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AMIA II. Edul NO es el dueño del terreno de la Calle Constitución

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No fui ayer a la audiencia inicial de la AMIA por pura desazón, ya que un medio muy importante me pidió una nota y después no la publicó (es la misma nota, con leves variantes, que publiqué ayer aqui) y harto de las operetas en las que suelen embarcarse los periodistas que estuvieron embarcados en la primera fase del encubrimiento (Galeano) y en la segunda (Nisman) sin haber hecho la menor autocrítica. Por ejemplo Raúl Kollmann, que en el ínterin se hizo rico, y que acaba de publicar dos notas seguidas diciendo que el terreno de la calle Constitución 2657 (le han quitado ese número y fugura alternativamente como 2655 o 2659), un terreno en forma de «T» sobrante de la construcción de la autopista 25 de mayo, es de propiedad de Alberto Jacinto Kanoore Edul (foto), un comerciante textil oriundo de Siria que tiene tanto su comercio como su hogar muy cerca de allí pero que NO es el dueño del solar, que es de propiedad municipal. A esta altura de la soireé, no sé si Edul (que llamó a la casa de Telleldín el domingo 10 de julio de 1994 a primeras horas de la tarde, en momentos en que se supone que Telleldín estaba traspasando la camioneta que, dicen, serviría una semana después de coche-bomba, llamada que se hizo desde un celular-ladrillo fijo al Peugeot 505 marrón de Edul y que al parecer respondió un contestador automático, ya que duró escasos segundos) tuvo algo que ver con el atentado, o se lo eligió para desviar las investigaciones para encubrir el hecho clave de que como quien dice «tenía las llaves» de ese terreno (que parece clave en la ejecución del atentado) era el médico del presidente Menem (con rango de secretario de Estado) Alejandro Tfeli, tal como denuncié puntillosamente ante el juez Galeano a fines de 1999 y expliqué en la Comisión Bicaneral de Seguimiento de las Investigaciones de ambos atentados poco después.
Ya volveremos sobre este tema crucial. Por ahora baste decir que además de que Menem, Anzorreguy y Anchezar (que no es «un agente de la SIDE», como se dijo por ahí, sino un almirante retirado, subsecretario de Inteligencia y segundo de Anzorreguy) faltaron o se ausentaron de la audiencia pretextando estar muy malitos, Beraja se sentó al lado del comisario Palacios (que no fue el jefe del comisario Castañeda, sino su sucesor cuando el disuelto DPOC fue sucedido por la luego también disuelta DUIA) y adoptó una abogada «saca-presos» íntimamente ligada a la Policía Federal, Valeria Corbacho, lo que permite sospechar que se comportará durante el juicio como un delincuente común, lo que se llama un «nega» en el lunfa carcelario.


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