El sábado se informó que el comandante en jefe del Ejército de Bolivia, Sergio Orellana Centellas, estaba infectado con Covid-19. El ministro de Defensa del gobierno golpista, Luis Fernando López, le envió entonces una carta pública advirtiéndole que Evo habría “tomado la decisión de convulsionar al país” y que lo hacía enviando «mensajes insidiosos tratando de causar caos y desinformación». Pueden verla completa y en facsímil acá. Ayer se publicó una carta anónima (supuestamente en representación de «oficiales descontentos», aunque está escrita en primera persona) que se le hizo llegar al ministro López; que luego que llegó en facsímil a Pájaro Rojo y que publicó CONAICOP (Consejo Nacional e Internacional de la Comunicación Popular). La reproducimos a continuación. Luego, como yapa, le denuncia pública de que el gobierno dictatorial se apresta a ilegalizar a Luis Arce, el candidato del MAS a la Presidencia que encabeza todas las encuestas.
Distinguido Ministro:
He leído con asombro la carta enviada por usted al Comandante en Jefe de las FFAA, Gral. Div. Sergio Orellana en fecha 27 de junio, en el que hace señalamientos que me gustaría responder desde mi condición de oficial del Ejército en servicio activo, en tanto he sido directamente aludido y no puedo abstenerme de expresar lo que una buena parte de mis camaradas piensa y siente. Mi anonimato se debe a razones obvias porque considero que no estamos viviendo un gobierno democrático en el que los ciudadanos tienen la libertad y el derecho a defenderse legal y legítimamente, sino que estamos sometidos a un régimen en el que impera el abuso, la persecución, el trato despótico y una conducta política vengativa de la que las FFAA no se libran, sino todo lo contrario. En los cuarteles se respira aires de una fractura institucional insostenible y lo que es peor, de una fractura casi inevitable del país.
En los 17 años de ejercicio profesional dentro de mi Ejército y en los casi 40 años de democracia continua, las FFAA no habían sido dirigidas políticamente por un oficial desertor que ni siquiera llegó al grado de teniente y que cree que vistiéndose militarmente o dando órdenes en público como si estuviera en un cuartel pretende sustituir la autoridad moral y ética que debe caracterizar a una autoridad que tiene bajo su mando a las FFAA. Señor Ministro, ningún civil que dirigió el sector de la Defensa nunca le hizo tanto daño y en tan poco tiempo al prestigio y reputación de las FFAA como usted y su régimen, nunca se trató a nuestros generales o comandantes como ustedes los tratan sin el menor respeto ni consideración, nunca se improvisó en una emergencia sanitaria de tanto riesgo y responsabilidad para la ciudadanía y para nuestros soldados y nunca se expuso a las FFAA a la crítica social expresada todos los días en las calles en la que la gente nos trata de “pititas”, “golpistas”, “masacradores”, “asesinos”, “ladrones” y un largo etc. de adjetivos injustos que nos lastima profundamente el alma.
Al leer su carta experimento un triple sentimiento: vergüenza e indignación, pero también esperanza. Siento vergüenza por el gobierno que preside una mujer en la que se depositó expectativas para una transición política y que por azares del destino llegó a ser Capitana General de las FFAA. En esta condición, la máxima autoridad de las FFAA no debiera discriminar, ofender, promover el odio, usar políticamente a Dios o propiciar actos de venganza entre bolivianos. En lugar de trabajar por la pacificación que fue su compromiso nos enfrenta y nos divide y de paso coloca a nuestras FFAA como su punta de lanza en la represión contra nuestros hermanos, nos expone a una pandemia que debiera ser gestionada por toda la estructura de salud pública, con planes coherentes, recursos económicos necesarios y autoridades idóneas en lugar de usar a las FFAA para disciplinar a un pueblo en cuarentena que se muere de hambre mientras todo el gobierno, sí, escuche bien, todo el gobierno, incluido usted y su ministerio están dedicados al oficio ruin del robo, el saqueo, el desmantelamiento de las empresas públicas, el endeudamiento del país y el retorno inevitable del país a la condición de colonia extranjera.
Como ministro de defensa usted está convirtiendo a las FFAA en una vulgar guardia pretoriana cuya principal misión es proteger el poder político que no cesa de cometer todos los errores y aberraciones administrativas imaginables en un tiempo tan corto de modo que está conduciendo al país a una verdadera catástrofe no solo política sino también sanitaria, social y económica. Con toda seguridad, cuando la situación se haga insostenible y el pueblo boliviano explote contra su gobierno, usted huirá del país junto a la presidenta y al gabinete mientras nosotros nuevamente tendremos que poner el pecho y seguramente seremos juzgados por genocidio mientras ustedes gocen de la protección de algún gobierno extranjero.
