Caparrós gana el prestigioso premio Herralde de la Editorial Anagrama
Mopy Caparrós: Se dejó atrapar por los cantos de las sirenas del stablishment mundial en calidad de «infante terrible».
Hace dos años todavía me hubiera puesto contento con cualquier premio que le hubieran concedido a Caparrós, pero no en estos momentos, cuando juega a ser un pequeño Vargas Llosa. Ya saben: Caparrós militó en el Movimiento de Acción Secundario (MAS), principal antecesor de la UES (segunda época), y Novelas a tus muertos (o No velas a tus muertos) fue escrito en recuerdo de Isaac Dricas, «El Pato Fellini», un gran pibe que se supone que se tomó la pastilla de cianuro en Ramos Mejía cuando lo iban a secuestrar, aunque no lo tengo totalmente claro y creo que nadie, al menos de este lado, lo tiene. Pero bueno, desde entonces mucha agua ha pasado debajo de los puentes, y Caparrós pasó de La Voluntad a Argentinismos. Lo único que le falta, si no la ha hecho ya, es decir «populismo» con cara de asco y poniendo la boca en «o» para pronunciar la primera «o», un requisito para ser bien considerado por el establishment europeo. En este contexto, mientras cae la moneda que decidirá si Israel y el Pentágono (Obama parece pintado) atacan o no a Irán (¿y a Siria?) y los países de Suramérica tratan de blindarse frente a la crisis del hemisferio norte desarrollado y también respecto a las presiones para que se plieguen a aquellos linchamientos (o cuando menos para que guarden silencio ante las masacres nucleares) en este contexto, digo, Caparrós me parece un vacuo Narciso Bello.
Aun así, no le negamos el pan y la sal y no lo ninguneamos: A continuación, las crónicas de El País y La Nación. Como verán, los de El Paìs, otrora diario de izquierda, superan largamente en gorilismo a La Nación. Ahí es, en El País, dónde Caparrós publica su blog, «Pamplinas», que le sirvió como plataforma para existir en España, lo que es esencial para aspirar a ganar premios en la península. JS
Martín Caparrós gana el Herralde de novela con una «farsa trágica» sobre la muerte
El escritor argentino denuncia la «querencia necrófila global» y «ese gustito de rozarse gratis con la muerte que hay en la sociedad actual»
CARLES GELI – Barcelona
«Hay una querencia necrófila global, que no es sólo en la sociedad argentina; miren qué ha pasado con Steve Jobs. Es ese duelo recreativo en el que se ha instalado la cultura de masas contemporánea, que no nos llega a dar dolor… Es ese gustito de rozarse gratis con la muerte». En Martín Caparrrós (Buenos Aires, 1957) el tema de la muerte «está todo el tiempo presente, es un coñazo». Ya salió de alguna manera en su segunda novela, No velas a tus muertos (1986) y también, desde la perspectiva de los desaparecidos argentinos, en la última, A quien corresponda (2008). No es de extrañar pues que sea el eje también de la nueva obra del escritor y periodista, Los Living, con la que ayer obtuvo en Barcelona el 29º Premio Herralde de Novela, que convoca Anagrama.
Ahora, la visita de la parca se presenta bajo el formato de «una picaresca contemporánea, una farsa trágica», dice el autor, articulada a partir de la figura de Nito -nacido el día de la muerte de Perón- que acaba entrando en una especie de secta como discípulo de un tal Pastor y, mudados de «habilísimos propagandistas de la muerte», van promulgando a los cuatro vientos la necesidad de que cada familia conserve a sus difuntos, de que no se deshagan de ellos sino que los embalsamen y tengan en los salones (los living, como suele decirse en Argentina) de sus casas.
«Rechazo cualquier idea simbólica en esta obra; no es ninguna metáfora de los desaparecidos de la dictadura militar sino las cuitas de una sociedad que quiere una vida después de la muerte», aclara el escritor, si bien, con su ironía genética, recuerda el uso que se ha hecho en las últimas elecciones del mito de ex presidente Kirschner. (sic).
En cualquier caso, en lo estilístico, la novela arranca «con una lectura jacarandosa para dejar un poso absolutamente amargo y de impotencia ante el hecho de no hacerse caso de la parca». También quiere desmarcarse Caparrós de la plaga de muertos vivientes que inunda hoy la cultura audiovisual y literaria: «No me interesan los zombies ni nada de lo sobrenatural», si bien sí ha sucumbido a referenciar personajes de la cultura pop argentina, como Susana Giménez, ex vedette, primera mujer del boxeador Carlos Monzón y ahora presentadora de televisión «de más de 60 años, con ropa ajustadísima de la que se necesitó kilómetros para confeccionarla y donde entrevista a gente de los que no sabe nada; la he convertido en fantasía erótica del protagonista, que la ve desnuda en una revista de los años 80, como hizo en realidad; el choque con la ahora señora me pareció reseñable».
