CHINA Y EL PERONISMO: Una relación de larga data («¡Tela marinera!» dicen en España)
Un artículo muy interesante de Claudia Peiró republicado ayer, jueves, en Infobae se refiere a las relaciones entre Perón y la China de Mao-Tse-Tung (como escribíamos nosotros, los setentistas) o Mao Zedong, como Pekín (perdón, Beijing) pidió que lo llamaran no recuerdo ahora si a finales de los ’70 o a comienzos de los ’80. Es un refrito y ampliación de una nota ya publicada por la misma autora en el mismo medio en octubre de 2017, pero no cabe duda de que es pertinente su reaparición en momentos en que China envía, y la Argentina va a buscar a China, ingente material médico para combatir la pandemia de Covid-19.¡Y que lo hace apelando al martifierresco principio de «Los hermanos sean unidos»!. Según mi memoria, que puede fallar, no veo personalmente a la autora desde hace mas de treinta años, a fines de 1989, cuando al encontrarnos en el descenso del subte en Plaza de Mayo a fines de 1989, la fui a saludar (era redactora de la revista JotaPé, dirigida desde la clandestinidad durante el gobierno de Alfonsín por Rodolfo Galimberti que con malidicencia me elogiaba… para vituperar seguidamente a Rogelio García Lupo y Horacio Verbitsky, justamente los periodistas que, más allá de alguna diferencia política, más admiraba) y ella me repelió diciéndome que sabía perfectamente que había llamado a Verbitsky y a Alicia Oliveira (porque no había encontrado a Horacio) para advertirle que Galimberti destinaría la tapa del último número de la revista a lanzar la versión de que él había trabajado para la Fuerza Aérea (la misma que años después recogió el otrora progre Gabriel Levinas), lo que me dejó claro que había pasado a trabajar en la vecina SIDE, seguramente reclutada, por recomendación de Galimberti, por quien entonces estaba encargado de la relación de los espías con los periodistas, Amílcar Fidanza, alías Pepe (ex guerrillero de las Fuerzas Armadas Peronistas reclutado primero por Massera y luego por Menem, padre del periodista) o por su segundo, Osvaldo Agosto (a) «La viuda de Rucci».
Todo esto no quita que el artículo que publicaré a continuación carezca de interés. Al contrario, es muy interesante, y su autora, atendiendo a su relativa juventud (últimamente casi todas las mujeres me parecen jóvenes) no se lanza a escribir sin documentarse. Lo que lastra sus escritos es su furibundo anticomunismo, lo que a su vez explica que publique en el Infobae, medio que no se priva de publicar notas largas y de fuste gracias a no depender de las restricciones de lo que ha de ser impreso en papel. Daniel Hadad, su dueño público, tuvo su cuarto de hora como periodista financiado por Alfredo Yabrán, pero astutamente se dio cuenta que le era mucho más conveniente abandonar esa carrera por reemplazar al declinante Mariano Grondona para convertirse en empresario y factotum de medios, y pegó el gran golpe cuando el presidente Menem le concedió graciosamente la frecuencia de la Radio Municipal, de propiedad pública, sobre la que lanzó Radio 10.
Hadad tuvo otros grandes éxitos, sin ir más lejos con la creación de C5N, y luego de su venta a Cristóbal López, con Infobae, medio que en todos los temas importantes responde directamente a la CIA y el Mossad, pero que no se priva de publicar interesantes notas históricas como ésta y, por ejemplo, las que publica Aldo Duzdevich (lo que, dicho sea de paso, le sirve a sus dueños para mantener un puente de comunicación con el Papa Francisco).
Dicen los que saben que hay otro dueño de Infobae oculto, Mario Montoto, alías «Pascualito», quien de adolescente militó en la segunda versión de la UES y enseguida en Montoneros, donde llegó a ser secretario del perseguido jefe Mario Eduardo Firmenich, para luego echar su honra a los perros y dedicarse al comercio de parafernalia bélica y de seguridad, hasta ser hoy -además de dueño de la revista DEF- el presidente de la Cámara de Comercio Argentino-israelí y asociado en distintos emprendimientos lucrativos con otra montonera renegada, Patricia Bullirch.
