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EEUU – ARGENTINA. Entretelones de la visita del almirante Faller y avances en la construcción de un polo logístico en Ushuahia

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Por lo que se aprecia, el periodista, Claudio Mardones, se ha tomado el elemental trabajo de procurarse información de primera mano, diferenciándose así de tantos que pontifican generalidades, como si el gobierno nacional frentetodista, zangoloteado por una pandemia que está por alcanzar categoría de tsunami y en medio de una ardua y compleja negociación con el FMI estuviera en condiciones de dejar plantados a los procónsules de Washington o dispensarles el trato verbal con que, sin pelos en la lengua, les dispensan las autoridades de las sitiadas Cuba y Venezuela.

¿De qué habló el almirante Faller con Agustín Rossi, que es un ministro crucial para las relaciones exteriores? ¿Por qué viajó a Tierra del Fuego?, preguntó retóricamente Carlos Pagni. Y respondió: Porque están interesados en que la Argentina no le ceda a China la construcción de una base de aprovisionamiento logístico de barcos en Tierra del Fuego. Base que permitirá llegar a la Antártida, pero también que, en un escenario hipotético de conflicto internacional entre China y Estados Unidos, los barcos que tengan vedado el Canal de Panamá pasen por el sur de la Argentina. Si uno mira el mapa global, la Argentina pasa a ser un país sumamente relevante, igual que Brasil, como proveedor de alimentos a China, uno de los países con el que eventualmente los estadounidenses podrían entrar en conflicto. Por eso, los americanos quieren saber cómo cada uno juega ese partido.

Pues bien, noticias de último momento destacan que el gobernador electo de Tierra del Fuego Gustavo Melella le dio el visto bueno al proyecto de los chinos de construir un Polo Logístico Antártico en Ushuaia, a despecho de los deseos de los enviados del Pentágono y del presidente Biden.

Muchas veces suele ser imprescindible diferenciar matices, no contentarse con la ilusión de que las cosas, si no son blancas, son negras.

El detrás de escena de la visita al país de Craig Faller, jefe del Comando Sur

El militar estadounidense insistió con que la pesca ilegal de barcos chinos es una hipótesis de conflicto. Su reconocimiento del error estratégico con las vacunas. La nueva relación bilateral en la era Biden.

 

Sin hacer escala en Brasil, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos Craig Faller terminó una minigira por Uruguay y Argentina. Fue la antesala de la inminente llegada a Buenos Aires de Juan Sebastián González, asistente especial del presidente Joe Biden y director principal para el Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad. El enviado militar, que encabeza el brazo del Pentágono para América Latina, hizo donaciones sanitarias contra el coronavirus, escuchó pedidos argentinos y continuó con la estrategia elegida desde fin de la era Trump para definir la pesca ilegal china en el Atlántico como una hipótesis de conflicto regional. El diplomático que arribará este martes podría ser recibido por el presidente Alberto Fernández y buscará redefinir el tono de la relación bilateral tras el regreso del Partido Demócrata a la Casa Blanca en enero pasado.

González está desde hace dos meses en el mismo sillón que ocupó el cubanoamericano Mauricio Claver Carone durante los cuatro años de la administración de Donald Trump. Después de la victoria de Alberto Fernández, en las elecciones en octubre de 2019, Carone fue el funcionario de más alto rango que mandó Trump para reunirse en México con el presidente electo y con el designado canciller Felipe Solá. Ocurrió pocos días antes de que asumieran el cargo. En la cita le planteó la preocupación de Estados Unidos ante la posibilidad de que Argentina abandonase del Grupo de Lima.

El 24 de marzo pasado, dos meses después de la salida de Trump, la Casa Rosada decidió abandonar ese espacio propiciado por Washington. González no le pedirá a Fernández que regrese al Grupo de Lima porque (al igual que el secretario de Estado Antony Blinken) lo considera parte de las erradas políticas unilaterales que impulsó Trump. Sin embargo, pondrá sobre la mesa las nuevas prioridades de la administración de Biden para la relación bilateral. Los temas que Faller no mencionó en la reunión privada que mantuvo el jueves con el ministro de Defensa, Agustín Rossi, posiblemente serán parte del menú que el consejero González compartirá con sus anfitriones argentinos. Aunque el Comando Sur mantiene una durísima prédica contra Venezuela, en esta oportunidad no habló sobre el tema y tampoco respecto a obsesiones del Pentágono como Cuba y Nicaragua.