Siento indignación por su conducta torpe, arrogante, abusiva y mentirosa frente a la ciudadanía. En las FFAA hay un conjunto de rupturas en su tejido corporativo y la unidad institucional es ya una quimera: existen rupturas generacionales, de arma, de visión, de pensamiento y de ética profesional. En las FFAA se ha instalado el principio de que a los amigos hay que darles todo y a los supuestos enemigos la ley. Su ministerio es el peor ejemplo en el que a los amigos y a los compadres se les da contratos prefabricados, se les tolera la corrupción, se los promueve políticamente y se firman pactos de silencio e impunidad. El contrabando dirigido desde su ministerio por un viceministro “recaudador de la presidenta”, es una muestra notable del grado de corrupción al que se ha condenado al personal militar mientras tanto COSSMIL (Corporación del Seguro Social Militar, N. del E.) está por los suelos y nuestra seguridad social no paga los finiquitos a los jubilados.
El pueblo boliviano seguramente pensará que “todos” los militares son como usted y eso no es verdad. Usted ha dado pruebas suficientes de su inconducta moral, de sus feroces apetitos políticos y usa a las FFAA sin pudor alguno como si fuéramos sus peones solo para satisfacer imperativos corruptos como la compra de gases, armas o municiones con sobreprecio en un tiempo en el que se necesita austeridad, paz y reconciliación. Nos ha colocado debajo de la alfombra de la Policía y permite que se nos pisoteen con alevosía e impunidad. Nosotros ponemos nuestras vidas en las calles y los policías abren sus billeteras convirtiéndonos en palos blancos de sus fechorías extorsivas. Las fronteras funcionales y constitucionales que debieran preservarse entre militares y policías han sido borradas por necesidades políticas y lo mismo da que un militar haga de policía o un policía de militar lo que está provocando un profundo quiebre en el estado de ánimo de nuestro personal. El gobierno nos exige fidelidad política cuando nos debiera exigir una conducta profesional y ética al servicio de la Patria. Le debo recordar que no somos pongos* políticos, somo soldados profesionales que merecen respeto y consideración.
La presidenta Añez, usted y el ministro Murillo usan a las FFAA como una fuerza de choque y como una maquinaria de violencia con el pretexto de enfrentar la sedición, el narcoterrorismo o la convulsión social. Nada más falso que eso. Estas supuestas amenazas son una cortina de humo solo para prorrogarse en el poder usando nuestras armas contra todo un pueblo que empieza a gemir de hambre y de dolor. Los oficiales subalternos ya denunciaron el montaje policial de protestas falsas para acusar arteramente a dirigentes sociales en Senkata y Kara Kara. Nos quieren hacer creer que hay un plan siniestro para desestabilizar el gobierno cuando lo único que el pueblo pide en las calles es honestidad, justicia, atención médica, salvar vidas, proteger médicos y enfermeras, tener medicamentos, acceso a un pedazo de paz o evitar perder su trabajo. Están subestimando a la gente porque ustedes viven gestionando sus negocios y dedicados a robar a contrareloj, mientras nosotros estamos en contacto con los más humildes las 24 horas del día. Usan la palabra de Dios predicando ayunos u oraciones mientras se gastan la plata de la cooperación internacional, entretanto, mis soldados no tienen barbijos ni guantes, están contagiados, no tienen alimentos ni medicamentos, peor aún, equipos de bioseguridad y se los trata como si no fueran ciudadanos sino como bestias de carga.
Como oficial del Ejército estoy indignado contra usted y su gobierno porque en tiempos de pandemia solo se preocupan y ocupan su tiempo y esfuerzo para politizar todo y nada, usan a la justicia para distraer a la gente con ayuda de los medios de comunicación que esconden las mayores aberraciones solo porque les pagan unos centavos. Roban a plena luz del día, frente a cientos de compatriotas moribundos en las puertas de los hospitales y tienen la desfachatez de culpar a otros de sus fechorías. A las FFAA nos han convertido en su mayor soporte político con la complicidad de nuestros mandos que reciben plata mientras nuestros oficiales, sargentos y soldados, incluso generales, se mueren sin atención médica. No nos interesa el conflicto político entre el gobierno y la oposición, nos interesa el futuro del país al cual ustedes están dándole una cristiana sepultura. El país no tiene futuro con usted ni con su gobierno señor ministro porque han demostrado que solo les interesa saciar sus apetitos materiales dándole la espalda a todo un pueblo. Estamos en camino al desastre nacional y su agenda no es ni la salud ni la gente, su agenda es aplastar a su enemigo político con nuestras armas que deben estar empeñadas contra enemigos externos y no contra sus adversarios políticos.
Por mi parte debo decirle que no cuente conmigo para sus tenebrosos planes, ni usted ni el MAS ni Mesa ni nadie. No estoy solo en estas reflexiones, me acompañan cientos de oficiales subalternos y sargentos y soldados que no estamos dispuestos a sostener a quienes han hecho del poder político un negocio y quienes pretenden prorrogarse a costa de la vida de miles de bolivianos. Necesitamos un gobierno democrático, elegido por la voluntad de los ciudadanos y que tenga la autoridad política legítima y legal para enfrentar una pandemia que se está convirtiendo en un genocidio y una crisis política y económica que puede derivar en una espiral de violencia incapaz de ser controlada por nadie.