Todos estos largos circunloquios vienen a cuento de que Peiró buscó como apoyatura para redactar esta nota a Jorge Rulli, un histórico militante de la resistencia peronista que, tal como afirma, condujo unas primeras FAP (a la que pertenecían, por ejemplo, Manuel Bello y Pedro Frondizi, muertos a balazos por la policía bonaerense en el Rincón de Milberg, Tigre, el 8 de marzo de 1971) que fueron pronto subsumidas por otra facción de la misma, mejor organizada, que tenía como líder formal a Envar El Kadri (que estaba preso, como Rulli) y capitaneaban en la práctica entre otros Raimundo Villaflor, Jorge Cafatti, Eduardo Moreno y Bruno Cambareri.
A Rulli –que ha hecho importantes aportes como ambientalista, por ejemplo en la lucha contra los agrotóxicos– y a Peiró los une el anticomunismo (?) y un furibundo odio por Montoneros, particularmente por sus jefes sobrevivientes, Firmenich, Roberto Cirilo Perdía y Fernando Vaca Narvaja, fobia que de manera clamorosa, a Rulli le nubla la razón y paradójicamente le disipa cualquier pretensión de objetividad.
Rulli sigue peleándose con los hace rato desaparecidos montoneros, como se peleaba hace décadas Abelardo Ramos y se pelea ahora Duzdevich, pero con un encono mayor, desorbitado, que hace dudar de su salud mental. Y Peiró otro tanto, menos y con mayor razonabilidad, ya que ello está en sintonía con el medio en el que escribe.
Dice Rulli, por ejemplo, que la guerra prolongada (en realidad, Guerra Popular Prolongada, GPP, un concepto maoísta) nunca fue peronista, pero el hecho es que la marcha que unos compañeros míos compusieron para el Movimiento de Acción Secundario (MAS) amante y tributario de las FAP y antecedente de la UES montonera en tiempos del Gran Acuerdo Nacional (GAN) propuesto por el el dictador Alejandro Agustín Lanusse, decía así: «Argentina / gente y fe / se prepara / a pelear / todo el mundo sabe que / nunca nos van a aflojar / pero hay una solución / que parece extraordinaria / la llamaron / en la historia / guerra revolucionaria».
Es verdad que Gustavo Rearte, dirigente del Movimiento Revolucionario Peronista (MRP) que Rulli integraba rechazaba la guerrilla y proponía una estrategia insurgente en la que el recurso a las armas fuera el último cuando el grueso del pueblo saliera a la calle pidiendo el regreso de Perón a la patria y al poder «caiga quien caiga y cueste lo que cueste», pero no lo es menos que Rulli encarnaba otra posición, partidaria de lanzar una guerrilla urbana, lo que llevó a la práctica con terribles consecuencias personales, pues fue salvajemente torturado.
Decía la marcha de las FAP compuesta por Juan Leandro Hernández, alías «Fantasio», quien me reclutó: «Fuerzas armadas tenemos / las peronistas / son valientes que buscan / la reconquista / con el fierro en la mano / y alta la vista / Fuerzas armadas tenemos / las peronistas / Se fueron una tarde / pa’ Taco Ralo / a jugarse la vida / por sus hermanos / ¡Argentino y peronista! / gritaba el Cacho / Se fueron una tarde / pa’ Taco Ralo / Después de las derrotas / buscar verdades / para empezar la cosa / por las ciudades / y allá en Tortuguitas / sacar el sable…».
Es decir, pasar de la frustrada guerrilla rural a la urbana.
