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ESPÍAS RUSOS. En la nueva Guerra Fría la realidad imita a la ficción, esta vez con «argentruchos»

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Y la inesperada autocrítica de The Guardian.

Esta historia comenzó con la detención de una pareja de falsos argentinos en Eslovenia hace ya casi dos semanas, falsos argentinos, si, pero con hijos argentinos. Sus padres parecen haber sido identificados por un desertor del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior ruso) que cambió de bando y los delató como miembros de una red de espías ilegales (porque también hay espías legales, acreditados como diplomáticos), como los que aparecen en la maravillosa serie The Americans. La caída de los argentruchos debe haber provocado que otros miembros de la red decidieran hacerse humo –ya fuera por temor a haber sido delatados por el desertor o por el riesgo de que los delatasen los argentruchos– en sintonía o siguiendo órdenes de Moscú. Claro que puede haber otros motivos para las desapariciones, pero como sea, perder espías activos ilegales es una gran pérdida por todo lo que se ha invertido en adiestramiento y coberturas a lo largo de muchos años.

Ofrecemos seguidamente sendas notas publicadas por el londinense The Guardian, diario que acaba de publicar una inesperada e infrecuente (de hecho, no conozco nada siquiera parecido) autocrítica por haber sido fundado por quienes debían su riqueza al trágico y explotación de esclavos, autocrítica que ofrecemos abajo de todo.

¿Se imaginan a Clarín o La Nación en semejante trance? Ni en sueños… a menos que Esmeralda Mitre se haga con el control de «la tribuna de doctrina» que fundó su chozno.

Vamos al grano: comenzaremos por la nota actual de The Guardian y luego pondremos la anterior, del 24 de marzo, en la que se narró la detención de los argentruchos, lo que originó lo que se narra en la primera. No esperen que haya muchas fuentes identificables, posiblemente el diario haya contado con aportes del MI-5 y el MI-6 (contraespionaje y espionaje británicos). Sugiero que lean estas crónicas de la misma manera en que podrían leer una novela de John Le Carré o Hraham Greene. Lo más importante, me parece, es que como si no fuera suficiente con la crudelísima guerra en el territorio de lo que fue la república soviética de Ucrania, también está en curso una nueva guerra fría.

Pánico y dolor emocional por la desaparición de presuntos espías rusos encubiertos

Se cree que un par de presuntos ‘ilegales’ eran una pareja casada que vivía vidas separadas en Brasil y Grecia

 

 

THE GUARDIAN, Londres. Lunes 3 abril 2023

A mitad de un viaje a Malasia en enero, Gerhard Daniel Campos Wittich (selfie de su página de Facebook más arriba) dejó de enviar mensajes a su novia en Río de Janeiro y ella rápidamente inició una búsqueda frenética del desaparecido. Brasileño de ascendencia austriaca, Campos Wittich dirigía una serie de empresas de impresión 3D en Río que fabricaban, entre otras cosas, novedosas esculturas de resina para el ejército brasileño y llaveros de perros salchicha.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y las comunidades de Facebook en Malasia se movilizaron para buscar al hombre desaparecido. Pero Campos Wittich simplemente se esfumó.

Las noticias sobre él finalmente llegaron de una fuente inesperada en el otro lado del mundo. Provinieron de Atenas, y fueron tan impactantes como inesperadas.

Campos Wittich era al parecer una identidad falsa, revelaron los medios griegos, citando fuentes del servicio de inteligencia griego (Servicio Nacional de Inteligencia, EYP, N. del E.). Según estos informes, no era, como le había dicho a su novia, hijo de padre austriaco y madre brasileña, criado por sus abuelos en Viena.

Según el contraespionaje griego era un “ilegal” ruso, un espía encubierto que trabajaba para un programa de inteligencia de élite, luego de haber sido entrenado durante años en Rusia para poder hacerse pasar por extranjero. Supuestamente estuvo casado en secreto con otra ilegal, que se hizo pasar por una fotógrafa greco-mexicana llamada María Tsalla y dirigía una tienda de artículos para tejer en Atenas.

Ambos habrían sido protagonistas de una misión de décadas para servir a los servicios de inteligencia de Vladimir Putin.

Al menos seis presuntos ilegales fueron desenmascarados en varios lugares durante el año pasado, lo que sugiere que podría haber uno o más desertores que pasan información al oeste. Es posible que la inteligencia rusa le esté pidiendo más a sus ilegales, exponiéndolos así a riesgos adicionales porque muchos de sus espías “legales” destacados en las embajadas rusas han sido expulsados luego de que se desatara la guerra en Ucrania.

