FALSAS DISYUNTIVAS: Bannon o Soros: la sartén o el fuego (lo explica un video divertido)
Siempre me llamó la atención que en la España de mis mayores la palabra «liberal» estuviera cargada de sentidos positivos (porque liberal fue José de San Martín y también Goya, y Joaquín Riego, quien sublevó la flota destinada a reprimir a los independentistas americanos y sometió al rey a la Constitución durante tres años) y pésimos los de la palabra «populista»… que aquí es casi una medalla mientra el término «liberal» nos resulta a muchos execrable. En España me encuentro a mis anchas dentro de la cultura de «las izquierdas», dicho mal y pronto, soy «un rojo». Pero al cruzar el océano, y a la vista de ese enorme (para mi gusto) porcentaje de connacionales que hubieran preferido con los primigenios Martínez de Hoz que los invasores ingleses hubieran podido afianzarse y Argentine ser una colonia, una perla del collar de Su Graciosa Majestad británica, viro automáticamente a rojo… punzó.
El caso quizá más claro es el de los mil usos que se le da aquí a la palabra «progresista», para muchos es casi una mala palabra, cuando se la podría aplicar perfectamente a Sarmiento, Julio Argentino Roca, Silo, Quino, Spinetta, Alfonsín y hasta al Papa peronista, todos seres con marcadas diferencias entre si.
Son etiquetas que no sirven para nada. Fíjense: un liberal de derecha puede decir que nuestro Presidente, como porteño federal y en su momento adversario de que la ciudad fuese de tan autónoma casi independiente, es casi casi un mazorquero. Del mismo modo que algunos ortojusticialistas obstinados en no reconocer o minimizar la descendencia de Yrigoyen y en negarle el menor mérito a Arturo Illía, lo emparentan -y lapidan sumariamente- con Raúl Alfonsín.
En fin, que el que no pesca los matices no entiende nada. Pues bien, no conozco y ni siquiera tengo idea de quienes son los muchachos que hacen País de boludos (nombre que, aclaro, no me gusta nada, porque deja en evidencia que el que lo puso se considera un piola bárbaro) pero este video es a mi juicio muy bueno. Y oportuno, ya que además de apiolar a mucha gente que anda a los tumbos por la vida (la tratan a los empujones, y se autoengaña diciéndose que se trata de un pogo y que hay que gozar ese ajetreo imposible de eludir) sobre qué cosas están en juego, llega en un momento oportuno cuando dentro del movimiento nacional de emancipación florecen por un lado tendencias centrífugas que pretenden reemplazar las grandes causas nacionales, regionales y hasta internacionales por cruzadas que, aunque respetables, son cuasi individuales (como, por ejemplo, el veganismo). Y por otra parte tediosas tendencias supuestamente centrípetas, encarnadas en custodios de doctrinas y esencias congeladas en el tiempo, que erigido en sus albaceas y vestales, se arrogan la exclusividad del peronómetro y, paradójicamente, son piantavotos.
Insisto, este video me parece muy bueno, y humorístico (lo que es de agradecer cuando se abordan temas tan serios) en su descripción de la nueva derecha cuyo figurón mayor es Steve Bannon, y la sucinta destrucción del mito de que George Soros encarnaría a una nueva izquierda progresista… como si fuera posible ser financista o rentista y al mismo tiempo de izquierda o progresista. Quienes abogamos por una Argentina y -para empezar- una Sudamérica libre, soberana, justa y solidaria, debemos escapar del embeleco de esta falsa disyuntiva. No hay, contra lo que nos quieren hacer creer los medios concentrados, antagonismos sino complementariedad entre las justas reivindicaciones sectoriales, y la lucha por una segunda y definitiva independencia.
Una sola crítica hago: Cynthia Hotton puede ser en si misma un personaje bastante irrelevante, pero no lo son los telepentecostales que la auspician y a los que ella sirve. Si se fijan, los últimos golpes de nuevo cuño, por ejemplo los ejecutados para sacar de las presidencias de Brasil y Bolivia a Dilma Rouseff y Evo Morales, fueron financiados por dólares provistos por ellos.
Claro que hay evangélicos y evangélicos, pero los más ricos tienen muchos más «templos» que locales partidarios, del signo que sean. Y no les molesta en lo más mínimo que estén en los arrabales del Imperio.