JUAN RAMÓN QUINTANA, el boliviano más odiado por la CIA
Detrás de la ex presidenta de facto, Jeanine Añez, el monje negro de la breve dictadura boliviana fue Arturo Murillo, íntimamente ligado a la CIA (se lo supone ahora escondido en los Estados Unidos) quien lanzó una cacería para acabar con Juan Ramón Quintana, un todavía joven militar retirado y sociólogo que siempre puso el acento en que las fuerzas armadas en general, y el ejército en particular estuvieran nutridos de cuadros nacionalistas y antiimperialistas, pero que para entonces había sido desterrado como embajador en Cuba pero volvió cuando se la vio venir. Gracias al cobijo que le brindó la embajada de México los sicarios enviados por Murillo no pudieron atraparlo. La factura del golpe, en el cual la actitud del generalato fue decisiva, ponen en primerísimo plano aquellas preocupaciones, así como las de disponer de servicios de inteligencia que permitan desarticular las conspiraciones que sistemática y rutinariamente inspira la CIA.
Para leer la entrevista completa que a «JR» le hizo Gustavo Veiga y que publicó parcialmente Página 12, cliquéen aquí.