Un funcionario griego de alto rango con conocimiento del caso actual confirmó informes griegos anteriores a The Guardian y dio más detalles. El contraespionaje heleno cree que Campos Wittich era un ruso ilegal apellidado Shmyrev, dijo el funcionario, mientras que su esposa, “Maria Tsalla”, nació como Irina Romanova. Ella se casó con él en Rusia antes de que comenzaran sus misiones y tomó su apellido, afirman los griegos. Dejó Atenas a toda prisa a principios de enero, justo después de que Campos Wittich dejara Brasil. Tampoco han regresado.

Los ilegales a menudo trabajan en parejas como matrimonios, pero el caso de Campos Wittich y Tsalla es el primer supuesto ejemplo de dos mitades de una pareja ilegal que trabajan en países separados con vidas separadas.

“Tenemos muy pocas dudas de que estaban casados”, dijo el funcionario griego, y agregó que se trataba de un caso inusual. Afirmó que la pareja había planeado reuniones en Grecia, Chipre y Francia en tiempos recientes, posiblemente encuentros románticos mezclados con espionaje. (N. del E. lo que está claro es que no podían divorciarse porque para ello tendrían que informar dónde y cuando se habían casado).

Entrevistas en Grecia y Brasil sugieren que ambas mitades de la pareja quedaron devastadas emocionalmente tras sus apresuradas partidas. Ambos tenían parejas románticas a largo plazo en sus identidades encubiertas, que no sospechaban que estaban involucrados con espías rusos.

Campos Wittich vivió durante al menos dos años en Río con su novia brasileña, quien coordinó la búsqueda de él en las redes sociales cuando desapareció. Ella es una veterinaria que trabaja para el ministerio de agricultura del país.

“Está realmente asustada por esta situación y dolida por todo el dolor de tener un corte abrupto en una relación que a sus ojos era perfecta”, dijo una de sus amigas. (N. del E.: si no hubiera sido por su búsqueda quizá la desaparición del hombre y su condición de espía hubiera pasado desapercibida).

La pareja hablaba en portugués; Campos Wittich tenía un acento que a quienes lo conocían les costaba ubicar. “No podría decir si sonaba ruso, alemán o turco”, dijo un carioca que lo frecuentó. Campos Wittich habló de su pasado pocas veces y en términos vagos, explicando su extraña enunciación portuguesa con referencia a su crianza en Viena, agregó.

La supuesta historia de portada de Irina Shmyreva fue igualmente complicada. Llegó a Grecia hace varios años con un pasaporte mexicano que la identifica como Maria Tsalla, nacida en Grecia, dijo el funcionario. Una amiga recordó que afirmó haber crecido en Bélice. Al parecer uso un certificado de nacimiento falso para «recuperar» su nacionalidad griega . Decía que había regresado al país que dejó cuando era niña en busca de sus raíces.

A Tsalla le gustaba hacer fotografías y tenía un blog de viajes en el que se describía a sí misma como “una artista apasionada e inquieta”. Las únicas fotografías de sí misma que publicó en línea tenían la mayor parte de su rostro cuidadosamente oscurecido por varios objetos: un gato, una cámara, un ovillo de lana. Se inscribió en una escuela de idiomas para mejorar su griego y comenzó a salir con su director.

“Era una muy buena persona. Amable y considerada. Se ofreció mucho como voluntaria, cuidaba gatos callejeros. La noticia de que ella era una espía fue muy dura para mí”, dijo quien había sido su empleado en la tienda de tejidos.

“Campos Wittich” y “Tsalla”, o el señor y la señora Shmyrev, si es que las sospechas de las autoridades griegas son correctas, probablemente ya estén de regreso en Rusia, pero ahora al menos cuatro presuntos ilegales están ahora detenidos, incluido un ruso con falsa identidad brasileña que está preso en Brasil después de una década de trabajo en la que obtuvo una maestría en los Estados Unidos y una pasantía en la Corte Penal internacional de La Haya.

En diciembre, las autoridades eslovenas arrestaron a una pareja casada que se hacía pasar por argentinos y que dirigía una galería de arte en línea en Liubliana. Fuentes eslovenas le dijeron a The Guardian que eran oficiales del servicio de inteligencia exterior SVR de Rusia y que creen operaban en toda Europa.

