NORD STREAM 2: Negociaciones secretas en Suiza entre Washington y Moscú
Los estadounidenses están interesados en comprar Nord Stream 2, repararlo y vender gas ruso a los europeos
Hace semanas, un medio ruso normalmente bien informado, publicó noticias de negociaciones secretas en Suiza entre los enviados de Rusia y EEUU para tratar la compra del gasoducto saboteado. En Occidente han escrito sobre el tema el británico The Financial Times, el estadounidense The Wall Street Journal y el alemán Bild.
EL digital italiano L’Antidiplomatico analiza la información publicada por los medios anglosajones y señala que «la compra del gasoducto a precios bajísimos por parte de empresarios estadounidenses estaría en la mesa de negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, en el marco de la resolución de la guerra en Ucrania. Un acuerdo de ese tipo constituiría una verdadera alianza entre las dos potencias y trastocaría el equilibrio geoestratégico global. La paz quedaría así sellada y garantizada sobre la base de un interés estratégico común: la restauración del suministro de gas ruso a Europa a través de una infraestructura estadounidense«.
El medio italiano escribe que de llevarse a cabo el plan sería «una estafa…una auténtica burla» para Europa, y que «una posible asociación energética crearía un eje Washington-Moscú sin precedentes» del cual dependerían los europeos.
Es cierto, pero la UE se lo tiene bien merecido. Sería para alquilar balcones ver el espectáculo del gas ruso fluyendo a Europa, de mano de los estadounidenses. Y pagado a precio mucho más elevado que cuando iba a llegar según el plan original: directo de Rusia a Alemania.
El gobierno alemán no expresó la más mínima protesta cuando el gasoducto fue volado en un acto de terrorismo internacional, a pesar de que el 49% de la obra había sido financiada por empresas europeas. Tampoco dijo nada cuando a principios de 2021, al finalizar la construcción del gasoducto, el entonces secretario de Estado de EEUU Antony Blinken advirtió al ministro de Exteriores alemán: “El presidente Joe Biden ha sido muy claro al decir que cree que el gasoducto es una mala idea». El ministro de Exteriores alemán debió responder «lo que es mala idea es que un presidente manifieste públicamente opiniones sobre la política energética de un país extranjero». No lo hizo. Ser vasallo, a la larga sale más caro que tener un mínimo de dignidad.
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