Verbitsky le exigió la renuncia al Procurador del Tesoro: «Todos saben que su tarea concluyó»

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Horacio Verbitsky le exigió al Procurador del Tesoro de la Nación, Joaquín Da Rocha, que presente la renuncia. En una breve nota titulada «Yo sé que tú sabes que yo sé» publicada ayer en Página/12, el periodista, que se jacta de tener contacto directo con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, escribió que «más temprano que tarde (Da Rocha) terminará por entender que todos saben que su tarea como jefe de los 115 servicios jurídicos del Estado ha concluído y que lo único que le queda por delante es ahorrarse el último papelón».

Verbitsky justifico su ultimatum (¿o úkase?) alegando que Da Rocha sabe que la Presidenta «sabe de su aliento a Scioli, de su relación con Gustavo Caraballo y el Grupo Clarín (…) y que no le interesa escuchar sus disculpas». Pero unos renglones más abajo agregó que «acaso el Poder Ejecutivo todavía ignore que ante el ofrecimiento de notas con Da Rocha hubo periodistas que aceptaron si también contestaba sobre los maltratos a su ex esposa (en referencia a Mónica Cuñarro, la -tomen resuello- secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional Coordinadora de Políticas Públicas en Materia de Prevención y Control del Tráfico Ilícito de Estupefacientes, Delincuencia Organizada Transnacional y Corrupción) documentados en actas policiales, por lo cual no hubo entrevistas».

En fin, que o bien Verbitsky es el brazo secular de Cristina, o bien se ha pasado varias estaciones, abusando de su confianza y haciendo bueno aquél viejo refrán de «le das la mano y te agarran del codo». La seguridad Odol con que afirmó que la Presidenta ni siquiera quiere escuchar lo que pueda decir Da Rocha robustece la impresión de que se ha convertido en los hechos el vocero de la Presidencia, desplazando a Alfredo Scoccimarro a un rol meramente decorativo. Pero, contradictoriamente, la admisión de que Cristina ignora que hubo periodistas que se negaron a entrevistar a Da Rocha si éste se negaba a ventilar con ellos sus problemas conyugales, indica que sus comunicaciones con la Presidenta no son tan fluidas como desearía, ya que se ve obligado a informarla a través de su habitual homilia dominical. ¿Es que acaso Cristina ya no le atiende el teléfono?

Por lo que puede apreciarse, desde que descubrió Twitter, la Presidenta prefiere comunicarse con el mundo a través de este medio, que evita las habituales tergiversaciones en que incurren sus portavoces formales u oficiosos.

Sin retorno

Al atacar al Procurador Da Rocha exhibiendo sus desaveniencias conyugales y acusándolo sibilinamente (nunca con todas las letras) de golpeador, Verbitsky se puso a similar nivel que Jorge Lanata, que no encontró mejor recurso para contestar a las críticas de Federico Luppi que tacharlo de lo mismo.

Entrevistado por la revista Veintitrés y al dar su parecer sobre el periodismo local, Luppi dijo que «el otro día leí sobre las amenazas a Leuco y pensaba: ‘Hay que ser pelotudo’. Da cosa ver a tipos como Morales Solá o Grondona, que raspan el suelo con el hocico durante todo el día. De eso no se vuelve. O lo que dijo Lanata sobre que Clarín era el más débil en relación al Gobierno. No tiene pudor. Un tipo que dice eso en la Argentina de hoy y no es un ignorante, y está informado, ¿Qué es? Un chanta».

«Federico Luppi ahora opina de política» dijo con sorna Lanata en la apertura de su programa DDT, y luego buscó la complicidad de sus sufridos colaboradores preguntando retóricamente: «¿Pegarle a las mujeres es delito, no?» en tácita referencia a la tempestuosa separación, hace casi dos décadas, del gran actor y quien fuera su pareja durante la negra noche de la dictadura, la actriz Haydeé Padilla, más conocida como «La Chona», quien dijo haber sido maltratada por Luppi. 

Estas actitudes me recuerdan una asamblea estudiantil a la que asistí en mi primera juventud. Cuando un orador refutó todas y cada una de las chicanas de quien lo había precedido, éste, sin otra cosa que decir, gritó: «¡Callate, puto!». Ante lo cual el orador, sin inmutarse, le respondió. «Y si fuera homosexual ¿qué?», ganándose el aplauso de casi todos a pesar de la homofobia dominante en aquellas épocas.

La reiteración del «argumento» de tachar a los enemigos de golpeadores de mujeres (hace poco lo utilizó con Francisco De Narváez) como prueba irrefutable de su perversión intrínseca y con fines espúreos, trivializa un extendido drama y sienta un mal precedente, puesto que también fue utilizado por una ex amiga de Verbitsky para esmerilar -con gran amplificación por parte de la revista Noticias– al matrimonio formado por la Presidenta y su  predecesor en el cargo, Néstor Kirchner, quién, al parecer, recela de Verbitsky.

Desde que se hizo con el control del Cels fundado por Emilio Mignone (un católico practicante que había sido ministro de Educación del dictador Juan Carlos Onganía y que en su sincera conversión a la causa de los derechos humanos luego del secuestro y desaparición de su hija catequista, Mónica, procuró que fuera amplio y no sectario), Verbitsky procura extender su poder como una mancha de aceite.

En este contexto llaman la atención sus feroces ataques no sólo contra Da Rocha sino también contra los planes del Gobierno Bonaerense de construir alcaidias y cárceles de nuevo concepto, donde alojar en condiciones dignas a quienes están hoy detenidos hacinados y en condiciones inhumanas en las abarrotadas comisarias y cárceles de la provincia. Un plan que se está desarrollando con el auspicio y la supervisión del Ilanud (Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del delincuente) que dirige el insigne criminólogo Elías Carranza.

Verbitsky sobreactúa sus acusaciones a Da Rocha y Rafael Bielsa por su supuesta complicidad con el Grupo Clarín en un evidente intento de minimizar sus añejas y profundas relaciones con el mismo, que hicieron eclosión cuando en el 2002 la apropiadora Laura Ernestina Herrera de Noble fue detenida, y el organizó su defensa pública. Por cierto, el abogado de «la señora» en esta causa es ahora su antiguo protegido, el ex juez federal y ex camarista Gabriel Cavallo.

Como es público, el enfrentamiento entre el Gobierno y el Grupo Clarín terminó por dinamitar la hasta entonces sólida amistad entre Bielsa y Eduardo Van der Kooy. En cambio nadie sabe cómo ni cuando se cortó la profunda relación entre Verbitsky y Héctor Magnetto.


Aqui pueden leer la nota de Verbitsky de marras.


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