El “Semanario CGT” dirigido por Rodolfo Walsh salió el 1° de mayo de 1968. Tuvo como editores responsables a Raimundo Ongaro y Ricardo de Luca (secretario general de los obreros navales), y la anónima y desinteresada colaboración de periodistas profesionales de la valía de Rogelio García Lupo y Horacio Verbitsky, además de incontables ‘corresponsales populares’, dispuestos a informar al pueblo con la voz del Pueblo.
POR MARÍA SEOANE /
Bien vale a la muerte de un dirigente obrero como el gráfico Raimundo Ongaro, la memoria empecinada sobre su vida y su obra. La más relevante, la creación de la CGT de los Argentinos a partir del 28 marzo de 1968, que fue el faro de la lucha sindical contra aquella dictadura del general Juan Carlos Onganía, el régimen fascista-liberal que anticipó preventivamente lo que ocurrirá en 1976. A la formación de la CGT de los Argentinos se suma, entonces, la decisión de Ongaro de que ese movimiento tuviera una voz potente. Ocurrió con la fundación del periódico CGTA, tal como establecía la enorme tradición del movimiento obrero, riquísima en publicaciones en contra de las tropelías del poder.
La CGTA nucleó junto a los obreros a numerosos artistas e intelectuales, entre ellos y el más destacado, el escritor Rodolfo Walsh, ya famoso por haber desnudado los crímenes del golpe antiperonista de 1956, cuando contó en su libro Operación Masacre los fusilamientos ocurridos en los basurales de José León Suárez en el invierno de 1956, en el fracasado alzamiento comandado por el general Juan José Valle que pedía el respeto de la Constitución, el fin de la persecución al peronismo y del exilio de Perón. Walsh fue decisivo en la creación del inolvidable semanario de la CGTA, una bengala en la noche dictatorial del onganiato.
La llegada de Walsh a la dirección y fundación del semanario ocurrió por pedido de Perón a Ongaro. En el verano de 1968, Walsh había viajado a un congreso de intelectuales a Cuba. Antes de regresar a la Argentina, realizó un viaje a Puerta de Hierro, en Madrid, la Meca del peronismo proscripto. Ongaro estaba allí anticipándole a Perón su decisión de dar batalla en el Congreso normalizador Amado Olmos para poner a la CGT- en disputa con la conducción de Augusto Timoteo Vandor– al servicio de la lucha contra la dictadura. Perón le presentó entonces a Walsh y le sugirió ponerlo al frente de la publicación necesaria para esa movida.
Por entonces, Walsh ya tenía contacto con Raimundo Villaflor, dirigente del Peronismo de Base, que le había presentado Alicia Eguren, esposa de John William Cooke, ex delegado de Perón, y veterana militante del peronismo revolucionario.
El pasado antiperonista de Walsh y su militancia independiente como periodista y escritor estaban por terminar definitivamente a partir de su compromiso de armar y dirigir el semanario de la CGTA. Así, el 1 de mayo de 1968, en la casa de Susana “Pirí” Lugones- nieta del poeta e hija del torturador de la década infame-, amiga querida de Walsh y futura militante del peronismo revolucionario, el escritor redactó el discurso de Ongaro sobre del 1 de mayo, publicado en el primer número del semanario. En el documento, se llamaba a los trabajadores y al pueblo aactuar, a participar, a no convalidar la alianza entre los capitales monopólicos y la dictadura. Se dirigía a todos: obreros, empresarios nacionales, estudiantes, artistas, religiosos y militares. Una concepción netamente movimientista. Walsh ya escribía en nombre de su compromiso militante: “el intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y su país, es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra”.
El “Semanario CGT” dirigido por Walsh salió el 1° de mayo de 1968. Tuvo como editores responsables a Raimundo Ongaro y Ricardo de Luca, y la dirección periodística de Rodolfo Walsh, la anónima y desinteresada colaboración de periodistas profesionales, además de incontables ‘corresponsales populares’, dispuestos a informar al pueblo con la voz del Pueblo.Ahora es posible decir que participaron los periodistas Horacio Verbitsky, Rogelio García Lupo, Carlos Alberto Burgos, Victoria Walsh y Miguel Briante, entre otros.
Se sumaron poetas, escritores, los artistas plásticos León Ferrari, Ricardo Carpani y Roberto Jacoby, que organizaron la muestra Tucumán Arde en noviembre de 1968. La vida accidentada del semanario, objeto del odio represivo, fue entre ese inolvidable 1º de mayo de 1968 y febrero de 1970. Salieron a la calle, en total, 55 números. Salvo los últimos cuatro, que fueron editados en la clandestinidad, y por lo tanto distribuidos también clandestinamente, el resto se vendía en los quiscos, era distribuido en las filiales de los sindicatos adheridos, taller por taller y mano en mano, con tal éxito que, por ejemplo, el tiraje total superó el millón de ejemplares cuando salió el Nº 33, el 12 de diciembre de 1968. Tal como se dice en www.cgtargentinos.org, donde se puede consultar la colección: “son pocos los ejemplares que se conservaron de esta singular experiencia de periodismo obrero, de periodismo combativo.
Las intervenciones, los allanamientos, la prisión para muchos, la persecución para todos y luego la larga noche deladictadura hicieron difícil la conservación de estos ‘papeles’ en los cuales han quedado reflejados casi dos años de luchas populares.” Como siempre, la memoria arde y persiste entre ruinas y también derechos, en la tardía forma de un homenaje.