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ROSATTI, EL INDIGNO (RECARGADO). Reposición de dos notas sobre el presidente de la Corte Suprema que fueron misteriosamente extirpadas

Aunque este sitio ha recibido varios cyberataques, algunos muy graves y que han dejado secuelas (como la desaparición de fotos e ilustraciones) nunca antes habían desaparecido notas enteras, con precisión quirúrgica. Pasó con dos notas referidas al autócrata presidente de la Corte Suprema de la Nación, Horacio Rosatti que publiqué en mayo de 2023, tituladas ambas «Rosatti, el indigno» y que llevaban respectivamente los números 1 y 2. La serie se completó con una tercera nota con el mismo título y el número 3, cuyo autor, Ricardo Ragendorfer la había publicado originalmente en Tiempo Argentino, la que ha sobrevivido a la amputación.

Dicho esto, debo admitir que no puedo sino pensar lo peor, esto es que Pájaro Rojo puede haber sido intervenido quirúrgicamente (¿por la SIDE?) para extirpar las rotundas «verdades de a puño» sobre Rosatti, cuya indignidad rampante queda en evidencia tan pronto se recuerda que hizo toda su carrera judicial y política como miembro del Partido Justicialista, fue ministro de Néstor Kirchner y y terminó ratificando una condena inicua a prisión de la presidenta de ese partido y líder de la oposición.

El supremo satisface a poderes superiores. Aquí en la cámara de comercio argentino-estadounidense, Am-Cham.

He decidido pues, volver a publicar las dos notas desaparecidas, lo que hago a continuación. Los lectores juzgarán si el título común, «Rosatti, el indigno» está o no justificado.

ROSATTI, EL INDIGNO / 1. El presidente de la Corte encubrió a un secuestrador, torturador, violador y asaltante a mano armada

Patricia Indiana Isasa fue secuestrada a los 16 años en su Santa Fe natal por la policía local, torturada y reiteradamente violada. La conocí en 1997 en la antesala del despacho del juez Baltasar Garzón y conocí su historia en detalle en 1999 cuando ambos coincidimos en una –por desgracia– extravagante reunión de ex detenidos-desaparecidos argentinos y militares españoles en actividad y retiro celebrada en una universidad de Sevilla.

La suya es una historia digna de una superproducción de Hollywood pues primero desde el exilio y después ya de visita en sus pagos natales, desarrolló una prolija, exhaustiva investigación que consiguió que sus verdugos fueran a la cárcel.

Entre ellos se encontraba en lugar destacado Eduardo Alberto «El Curro» Ramos, quien cometió el error –para él funesto– de interrogarla y violarla a cara descubierta durante toda una semana.

Ramos, en el centro, durante el juicio en el que resultó condenado a 23 años de prisión.

En 2001 publiqué esta alucinante historia en el diario La Capital de Rosario, y en el 2010 volví a publicarla aquí, en Pájaro Rojo.

Patricia recordó que, caminando por las calles de Santa Fe, alguien le contó que Ramos estaba preso y así había descubierto que no era la primera vez que estaba entre rejas, que ya durante la dictadura lo había estado «porque había armado una banda de policía que robaban estaciones de servicio y moteles, que habían seguido con su costumbre de los abusos sexuales, las violaciones, y que incluso había violado a un pibe de 14 años».

Y agregó: «Ramos era un perro cebado e incluso lo habían exonerado de la policía. Le habían dado una condena de 19 años, que después se la redujeron a diez y que al final salió en libertad en 1983 y que enseguida entró a trabajar para la Municipalidad de Santa Fe, aunque su contratación era manifiestamente ilegal».

Pues bien, cuando a mediados de los 90 y del menemato, Rosatti fue elegido intendente de Santa Fe y Ramos (que por absurdo que parezca, revistaba formalmente en la Secretaría de Cultura de la Municipalidad) se convirtió en un hombre de su plena confianza, al punto de que se le atribuía ser su guardaespaldas.

El Curro Ramos y su protector, el tartufo Rosatti.

Patricia Isasa pidió y consiguió una entrevista con Rosatti en la primera quincena de febrero de 1998. En ella, le advirtió quien era Ramos y le enseño las muchas pruebas que tenía de sus dichos, incluyendo su condena como asaltante a mano armada (lo que de por si lo inhabilitaba para tener un empleo público) y, lógicamente, le pidió que lo echara. Pero Rosatti (que muchos años después sería uno de firmantes de la infame ley del 2×1 para excarcelar genocidas, derogada luego de una masiva manifestación de repulsa) no hizo nada.