Tsalla y Campos Wittich pueden haber estado en una etapa anterior de «incrustación» de sus misiones, que podría haber durado décadas si no se hubiera detectado. “No teníamos ninguna evidencia de que ella realizara espionaje en Grecia; lo único ilegal por lo que podría ser acusada era usar documentos falsos”, dijo el funcionario griego de Tsalla. Sin embargo, ella viajó mucho y los servicios de inteligencia de toda Europa están investigando sus movimientos.

De los dos, fue el “brasileño” quien hizo más contactos en círculos que podrían haber sido de interés para la inteligencia rusa. «Campos Wittich» vivió en Río durante al menos cinco años y su empresa de impresión 3D tenía instalaciones militares y agencias gubernamentales entre sus clientes para sus novedosas figuras de resina. Una de esas creaciones, de una serpiente verde fumando una pipa y disparando dos revólveres, fue encargada por el 1º Batallón de la Policía Militar como tributo a la contribución de Brasil al triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial.

Al momento de su desaparición, Campos Wittich estaba haciendo los pagos finales de una nueva sede que había adquirido para la firma en el centro de Río. Estaba alojado en un edificio comercial a menos de 50 metros del consulado estadounidense.

Mientras se preparaba para pagar la cuota final de las renovaciones, supuestamente recibió la llamada para que huyera, en medio de temores de que los arrestos en Eslovenia pudieran haber comprometido a otros ilegales.

Un alto funcionario brasileño dijo que «Campos Wittich» salió de Brasil a fines de diciembre y voló vía Doha a Malasia, donde supuestamente planeaba asistir a un curso de impresión 3D. En su capital, Kuala Lumpur, se registró en un hotel de cuatro estrellas con una enorme piscina de agua salada, y desde allí le dijo a su novia que planeaba tomarse un descanso en Cameron Highlands, un pintoresco paisaje malayo de plantaciones de té y colinas. En cambio, tomó un taxi al aeropuerto el 9 de enero y se evaporó.

Los contactos de Tsalla también quedaron confundidos por su partida. Llamó a su empleado a fines de enero, desde un número de teléfono de Kirguistán, para decirle que “algo importante había sucedido”, sin dar más detalles. “Ella dijo que podía hacerme cargo de su empresa si quería. De lo contrario, que simplemente la cerrara”, recordó.

Las parejas sentimentales de ambos ilegales han quedado destrozadas, coincidieron sus amigos y conocidos en Atenas y Río.

“Ella no sospechaba absolutamente nada”, dijo el amigo de la novia de Campos Wittich. “Simplemente es una mujer encantadora que busca crear una familia y casarse con quien pensó que era el hombre de su vida”.

 

Una familia ‘ordinaria’ en el número 35: presuntos espías rusos esperan juicio en Eslovenia

 

Primociceva 35, la casa donde vivían los falsos argentinos con sus hijos, auténticos connacionales.

Se trata de una pareja arrestada en posesión de gran cantidad de dinero en efectivo y un historial de extensos viajes por Europa. Serían peones en un juego diplomático.

 

POR SHAUN WALKER (Desde Liubliana, Eslovenia) / THE GUARDIAN, 24 Marzo de 2023

Maria Mayer y Ludwig Gisch se establecieron en la capital de Eslovenia, Liubliana, en 2017, con sus dos hijos pequeños. A las personas que conocieron a la pareja les gustaban; los recién llegados de Argentina eran amistosos pero nunca autoritarios, curiosos pero nunca insistentes.

Mayer abrió una galería de arte en línea, mientras que Gisch dirigió una startup de TI. Les contaron a sus amigos que un miedo persistente a la delincuencia callejera en Argentina los había impulsado a mudarse a Europa. La pacífica y montañosa Eslovenia ofreció un refrescante cambio de ritmo.

En entrevistas con alrededor de una docena de personas que conocían a uno o ambos miembros de la pareja, surgieron dos palabras: «ordinario» y «agradable». Los vecinos insistieron en que las personas que vivían en el número 35 eran una familia común y corriente, y dijeron que a menudo se podía escuchar a los niños jugando en el jardín, gritando en español (N. del E_ en castellano rioplatense, me pregunto que habrá sido de estos pibes, que son argentinos).

