VIDAS EJEMPLARES – Herman, El Contrahecho, encorvado en su silla como un ave de rapiña, elevaba sus preces a la Virgen
Herman el Contrahecho – 24 de septiembre
Monje, 1013 – 1054
F ABELARDO SANTIAGO
También llamado Hermannus Contractus, el conde Herman von Altshausen no sólo había nacido paralítico sino que todos sus miembros estaban tan deformados y entrecruzados que no se entendía cómo había podido aprender a escribir, ni a hacer nada, porque la de escribir era una de las tantas actividades para las que estaba particularmente incapacitado.
Cuando lo acostaban, ya no podía volver a incorporarse sin ayuda, ni siquiera girarse a un lado. Sólo en su silla portátil, de construcción especial, aunque rudimentaria y propia de la era pre-tecnotrónica, podía estarse en cuclillas y aun con mucha dificultad, pues así como estaba incapacitado para girarse de lado sobre la cama, tenía una notable habilidad para caer de la silla.
Cabe decir que, debido a un defecto de su faringe, tampoco podía articular sonidos comprensibles, de manera que tuvo que ser su influyente familia y no él mismo quien solicitara su ingreso en el monasterio de Richenau.
Sin embargo, todo cuando le faltaba en capacidad de movimiento y expresión, lo compensaba con una inteligencia inusual, que lo llevó a transformarse en uno de los más sobresalientes eruditos de su época. Escribió un Chronicon que recorría la historia europea desde la época de Jesús hasta la del primer kaiser de Alemania, así como tratados sobre matemáticas y astronomía. Él mismo, con sus deformes manos, construyó un astrolabio, instrumento por el que podía calcularse la posición de los astros. Poeta y compositor de vuelo, aún hoy se cantan sus himnos Salve Regina y Alma redemptoris mater.
Insólitamente, puesto que no podía hablar, encorvado en su silla como ave de rapiña formaba parte del coro benedictino y según se cuenta, cuando cantaba su voz se volvía tan clara que hacía olvidar sus deficiencias.
A los cuarenta y un años ya era un anciano, y cuando lo acometieron terribles punzadas en un costado, expiró tras comunicar a sus hermanos su anhelo de alcanzar un mundo imperecedero.
Advertencia
Este trabajo no ha obtenido el Imprimatur episcopal ya que, como es sabido, en todo lo que atañe a la disposición de las fiestas dedicadas a los santos sigue decidiendo la Congregación Papal para los Ritos, con sede en Roma.