Rulli nunca pudo superar la herida narcisistica de que todo el mundo dé por un hecho comprobado que el primer jefe de las FAP fue Cacho, es decir, Envar El Kadri. (Ver aquí).
En la nota de Peiró solo he detectado un error. Y es que el intento de golpe del general Iñiguez no fue en junio de 1956 (cuando fue el intento incruento liderado por los generales Juan José Valle y Raúl Tanco, que culminó con el ilegal fusilamiento de Valle y tres decenas de civiles y militares) contra la dictadura de Aramburu y Rojas, sino en noviembre de 1960 contra el gobierno de Arturo Frondizi y con epicentro en Rosario.
Por lo demás, lo que más me impactó de la nota de Peiró fue la foto en la que Perón posa sosteniendo una tapa del diario venezolano El Nacional, donde se lo acusa de haber comandado la represión de los opositores al régimen del general Marcos Pérez Jiménez, quien le había concedido asilo pero con quien nunca se había entrevistado. La foto fue tomada a su pedido en la Embajada de la República Dominicana en Caracas, dónde Perón se había asilado. Es altamente demostrativa de que las «fake news» son muy antiguas.
Poco antes, en diálogo con el periodista Américo Barrios, Perón había dado su opinión, lapidaria sobre el gobierno de Pérez Jiménez: «Los que comen se atragantan y los sumergidos siguen en el fondo. No hay forma de disimular la situación cuando miles de criaturas deambulan al pie de los morros del Monte Ávila. La ausencia de estructuras sanitarias, cloacales y aguas corrientes nos están delatando que buena parte de la población continúa sin acceso a la higiene, comiendo salteado o que se debaten carcomidos”.
Por si faltara alguna demostración de la calumnia echada a rodar por El Nacional, el comandante Hugo Chávez Frías habría de manifestar reiteradamente su reconocimiento y admiración a Perón.
Luego de la nota de Peiró, como yapa o bonus track, añado un posteo de un sitio de Facebook llamado Historia Peronista, muy interesante aunque contiene un pequeño error… que revelaré al final del mismo.
…………..
La carta de Perón a Mao llevada por militantes que iban a entrenarse a China
“Íbamos a la escuela para cadetes extranjeros”, recuerda hoy Jorge Rulli, dirigente de la primera Jotapé. Era el año 1965. El líder exiliado llamaba al Presidente chino “Maestro Revolucionario”.
Perón envía una carta conceptuosa a Mao en julio de 1965. «Desde este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP [Movimiento Revolucionario Peronista], gentilmente invitados por Uds.,….», escribía Perón, en una carta fechada en Madrid el 15 de julio de 1965, en la que se dirige al presidente de la República Popular China, como «Mi querido Presidente y amigo» [Ver texto completo al pie de esta nota]. La carta es más bien formal, no alude a los motivos del viaje, se concentra en destacar la lucha y la visión comunes con Mao.
«CHINA POPULAR», escribe Perón, así, con mayúsculas, es un «ejemplo» y la «base inconmovible de la Revolución Mundial». Dice que su caída, en 1955, se debió a «la acción nefasta del imperialismo» que impidió «que nosotros cumpliéramos la etapa de la Revolución Democrática a fin de preparar a la clase trabajadora para la plena y posterior realización de la Revolución Socialista». Perón parece así adherir a la idea marxista que veía a su gobierno como una etapa «burguesa» en el camino hacia el verdadero objetivo. (Ya se verá que no es tan así).
La lucha, dice Perón, es contra «el Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes -entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos«. Estas dos potencias, agrega, «se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación».
«Nuestros objetivos son comunes -por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes. En lo fundamental somos coincidentes» – insiste- pero hace la salvedad de que «quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que hacen a sus condiciones socioeconómicas, y que modifican en cierta forma la táctica de lucha». Y se despide asegurando que «nada ni nadie podrá detener la hora de los pueblos».