Caparrós, supersticioso, recalca la coincidencia entre la edición del premio y el día de su nacimiento (29 de mayo). La predestinación, pues, le iba a llevar a ganar un galardón -dotado con 18.000 euros y que aparecerá publicado en 15 días- que «me importaba mucho tenerlo: es el que está más alejado del dinero y el más cercano a las palabras, quería estar en su lista de premiados». Si es supersticioso, ¿qué tal lleva lo de la muerte?; ¿tiene algo o alguien embalsamado en el living de su casa? «Sólo he embalsamado un picaflor (colibrí), una vez, en 1991: entró en mi casa; se supone que traen suerte, pero se golpeó con las paredes y murió; me debatí pensando si me había traído suerte o si, al morir, me dejaba su infortunio; mientras no me decidí lo llevé a un taxidermista; es curioso porque van a 1.500 pulsaciones por minuto, son un mecanismo acelerado porque deben comer constantemente: su belleza es la desesperación de hambriento». Le trajo suerte, sin duda, ni que sea en el don del arte de narrar.
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Galardón internacional / La obra premiada se editará aqui el mes próximo
Martín Caparrós obtuvo el Premio Herralde de Novela
El escritor consiguió la distinción, que entrega editorial Anagrama, por su libro Los Living
Por Adrián Sack | Para LA NACION
MADRID.- La muerte, uno de los temas literarios favoritos de Martín Caparrós, le dio ayer al escritor porteño una de las noticias más alegres de su carrera: su novela Los Living fue galardonada con el XXIX Premio Herralde de Novela, que concede la prestigiosa editorial Anagrama.
La obra, que gira en torno a la vida de un joven contratado por un pastor evangélico brasileño para encargarse de ser una suerte de mensajero en las cuestiones más necrófilas, se impuso como mejor obra inédita en uno de los certámenes más importantes de España.
El premio está dotado con 18.000 euros. Sin embargo, el autor de La noche anterior y A quien corresponda aseguró ayer a La Nacion que valora «especialmente» el fuerte valor simbólico de la distinción, así como su indiscutible impronta cultural.
«Este premio es el que está más lejos del dinero y más cerca de las palabras… y eso es lo que más feliz me hace, más allá de los niveles de exigencia y rigor que le dan ese reconocimiento», afirmó, tras la ceremonia de premiación.
Caparrós, de 54 años, pasó a integrar así la selecta lista de ganadores del Herralde, que integran Marcos Giralt Torrente, Roberto Bolaño, Jaime Baily, Juan Villoro y Alvaro Pombo, entre otros reconocidos nombres. «Es un club del que quería ser socio, definitivamente», dijo sobre esta lista el escritor y periodista que vivió en España y en Francia y ya recibió el Premio Planeta Latinoamérica, el Premio Rey de España, y la beca Guggenheim.
AQUÍ, EL MES PRÓXIMO
Los Living, cuya edición en la Argentina está prevista para principios de diciembre, está centrada en la vida de Nito, un argentino que nació el día de la muerte del ex presidente Juan Domingo Perón, y cuya existencia sería signada por otros fallecimientos: los de su abuelo y su padre.
Al llegar la adolescencia, la truculenta vida de Nito encuentra un curioso sentido en la figura de un pastor protestante que lo utiliza al muchacho como un «arma para extender el miedo a la muerte entre la gente» y sembrar con pensamientos oscuros las mentes de sus perturbados seguidores.
La novela, que según Caparrós es «una farsa trágica», tiene «pinceladas de humor y picaresca contemporánea» que ayudan a digerir una trama que se torna truculenta con el correr de las páginas.
«Me gustaría que el lector se quedara con una sensación semejante a aquellos manjares que son dulces al entrar en la boca y amargos al acabar de tragarlos», añadió sobre la trama.– ¿Nito, en Los Living, es más o menos obsesivo que usted con el tema de la muerte?
-Nito trabaja de eso, y alguien podría decir lo mismo de mí… pero yo lo discutiría. El se encarga de contarle a la gente cosas sobre sus propias muertes. Yo, en cambio, soporto con las dificultades del caso y con los artilugios que puedo, la insistencia de esa idea.
El autor también dejó en claro que, a pesar de ambientarse su historia en los años del Proceso de Reorganización Nacional y el comienzo del actual período democrático, «no existe ninguna relación» entre las alusiones a la muerte y la desaparición de personas.
«Si bien el contexto histórico es importante, ya que empieza con una ilustre muerte, la mía no es una novela histórica y no puede encuadrarse en ese género», afirmó.