Jugando con el planeta: El proyecto HAARP y los terremotos, tsunamis y meteoritos / 1

No puedo ver tanta mentira organizada/sin responder…no puedo ver tanto desastre organizado/sin responder…» (de Marcha de la Bronca, de Pedro y Pablo)
Desde Barcelona, Montserrat Mestre, (especial para Pájaro Rojo). Cada vez que eventos naturales desorbitados (terremotos, tsunamis, meteoritos…) o fenómenos climáticos extremos nos dejan el planeta hecho unos zorros con una frecuencia sospechosa y los expertos dicen que era «imposible de prever», «esos hechos ocurren cada 100 años y nos tocó ahora», «es el cambio climático» o «el cambio climático no existe», cada vez somos más los que pensamos.»¿Qué estarán haciendo con el HAARP?».
Pero, ¿qué hay detrás de esa sigla que mucha gente cree que es una invención de los «conspiranoicos»?
Personalmente empecé a oír sobre HAARP después del verano de 2003, en que una ola de calor descomunal azotó Europa, desde el sur hasta Finlandia, con miles de muertos. Nadie dudaba en atribuirla al cambio climático, pero resulta que muchos años antes se había decidido que 2003 era el año en que empezarían las pruebas de HAARP, un proyecto militar de los EEUU.
HAARP, son las siglas de High Frequency Advanced Auroral Research Project, un proyecto de la Fuerza Aérea Americana: Programa de Investigación Auroral Activo en Alta Frecuencia, que se empezó a desarrollar en instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska. Consiste en 180 antenas que funcionando en conjunto serían como una sola antena que puede emitir 1 GW =1.000.000.000 W, es decir un billón de ondas de radio de alta frecuencia las cuales penetran en la atmósfera inferior e interactúan con la corriente de los electrojets aureales. (Los electrojets son corrientes eléctricas que circulan por la región E de la ionosfera de la Tierra. Hay dos electrojets: por encima del ecuador magnético (el electrojet ecuatorial), y cerca de los círculos polares norte y sur (los electrojets aurora). Son corrientes llevadas principalmente por electrones en altitudes de 100 a 150 km. En esta región la frecuencia de giro de electrones (la frecuencia Larmor) es mucho mayor que la frecuencia de colisión de los electrones neutros. En contraste, los iones principales de la región E (O2 + y NO +) tienen frecuencias de giro mucho más bajas que la frecuencia de colisión de los iones neutros).
Kristian Birkeland fue el primero en sugerir que las corrientes eléctricas polares (o electrojets aurorales) están conectados a un sistema de filamentos (ahora llamado «corrientes de Birkeland») que fluyen a lo largo de las líneas del campo geomagnético en y fuera de la región polar. El proyecto HAARP tiene el objetivo de afectar el electrojet de la atmósfera terrestre desde una gran estación emisora.
Recordemos lo que aprendimos en el colegio: la tierra se encuentra envuelta y protegida por la atmósfera. Desde la superficie hasta unos 16 km de altura se llama troposfera. De los 16 a los 48 km de altura, tenemos la estratosfera, con su capa de ozono. Entre los 48 km y los 350 km de altura tenemos la ionosfera. Los cinturones de Van Allen se sitúan a distancias superiores y son ciertas zonas de la magnetósfera terrestre donde se concentran las partículas cargadas. La ionósfera y los Cinturones de Van Allen son las zonas que les interesa manipular.
Los pulsos emitidos artificialmente estimulan a la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y penetran dentro de la tierra para encontrar depósitos de misiles, túneles subterráneos, o comunicarse con submarinos sumergidos, entre otras aplicaciones.
Un gran calentador de la ionósfera
HAARP con sus cientos de millones de vatios de potencia y antenas se puede considerar como un verdadero «calefactor» de la alta atmósfera, lo que parece estar provocando una tremenda ionización que puede acarrear consecuencias imprevisibles, y que gracias a su efecto «espejo» podría dirigir sus efectos hacia cualquier zona del planeta.
El HAARP actuaría como un gran calentador ionosférico, la más sofisticada arma geofísica construida por el hombre. Pero HAARP no es el único, hubo (o hay) más: el Project Starfish (1962) ya trató de realizar experimentos en la ionosfera, alterar las formas y la intensidad de los cinturones de Van Allen; SPS: Solar Power Satellite Project (1968). Proyecto por el cual se quería generar una constelación de satélites geostacionarios capaz de interceptar la radiación solar y transmitirla en rayos concentrados de microondas a la tierra para su uso posterior, y SPS Military Implications (1978). El proyecto SPS se rehizo para adaptarlo a fines militares. La constelación de satélites podría usar y concentrar la radiación solar para ser usada como un rayo capaz de destruir misiles u objetos enemigos, o alterar las comunicaciones que utilizaran la ionosfera como pantalla reflectora.
Un nuevo tipo de arma
Estamos hablando de un nuevo tipo de arma, capaz de intensificar tormentas, prolongar sequías, sobre territorio de un supuesto enemigo, perjudicándolo sin que éste se diera cuenta.
El Dr. Nick Begich junto a la periodista Jeanne Manning realizaron una profunda investigación sobre el tema que plasmaron en el libro Angels don’t play this harp (Los ángeles no tocan esta arpa), en el que plantean inquietantes hipótesis, una de ellas es que este proyecto podría tener peores consecuencias que las pruebas nucleares.
Nick Begich es hijo del que fuera senador demócrata por Alaska del mismo nombre, desaparecido en un accidente de aviación en 1972, cuyos restos ni los de sus acompañantes fueron hallados jamás. Su hermano Mark es senador por Alaska.
Dijo sobre HAARP Jenne Manning: «Son cincuenta años de programas intensos y crecientemente destructivos para comprender y controlar la atmósfera superior. Sería precipitado no asociar HAARP con la construcción del laboratorio espacial que está siendo planeado separadamente por los Estados Unidos. HAARP es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza deliberadamente militar. Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes… La capacidad de la combinación HAARP/Laboratorio espacial/misiles, capaces de producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra por medio de haces de láser y partículas, es aterradora. El proyecto será probablemente «vendido» al público como un escudo espacial contra la entrada de armas al territorio nacional o, para los más ingenuos, como un sistema para reparar la capa de ozono».
«HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos», remató.
Controlar el clima
Nick Begich concluye que cuando HAARP opere al cien por ciento de su capacidad podría crear anomalías climatológicas sobre ambos hemisferios terrestres. Un cambio climatológico en un hemisferio desencadenaría otro, en el otro hemisferio. Científicos de la Universidad de Stanford, aseguran que el clima mundial podría ser controlado mediante la transmisión de señales de radio relativamente pequeñas, a los cinturones de Van Allen. Por resonancia, pequeñas señales activadoras pueden controlar energías enormes.
Las primeras pruebas operativas se iniciaron en el 2003, pronto hará diez años.
La evidencia científica reciente sugiere que HAARP está en funcionamiento y que tiene la capacidad potencial de desencadenar inundaciones, sequías, huracanes y terremotos. Desde un punto de vista militar, HAARP es un arma de destrucción masiva, un instrumento de conquista capaz de desestabilizar selectivamente los sistemas agrícolas y ecológicos de regiones enteras. (Continuará)