En 1965, Jorge Rulli estaba en China, recibiendo entrenamiento militar. Junto con Gustavo Rearte, Cacho El Kadri, Carlos Caride y otros, integraba los grupos iniciales de la Juventud Peronista que se iba reorganizando en la Resistencia, en los años posteriores al golpe de Estado que derrocó a Perón en septiembre de 1955.
¿Perón sabía qué iba a hacer a China este puñado de jóvenes peronistas?
«Sí, sabía, pero en definitiva lo del viaje puede haber sido sólo para consolidar el vínculo con ese país; o tal vez para conformarnos a nosotros», reflexiona hoy Rulli, en charla con Infobae. «Me doy cuenta ahora; nunca estuvimos en otra cosa más que un plan eventual», porque -aclara- «la idea de la guerra prolongada nunca fue peronista».
La carta de Perón no cuenta solo por su contenido, sino por el contexto en el cual fue escrita.
Los primeros cinco años de exilio de Perón fueron de gran inestabilidad; en ese período, transitó por Paraguay, Nicaragua, Panamá, Venezuela, y República Dominicana, antes de instalarse en España, donde tampoco tuvo mucha seguridad, donde sólo le otorgaban visa de turista.
Tras el derrocamiento de Perón, la dictadura intenta borrar toda huella de peronismo, hasta en lo simbólico. Luego vendrán varios ensayos de «normalización», basados todos en la exclusión del peronismo.
En 1965, ya ha fracasado el pacto con Arturo Frondizi, que no pudo cumplir la promesa de levantar la proscripción a Perón. Y, en noviembre de 1964, el gobierno radical de Arturo Illia, tras decir que no había exiliados políticos, pide a las autoridades del Brasil que frenen a Perón en la escala en Río y lo devuelvan a España.
Pero, desde 1960, a medida que se evidenciaban las dificultades para estabilizar la situación política en Argentina sobre la base de la exclusión del peronismo, Perón pudo empezar a recomponer un sistema de relaciones en lo internacional, además de tener creciente contacto con fuerzas del interior.
Por esos años, Perón parece evaluar que el camino de las urnas está momentáneamente vedado y piensa en alguna forma de acción más directa, insurreccional, huelga general, etcétera. En septiembre de 1964, le escribe a Delia Parodi, una de las integrantes de la conducción peronista en el país: «Nuestro camino, en el caso de fracasar en la operación retorno, es más bien el de China o de Cuba, que en la actualidad están ayudando a todos los movimientos de liberación de América. […] Yo no creo como algunos que el fracaso de mi regreso cerraría toda solución al peronismo, porque todavía tenemos en la mano recursos que ni ellos mismos se imaginan. Un viaje mío a China y otro a Cuba podría ser la iniciación de una nueva era en la lucha peronista».
Jorge Rulli matiza esto. «Perón consideraba la vía insurreccional como una alternativa pero no muy apasionadamente. Él volvía una y otra vez a la experiencia de (el general Miguel Angel) Iñíguez [un levantamiento frustrado en 1956]. ‘El camión con armas lo hemos perdido‘, decía, en referencia a uno de los tantos mitos urbanos del peronismo: la imagen de un camión repartiendo fusiles a la gente….», señala Rulli.
«La idea de la guerra prolongada nunca fue peronista; lo que sí alentó Perón fue la creación de las primeras FAP [Fuerzas Armadas Peronistas] que -aclara enseguida- no tenían nada que ver con la otra, sectaria y excluyente [N.de la R: en referencia a la que se crea en 1968 y luego se fusiona con Montoneros]. Imagino que las FAP del 64 eran una especie de reaseguro personal de Perón, para rescatarlo en caso de alguna complicación en su regreso frustrado en diciembre de ese año».
Rulli también recuerda que Perón habló «un par de veces» con el Che Guevara por esos años y «le desaconsejó, desde su experiencia militar, ya que no era ajeno al tema, no ir a donde iba [Bolivia]; Perón pensaba como los grandes líderes de la posguerra en crear enormes escenarios y ahí si poner todo, desde la huelga hasta el grupo insurrecto».
