IRAK: La blitzkrieg de Daesh y sus sponsors saudíes, turcos e israelíes
Por Guadi Calvo / Hamartia
![]() |
General Ezat Ibrahim al-Duri, de Sadam al EIIL: ¿Laico que se volvió salafista o mercenario de la CIA? |
Ni a Stanley Kubrick, ni a Francis Ford Coppola, ni al mismísimo Sam Fuller, se le hubiera ocurrido en el más extraordinario de sus guiones, una contraofensiva tan brutal y asombrosa como la que desde hace quince días viene protagonizando en Irak la organización armada Estado Islámico para Irak y el Levante (EIIL) o Daesh por su acrónimo en árabe, a quienes hace poco más de un mes ha repudiado Ayman al-Zawahiri el líder de al-Qaeda global. Pero claro ni Kubrick, ni Coppola, ni Fuller han tenido jamás un productor tan dotado de dólares como Arabia Saudita.
A quince días de la brutal embestida de los takfiristas del EIIL contra las autoridades de Bagdad, queda claro que no han tomado la capital sencillamente porque no forma parte del plan inicial. El EIIL en menos de dos semanas ya ha conquistado cerca del 35 por ciento del territorio de país.
Esta banda takfiristas iraquí, que lleva más de dos años luchando en Siria contra el gobierno de Bashar al-Assad, hacía varios meses había iniciado una guerra contra el Frente al-Nusra, digamos la representación oficial de al-Qaeda en Siria, de allí el repudio del manager global al-Zawahiri. En enero el EIIL, habían cruzado la frontera de Irak e instalándose en la provincia fronteriza con Siria de al-Anbar y haciéndose fuertes en sus dos ciudades principales Faluya y Ramadi, de los que nunca, más allá de los intentos las fuerzas del primer ministro Nuri al-Maliki, pudieron ser desalojados.
Sin duda al-Maliki, mientras sabe que sus enemigos están estacionados solo a cincuenta kilómetros de la punta de sus zapatos, se repite: «de esos polvos estos lodos».
Aunque la prensa internacional quiere enmascarar la revuelta de los santones sunitas del EIIL, como una guerra religiosa, acusando a al-Maliki, de confesión chiíta, de haber postergado a los sunitas iraquíes, que representan cerca del cuarenta por ciento de la población y a los kurdos, que representan un diez por ciento de la población total.
Esta es una nueva guerra por el petróleo, donde interviene no solo Arabia Saudita, sino varios aliados regionales de los Estados Unidos, como Turquía e Israel, que han hecho un buen trabajo previo de inteligencia. Por ejemplo cuando el EIIL tomó la ciudad de Mosul, capital de la provincia de Nínive, su gobernador Assir al-Nujaifi, recibió a los hombres del EIIL como libertadores al tiempo que ordenó a las tropas del ejército iraquí, que estaban estacionadas en la zona, que se dispersaran y pidió a población civil que acatasen las órdenes de los takfiristas. Ahora se sabe que a principios de junio, al-Nujaifi estuvo en Turquía, donde fue recibido por el primer ministro Recep Tayyip Erdogan y el jefe del MIT (Milli İstihbarat Teşkilatı) el servicio secreto turco, Hakan Fidan.
Mosul de casi dos millones de habitantes, cuenta con importantes refinerías de petróleo, donde los terroristas además de hacerse con grandes cantidades de armas, incluso helicópteros de última generación entregadas por los Estados Unidos al ejercito de Bagdad, encontró, según las fuentes, entre quinientos y dos mil millones de dólares en efectivo. Además de Mosul, han conquistado Tikrit, Kirkuk y otros sectores de la provincia norteña de Salah al-Din y Diyala al este del país. Se han conocido ya varios casos de mujeres de estas poblaciones que se han suicidado tras el acoso de las bandas takfiristas.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general de división Hasan Firuzabadi, declaró el martes 17 de junio: «El grupo takfir Estado Islámico de Irak y del Levante es un truco del régimen israelí y de los Estados Unidos.
Los terroristas del EIIL han atacado con el apoyo de la aviación israelí en diferentes oportunidades objetivos sirios». Si realmente la opción del EIIL hubiera sido la religiosa jamás se hubiera aliado con el ex vicepresidente de Saddam Hussein, Ezat Ibrahim al-Duri, que reapareció junto a miembros de la vieja Guardia Republicana, que se han hecho cargo del armamento más sofisticado que los hombres del EIIL capturaron durante los primeros días de la contraofensiva entre ellos varios helicópteros. Si algo hay lejano de un fanático religioso islámico son los hombres vinculados a Hussein, no por su faz de dictador corrupto, sino algo mucho peor: la de ser laico.