Finalmente, señor ministro, tengo un sentimiento de esperanza: que mis FFAA vuelvan al camino de la institucionalidad democrática, de la subordinación al orden constituido y cooperen con todas sus energías, su capacidad y su mística para salvar a un pueblo al que se le ha secuestrado su libertad, su salud, su patrimonio y su vida. Eso solo será posible cuando se restauren autoridades que tengan como norte la honestidad, el respeto a los otros, la tolerancia y la preservación de bienes públicos por encima de intereses personales, de clase o de casta como la que hoy impera en el país.
Tengo la esperanza que lleguen días mejores para nuestro pueblo sumergido en la desesperación y el desencanto y tengo la fe y la convicción que esta pesadilla que vivimos los bolivianos termine en paz y con el pleno respeto a la voluntad popular el 6 de septiembre. ¡Ni un día más ni un día menos!
Si su carta no es respondida por el Comandante General de las FFAA, le ruego que haga suya esta respuesta de una parte de las FFAA que no han perdido la esperanza de contar en el plazo más breve posible con un gobierno al que le interese la vida del pueblo boliviano y con un ministro de defensa honesto, respetuoso, competente y digno como para representar el prestigio histórico de nuestras FFAA y sepa enfrentar los complejos desafíos del mañana.
Sin otro particular, me despido con las atenciones más distinguidas.
Nota
*) Según la RAE pongo es un «Indígena que trabajaba en una finca y estaba obligado a servir al propietario, durante una semana, a cambio del permiso que este le daba para sembrar una fracción de su tierra.»
La dictadura se dispondría a detener Luis Arce, el candidato del MAS que lidera las encuestas
POR ERNESTO REYES (Desde La Paz). A la presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Añez, se le cae cada día más la forzada careta de democracia que, con la complicidad de los Estados Unidos y la Unión Europea, se puso para justificar el derrocamiento violento de Evo Morales en noviembre del año pasado. Ahora, en una demostración fragrante de que no hay garantías constitucionales y la regla es la persecución, se prepara la detención del candidato a la presidencia del Movimiento Al Socialismo (MAS), Luis Arce (foto).
En una nueva constatación de la vigencia del método del lawfare contra los líderes populares, la forma jurídica de esta decisión política antidemocrática es la denuncia penal interpuesta este martes ante el Ministerio Público en contra de Luis Arce por el supuesto daño económico que habría causado al Estado al poner en marcha la Gestora Publica para la administración de los aportes sociales de los trabajadores.
No es la primera vez que se agrede al candidato a Arce desde que retornó a Bolivia tras permanecer un breve tiempo en México. El mismo día de su arribo a La Paz, el 28 de enero, en el aeropuerto de El Alto se le entregó una citación para declarar ante la justicia por el caso del Fondo Indígena*. Este martes la acción es aún más perversa en un momento en que el ex Ministro de Economía de Morales lidera la intención de voto para las elecciones del 6 de septiembre venidero.
No es, sin embargo, una sorpresa. El gobierno de facto hace todo lo que está a su alcance para prorrogarse en el poder que tomó ilegalmente el 12 de noviembre de 2019, tras una reunión en la que los embajadores de la Unión Europea, León del Torre, y de Brasil, Octávio Henrique Dias García Côrtes, y otras organizaciones políticas y cívicas celebraron en las instalaciones de la Universidad Católica Boliviana (UCB) para darle cierta legitimidad al golpe de Estado, según denunció María Galindo, una feminista radical y recalcitrante opositora al presidente Evo Morales. Por eso no sorprendió el reconocimiento que a las pocas horas hicieran los gobiernos de Estados Unidos y Brasil a la presidente de facto.
El arma recurrentemente utilizada para apuntalar las aspiraciones prorroguistas de Añez y sus colaboradores es la epidemia del coronavirus. Cuya expansión empero no ha podido ser controlada debido a la ausencia de un plan coherente del gobierno y al enorme déficit de respiradores y material de bioseguridad, en medio de denuncias de corrupción en la compra de los equipos.
No se conoce aún la reacción del candidato de izquierda ni las medidas que vaya a tomar en el plano jurídico, pero las organizaciones sociales ya adelantaron que resistirán la intención del gobierno de facto de proscribir al MAS, impidiéndole participar de las elecciones.
La política represiva del gobierno no se ha atenuado desde el golpe de Estado y es probable que el montaje de los “falsos positivos” siga en ascenso para justificar una nueva ola de violencia. Lo que sí ha variado es el humor y la disposición popular, principalmente de las organizaciones sociales, que se encuentran en etapa de recomposición y, cada vez más cohesionadas, exigen que se realice elecciones generales.
Nota
El Fondo de Desarrollo para los Pueblos Indígenas, Originarios y Comunidades Campesinas (FDPPIOYCC) fue creado por decreto en diciembre de 2005 cuando agonizaba la era neoliberal y un mes antes de la asunción de Evo Morales a la Presidencia. Recién inició sus actividades de manera formal en 2009 cuando se aprobó su estatuto orgánico. En el período 2010-2014 se gestionaron 3177 proyectos de desarrollo productivo, social y de fortalecimiento, de los cuales sólo unos 1100 recibieron al menos un desembolso del Estado durante la pandemia.
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