VIDAS EJEMPLARES – Edith de Wilton, venida al mundo en circunstancias oscuras, desde su niñez se consagró a Dios en un monasterio

Compartí

Edith – 16 de septiembre

Monja, 961 – 984

Resultado de imagen para SANTORAL EDITH WULFRIDA

F ABELARDO SANTIAGO

Edita era hija natural de santa Wulfrida y san Edgar el Pacífico, en su vida terrenal, rey de Inglaterra.

Antes de convertirse en santo y pacificarse, Edgar había intentado violar, aunque sin éxito, a santa Wulfilda y luego desfloró exitosamente a santa Wulfrida, a quien mantuvo cautiva durante 7 años. Aunque concupiscente y depravado, el monarca se sentía irresistiblemente atraído por la santidad.

Deshonrada, Wulfrida se retiró al monasterio de Wilton llevando consigo el fruto de su pecado, la pequeña Edita, a la que educó en la religión y lejos del mundo.

Cuando ya era doncella, Edita, que había oído hablar de su padre, rechazó preventivamente su invitación de llevarla a la corte, hizo sus votos y se destacó por su gran humildad y sentido de la penitencia.

Su relación con el Redentor se caracterizaba por una especial devoción. Se santiguaba con el pulgar innumerables veces, no sólo sobre su frente sino también sobre la comida y la bebida, así como sobre toda clase de objetos domésticos.

Resultado de imagen para SANTORAL EDITH WULFRIDACuando asesinaron a su hermanastro, san Eduardo, Edita se santiguó, renunció al trono que le ofrecían y permaneció santiguándose junto a su madre en el monasterio. Utilizó su dote para ayudar a los pobres y construir una bonita iglesia, consagrada por san Dunstano a instancias de la propia Edita. Cuando en esa ocasión Dunstano advirtió la cantidad de veces que nuestra santa se santiguaba en la frente, exclamó: “Este dedo no se corromperá nunca”.

Mas tarde, durante la misa, el santo varón cayó de rodillas derramando amargas lágrimas de pesar. Al preguntársele qué le ocurría, respondió “Nuestra estrella luminosa, Edita, sólo permanecerá treinta y tres días entre nosotros”. Y así sucedió: a los treinta y tres días santa Edita abandonó este mundo sin haberlo conocido: jamás en su vida había puesto un pie fuera del monasterio.

Un mes después de su entierro, se le apareció a su madre y le declaró que con la ayuda de la cruz había vencido a Satanás. Y transcurridos trece años san Dunstano hizo exhumar sus restos comprobando que el dedo pulgar seguía intacto, santiguándose.

 

Advertencia

Resultado de imagen para santoral crescenteEste trabajo no ha obtenido el Imprimatur episcopal ya que, como es sabido, en todo lo que atañe a la disposición de las fiestas dedicadas a los santos sigue decidiendo la Congregación Papal para los Ritos, con sede en Roma.

 

 


Compartí

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *