Admirable actitud de los judíos noruegos. (En la foto: campamento de la juventud laborista, que se ha plegado a la campaña de boicotear los productos producidos total o parcialmente en los territorios ocupados). JS
Un ruiseñor judío trina en Noruega
“De Sion saldrá la ley, de Jerusalén la palabra del Señor”[1]… pero de Noruega despuntará la primavera judía.
En noviembre de 2015 la Unión Europea adoptó la decisión de exigir de sus miembros la identificación por medio de etiquetas especiales de productos israelíes producidos en Cisjordania y el Golán destinados a la comercialización en sus países. Semanas atrás, el gobierno francés implementó estas directivas vía una reglamentación que fue distribuida en las distintas redes de venta al público.
Como desarrollo marginal de este proceso, el Consejo Municipal de la ciudad Trondheim, la tercera ciudad de Noruega, decidió días atrás, “evitar la compra de mercancías y servicios de los territorios ocupados por Israel debido a que ese país continúa avanzando agresivamente en su política de conquista, los asentamientos ilegales se amplían, la construcción de la valla de separación continúa y los palestinos están sometidos a un acoso diario sufriendo enormes obstáculos en su vida. La Municipalidad de Trondheim no puede apoyarla.”
A continuación, los ediles noruegos hicieron un llamado a sus habitantes para que ellos boicoteen en forma particular productos y servicios de los asentamientos judíos. En un párrafo aparte de la misma resolución, también se llama a boicotear productos del Sahara Occidental y de otras zonas bajo conquista”[2].
De acuerdo al conocido protocolo de la diplomacia israelí para este tipo de acontecimientos, fuera de la presentación de protestas formales por medio de la respectiva representación diplomática, el Estado Judío, recurre a su calidad de potencia supranacional movilizando ciudadanos judíos residentes en la diáspora con suficiente poder para interferir en decisiones de sus países en favor de intereses foráneos, en este caso de Israel.
Como no se podía esperar de un típico directivo judío autómata al servicio del gobierno israelí, Robert Singer, Director General del Congreso Judío Mundial (WJC) se alistó de inmediato enviando una carta al Canciller de Noruega exigiéndole que condara la resolución del Consejo Municipal de Trondheim. El funcionario judío retornó a gastados argumentos emocionales: “Los judíos del mundo, debido a los acontecimientos de no hace tanto tiempo en Europa, el llamado a boicotear negocios judíos suena de una manera muy especial”[3].
La gran sorpresa del caso –que tiene el carácter de ruiseñor que anuncia la primavera judía– fue la actitud de la dirección de la comunidad judía de Noruega. Ante el pedido especial de Rafi Sotz, el embajador de Israel, de reprobar la conducta del Concejo de Trondheim, se reunieron y adoptaron e hicieron pública una decisión revolucionaria: “La comunidad judía de Noruega no criticará la decisión de boicotear ciertos productos israelíes, bajo el argumento que se trata de un tema político, en tanto la comunidad se preocupa en responder solo ante actos de antisemitismo y no políticos”.
Al mejor estilo de la típica grosería que caracteriza la diplomacia israelí, esa norma que impuso Netanyahu que se puede estar solo de su lado o de lo contrario se es enemigo, estos valientes, honorables y democráticos judíos fueron catalogados por esa dependencia de “cobardes y oportunistas”[4].
Sinagoga de Oslo
En buena hora la dirección comunitaria judía de Noruega demostró que los judíos del mundo que no coinciden con las políticas arrogantes de Jerusalén se pueden alzar contra ellas sin temor. No por ello dejaran de ser buenos judíos, ni menos dejar de estar identificados con el Estado de Israel.
Años de amamantar principios de un ejemplo de democracia y estado de bienestar, estos judíos demostraron poseer visión crítica propia, valentía y un fuerte posicionamiento de valores humanos antes que la cobardía, sumisión y automatismo ideológico exigido por el liderazgo judío de Jerusalén.
Los problemas de comercio exterior de Israel son sólo prerrogativa y responsabilidad de su diplomacia. Todo intento de movilizar judíos del mundo, por el solo hecho de disponer ciudadanía de otro país y una posición económica o política preferencial, es antidemocrático e inadmisible, y sirve para dar un espaldarazo a la diatriba antisemita de “Los Protocolos de los Sabios de Sion”.
Ojalá me equivoque.
Daniel Kupervaer, Herzlya – Israel 30-11-2016
http://daniel.kupervaser.com/
NOTAS
[1] “Cántico de Isaías, (Is 2, 2-5)
[2] “La Tercera ciudad de Noruega boicotea productos de los asentamientos”, Ynet, 30-11-16
[3] “WJC urges Norwegian government to oppose city’s Israel boycott”, WJC, 25/11/16
[4] “La Tercera ciudad de Noruega boicotea productos de los asentamientos”, Ynet, 30-11-16