SÍMBOLOS. La flor de Nomeolvides puede unificar a todos los queremos la libertad de Cristina

Una enorme columna de jóvenes, algunos muy jóvenes, de Lomas de Zamora pasó con gran estruendo por mi casa, por lo cual fuimos –en medio de bombos y bengalas– arrastrados por esa corriente irresistible hasta la esquina de San José y Humberto Iº, donde asistimos a la tercera salida de Cristina al balcón de la ochava. Escena que enloquece a los gorilas (1).

Antes, a las 13, estuve en el Instituto Patria, en una reunión en la que trató la adhesión internacional a la campaña «Crtistina libre». La mayoría de las intervenciones se hicieron vía internet por compañeras y compañeros residentes en el exterior o relacionados con gestiones internacionales.

Intervine para destacar que, teniendo en cuenta que las encuestas revelan que son los menores de 40 años y especialmente los más jóvenes quienes, ignorando los grandes trazos de la historia nacional, tienen a pensar, intoxicados por la redes, que Cristina es efectivamente una «chorra» y está bien condenada, nos dediquemos concienzuda y persistentemente a desasnar a estos alevines ignaros. Para eso propongo que adoptemos la flor de nomeolvides.

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De fiacún nomás, recurro a la IA para ilustrar a los lectores:

Esta vez, la IA no desbarra: La flor de Nomeolvides es, frente a otros símbolos caros a los peronistas, como el escudo del PJ o la estrella federal, mucho más abarcativo, que solo compromete a no olvidar a quienes lo luzcan en su solapa o pechera como una escarapela. No olvidar en un sentido amplio pero que incluye el hecho sangrante de que Cristina está privada de sus derechos ciudadanos, y con eso todos nosotros privados de nuestro derecho a elegir.

En fin, que propongo que el PJ (si no lo hace, lo hará algún avispado con quien me ofrezco a colaborar) se ponga a fabricar pines y broches de solapa / pechera con esta linda flor, y a distribuirlas masivamente como principal símbolo, ecuménico, de las campañas por la libertad de Cristina.

Hay quienes han comenzado a pintar la sigla CFK contenida por una gran «V». Me parece un error. Nosotros, como han explicado tanto Néstor como Cristina, somos peronistas. Por lo que lo mas apropiado me parece seguir utilizando la clásica P dentro de la V, solo que poniendo la siglas CFK  debajo, con la «F» bajo el vértice de la «V». Lo que significa claramente «Vuelve el peronismo, vuelve Cristina».

Ya de vuelta a casa, sintonice en Youtube la reunión que se estaba realizando en el local del Partido Justicialista nacional, y alcancé a escuchar las intervenciones de las historiadoras Araceli Bellota y Mara Espasande (me encantaron), Jorge «Topo» Devoto (me emocionó) y Máximo Kirchner (que me pareció muy atinada).

El video recién comienza en el minuto 40. El que avisa no es traidor.

En esa reunión se pasó, no sin algún problema técnico, el siguiente video, que además de muy bien intencionado, tiene el gran mérito de reproducir el comunicado en que los sediciosos daban por asesinado a Perón, y hablaban de las fuerzas del cielo volcados sobre la tierra (toneladas de bombas) en nombre de la república, comunicado que había destacado Espasande.

Acá pueden verlo sin inconvenientes:

https://www.facebook.com/share/v/1A2MQ61ZEB/

Igual, es necesario ser más preciso en la información: los aviones que bombardearon nunca fueron del Ejercito sino de la Marina (más tarde también participaron Gloster Meteor de la Aeronáutica militar) y los muertos fueron menos de 350.Y si bien los aviadores se escaparon a Montevideo, los infantes fueron apresados,  juzgados y condenados… aunque a los tres meses fueron liberados por quienes derrocaron a Perón. Defectos menores.

Sintesís de la jornada: Me emocioné muchísimo con la enorme cantidad de pibas y pibes en edad de la secundaria, tanto de Lomas de Zamora como de esta ciudad que acudieron a darle su apoyo a Cristina.

Insisto. la flor Nomeolvides me parece que puede ser un gran símbolo de las campañas por la libertad de Cristina.