Por lo tanto, fue un shock cuando, a principios de diciembre, Mayer y Gisch fueron los objetivos de una de las operaciones policiales y de inteligencia más secretas y mejor coordinadas en la historia reciente de Eslovenia.

Los oficiales invadieron la casa, arrestaron a la pareja y se llevaron a sus dos hijos a la atención social. La policía también allanó una oficina propiedad de la pareja. Entre los hallazgos, según una fuente con conocimiento de la investigación: una “enorme” cantidad de dinero en efectivo. Tanto que insumió horas contarlo.

A fines de enero, los medios eslovenos dieron a conocer la noticia de los arrestos, vinculando a la pareja con la inteligencia rusa. Fuentes en Liubliana le dijeron a The Guardian esta semana que “María y Ludwig” eran de hecho espías rusos de élite conocidos como “ilegales”. Y que los arrestos se produjeron después de que Eslovenia recibiera un aviso de un servicio de inteligencia extranjero.

El jueves, la ministra de Relaciones Exteriores, Tanja Fajon, corroboró estas afirmaciones y dijo a los periodistas que los arrestados eran rusos, no argentinos.

A diferencia de los oficiales de inteligencia rusos “legales”, que se disfrazan de diplomáticos en las embajadas rusas en todo el mundo, los ilegales operan sin vínculos visibles con Moscú. Son entrenados durante años para hacerse pasar por extranjeros y luego enviados al extranjero para recopilar información. Muchos tienen hijos, que se crían en la identidad de portada sin tener idea de que sus padres son rusos.

“Los sospechosos son miembros de un servicio de inteligencia extranjero, que utilizaron documentos de identidad extranjeros obtenidos ilegalmente para vivir y trabajar en Eslovenia con identidades falsas y recopilar información en secreto”, dijo Drago Menegalija, un portavoz de la policía.

Numerosos funcionarios se negaron a hacer comentar, citando lo delicado del asunto. Pero, hablando sin atribución, dos fuentes con conocimiento detallado del caso dijeron que Mayer y Gisch trabajaban para el servicio de inteligencia exterior SVR de Rusia.

Si los detenidos son realmente agentes del SVR, será el primer caso de este tipo que se ventila públicamente desde 2010, cuando el FBI detuvo a un grupo de 10 en los EEUU gracias a un topo dentro de la inteligencia rusa.

Una fuente con conocimiento de las maniobras tras bambalinas dijo que en conversaciones informales posteriores a los arrestos, Moscú aceptó rápidamente que la pareja detenida eran suyos. Y que incluso mientras se realizan los preparativos para su juicio, se están llevando a cabo negociaciones clandestinas entre Moscú y los países occidentales para intercambiarlos por una persona o personas actualmente en prisión en Rusia.

Eslovenia, con un entorno de contrainteligencia más débil que muchos países europeos pero ubicado dentro de la zona de libre circulación de Schengen, fue una base perfecta para que la pareja pudiera viajar por la mayor parte de Europa sin controles fronterizos. “La mayor parte de su actividad no estaba en Eslovenia”, dijo una fuente.

Desde la invasión de Ucrania, los países occidentales expulsaron a cientos de espías “legales”, que trabajan desde embajadas en toda Europa bajo cobertura diplomática.

Esto puede haber obligado a Moscú a depender más de los ilegales, así como de otras redes informales. Es difícil decir con certeza qué tipo de actividades podría haber estado realizando la pareja radicada en Eslovenia para la SVR, pero puede haber pistas en sus patrones de trabajo y viajes.

La gran cantidad de dinero en efectivo que se encontró durante el registro de la oficina podría indicar que los deberes de la pareja incluían pagar a informantes o agentes informales. Moscú a veces usa ilegales para este tipo de tareas, porque los oficiales de inteligencia que trabajan en las embajadas pueden estar sujetos a vigilancia y por lo tanto correr el riesgo de exponer a sus fuentes.

Las páginas de redes sociales de Mayer muestran que viajaba con frecuencia para promocionar la galería 5’14, su portal de arte en línea. No está claro si se dirigía a los círculos artísticos o si simplemente usaba el trabajo de portada como excusa para viajar y realizar otros trabajos. Visitó la feria de arte de Zagreb, capital de Croacia, al menos dos veces, y también viajó a Gran Bretaña en varias ocasiones, donde realizó una exhibición de obras en una galería dentro de un centro comercial de Edimburgo (Escocia).