Vale decir, que lo encubrió y protegió. Incluso cuando Ramos ya tenía una orden de captura librada por Interpol a pedido del juez Garzón.

Patricia viene denunciando esta situación desde hace muchos años, tal como pueden comprobar fácilmente los lectores poniendo en el buscador las palabras «patricia isasa», «horacio rosatti» y «ramos», pero si quieren ahorrar tiempo lean esta breve publicación. Y si prefieren escucharla, vayan directamente a esta entrevista que le hizo Roberto Navarro hace cinco años. Patricia fue muy elocuente.

En 2003 le propuse a la productora Cuatro Cabezas hacer un documental sobre la historia de Patricia Isasa. El mismo se rodó en 2004, recién se compiló de apuro en abril de 2006 y la estrenó Telefé con el nombre de «El Cerco» el 1º de Mayo de ese año. Desgraciadamente, al cerrarse Cuatro cabezas ese documental y sus crudos, así como muchos otros, quedó en manos de la Warner, que lo retiró de Youtube y otras redes.

Sin embargo, quien quiera ver o difundir un video documental sobre la denuncia de Patricia y el juicio a sus victimarios, puede pedírselo a ella misma escribiéndole a [email protected]

HORACIO ROSATTI, EL INDIGNO / 2. La UCR santafesina impugnó al presidente de la Corte, Rosatti, por proteger a un genocida

Hubo un tiempo en que los radicales, en la tradición de –entre otros– Crisólogo Larralde, Arturo Illía y Raúl Alfonsín– se reivindicaban como defensores de los derechos humanos.

Esa posición tuvo expresiones claras durante el menemismo y, al menos, hasta la llegada a la Presidencia de Fernando De la Rúa.

Así ocurrió a fines del siglo pasado cuando el Bloque de Legisladores radicales de la Municipalidad de la ciudad de Santa Fe pidió sobre tablas que se investigara el ingreso como funcionario a dicha municipalidad ¡a la Secretaría de Cultura! de Eduardo Alberto «El Curro» Ramos, un ex oficial de la policía santafesina, represor, secuestrador, torturador y violador que, para colmo había sido exonerado y purgado una larga condena por delitos como asalto a mano armada y abuso de menores, lo que ya de por sí, prohibía su incorporación a la municipalidad.

La iniciativa fue respaldada por todos los bloques opositores al gobierno justicialista del intendente Horacio Rosatti.

Que se hizo el tonto, el sueco, el oso.

Y siguió protegiendo a semejante delincuente polimorfo, lo que dio aire a los rumores de que Ramos le prestaba servicios personales.

Rosatti sabía perfectamente quien era Ramos: Patricia Isasa se lo había contado personalmente y con toda claridad y detalle. Y ofreciéndole prueba de sus dichos.

Por lo que aquí lo hemos calificado, sin ambages, de « indigno»

A riesgo de ser reiterativo:

Isasa le dijo a Rosatti que Ramos había sido condenado por privación ilegal de la libertad y robos reiterados, ambos en concurso real, a la pena de “16 años de prisión, más reclusión por tiempo indeterminado, en suspenso por única vez”. Y que había sido cesanteado de la policía por Decreto 428/79; y exonerado por Decreto 2443/84. Por lo que estaba legalmente inhabilitado para haber ingresado y permanecer en un empleo público. No solo se lo dijo, sino que le entregó en mano documentación respaldatoria. Rosatti ignoró la denuncia y Ramos permaneció en su puesto durante todo su mandato.

Ocho meses después y luego de que el juez Garzón imputara a Ramos y a otros cinco represores por “Genocidio, Terrorismo de Estado y Torturas”, se produjo la iniciativa de los concejales radicales, secundada por todos los bloques opositores.

A la que Rosatti hizo caso omiso.

Para entonces, para más escarnio, el gobierno de la provincia había expulsado a otro de los torturadores de Patricia, cuya captura internacional, al igual que la de Ramos, había pedido el juez Baltasar Garzón: el comisario Héctor Romeo «El Pollo» Colombini (foto), , subjefe del Departamento de Drogas Peligrosas. Un cargo mucho más importante que el que tenía Ramos.

La exoneración de Colombini, pedida por Garzón, había sido militada por Isasa.

Aquí pueden leer la tercera nota de la serie. Como pueden apreciar, en Pájaro Rojo se han publicado otras notas sobre el tartufo Rosatti.

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