Del otro lado, el Mao al que Perón estaba escribiendo era un líder algo debilitado por el fracaso del Gran Salto Adelante, un plan de desarrollo que causó hambruna y muerte, como muchos otros experimentos comunistas, en China y otros países, basados en el voluntarismo, la colectivización y la planificación estatal en toda la escala.
Un año después, en 1966, Mao lanzaría la Revolución Cultural, su contraofensiva para recuperar el poder del que se había visto parcialmente desplazado por dirigentes reformistas (entre ellos Deng Xiaoping, quien años más tarde pondría a China en la vía de las reformas que iniciaron su transición al capitalismo y que lograron, esta vez sí, eliminar progresivamente el hambre y la pobreza más extremas).
Respecto a las proclamaciones de fe socialista que el general hace en su carta, no falta quien reitera la consabida conclusión de que Perón le decía a cada uno lo que quería escuchar. Pero, ¿pensaba realmente Perón que China era el modelo a seguir? ¿Que el comunismo era la meta final a la cual debía tender? ¿Hasta dónde llegaba realmente la afinidad entre ambos líderes?
En Yo Perón, Enrique Pavón Pereyra, biógrafo oficial, pone en boca de Perón la siguiente reflexión: «Mao había dividido decididamente al socialismo nacional del internacional, se había negado a hacer causa común con el despojo internacional que, con el nombre de internacional socialismo, hacía la URSS. Mao echaba así las bases programáticas sobre las cuales podrían sentarse a charlar las jóvenes repúblicas del Tercer mundo. ¡Era casi un justicialista!»
Perón, como se ve, no abandonaba su aspiración a una Tercera Posición, entre las dos potencias. Su anticomunismo era tan intenso como su antimperialismo, quizás más. Para Perón, el comunismo era una consecuencia de los abusos del capitalismo. Y una muy negativa.
En un libro de reciente aparición, El exilio de Perón (Sudamericana, 2017), uno de los autores, Mariano Ben Plotkin dice que antiliberalismo y anticomunismo se combinaban en el pensamiento de Perón. En un texto del 68 (Latinoamérica ahora o nunca) -escribe Plotkin-, «luego de concluir que la única resistencia posible frente a las oligarquías eran las revoluciones socialistas -aunque con prudencia agregaba ‘que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga’ (…)».
Para Perón, agrega el autor, «rusos y norteamericanos, en el fondo, estaban de acuerdo en 1965, tal como lo habían estado en Yalta cuando se repartieron el mundo».
Aquí radica una de las claves de su acercamiento a Mao. Luego de unos años iniciales de aislamiento, a partir de 1960, Perón reconstruye un sistema de relaciones a nivel mundial.
El historiador estadounidense Joseph Page señala que Perón agregaba a «socialismo» el adjetivo «nacional» para «diferenciar la ideología de su Tercera Posición del comunismo al estilo soviético, ya que él estaba a favor del socialismo dentro de un país -de ahí el uso del término nacional- en contraposición al socialismo internacional (Perón, Javier Vergara, 1984)».
Ahora bien, para ciertos sectores peronistas, China, como Cuba, fueron más que simplemente potenciales aliados en la búsqueda de abrir un espacio intermedio en el mundo rígidamente bipolar de la Guerra Fría. Para muchos grupos, China y Cuba eran modelos a seguir.
Por ejemplo, Plotkin recuerda que, en junio de 1968, Arturo Jauretche le propone a Perón un «Plan de activación» consistente en impregnar a las masas de la doctrina. «Esta impregnación debía tener un carácter ‘propositalmente obsesivo y fanático’ , al estilo de la Revolución Cultural china», le escribe.