“Ella fue súper amable. Me puso en su galería web y también exhibió mi trabajo en Edimburgo. Esto fue muy bueno para mí, porque rara vez tengo la oportunidad de exhibir mi trabajo en el extranjero”, dijo un fotógrafo residente en la ciudad eslovena de Maribor.

«Maria Mayer» en su hogar esloveno.

Otros artistas describieron haber conocido a Mayer en Zagreb en noviembre pasado. “Tuvimos charlas relajantes y cosas divertidas para matar el tiempo”, recordó una artista croata que asistió e intercambió detalles de contacto con ella.

Ludwig Gisch usó un pasaporte argentino que afirmaba que nació en Namibia en 1984, según una copia obtenida por The Guardian. Dirigió DSM&IT, una empresa que ofrece software para organizar las bandejas de entrada de correo electrónico de las personas, bloqueando virus, malware y spam.

La huella en línea de la compañía no es particularmente impresionante. Su perfil de Twitter tiene solo tres seguidores, uno de los cuales es Gisch y otro la cuenta de la galería de su esposa. Un amigo de la pareja que descargó la versión de prueba del software dijo que dudaba que alguien pagara por ese servicio.

“No me impresionó mucho. Estaba cinco años por detrás de la tecnología actual en Europa o incluso de cualquier cosa hecha en Rusia”, dijo el amigo.

Al igual que su esposa, Gisch usaba su trabajo para viajar. Sus perfiles de redes sociales sugieren que asistió a CloudFest 2022, una conferencia en Baden-Württemberg, Alemania, que se describe a sí misma como el «evento de infraestructura de Internet número 1 en el mundo» y que afirma atraer a miles de altos ejecutivos que trabajan en seguridad en línea. Habría brindado notables oportunidades para establecer contactos.

Elena Vavilova, una ex ilegal de SVR, dijo en una entrevista de 2019 que el ilegal ideal era alguien de apariencia promedio, que no llamaba la atención y no buscaba aprobación externa. La pareja de Eslovenia parece haber encajado perfectamente en este molde. “Era un ratón gris”, dijo un artista esloveno que conoció a Mayer y sus hijos en varias ocasiones. “No creo que ella pueda haber sido una espía”.

La pareja hablaba castellano en casa e inglés con la mayoría de sus contactos sociales, alegando que las constelaciones de consonantes del esloveno eran demasiado difíciles de dominar. Posiblemente, pensarían que un acento ruso podría ser más notorio en otro idioma eslavo.

En su antigua casa en Črnuče, un tranquilo suburbio de Liubliana, todavía colgaba una corona de Navidad en la puerta principal. Una magnolia estaba a punto de florecer. Una vecina dijo que a menudo veía a los dos niños argentinos jugando en el jardín y que la pareja solía tener visitas.

“Hablo bien castellano y me di cuenta de que ella no tenía acento en español. Eran buenas personas, ordinarias, no hay manera de que fueran espías. Creo que todo está inventado por los medios”, dijo la vecina.

Hay indicios de que la pareja podría ser parte de una red ilegal SVR más amplia. Poco después de los arrestos en Liubliana, una mujer griega y un hombre brasileño partieron rápidamente de Atenas y Río de Janeiro, respectivamente.

Las autoridades griegas creen que esa pareja también eran ilegales del SVR, según informes de los medios griegos, y pueden haber huido por temor a que la pareja arrestada en Eslovenia pudiera descubrir su tapadera.

Maria Tsalla, que se hacía pasar por una repatriada griega pero supuestamente era una SVR ilegal llamada Irina, era propietaria de una tienda de artículos para tejer en Atenas y dirigía un blog fotográfico donde publicaba reportajes pictóricos de varios viajes, describiéndose a sí misma como “una artista apasionada e inquieta”.

Salió de Grecia el 5 de enero y les dijo a sus amigos que se iba de vacaciones y que compraría hilo para su tienda. A fin de mes, le envió un mensaje de texto a un empleado de la tienda de hilos diciéndole que “algo importante” había sucedido en su vida y que no regresaría. “Ella dijo que podía hacerme cargo de su empresa si quería. De lo contrario, simplemente la cerraría. Dijo que estaba en Kirguistán”, dijo el empleado.

Las autoridades holandesas y noruegas también han detenido a ilegales que se cree que trabajan para la inteligencia militar GRU en los últimos meses.

Mientras que un guardia de seguridad de la embajada británica en Berlín fue condenado a 13 años de prisión el mes pasado por pasar información a los rusos.

