea de hecho la mercantilización integral de la vida. Por ejemplo, una balanza conectada no es sólo la curva evolutiva de mi peso sino, también, a través de aplicaciones, la inclusión, la oferta,en función de mis estados, de complementos alimentarios o de estancias en las montañas. Los mismo va ocurrir con los demás objetos conectados:detrás está la idea de una enorme potencia para penetrar en nuestros comportamientos y, mediante sistemas de inteligencia artificial, sugerir ofertas, bienes o servicios adaptados a cada perfil y a cada instante de la vida cotidiana. Allí donde el capitalismo encuentre un espacio vacío, sea un paseo en el bosque o una cena entre amigos, se va a introducir para sacar provecho de ello a través de los objetos conectados. El horizonte que se nos viene encima es el de la capacidad de mercantilizar todos los momentos de la existencia humana. Es el estado último del capitalismo. Fíjese en Google. Nació con el negocio de las palabras claves y ahora está en el de la cartografía en 3D, en el mercado de la salud, de la educación, está presente con la Google Car y la casa conectada. Google y la industria digital anhelan conquistar toda la vida. Ello pasa, primero, por el conocimiento fino de los comportamientos de cada individuo, de manera evolutiva, detallada y a escala global. Ese es el modelo y, paradójicamente, ese modelo es celebrado por toda la sociedad cuando, en realidad, su efecto mayor radica en reducir la vida y al ser humano a un objeto perpetuamente mercantil y condenado eternamente a ofrecer el testimonio de su vida. La segunda funcionalidad de este medio ambiente tecnológico apunta hacia la organización algorítmica o automatizada de sectores cada vez más extensos de la sociedad. El ejemplo más reciente es de las empresas piloteadas por los datos, el Data Driven. Con la arquitectura tecnológica como base, este dispositivo torna visibles y en tiempo real las performances y dicta las acciones humanas en relación con la eficacia constatada, los parámetros y los algoritmos. Esos sistemas niegan la espontaneidad humanas, la creatividad y la capacidad de las personas que trabajan para determinarse de forma regular. Los seres humanos se ven así transformados en robots de carne y hueso. Esto conduce a que sean pisoteadas la dignidad y la integridad humanas. Pasamos así de la era del acceso, donde solo se trataba de acceder a los documentos y a comunicar con otros individuos, y la de ahora, donde el conjunto de la vida es captada para ganar dinero con ello y optimizar la producción. La figura del ser humano como ente libre y autónomo se aleja cada vez más en beneficio de sistemas que deciden por nosotros.
–Las nuevas tecnologías o las tecnologías de la información funcionan de hecho como una trampa engañosa.
–Sí, todo esto es el resultado de la tan celebrada innovación digital. Es la nueva heroína de nuestro tiempo, cuyo modelo proviene de la Silicon Valley. Pero parece que nadie está dispuesto a medir la amplitud de sus consecuencias, incluso más allá de sus ventajas, que son muchas, no lo niego. La socialdemocracia y los demás sistemas políticos liberales han convertido a la innovación digital en una suerte de diosa. La izquierda y la derecha celebran la duplicación de ese modelo y nadie piensa en su impacto: todos buscan duplicar el modelo de la Silicon Valley. Esto se plasma en lo real a velocidades exponenciales. Y este carácter exponencial va más allá de la velocidad misma: de hecho, lo que produce es la muerte de lo político, es decir, la capacidad humana para determinarse, libre y concertadamente, o en plena contradicción.
–¿Y cómo se explica esta sumisión? Si miramos la historia humana ésta es la historia permanente de una revuelta. Sin embargo, frente a estas tecnologías invasivas, no hay reacción ante lo que usted llama “el órgano sintético”. En suma, ¿por qué nos sometemos tan fácilmente a la esclavitud tecnológica?
–Creo que se debe a que nuestra representación de lo digital sigue estando marcada por la era del acceso. La mayoría de los individuos conocieron el universo digital y el acceso a internet a finales de los 90. Había que ser un protestón para no encontrar en esas tecnologías algo formidable. Pero hoy estamos en otra era más nociva y aún no tenemos plena conciencia de ello. Seguimos inmersos en la fascinación digital como un instrumento para acceder, para hacer que ciertos aspectos de la vida sean más ligeros sin ver que hay detrás un poderoso movimiento que aspira a conquistar nuestras existencias, meterse en cada sector de la vida. Debemos tomar distancias frente a la digitalización: no se trata solamente de un simple acceso. Hay que tomar conciencia de que lo que se está instaurando es un asesinato permanente de la vida mediante sistemas desarrollados por la industria que sólo piensan en su provecho. Fijémonos en lo que pasa con los asistentes digitales como Siri o Google Homme: ¿qué pretenden? Pues simplemente orientarnos permanentemente hacia productos. Ello desemboca en la monetización de los conocimientos de la existencia. Esa es la dimensión actual. Nuestra vida integral está cuantificada. La inteligencia artificial, por ejemplo, lo que hace es presionar al ser humano, sea con fines comerciales o para optimizar las decisiones. Se trata de una negación de los principios humanistas, del libre albedrío de los seres humanos y de las bases de la vida que nos permiten decidir individual y colectivamente. Se trata de un vasto movimiento que tiende a hurtarnos la capacidad de decidir.
