OPERETAS: El objetivo es el caos y un «golpe blando» (con video)
El poder económico a través de su coordinador Magnetto y sus voceros, abogan por un golpe palaciego, «blando»: mas claro, imposible.

El dispositivo de poder nacional y transnacional que tan bien se expresa en los medios opositores ya tiene el diseño completo del 15 de noviembre: caos político, económico y social, una muy alentada situación de vacío que abra un período nuevo, con dos años de anticipación, sin esperar las presidenciales de 2023.
La fórmula “ideal” descripta a nombre de la Casa Blanca, el FMI y los acreedores, no es muy compleja: que el presidente rompa con el kirchnerismo y acuerde con Juntos por el Cambio un gigantesco ajuste, en suma una política que sepulte el mandato popular de 2019.
Para este diseño, el trabajo principal de los medios opositores más poderosos es crear información y opinión que lleve a la repetición del resultado electoral de septiembre, o que la derrota sea “aún más dura”, como paladea Morales Solá en La Nación. O que, en el peor de los casos, el FDT achique la diferencia pero no tanto como para evitar que el oficialismo se parta en mil pedazos. En esto, hay notas que una y otra vez citan ya una renuncia del Presidente, ya una ruptura encabezada por Cristina, ya sea por La Cámpora, ya sea por Cristina y La Cámpora.
“Se reinstala la corrupción en el cierre de la campaña electoral”, título de Clarín del sábado, es una contundente síntesis de estas maniobras, demostrativa del tiempismo de la gran porción de la “familia judicial” que forma parte del dispositivo, frente a la impericia manifiesta del Gobierno. Las “novedades” sobre José López* y, ya el lunes, sobre supuestos mensajes en torno de los “cuadernos” de Centeno, desnudan la coordinación que avanza viento en popa.
Nada escapa al propósito electoralista: el control de precios fracasa, el dólar a 200, la “bomba” económica que estallará de inmediato, el FMI que ni siquiera aceptará el pedido del G20 de eliminar la sobretasa con la que castiga a los países endeudados. El cóctel comprende la máxima explotación de asaltos y crímenes que, parece, solo ocurren en el conurbano bonaerense.
Y hasta la “amenaza a la seguridad nacional” expresada por el conflicto en el sur andino con el pueblo mapuche: Clarín, Infobae y La Nación explotaron al máximo la foto chilena de un grupo de supuestos pobladores mapuche con armas, a lo que le vino como anillo al dedo la afirmación de autoridades de ese país de que hay tráfico de “armamento y drogas” a través de la cordillera.
Si hasta parece que la Gendarmería aporta a la fiesta, al informar que descubrió a chilenos que pasaban clandestinamente por la frontera, con pertrechos. Nadie se ocupa de mencionar, por supuesto, que el régimen de Piñera lanzó la militarización del sur cuando fue amenazado de juicio político por corrupción, y que la muerte de dos pobladores mapuche ocurrió en los habituales “enfrentamientos”, lo que trae el desdichado recuerdo de la propaganda que los diarios argentinos hacían en su alianza con la dictadura cívico-militar.
“Nadie sabe qué va a pasar” y “duda sobre la gobernabilidad” son frases reiteradas por Van der Kooy, Bonelli y González, en Clarín; Morales Solá, Pagni y Jacquelin en La Nación, Letjman en Infobae, entre muchos otros y otras.
Nada de lo que hace el Gobierno está bien, y todo lo que hace está mal, como tipea Fisquet en Clarín. Y si hay buenas noticias, o lo que parecen serlo, hay que convertirlas en malas: así ocurre con el anuncio de inversión para producir “hidrógeno verde”. Para esto, el “gran diario” se queja de ventajas impositivas supuestamente concedidas por el Gobierno, que es lo que siempre reclaman para la “lluvia de inversiones”.
Hasta se reanudó la guerra contra las vacunas que se aplican en el país, exceptuada –obviamente– Pfizer**, con la única finalidad de sembrar pánico por la vacunación a niñas y niños, nada menos. Aunque, como con todas las marcas, Sinopharm se aplica tras la autorización de la ANMAT, se puso en juego una de las palabras mágicas: “Escándalo”.