A fines del año pasado, un empleado de la agencia de inteligencia alemana BND fue arrestado bajo sospecha de proporcionar información clasificada a Moscú.

La amplitud de las operaciones de espionaje de Moscú lo convirtió en una amenaza única, dijo Janez Stušek, quien fue director de la agencia de inteligencia Sova de Eslovenia hasta junio del año pasado. “Creo que a los chinos les interesan principalmente los temas económicos, pero para los rusos también es político, sobre la UE y la OTAN”, dijo.

Los esfuerzos de contrainteligencia para buscar ilegales se han intensificado recientemente, dijo Stušek: «Los ilegales siempre estuvieron en la agenda, pero, por supuesto, después de la invasión, el nivel de atención sobre este tema aumentó».

El jueves, Fajon dijo que las autoridades habían prolongado el período de detención inicial de la pareja arrestada y que estaba convocando al embajador de Rusia en Eslovenia para discutir el caso.

Bajo custodia, la pareja ha dicho poco. “Se lo han tomado estoicamente. Es obvio que son profesionales. Pero no están hablando”, dijo una fuente, y agregó que las negociaciones sobre un intercambio se estaban llevando a cabo a un alto nivel.

“Ahora veremos cuán importantes son realmente estas personas para Rusia. Este es un gran juego ahora; está claro que Eslovenia es solo un representante aquí”.

Información adicional de Marja Novak, Pjotr Sauer y Lorenzo Tondo

La inesperada autocrítica de The Guardian

 

POR MARTÍN A. BECERRA

Inédito: The Guardian anuncia, y pide perdón, por la investigación que encargó The Guardian y que demuestra que la mayor parte del dinero que ayudó a fundar The Guardian provino una industria que dependía de la esclavización de millones de personas.

Dice The Guardian (atención negacionistas de la influencia de los propietarios de medios en la línea editorial): «Es difícil evitar la conclusión de que estos intereses pueden haber influido en la política editorial del periódico» ¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯ Textual de la nota que comparto: «La verdad, que no se ha discutido en gran medida en Gran Bretaña durante los últimos 200 años (…), es que grandes porciones de la riqueza generada durante la era del imperio británico y la Revolución Industrial, están inextricablemente vinculados a la esclavitud».

Además de la investigación, la autocrítica y la disculpas -reitero, inéditas-, The Guardian arma un fideicomiso dedicado a programas comunitarios en Jamaica y en Sea Islands en los EEUU y financiará más investigaciones sobre el tema, al que le otorga mayor despliegue en su sitio web.

Otro textual: «El escritor y activista de los derechos civiles James Baldwin dijo: “No todo lo que se enfrenta se puede cambiar, pero nada se puede cambiar hasta que se enfrenta” (…) Nos enfrentamos y nos disculpamos porque nuestro fundador y quienes lo financiaron obtuvieron su riqueza de un crimen contra la humanidad».

Hay quienes desde la ingenuidad, la bronca, el cansancio o el cinismo dicen que estas disculpas «nada cambian». Discrepo: el pasado no se puede cambiar, pero sí la asunción de responsabilidades y su análisis. Esto, a su vez, cambia las acciones presentes y futuras de los actores involucrados. ¿Sería indistinto que medios argentinos, bolivianos, brasileños, chilenos, paraguayos y uruguayos que apoyaron Golpes de Estado y el terrorismo estatal de las más sangrientas dictaduras de la historia regional lo asumieran públicamente (el único que hizo autocrítica fue Folha de Sao Paulo)?

¡Por supuesto que no es indistinto! Asumir su vinculación con las dictaduras sería, además de históricamente clave, un ejercicio pedagógico para el presente y futuro de nuestros países, donde fuerzas políticas que reivindican el Terrorismo de Estado compiten electoralmente ((fuerzas que reivindican el Terrorismo de Estado y la eliminación física de adversarios político-ideológicos, que compiten electoralmente y que tienen enorme despliegue y repercusión favorable en la edición de los medios de comunicación del Cono Sur que apoyaron las dictaduras).

Dicho esto: ¿significa que la tardía investigación, autocrítica, disculpas y acciones reparatorias de The Guardian no merecen crítica alguna? Claro que no, que -como todo acto- merecen crítica. Pero la crítica no puede ignorar que es el 1er y único medio que avanzó en esta línea. https://lnkd.in/dAjnb93v


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