«Perón, más que promover, aceptaba», señala Mariano Ben Plotkin, dando en el blanco respecto a la esencia del estilo omnicomprensivo de conducción de Perón. Como él mismo lo dijo tantas veces, hacía de «Padre Eterno» que bendecía a todos. «Mi misión es la de aglutinar al mayor número posible», explicaba.
En China, recuerda Rulli, el entrenamiento incluía aspectos teóricos -el pensamiento de Mao- y formación militar. «Eran prácticas como de reconstrucción de la Revolución China. Pero nos decían ‘no les enseñamos cómo hacer la revolución en su país sino cómo la hicimos nosotros’. Enseñaban a fabricar armas caseras o reparar viejas carabinas MA1 norteamericanas capturadas en la guerra de Corea», dice.
Rulli no estaba en el grupo que lleva la carta a Mao, pero a su regreso visita a Perón en Madrid. Le reitera que los cubanos lo invitan a ir a vivir a La Habana. Era un mensaje que, por compromiso, transmitió, pero que no compartía.
«Perón me dice: ‘¿Qué puedo hacer yo en La Habana?’
– Nada, le digo, quedar aislado.
-Justamente, también Mao me ofreció una casa en China. ¿Y qué voy a hacer yo en China?
. Nada, le respondí
– Aquí lo tengo a Franco, que me trata como turista cuando entro y salgo, pero tengo teléfono y telex. Me controlan, pero ya conozco a los que me vigilan, sé lo que debo hacer».
«(Miguel) Bonasso -dice Rulli- le reprocha que haya elegido a Franco antes que a Castro… no entiende nada. Si Perón se iba a Pekín o a La Habana, no se hubiera dado su regreso al país», concluye Rulli.
El ensayista Guillermo David, autor de un ensayo sobre Carlos Astrada, dice que «la Tercera Posición aparecía como antecedente concreto de la división en tres mundos hecha por Mao años después. Perón dirá, divertido: ‘Ese chinito pícaro me roba las ideas’.»
Finalmente, una anécdota demuestra que la simpatía entre ambos líderes no era unidireccional. En1969, una delegación de jóvenes del Partido Comunista visita China donde son recibidos por Mao Tse Tung, a quien le expresan apasionadamente su fe maoísta. Pero Mao les pregunta: «¿Y por qué no son peronistas?».
Madrid, 15 de julio de 1965
Al Sr. Presidente MAO TSE TUNG
Mi querido Presidente y amigo:
Desde este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP, gentilmente invitados por Uds, para hacerle llegar junto con mi saludo más fraternal y amistoso, las expresiones de nuestra admiración hacia Ud., su Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a la Nación China el logro de tantas e importantes victorias, que ya el mundo capitalista ha comenzado por reconocer y aceptar.
Su pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en el alma de los pueblos que luchan por liberarse -nosotros entre ellos- que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las condiciones más favorables para la lucha final. el Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes -entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos- se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación.-
El ejemplo de CHINA POPULAR, hoy base inconmovible de la Revolución Mundial, permite a los hombres de las nuevas generaciones prepararse para la larga lucha con más claridad y firme determinación.
La acción nefasta del Imperialismo, con la complicidad de las clases traidoras, han impedido en 1955 que nosotros cumpliéramos la etapa de la Revolución Democrática a fin de preparar a la clase trabajadora para la plena y posterior realización de la Revolución Socialista. Pero, de la derrota de esa fecha, hemos recogido grandes ejemplos que nos permiten prepararnos con mucha más firmeza, para que nuestro pueblo pueda tomar el poder y así instaurar la era de gobierno de los oprimidos -la clase trabajadora- única capaz de realizar una política de paz y felicidad para nuestro pueblo. Nuestros objetivos son comunes -por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes.
En lo fundamental somos coincidentes, y así lo he expresado muchas veces ante nuestros compañeros, la clase trabajadora y peronista de Argentina. Quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que hacen a sus condiciones socio-económicas, y que modifican en cierta forma la táctica de lucha.
