Siria: sediciosos secuestran y amenazan ejecutar a una periodista ucraniana

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Van dos notas sobre Siria. Escribe Montserrat Mestre: Estas bandas de delincuentes son los que pretenden ser «libertadores» de Siria: a finales de Octubre secuestraron a la periodista ucraniana Kochneva, que había informado sobre sus crueldades sobre civiles y prisioneros. En noviembre, cuando estaba en su poder, la grabaron en un video diciendo que era «una agente del espionaje ruso». Ahora piden 50 millones de dólares para dejarla en libertad. Si eso no es ser una banda de salteadores…

Cuatro ONG piden a los rebeldes sirios que no ejecuten a una periodista

La periodista ucraniana Kochneva ha criticado a los rebeldes sirios, a los que acusó de cometer actos crueles contra los civiles y los prisioneros de guerra


LA VANGUARDIA / Internacional
 

MADRID (EUROPA PRESS) Un total de cuatro organizaciones internacionales –el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), Reporteros Sin Fronteras (RSF), el Instituto Internacional de Prensa (IPI) y ARTICLE 19– han mostrado este miércoles su «profunda preocupación» por el anuncio de las fuerzas rebeldes sirias de ejecutar hoy a la periodista ucraniana Anhar Kochneva, secuestrada en octubre, si no recibían 50 millones de dólares (alrededor de 38,2 millones de euros) a cambio de su liberación, y han solicitado que no cumplan su amenaza.

Las cuatro organizaciones han solicitado al Ejército Libre Sirio (ELS) y a la Coalición Nacional de Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFORS) que garanticen que Kochneva no resulta herida y es liberada inmediatamente, en línea con el Derecho Humanitario, que protege a los periodistas que trabajan en situaciones de conflicto.

Asimismo, ha emitido un llamamiento a la Unión Europea y a los gobiernos de Francia, Reino Unido y Estados Unidos para que colaboren con la CNFORS y presionen al ELS para conseguir la liberación de los periodistas. Estos tres países y la organización continental han reconocido a la coalición opositora como representante legítimo del pueblo sirio.

Kochneva, que mantuvo una línea muy crítica con los rebeldes sirios, a los que acusó de cometer actos crueles contra los civiles y los prisioneros de guerra, fue secuestrada en los alrededores de la localidad de Homs (oste).

A finales de noviembre, la periodista decía en un vídeo que se encontraba en el país trabajando para los servicios de Inteligencia rusos, aunque el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos denunció que los rebeldes estaban intentado así justificar su secuestro.

En este sentido, las cuatro organizaciones firmantes han expresado su preocupación por la posibilidad de que la periodista estuviera hablando bajo presión en el mismo.

«Vine a Siria en enero de 2012 como periodista con un carné de identidad falso pero mi principal labor era hacer de intérprete entre oficiales sirios y sus homólogos rusos», explicó Kochneva en árabe en el vídeo, de tres minutos de duración.

«Estoy aquí (en Siria) a instancias de la Inteligencia rusa», precisó, explicando que participó en operaciones del Ejército sirio en Baba Amro, Zabadani, Aleppo e Idleb. «Me secuestraron cuando regresaba desde Tartus a Damasco con un capitán del Ejército sirio que había sido asignado para protegerme», aclaró.

«Pido a los gobiernos de Rusia y Ucrania que respondan a los secuestradores», reclamó. El 13 de noviembre, el portavoz del Ministerio de Exteriores ucraniano, Oleh Voloshyn, dijo que las autoridades estaban en contacto con los secuestradores, pero no quiso dar más detalles. Sin embargo, el martes Kiev afirmó que esperaba «resultados concretos» de cara a la liberación de la periodista.

En respuesta, los rebeldes publicaron un vídeo en el que amenazaron con atacar las embajadas de Ucrania y Rusia y a los ciudadanos de estos dos países e Irán presentes en el país, según informó el canal de televisión ucraniano Ukrania.

El dilema sirio

Por Juan Gelman

La Casa Blanca oscila entre convertir a Siria en otra Libia o continuar su guerra encubierta mediante la ayuda de todo tipo que presta a los rebeldes para terminar con el régimen que preside Bashar al-Assad. La oscilación es perceptible de semana en semana: la anterior, el jefe del Pentágono, Leon Panetta, y otros altos funcionarios y diplomáticos del gobierno Obama advirtieron que Al-Assad se aprestaba a utilizar armas químicas en lo que es ya una guerra civil, lo cual justificaría la primera opción (//worldnews.nbcnews.com, 5-12-12). Pero el martes pasado, Panetta bajó el tono: sugirió que ese peligro había disminuido, señal, tal vez, de que Washington insistirá solamente en sostener a la oposición. Por ahora.
Siria niega poseer armas químicas. Si así fuere, se estaría recurriendo a la misma argumentación que sirvió para invadir Irak y descubrir, finalmente, que Hussein no tenía armas de destrucción masiva, como cada hora proclamaba W. Bush.