Ah, con tantas novedades, no dije una palabra sobre la muerte de Juan Manuel Abal Medina, quien fue nada menos que el secretario general del Movimiento Peronisto nombrado por Perón. Lo conocñi y lo traté pero todavía no leí su libro, que tengo junto a otros sobre esta mesa de trabajo. Lo traté e incluso me ofrecí a hacerle de ghostwritter si acometía su proyecto de escribir una biografía de su hermano Fernando y de su compañera, Norma Arrostito, proyecto que desgraciadamente quedó trunco.

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3 comentarios

  1. Juan: según la investigación de la Secretaría de DDHH de la Nación los muertos por el bombardeo del 16 de junio fueron 308, y los heridos más de 900.

  2. Los muertos del bombardeo de Plaza de Mayo fueron bastante más que 308. Ésos son los que encontró la historiografía argentina y está bien que los historiadores se ciñan a lo oficialmente computable. Hay honestidad intelectual en su búsqueda.
    Pero mi padre trabajó en la Secretaría de Prensa del 1er y 2do gobierno de Perón, como 1 de 4 secretarios de Apold, y luego de Bouché, su reemplazante.
    Y tuvo contacto con el Mayor Renner que aguardaba audiencia con Peron, pocos días después del atentado criminal, y en virtud del mutuo conocimiento que ambos tenían, Renner le permitió «asomarse», extraoficialmente, al contenido de la ominosa caja que portaba.
    En ella, alineadas en hileras, había fichas con fotos carnet de las víctimas que habían podido ser reconocidas. Aparte se calculaban 500 otros cuerpos desmembrados, en más arduo proceso de reconocimiento.
    Mi padre contó minuciosamente la primera de las hileras y la multiplicó por las restantes. Su cálculo aproximado, urgido por el breve tiempo que le concedió Renner, rondaba los 1.000.
    Por consejo del sucesor de Apold, León Bouché, Perón decidió no hacer público el número total de víctimas, por temor de desatar una respuesta popular armada, inorgánica e incontrolable. Ya había comprendido, para entonces, que debería defender su gobierno con fuerzas regulares solamente.
    Esta decisión unilateral del líder sería un tabú entre viejos peronistas y toda vez que se juntaban las viejas camadas burocráticas en cenas de camaradería a las cuales mi padre estaba invitado (era muy amigo de Castiñeira de Dios, además) y sacaba a relucir el tema del número de víctimas, el tema se descartaba de plano.
    Se comprende que en el tercer gobierno de Peron el bombardeo conservara zonas de discusión nebulosas. Pero, ¿y después, más llegados a la contemporaneidad?
    La clave historiográfica siempre fue el Mayor Renner.
    ¿Por qué nunca nadie buscó a ese testigo privilegiado?
    Se trataba de buscarlo a él, o a sus familiares sobrevivientes. Es imposible que la familia de Renner no guardara relatos, aunque más no fuera orales, del Mayor que tuvo a su cargo presentarle, nada menos que a Perón, la cifra total de bajas.
    Cuando hay real interés en dilucidar algo, el sendero hacia la verdad se encuentra.
    Repito, la clave era el Mayor Renner…Y NADIE LO BUSCÓ.
    En honor a mi padre, que hasta sus 97 años sostuvo lo que yo relato aquí, seguiré porfiando esa cifra.
    También le tocó presenciar a mi padre la llegada por esos días lluviosos de bombardeo de John William Cooke a la Secretaría de Difusión, empapado y atribulado porque había recorrido sindicatos peticionando armas para defender a Perón y había encontrado una tras otra negativa. Solo había obtenido un viejo revolver en el depósito conurbano de uno de los sindicatos, de manos de un viejo sereno. O sea, Cooke habría sufrido total destrato por parte de los sindicatos.
    Posteriormente, ya cuando el levantamiento formal de Lonardi, Bouchè (y mi padre, en calidad de simple secretario administrativo de éste), se dirigieron al Comando en Jefe para informarse de los operativos de contra-insurgencia. Y resultaron detenidos en el momento en que un aviador de Lonardi ingresó a sala cometiendo la gaffe de transmitir los cordiales saludos de Lonardi…para la plana mayor militar encargada de defender al gobierno. Lo que da cuenta de un nivel de infiltración militar feroz.
    En fin, narro estos otros detalles de color para dar a entender que la versión de que me hago cargo no fue un chisme de mozos de Casa de Gobierno. Proviene de personal que tuvo la suerte, o la desgracia, de ser testigo de momentos históricos, en sitios por donde circulaba gente importante.

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