Los compañeros portadores sabrán explicar de viva voz nuestros puntos de vista, y el gran deseo de que la más profunda y sincera de las amistades se consolide entre nosotros.
Reciba, querido Presidente, las seguridades de nuestros mejores sentimientos. Somos confiantes en el triunfo de la justicia y la verdad. Nada ni nadie podrá detener la hora de los pueblos.
Por el triunfo de nuestras comunes luchas, por el triunfo y la felicidad el Pueblo Chino; por la liberación de los pueblos oprimidos, con toda amistad,
Un gran abrazo,
Juan Perón
………………….
https://www.infobae.com/politica/2017/07/08/la-carta-de-peron-a-mao-llevada-por-militantes-que-iban-a-entrenarse-a-china/
PERÓN Y MAO TSE TUNG
El domingo 15 de mayo de 1973 el presidente del Consejo de Ministros de China, Chou en-lai, formuló oficialmente la invitación para que el general Juan Perón viajara a esa enorme nación socialista. Se trato de un gesto de vital trascendencia en la construcción del Tercer Mundo y la Tercera Posición. Perón sería recibido por el Mao-tse-tung.
Este gesto tenía su antecedente. En el primer gobierno de Perón, el 10 de febrero de 1947, el canciller argentino Bramuglia y el representante Chen Chieh de China firmaron en Buenos Aires el Primer Tratado de Cooperación y Amistad Chino-Argentina. Perón anunciaba por entonces los principios de la Tercera Posición en un mundo que se internaba en la Guerra Fría. Se iniciaba una era de Cooperación y Amistad, que hoy renace en la Iniciativa China de la Nueva Ruta de la Seda, una Franja una Ruta.
Como dice el prefacio de dicha convocatoria, “Durante miles de años, la ruta de la seda Espíritu – «la paz y la cooperación, la transparencia y la inclusión, el aprendizaje mutuo y el beneficio mutuo» – se ha pasado de generación en generación, promovido el progreso de la civilización humana, y ha contribuido en gran medida a la prosperidad y el desarrollo de los países a lo largo de la ruta de la seda. Que simboliza la comunicación y la cooperación entre el este y el oeste, el Camino Espíritu seda es un patrimonio histórico y cultural compartido por todos los países de todo el mundo”.
Cooperación y Amistad para el desarrollo, es como dijo Pablo VI, el verdadero nombre de la paz.
Las futuras relaciones con China
Se trata de un mercado formidable para la exportación de nuestros productos, además de un proveedor potencial de alta tecnología, equipos industriales, productos terminados y cooperación científica. Y no sólo en el ámbito de la cooperación económica se debe prever que Argentina y China acentuarán sus relaciones, puesto que el peronismo en el gobierno tendrá numerosos puntos de contacto con la política internacional china, fundamentalmente en materia de defensa de los productos básicos del Tercer Mundo contra la voracidad de las grandes potencias, la conservación de sus recursos naturales y la protección de sus aguas territoriales. Además, esos acuerdos estratégicos deben abrir el camino a un mayor intercambio en el campo de lo cultural y lo deportivo, actualmente nulo.
Recordando «se non é vero, é ben trovato», si no es verdad, está bien hallado…
Un día como hoy pero de 1969 varios jóvenes argentinos del PC viajan miles de kilómetros hacia China con el anhelo de entrevistarse cara a cara con Mao Tse Tung. En la entrevista hablan de la revolución y los jóvenes se proclaman a los gritos como maoístas. El compañero chino pregunta humildemente: ¿你为什么不 peronistas? Los muchachos no entienden nada. El traductor los saca de la duda… Mao había dicho: «¿Y por qué no son peronistas?». Los jóvenes, boquiabiertos, habían caído en la trampa de la colonización cultural, de la cual Arturo Jauretche fuera teórico por excelencia. El joven argentino de la izquierda amaba más la revolución de otros que la propia: Mao, que no es zonzo, se encargó de cagarles el viaje, y les recordó que todo marxista parte del estado de conciencia de las masas. Por primera vez, algo no había sido inventado primero por un chino, en contra de la afirmación del gorila de Borges. El peronismo penetraba culturalmente en la civilización más antigua del planeta.