De todos modos, EE.UU. y algunos aliados de la OTAN han contratado a especialistas en guerra química para entrenar a combatientes del Ejército Sirio Libre en el aseguramiento y manejo de los arsenales de tales armas. Esta capacitación tiene lugar en Jordania, Turquía y Siria misma (//securityblogs.cnn.com, 9-12-12).

Esto entrañaría otro peligro, si Al-Assad cuenta con esas armas: que caigan en manos de una oposición en la que ganan fuerza los jihadistas y grupos afines a Al Qaida. El The New York Times señaló en octubre un hecho preocupante: «La mayoría de las armas enviadas por cuenta de Arabia Saudita y Qatar para abastecer a los rebeldes sirios que combaten contra el gobierno de Bashar al-Assad van a parar a manos de jihadistas islámicos radicales». A pesar de ello, EE.UU. sigue coordinando los envíos.

Un grupo de miembros de la CIA que opera en el sur de Turquía decide a cuál de las numerosas facciones de los rebeldes deben ir los rifles automáticos, los lanzagranadas y los cañones antitanque que también Ankara financia (www.nytimes.com, 21-6-12). Pero su destino final no obedece a la CIA: «Los grupos opositores que están recibiendo la mayor parte de la ayuda letal (léase ‘armas’) son exactamente aquellos que no queremos que la tengan», informó un funcionario estadounidense experto en el tema (www.nytimes.com, 14-10-12). En esto sobresale Qatar, «que destina sus envíos sobre todo a los islamistas duros».

Es éste otro dilema o, como se dice, «riesgo calculado» para la Casa Blanca: Al-Qaida tiende a lograr un papel preponderante en la lucha rebelde. Circula un video en el que hombres enmascarados se atribuyen la pertenencia al Ejército Libre Sirio. «Estamos formando células suicidas para hacer la jihad en nombre de Dios», dice el locutor en árabe clásico, como solía hacer Bin Laden. Al fondo de la imagen penden dos banderas de Al Qaida (www.nytimes.com, 24-10-12). Se trata de terroristas de una nueva agrupación, Jabhat al-Nusra (El Frente de Apoyo), estrechamente relacionada con Al Qaida o de Al Qaida directamente.

Al parecer, el número de sus miembros no alcanza el millar. Pero, además de los atentados terroristas suicidas que realizaron en Damasco y causaron centenares de muertos, se han convertido en elementos fundamentales para facilitar el avance de los combatientes rebeldes. Funcionarios estadounidenses han revelado que los operativos de esta fracción «los lleva a cabo la misma gente y con las mismas tácticas de Al Qaida en Irak» y que «muchos de sus integrantes son sirios que dicen haber peleado con Al Qaida en Irak» (www.mcclatchydc.com, 2-10-12). Donde, a un año de la retirada de la mayoría de los efectivos estadounidenses, siguen perpetrando atentados terroristas.

Armas y dólares de EE.UU. en manos del enemigo: es una extraña situación que origina otras no menos extrañas. El lunes pasado, EE.UU. informó oficialmente que Jabhat al-Nusa había sido incorporado a la lista de organizaciones terroristas, un intento de la Casa Blanca de «marginar a los extremistas que se han vuelto una fuerza militar cada vez más poderosa dentro de la oposición» (www.washingtonpost.com, 10-12-12). Y hete aquí que 83 batallones y grupos diferentes del campo rebelde, nunca vinculados a AlQaida que se sepa, firmaron un petitorio en el que se solidarizan con Jabhat al-Nusa y critican la decisión estadounidense (www.microsofttranslator.com, 11-12-12). Se explica: ese grupo tiene experiencia de combate y efectúa las tareas más peligrosas en el frente.

Las alianzas con sectores islamistas que la Casa Blanca construye para seguir aplicando su estrategia de cambio de regímenes en Medio Oriente no parece rendir frutos muy brillantes. Lo confirmarían, si pudieran hacerlo, los cuatro estadounidenses, incluido el embajador Chris Stevens, asesinados en Benghazi sin que los milicianos organizados por EE.UU. movieran un solo dedo para impedírselo a sus compañeros islamistas.


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