–Pagamos por el objeto conectado que nos espía y nos vigila. Estamos regalando nuestra libertad.
–Así es. En todos los regímenes socioliberales hay un consenso en torno a la industria digital: se piensa que la economía de los datos y de las plataformas es el modelo radiante e insuperable de nuestro tiempo. Los responsables políticos, las grandes escuelas, las universidades, todo el mundo afirma esto. No hay ninguna distancia crítica ante este movimiento. Hasta los mismos textos legislativos están escritos en respaldo a la economía de los datos. ¿Qué podemos hacer? Los seres humanos debemos actuar y hacer valer nuestros derechos, concebir discursos críticos, exigir auditorías en el trabajo, en la educación, en las plataformas digitales. El reemplazo, bajo la presión de la industria, del libro por el libro digital en las escuelas es un escándalo. Hay que movilizarse y afirmar que no queremos compartir en su totalidad el porvenir que nos está construyendo la industria digital: hay otros modelos de organización de la sociedad alejados de esa búsqueda integral y compulsiva del provecho.
–En su otro libro La Vida Algorítmica usted trata de esa segunda tecnodictadura que es la modelización de todo el espectro de lo real. Es otra crítica a la emergencia de esa humanidad paralela que surge con el universo digital.
–Si, lo que hago es describir cómo nos dirigimos hacia una cuantificación constante de nuestras existencias, cómo funciona la utilización de esa cuantificación y la inserción, la filtración o la inmisión de la industria digital como acompañante de nuestras existencias. Estos fenómenos son a la vez singulares y masivos. Lamentablemente hay muy pocos discursos críticos. Necesitamos distancia y posturas criticas, en la acción y en el pensamiento ante este movimiento masivo que apunta a orientar la existencia en beneficio de intereses privados.
–Su último libro, la Silicolonización del mundo, elabora una mirada critica sobre ese espacio mitológico que es La Silicon Valley. En ese lugar de California nació el buen rock, abundaron los hippies, se plasmó cierta idea de la libertad y, también, emergieron las nuevas tecnologías. Nuestro presente nació allí y, con él, un modelo de desarrollo muy cuestionable: la startup. Para usted se trata de una utopía social falsa.
–Los peligros de la silicolonización del mundo están en esta paradoja: el corazón de la innovación tecnológica digital está en California del Norte, en la famosa Silicon Valley. La Silicon Valey sueña con que su radioso modelo económico sea duplicado en todo el mundo. No se admite que ese modelo de las Startups es invasivo y falso. La base de ese modelo es la famosa publicidad “hay una aplicación para cada cosa”. El modelo funciona justamente así, con la aspiración a que todo sea negocio. Es un modelo económico que no acepta que existen lugares vacantes en la existencia. Ese modelo se ha vuelto el horizonte económico, político y social de nuestro tiempo. Pero ese esquema no acarrea un cambio de sociedad sino la transformación de la civilización fundada, en adelante, sobre la colecta ininterrumpida del conocimiento humano, de nuestros comportamientos, la cuantificación y la mercantilización de las existencias así como la organización automatizada y algorítmica de la sociedad: su única ambición es satisfacer los intereses privados y sacarle al ser humano su capacidad para la determinación. No es una casualidad si la industria digital afirma hoy que en un mediano plazo es la inteligencia artificial la que administrará todos los sistemas y los rincones de la vida. No podemos aceptar esto. La industria de la Silicon Valley desarraiga lo político y los valores humanistas vigentes desde hace siglos.
–Usted los trata de colonos.
–Sí, desde luego, pero lo peor es que no se trata de una colonización forzada, violenta, sino de una colonización anhelada por todas las socialdemocracias. Es una silicolonización de los espíritus celebrada universalmente. Esa es la paradoja.
–¿Qué quieren hacer ellos con el Siglo de las Luces, con Diderot, Voltaire, todos esos pensadores que tanto reflexionaron sobre el ser humano, los derechos, el individuo, el sujeto histórico, la democracia? ¿Qué pensamiento puede salvarnos de la sumisión tecnoliberal?