Un poco de memoria:
“Lo que quedo…” entrevista a Juan Domingo Perón, Revista Extra, año V Nº 41, diciembre 1968:
Cinco horas en Puerta de Hierro. Bernardo Neustadt golpeó a la Puerta de Hierro y se encaró con Juan Perón: hablaron cinco horas y media, de las cuales dos están grabadas en una cinta que ponemos a disposición del que quiera constatar la veracidad del diálogo.
Neustadt: General, ¿y con China como anda…?
Perón: La República Popular China ha sido invitada al gran Congreso de Moscú de todos los partidos comunistas del mundo. Mao contestó con una carta en la que decía que China no iba a asistir por dos razones. La primera, porque no iba a convalidar con su presencia la ocupación de varios territorios por parte del imperialismo soviético. Y segundo porque es socialista y el socialismo es una concepción ideológica para la liberación de los pueblos y de los hombres. Eso le demuestra que entre nacionalismo y socialismo no hay gran diferencia.
Ellos son comunistas leninistas en China, pero internacionalmente son nacionalistas. Y nos han prometido toda la ayuda; pero como justicialistas, no como comunistas. Ellos nos respetan, pero exigen respeto, y es lógico. Si ellos quieren ser comunistas porqué los vamos a hacer variar por la fuerza. Y también mantenemos contactos con los norteamericanos, por qué no. El diálogo es fundamental y constructivo. Lo que hay que tener es la perspicacia suficiente para reconocer las malas intenciones de las buenas y en eso estamos…”.
El error de esta glosa es que El Partido Comunista Chino conquistó el poder en 1949. Lo que quiere dceir que cuando en febrero de 1947 el peronismo gobernante firmó el acuerdo de marras lo hizo con el gobierno «nacionalista» del Kuomintang, encabezado por Chang-Kai-Shek.
Todo esto viene a cuento…
De que ayer circuló profusamente por las redes el siguiente texto:
La vicepresidenta gestionó la donación de China
Xi Jinping el presidente de China mantuvo una conversación telefónica con Cristina Fernández de Kirchner en el marco de la ayuda que le solicitó la expresidenta. El primer mandatario chino le recordó que durante su juventud como miembro de las brigadas de Mao, siendo un campesino le tocó vivir en una cueva en su pequeño pueblo de Liangjiahe junto a su familia en la China central que en aquel momento sufría un atraso económico y guerra civil, Xi Jinping recuerda lo poco que tenían para comer y las penurias que le tocó pasar, le contó a Cristina que la primera vez que su familia tuvo una comida decente en años, fueron unas latas de alimentos que le llegaron de Argentina, una donación del partido justicialista en ayuda a la resistencia del pueblo Chino. Algo que el actual presidente jamás olvido, hoy la república popular le donó a la república argentina 14 toneladas de insumos médicos y 15000 respiradores en las cajas de las donaciones se puede leer la frase del Martín Fierro «Que los hermanos sean unidos, esa en la ley primera…» seguido de la inscripción en mandarín: «En agradecimiento al pueblo que alimentó a un muchacho pobre y campesino que hoy les quiere retribuir».
La versión no puede ser enteramente cierta, al menos así, porque Xi Jiping es coetáneo de CFK (y de quien escribe) pero quizá no sea del todo mentirosa… Pronto lo sabremos.
PS: Hoy, sábado 20 de junio, Día de la Bandera, veo un viejo mensaje de FB que me certifica que la conversación existió y que la información origal fue dada por @Monica Carné de Sbatella
Aprendo con tus escritos, gracias Pájaro