Como para confirmar la presencia de los ex hombres de Saddam vueltos de sus exilios en Qatar y otros países del Golfo, el diario británico «The Daily Mail» informa ex miembros de la otrora Guardia Republicanos, habrían capturado y ejecutado a Rauf Abdul Rahman, el juez que condenó a la horca al dictador en el 2006, los viejos guardias republicanos consumaron así una anhelada venganza.
El líder del EIIL, Abu Bakr al-Bagdadí, nacido en la ciudad santa de Samarra, tiene una larga experiencia como terrorista, si bien se sumó a la insurgencia en Irak tras la invasión de Estados Unidos en 2003 para luchar contra las fuerzas de ocupación. Se inició en el fanatismo religioso durante los cinco años que pasó en la prisión de Camp Bucca, la más importante que las fuerzas invasoras establecieron en Irak. Allí al-Bagdadí, sufrió largas sesiones de tortura, hasta que se lo reporta como muerto en octubre de 2005. Aunque para sorpresa de todo el mundo reaparece en mayo de 2010, como el jefe del Estado Islámico de Irak (EII). Estados Unidos lo declaró terrorista en 2011, pero lo dejó de perseguir cuando paso a combatir al gobierno de Siria.
Según algunos cálculos de diferentes Servicios de Inteligencia europeos el EIIL contaría con unos 6000 combatientes en Irak y en Siria otros 7000. Muchos de estos hombres habrían recibido entrenamiento en campamentos clandestinos de Turquía organizadas por la CIA, cercanos a base aérea estadounidense de Incirlik, lo que se habría hecho con el conocimiento del presidente Barack Obama.
El rápido desplazamiento de las principales fuerzas del EIIL desde territorio sirio hacia Irak ha debilitado en mucho sus posiciones frente al Ejecito Árabe Sirio, quien ha venido dando cuenta de esa reciente ventaja aumentando su ofensiva contra la ciudad siria de Raqqa, en manos de los yihadistas desde marzo de 2013 y que hasta hace solo unas semanas era algo así como un santuario para los militantes de al-Qaeda.
Pero negocios son negocios, y los terroristas abandonaron Raqqa, para, junto a los ex guardias republicanos de Saddam Hussein, adueñarse de importantes zonas petroleras. Por lo que ya estarían vendiendo petróleo en el mercado internacional con la anuencia de Washington, y como excedentes de producción de empresas como ExxonMobil, que pertenece al grupo Rockefeller, prácticamente dueños de Qatar y la Aramco, un consorcio de capitales norteamericanos y sauditas.
En su avance el EIIL, ha puesto bajo su control dos importantes oleoductos: uno que abastece justamente a Siria, mientras el otro es el que llega al puerto turco de Ceyhan. Los takfiristas ya ha cerrado el primero de los oleoductos, para agotar más al gobierno de al-Assad. Otros posibles afectados por estos cortes podrían llegar a ser consorcios chinos como la PetroChina, Sinopec y CNOOC, que se habían convertido en los clientes más importantes de Irak y seguramente no negociaran con los terroristas.
Tras el disloque del ejército iraquí, para lo que Estados Unidos había invertido unos veinte mil millones de dólares y no pudo sobrevivir al primer embate de los terroristas o al primer soborno, Irak hoy esta protegido por milicias chiítas, como el Asa’ib Ahl al-Haq (AAH), una escisión del poderoso Ejército del Mahdi, su líder, Qayis Khazali fue expulsado del Ejército del Mahdi de Muqtada al-Sadr, por actuar con demasiada autonomía.
El gran ayatolá Ali Sistani, el principal clérigo chiíta de Irak emitió una fatwa para que «todos los iraquíes aptos» se preparen para defender a Irak de los terroristas del EIIL.
Si bien el primer ministro al-Maliki ha reclamado ayuda a Washington, el presidente Obama ha sido errático en sus contestaciones y solo ha resuelto mandar un centenar de asesores militares, que tienen vedado entrar en combate.
Este nuevo escenario no deja de provocar nuevas preguntas, que se irán develando en el trascurso de las acciones.
¿Estados Unidos intentara con esta nueva situación revertir el destino de la hasta ahora victoriosa resistencia siria? ¿Podrá Washington, Tel-Aviv y Ankara impedir que se establezca definitivamente a caballo de Siria e Irak un califato takfirista que arrastré a millones de personas al Siglo XII, como sucedió en el Afganistán talibán? ¿Hasta donde tolerarán Rusia y China este nuevo escenario, que ya ha dejado a Pekín sin un importante proveedor de crudo? ¿Cuál será la respuesta de Teherán de sentirse sitiado?