SIRIA: Occidente da la espalda y se desentiende de la persecución y martirio de los cristianos
Blanquea a los yihadistas del HTS en nombre de los intereses de EEUU e Israel
Cristianos, alauitas, chiítas y otras minorías religiosas son ferozmente perseguidas

Desde los trágicos sucesos en Siria, que han llevado a un grupo terrorista como el HTS (Hayat Tahrir al-Sham) al poder, los medios de comunicación corporativos de todo Occidente están empeñados en hacer comulgar a la opinión pública con ruedas de molino. Una expresión española muy antigua que se refiere al hecho de que la mentira es tan grosera que es imposible de tragar.
Ciertamente, es imposible de tragar que los yihadistas que han tomado el poder en Damasco ahora son una oposición «moderada» que respeta la multiconfesionalidad del país y las instituciones de los sirios, y es posible dialogar con ellos. En el blanqueo del grupo terrorista HTS intervienen los grandes medios anglosajones, como el estadounidense The New York Times o el británico The Guardian. Y por supuesto todos los vasallos europeos, con sus medios privados y públicos.
El corresponsal del británico The Guardian admite sin tapujos que lo principal de lo que pasa en Siria no es en absoluto que el poder haya sido tomado por yihadistas, sino que el país, según él, ha sido «liberado de Rusia e Irán». Es así como, en nombre de los intereses globales de Estados Unidos los vasallos europeos sólo van a ganar más caos de la desestabilización de Siria y de Oriente Medio. La orden tácita es que nadie debe lamentarse si los sirios caen bajo los horrores de la antigua rama de Al-Qaeda, el HTS.
Fiel a las directrices de blanqueo, el Occidente «cristiano y civilizado» es indiferente a la suerte que corran los cristianos sirios, a los cuales «las nuevas autoridades de Siria» –como dicen los medios europeos– les prohibieron celebrar las fiestas tradicionales de esta época, la Navidad. Militantes yihadistas ya destruyeron totalmente la Iglesia Ortodoxa Griega de Santa Sofía en Al-Sukailabiya (a 268 km de Damasco, una ciudad fundada por los griegos hace casi 1700 años); profanaron el cementerio y apalearon a los agricultores cristianos de Homs por «infieles». La prensa occidental corre un tupido velo y sólo informa que los cristianos han protestado «porque les quemaron un árbol de Navidad». También dice que quienes protestan «son seguidores de Al-Assad». Lo cierto es que los que huyen hacia el Líbano son alauitas, cristianos, y musulmanes chiitas.
El digital griego Pronews ha publicado una nota bajo el título «Los cristianos en Siria y en todo Medio Oriente nuevamente bajo persecución», señalando que «el miedo a una Edad Media Islámica está muy extendido, especialmente cuando los islamistas fanáticos consolidan su poder, después de recibir el apoyo internacional que esperaban con la ayuda de un número considerable de medios occidentales«. El medio griego explica que los cristianos sirios han pedido ayuda al arzobispo ateniense Jerónimo II, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Griega, invitándolo a que visite Siria e interceda por sus derechos.
«Los próximos días y semanas serán cruciales para el destino de la comunidad cristiana», dijo el presidente de una organización humanitaria, citada por el digital griego. «Mientras tanto, en el Occidente cristiano ‘civilizado’, todos esos ‘intelectuales’ pseudoprogresistas y defensores de naciones y Estados multiculturales son indiferentes a la enorme disminución de la población cristiana en todo Medio Oriente. La mayoría de los medios de comunicación occidentales blanquean el liderazgo de los yihadistas», escribe Pronews. Las estadísticas hablan por si mismas: en Irak antes de la invasión estadounidense, los cristianos eran 1,5 millones; hoy son sólo 250.000. En Siria, en 2010, antes de la guerra provocada por la invasión de grupos terroristas, los cristianos eran 1,75 millones, pero ahora, hasta la llegada del HTS, eran 450.000.
El jefe de la diplomacia rusa, Sergey Lavrov, declaró que Estados Unidos no ha aprendido de la Historia, las consecuencias terribles que trae desestabilizar países.