Rossi le planteó la necesidad de contar con apoyo norteamericano para adquirir más vacunas, luego de la experiencia fallida de Pfizer, que hizo una prueba masiva en el Hospital Miltar y el desarrollo quedó trunco por las imposiciones del laboratorio que resultaron inaceptables para el gobierno argentino. En el Departamento de Estado admiten que la ausencia de una política activa de cooperación con las vacunas contra el coronavirus abrió la puerta para que la Federación Rusa ocupe ese lugar con la Sputnik V y elija a Argentina como el primer país donde promovió su aplicación masiva.

Faller también escuchó los detalles que Rossi le ofreció sobre el flamante Fondo Nacional para la Defensa (FoNDef), que implicará una inversión de 400 millones de pesos para este año y una planificación de mediano plazo para el reequipamiento militar. La novedad fue acompañada por el reclamo de  «terminar con los inconvenientes para la compra de material bélico cada vez que hay un componente británico, cuando más del 50 % del gasto argentino en equipamiento militar proviene de Estados Unidos».

Entre el protocolo y la visita final que hizo a Usuahia, Faller encabezó la donación de tres hospitales móviles por 3,5 millones de dólares y se hizo un espacio para concederle una entrevista a la revista DEF, editada por una fundación que preside el empresario armamentista y titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, Mario Montoto. El militar reivindicó elípticamente las tareas de la Guardia Costera, que hace un mes estrenó el buque USGC Stone en una misión por varios países que no incluyó a la Argentina por decisión de la Casa Rosada. La nave igualmente iba a concretar una visita protocolar en Mar del Plata, pero se cayó «por problemas técnicos» para amarrar.

Sucedió luego de que la Cancillería le advirtiera a Washington que el buque no podría realizar patrullajes como los que había hecho en otras aguas nacionales. Un mes después, se conoció el paso del submarino nuclear USS Greeneville frente al Mar Argentino, por aguas internacionales, y el apoyo que recibió en Malvinas de un avión de la marina británica. El ejercicio fue leído como una demostración de fuerza bélica destinada a China y Rusia, pero en Defensa detallaron que ambas fuerzas tienen acuerdos de «interoperabilidad» que permiten ese tipo de operaciones que involucran a la presencia colonial británica en Malvinas en el marco de la OTAN.

«Se trata de compartir información para enfrentar los retos a nuestra soberanía. También estamos interesados en involucrar a los países de los que provienen esas flotas pesqueras, entre ellos China, que posee una flota patrocinada por el propio Estado y que está involucrada en este tipo de actividades ilegales, no declaradas y no reglamentadas», le dijo Faller a DEF, ante una pregunta sobre la cuestión pesquera.

Luego del repaso de la agenda militar que hizo el jefe del Comando Sur en Buenos Aires, el consejero González se enfocará en la política. En el Palacio San Martín observan con entusiasmo que ninguno de los dos enviados haya incluido a Brasilia en su hoja de ruta como parte del «ninguneo» que Biden le dedica a su par brasileño, el ex militar ultraderechista Jair Bolsonaro.

El temario por ahora se mantiene en reserva, pero las fuentes diplomáticas consultadas no descartan que incluya el pedido argentino para que Estados Unidos apoye la renegociación con el FMI de la inédita deuda que contrajo la administración del entonces presidente Mauricio Macri con ayuda de Trump.

De parte de González aguardan planteos sobre la redefinición de la política sobre Venezuela y una respuesta de la Casa Blanca ante el pedido de cooperación para la adquisición de más vacunas. Solá también se lo dijo a su par Blinken en la conversación virtual que mantuvieron hace dos semanas, en la previa de las visitas de Faller y del consejero preferido de Biden.


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