Un tocayo cura… ¡y del Opus!
En ocasión de que apareciera entre los miembros del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército un tocayo mío -según pude averiguar luego, suboficial carpintero y ya fallecido- me enteré también que había al menos otros ocho (8) Juan José Salinas en la Argentina. Desde siempre se que hay uno, alto ejecutivo de no sé qué, que vive en la Avenida Libertador. Pero lo que no esperaba es que hubiera alguno cura… ¡Y del Opus Dei!.
Informa la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA)
http://www.aica.org/6376-cuatro-argentinos-entre-los-0-nuevos-sacerdotes-del-opus-dei.html
Roma (Italia) (AICA): Julio Paz, Andrej Rant, Juan José Salinas, Adolfo Qüerio, son los cuatro argentinos que el sábado 5 de mayo -junto con otros 27 provenientes de otros 12 países-, fueron ordenados sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei por monseñor Javier Echevarría en la basílica San Eugenio de Roma. El flamante sacerdote Julio Paz expresó que para él, ¨el hecho de que el nuevo Santo Padre sea argentino es, sí, un orgullo, pero sobre todo una responsabilidad. Me mueve a rezar más por él y por mi país¨.
Julio Paz, Andrej Rant, Juan José Salinas, Adolfo Qüerio, son los cuatro argentinos que el sábado 5 de mayo, -junto a otros 27 provenientes de otros 12 países-, fueron ordenados sacerdotes de la Prelatura del Opus Dei por monseñor Javier Echevarría en la basílica San Eugenio de Roma.
El flamante sacerdote Julio Paz expresó que para él, «el hecho de que el nuevo Santo Padre sea argentino es, sí, un orgullo, pero sobre todo una responsabilidad. Me mueve a rezar más por él y por mi país».
Julio destacó además la huella profunda que deja el hecho de estudiar en Roma: «Yo vengo de un país joven. Venir a Roma, junto al Papa, para estudiar teología es maravilloso. ¡Cuánta gente ha caminado y rezado por estas calles a lo largo de los siglos!».
Janvier Mahougnon Gbenou, de 31 años es de Benín. Es el primer miembro del Opus Dei de este país africano que recibe el sacerdocio, un ministerio que afronta sin temores. Señala tres motivos para ello: «El primero es saber que me ayuda la oración de muchos cristianos. El segundo es que, una vez ordenado, mi tarea será transmitir la gracia y el mensaje de Cristo. Transmitir y no inventar o improvisar. Lo que daré no será mío, sino de Cristo. Por último, me siento seguro porque sé que estoy en las manos de la Virgen María, la Madre de todos los sacerdotes».
Keishuke Hazama tiene 39 años y es japonés aunque a los 21 años todavía no conocía la fe católica: «En mi ciudad en Japón había una iglesia donde vivía un sacerdote irlandés. Era anciano y vivía solo. Yo pensaba: ‘Él ha venido para ayudar al pueblo japonés’. Por aquel entonces, era una vida que me parecía incomprensible». Este ejemplo estuvo en el inicio de su conversión: «Me bautizó Juan Pablo II en Roma, en la Semana Santa de 1994. Echando la vista atrás, veo ahora lo importante que la fe ha sido en mi vida, y pienso que, como ese anciano sacerdote, ahora podrá ayudarme a servir a las almas».
El médico italiano Giovanni Zaccaria, de 33 años, es cardiólogo. ¿Cómo llega un médico a ser sacerdote? En su itinerario fue fundamental el ejemplo de personas que lo precedieron en la entrega como su madre, que dejó la carrera de biología para cuidar a su familia; el sacerdote de su parroquia, al que ayudaba en la misa; los médicos que trataban el cáncer de su madre. En ellos vio que Dios le iba haciendo ver su voluntad, poco a poco. Respecto al futuro, comenta: «sigo llevando un médico dentro: por eso tengo la esperanza de poder ayudar a muchas personas a encontrar a Cristo en la enfermedad».
El inglés Peter Damian-Grint fue profesor de la Universidad de Oxford. Allí se especializó en Literatura medieval francesa. Dedicado en principio a la investigación, en un momento de su vida comprendió que la voluntad de Dios era que se hiciera sacerdote. Como intelectual, recuerda con entusiasmo la visita de Benedicto XVI a Inglaterra: «Con la claridad y la profundidad que lo caracteriza, el papa nos recordó que debíamos estar orgullosos de nuestra fe. Tenemos la verdad, y por eso hay que ofrecerla con amabilidad a los demás».
El filipino Anthony Pichay Sepúlveda, de 33 años, llega al sacerdocio tras un período de experiencia profesional. Graduado en informática, fue profesor en un colegio. Uno de sus recuerdos más gratos durante los años de formación en Roma es la reciente elección del papa Francisco. «Recuerdo aquella noche: cuando supimos la noticia, atravesé corriendo la ciudad hasta la plaza de San Pedro. ¡Fue la carrera de mi vida! Pude estar bajo el balcón. Al ver al nuevo santo padre, me alegré, porque conocía su cercanía a los más pobres, a los más humildes. Es un ejemplo para todos nosotros».
Los nuevos sacerdotes proceden del Reino Unido, Nigeria, Perú, Argentina, Venezuela, España, México, Japón, El Salvador, Filipinas, Alemania, Kenia y Benín.+