VIDAS EJEMPLARES – Mauricio, comandante romano servil y lisonjero, decapitado por orden del emperador Maximiano
Mauricio – 22 de septiembre
Mártir, m. hacia 303
F ABELARDO SANTIAGO
General romano que comandaba la Legión Tebaica, compuesta principalmente de soldados cristianos provenientes del Alto Egipto. Durante una campaña en la Galia, cuando el ejército acampó al pie de los Alpes para granjearse el favor de los dioses mediante los sacrificios de rigor, Mauricio se presentó ante el emperador Maximiano y en nombre de la Legión, dijo: “Nosotros, los cristianos, no participamos de la idolatría. Si nos ordenas luchar contra el enemigo, obedeceremos al instante y demostraremos nuestra fidelidad, no con sacrificios a dioses inexistentes, sino con nuestro valor y nuestro arrojo”.
Por toda respuesta, Maximiano ordenó diezmar la Legión: uno de cada diez hombres fue decapitado delante de sus compañeros.
Mauricio y sus ayudantes, Cándido y Euxperio, infundieron a todos el valor necesario, y nueve de cada diez legionarios se mantuvieron firmes en sus puestos.
Mauricio se presentó ante el emperador para informarle que “Vimos correr la sangre humeante de nuestros hermanos, pero nuestra fidelidad hacia ti, emperador, no vacila. Nuestra vida y nuestro cuerpo te pertenecen, pero nuestra alma la hemos empeñado a Dios”. De inmediato los seis mil legionarios sobrevivientes fueron ejecutados.
Los dioses romanos han de haber quedado muy satisfechos por la hecatombe, pues al día siguiente Maximiano obtuvo una victoria aplastante sobre los galos.
Mauricio y sus legionarios son patronos de los ejércitos, los cuchilleros y los armeros. Protectores de los niños enfermos, se los invoca contra la gota, las dolencias de oídos y la posesión por espíritus malignos.
Debido a que algunos artistas le pintaron la piel de color negro, también los tintoreros lo escogieron como su patrón.
Advertencia
Este trabajo no ha obtenido el Imprimatur episcopal ya que, como es sabido, en todo lo que atañe a la disposición de las fiestas dedicadas a los santos sigue decidiendo la Congregación Papal para los Ritos, con sede en Roma.