EMBAJADA DE ISRAEL. Nos siguen tomando por papamoscas: Las pruebas a la vista.
Carlos Fayt. Autor intelectual de la maniobra que demuestra que su capacidad intelectual está disminuida. Lo sorprendente es que los demás cortesanos lo refrenden, tomándonos por papamoscas. JS
POR JOSÉ PETROSINO
El colmo de los exabruptos perpetrados por la Corte Suprema hasta ahora en la «instrucción» (1) de la causa por la voladura de la Embajada de Israel se dio el jueves pasado cuando anunció que pidió a Interpol la captura internacional de un nuevo sospechoso, un tal Hussein Mohamad Ibrahim Suleiman y que reiteraba la de otro libanés que había pedido antes (no está claro cuando lo habría hecho), un tal José Salman El Reda. (2)
Pero hete aquí que ninguno de los dos figura en la lista de individuos con «nota roja» de Interpol (ver la lista de «wanted persons» de Interpol en http://www.interpol.int/notice/search/wanted).
El único «el Reda» que figura en esa lista es Samuel Salman, hermano de José (Hussein), y no por la causa de la embajada sino por la de la AMIA. Y aparecen dos «Suleiman», uno kuwaití y el otro egipcio, pero ningún «Hussein Mohamad Ibrahim».
Página/12 de hoy aclara en un detallado y completo artículo esta nueva estafa al pueblo argentino por parte de «su» Corte Suprema, ver: «Por pedido de la embajada – La historia detrás del pedido de captura de dos libaneses por el atentado de 1992«. Su lectura es suficiente para entender el operativo cortesano.
No es casual que el instigador de este nuevo mamarracho sea el viejo carcamán Fayt en una de sus últimas «hazañas». Fayt fue un topo del sionismo en la Corte y quien pergeñó la absurda acusación por ese bombazo a una inexistente «Jihad Islámica», de la que la CIA les informó (por escrito) que era «el brazo armado de Hezbollah», lo que fue refrendado por él mismo y la «mayoría automática» de la Corte menemista, con la disidencia de Augusto César Belluscio y de Enmrique Petracchi, en el inicuo «fallo» de diciembre de 1999 (ver: «Fayt impulsó que la Corte confirme el nexo iraní con el ataque a la Embajada«).
No es casual que el gobierno de Israel y sus corifeos locales se regocijen ante este mamarracho. Por ejemplo, Waldo Wolf, que renunció como vicepresidente de la DAIA para ser candidato de Macri le dijo exultante ayer a Longobardi en Radio Mitre: «Vio que no éramos nosotros los que acusamos a Irán, sino la justicia argentina!.
Lo de fondo, la base del encubrimiento de 23 años que se soslaya, es el falso coche-bomba que Israel y sus laderos locales le impuiseron como hipótesis única a seguir al secretario Canevari, tan encubridor de esta causa como lo fue Nisman de la causa AMIA.
La inexistencia de la camioneta-bomba fue probada en 1997 en la Audiencia de Compatibilización de Pericias, donde en 12 horas de debates los tres ingenieros peritos de la Academia Nacional de Ingeniería, explicitaron que las dos pericias que habían coincidido en que la explosión había sido interior, y demolido los argumentos de los peritos de Gendarmería (Osvaldo Laborda) y Bomberos (Carlos López), que en función de un hoyo (falso cráter) «aparecido» (cavado con pala) en la calle Arroyo frente a la puerta de la embajada, y unas pocas partes de una pick-up Ford ostensiblemente plantadas, pretendían que se había empleado un coche-bomba, y probaron que el tal hoyo no estaba allí hasta varios días después de la explosión.
Tambíen se puede probar la explosión interior a través de 6 fotos de 18 publicadas en un artículo de La Nación del 16/3/2012: «Misterios del día en que el terror conmovió a Buenos Aires«. Véamoslas una por una:
Foto #1 de 18:
Sacada poco despues de la explosión, se ve claramente una voluminosa viga sobre otros restos de mampostería, claramente atravesada en la calle (en el lugar donde luego apareció el hoyo-falso cráter), consecuencia de su expulsión «hacia afuera» por la explosión interior.
Foto #2 de 18:
De la tarde del 17M, se ve la parte de la fachada que quedó en pie SIN IMPACTOS. Esto es imposible que ocurriera si la explosión hubiera sido en el hoyo(falso «cráter») en la calle, el que debería haber proyectado en todas direcciones restos de la pick-up Ford y del material del hoyo, que terminó teniendo el tamaño de una pileta »Pelopincho»: 3,90 mts. a lo largo de Arroyo x 2,70 a lo ancho de ésta y 0,6 mts. de profundidad.
Foto # 5 de 18. De la tarde de aquel 17M, unas 4 horas después de la explosión. Se ve claramente que: a) no hay agua en la calle ; b) ya despejada parte de ésta no está el hoyo (el falso cráter). El hombre que está de frente hablando con la mujer de espaldas, con camisa y zapatillas blancas, ambos están parados donde luego apareció el hoyo, y c) se ven muchos impactos de objetos en el fachada del geriático que estaba enfrente. Pero no los hay en la fachada de la embajada que quedó en pie (fotos #2 y #6).
Foto # 6 de 18:
Se ve la parte de la fachada que quedó en pie desde arriba y enfrente, sin impactos y con molduras del techo colgando, las que deberían haber sido sacadas (barridas) por la onda expansiva, si la explosión hubiera sido en la calle. Como sí lo fue parte del techo de tejas del geriátrico enfrente, en éste la onda expansiva de la explosión «barrió» el frente y sólo quedaron las marcas de los impactos de objetos como se ve en la foto #5.
Foto # 8 de 18:
Vista aérea de la calle Aroyo de poco después de la explosión donde se ven los restos del edificio sobre ésta, no removidos todavía, expulsados «hacia afuera» por la explosión interior.
Foto # 10 de 18. De poco después de la explosión. Se ven: a) muchos restos sobre la calle expulsados del interior y b) No hay una gota de agua en la calle. Si la explosión hubiera sido en el hoyo (falso «cráter») se debería haber roto el caño maestro de agua corriente inundándolo todo según probaron los ingenieros peritos de la Academia Nacional de Ingeniería en la Audiencia de Compatibilización de Pericias. Ver actas «secretas» de ésta que están en el link ut supra.
Que 23 años después se nos siga mintiendo tan alevosamente y de manera tan ostensible, es para ser muy pesimista sobre el destino de la Argentina. JP.
NOTAS
1)
Sólo hubo dos años de investigación (entre 1995 y 1997), el resto ha sido, o cajoneo alevoso (hasta 1995) o encubrimiento puro (desde 1997 hasta hoy).
2) Como el de Hussein Berro (el falso conductor suicida del inexistente coche-bomba de la AMIA) y el Suleiman de ahora, se trata de un invento del Mossad.