–Ese modelo apunta a la erradicación de la figura del individuo fundada sobre la autonomía del juicio y su capacidad para determinarse libremente gracias a toda la potencia sensible de su cuerpo. Se quiere eliminar cierta esencia humana en provecho de sistemas orientados a satisfacer beneficios privados. Está emergiendo una nueva civilización sin críticas, ni contradicciones, ni análisis sobre lo que está en juego. Es increíble. La paradoja histórica es inquietante. Debemos innovar con una respuesta y oponernos al ascenso poderoso de los héroes de la Silicon Valley y de la industria digital. No debemos aceptar que conquisten y colonicen toda la existencia. No podemos aceptar que un puñado de individuos administren la existencia humana de la A a la Z. Ellos afirman que actúan por el bien de la humanidad, pero no es cierto. No le corresponde al tecnoliberalismo la tarea de tener entre sus manos el curso de la vida, del porvenir, de forma integral y a escala global. Nos corresponde a nosotros. Es nuestra misión, no la de ellos.
Un soldado de la verdad
Hacía pocos meses que había llegado como embajadora al Reino Unido cuando nos enteramos de que el periodista australiano Julian Assange, fundador de WikiLeaks, sorpresivamente buscó asilo diplomático en la Embajada de Ecuador en Londres. Rápidamente me organicé para visitar la embajada, cercana a la residencia argentina y prestar solidaridad a la embajadora del Ecuador, Ana Alban. El edificio estaba rodeado ese día por más de cuarenta móviles de la policía y el Foreign Office había amenazado hasta con incursionar en la embajada.
Pocos días después, hubo una sesión especial en la OEA para tratar el caso, donde nuestro canciller Timerman hizo una brillante defensa del derecho de asilo, institución de raigambre latinoamericana que Ecuador valientemente ejerció. Los embajadores de la región nos convocamos esa tarde en la embajada del Ecuador para ver juntos la sesión por televisión y allí se acercó tímidamente a la mesa el joven Assange. Me interesé por su caso y pude comprender rápidamente que lo perseguían por haber revelado secretos del Departamento de Estado: crímenes de guerra, muertes de civiles, centros de detención y tortura de los Estados Unidos, y los cables diplomáticos donde estaba registrado por escrito lo que siempre supimos: el constante nivel de injerencia de los EE.UU. en cuestiones de política interna que afecta, entre otros, a los paises latinoamericanos. Dos mujeres suecas con quienes Assange tuvo relaciones casuales se prestaron a denunciarlo por presunto acoso, y esas denuncias pretendieron sustentar una persecución judicial sin cargos y el pedido de extradición a Suecia. De allí sería extraditado a Estados Unidos, donde hay todo tipo de amenazas; recordemos que Hillary Clinton había sugerido mandarle “un dron”. A todas luces, los alegatos de acoso de esas mujeres eran falsos de toda falsedad. Debe repugnarnos a las feministas que los hombres en el poder manipulen nuestros derechos para criminalizar a un inocente por razones políticas.
Desde entonces y hasta mi partida de Londres, he visitado regularmente a Julian, nos hicimos amigos, celebramos Navidad y Año nuevo juntos con amigos, mi hija y mi perro, y aprendió a comer empanadas y alfajores de dulce de leche con nuestra misma avidez.
A su alrededor suele reunirse gente interesante y sensible a debatir sobre el presente y tuve la oportunidad de conocer a periodistas como John Pilgier y el gran Gavin Mc Fadyen del Centro de periodismo de Investigación (CIJ), al cineasta Ken Loach, a abogados especializados en derechos humanos, artistas y filósofos. He insistido para que tomara clases de español y guitarra para paliar su aislamiento, pero su respuesta ha sido siempre idéntica: no tiene tiempo, esta trabajando.
Es que este hombre -un héroe de nuevo tipo- se aboca día y noche a la ardua tarea de revelar a la humanidad la información que le llega de distintas fuentes, chequearla y hacerla conocer. A diferencia de otros, no discrimina la información que recibe, la democratiza entre los hombres y mujeres del mundo entero, sin sesgos, cálculos personales ni tendencias partidarias.
A cinco años de su reclusión -y esta vez sin poder llevarle, como otras veces, una torta con el número de días pasados inscriptos en el fondant- celebro la vida y el trabajo de Julian Assange. Abogo por su pronta liberación. Entre las paradojas de este siglo, acosados por las “noticias falsas”, la manipulación de la información y la mentira, lamentamos que la sociedad acepte la reclusión de un soldado de la verdad.