STIUSO / MALÚ KIKUCHI / 1. Periodista de extrema derecha neoliberal afirma que el verdadero apellido del espía fugitivo es «Stiles»
SORPRENDENTES REVELACIONES EN UN ALMUERZO «REPUBLICANO»
Malú Kikuchi afirma que el verdadero apellido de Stiuso es «Stiles» y que su principal vocero es Lanata… que se radicaría durante medio año en Miami, dónde está el espía, en familia y protegido por la CIA
También dice saber, supuestamente por boca de Máximo Kirchner, que el fugitivo le da letra -además de al susodicho y a otros periodistas del Grupo Clarín- al juez Bonadío y a los fiscales Campagnoli y Marijuán.
(Por Juan Salinas).- Aunque coincidió con múltiples observadores en que el ex jefe de Operaciones de la disuelta Secretaria de Inteligencia, el ingeniero Antonio Horacio Stiuso, alías «Jaime» se encuentra en las cercanías de Miami, en familia y bajo protección de la CIA, la periodista Malú Kikuchi inició hoy su exposición titulada «Stiuso, Terror del Gobierno antes de las Elecciones» sorprendiendo al auditorio con la novedosa afirmación de que Stiuso no sería su verdadero apellido.
Como si esto fuera poco, Malú Kikuchi dijo saber que Máximo Kircher opina que Stiuso tiene como voceros en la Argentina a Jorge Lanata y otros periodistas del Grupo Clarín, al juez federal Claudio Bonadío y a los fiscales José María Campagnoli y Guillermo Marijuan, dando a entender que ella está de acuerdo con esta apreciación.
Al disertar en un almuerzo convocado por el Ateneo de la República en el Palacio Balcarce, sede del Centro de Oficiales de las Fuerzas Armadas (COFA), Kikuchi sorprendió al decir que el verdadero apellido del espía es «Stiles».
Hasta el momento, nadie había puesto en duda que el verdadero nombre del agente que durante una década formó un binomio inseparable con el fiscal Natalio Alberto Nisman fuera Antonio Horacio Stiuso. Sin embargo, y a pesar de sostener que el espía ingresó a los Estados Unidos procedente de Porto Alegre, Brasil, con un pasaporte italiano, Kikuchi afirmó que su verdadero nombre es Antonio Horacio Stiles.
Hasta ahora «Stiles» era sólo el seudónimo («nombre de cobertura») más utilizado por Stiuso, por lo general precedido por el nombre Aldo.
También hasta ahora, tal como afirmó el periodista Gerardo Young en su libro «Código Stiuso», había consenso en que el apodo «Jaime» se le había puesto a Stiuso/Stiles con su aprobación a causa de su fanatismo por la saga de James Bond, el agente 007 con licencia para matar creado por el novelista británico Ian Fleming.
Sin embargo, Kikuchi sostuvo inesperadamente que el mote le fue puesto a AHS (de escasa estatura) por el robot gigante homónimo (foto) de la organización CONTROL, parodia de la CIA en la serie cómica «El superagente 86», surgida del genio del comediante Mel Brooks.
Estos dimes y diretes alrededor del auténtico patronímico del escurridizo agente, tan sorprendentes (el apellido Stiles chirría en un pasaporte Italiano, lo que no sucede con Stiuso) no fueron, literalmente, más que el aperitivo del plato principal (peceto con salsa agridulce, papas y batatas horneadas).
Ya en plena faena manducatoria de unos cuarenta comensales de edad avanzada, Kikuchi -conocida por su adhesión tanto a la última dictadura como al ex ministro Domingo Cavallo- dijo que Stiuso se encuentra «en el Gran Miami» en compañía de «un familión» compuesto, según detalló, por su segunda esposa; la hija que tienen en común; dos hijas de su primer matrimonio y un yerno.
Luego de hacer un racconto de las sucesivas denuncias hechas contra Stiuso hasta su remoción por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (por Fernando «Pino» Solanas luego de ser tiroteado en las piernas; por el entonces ministro de Justicia y Seguridad Gustavo Béliz y por Gustavo Vera, titular de «La Alameda» y allegado al Papa Francisco), Kikuchi se refirió a la muerte a tiros en su casa de La Reja por el Grupo Halcón de la Policía Bonaerense de Pedro Tomás Viale, alías «El Lauchón» a quien calificó de «mano derecha» de Stiuso.
«¿Alguien se imagina que maten así al segundo de la CIA sin que alguien haga algo al respecto? Nos deben haber tirado algo desde una nube para mantenernos adormecidos», apostilló, escandalizada.
La expositora encomió la labor de Stiuso de quien dijo que le resultaron sospechosos los repetidos viajes (siete, puntualizó) de «un alto funcionario iraní» a Buenos Aires en el término de «medio año», lo que habría sido el inicio de su investigación.
Ignoró olímpicanente así que el propio Stiuso aceptó al declarar en el juicio de la AMIA hace una década que tres meses antes de la demolición de la mutual judía en un atentado que dejó como saldo 85 personas muertas, a pedido de Israel intervino todos los teléfonos de la Embajada de la República Islámica de Irán.
En aquella ocasión, Stiuso aseguró que le pasó al Mossad israelí casetes con unas tres mil horas de grabaciones sin quedarse con copias de ellos. Kikuchi no mencionó el episodio pero si puntualizó que «Stiuso es el hombre que más sabe del atentado de la AMIA desde antes que sucediera».
Ignoró también Kikuchi que en la víspera, el periodista Gustavo Sylvestre divulgó en su programa «Minuto Uno» (C5N) que antes de que concluyera aquel aciago lunes 18 de julio de 1994, desde Israel el embajador José María Valentín Otaegui envió un despacho urgente en el que informó que ya había partido un avión de «rescatistas» israelíes y que en el venía como enviado especial del primer ministro Issac Rabin, el embajador Dov Schmorak, con la misión de reunirse con el presidente Menem para «acordar una interpretación unificada» de lo sucedido, echando las culpas sobre el Hezbolá libanés e Irán.
Dijo la expositora que Stiuso es un hombre protegido por la CIA, el FBI y el Mossad, y que el extinto presidente Néstor Kirchner lo sabía, al menos en lo que concierne a la CIA, y que fue eso mismo lo que lo sedujo hasta el punto, dijo, de que «todas las tardecitas» que estaba en Buenos Aires recibía a Stiuso para que lo mantuviera informado.
Admitió que, por el contrario, la Presidenta nunca quiso tener trato directo con él, y que Stiuso y Nisman quedaron enfrentados al Gobierno al que supuestamente servían a raíz de «el inexplicable memorandum con Irán».
Más tarde sostuvo que el ayatolá Rulloah Jomeini (o Khomeini), líder supremo de Irán, había dictado una fetua (o fatwa) contra Nisman, condenándolo a muerte, y que a Nisman «lo suicidaron».
Hizo así caso omiso a las repetidas negativas de Teherán acerca de la existencia de la supuesta fetua y confundió a Jomeini (fallecido a mediados de 1989) con su sucesor, el ayatolá Alí Jamenei.
Escuchas clandestinas
Kikuchi dijo saber de la existencia de una grabación clandestina de una supuesta conversación telefónica entre Máximo Kirchner y Andrés Larroque en la que el hijo de la Presidenta le habría dicho al diputado que Stiuso no dará la cara para hablar, sino que desde hace tiempo le trasmite informaciones susceptibles de perjudicar al gobierno nacional a periodistas del Grupo Clarín, particularmente a Jorge Lanata, al juez Claudio Bonadío y a los fiscales José María Campagnoli y Guillermo Marijuán.
Este comentario fue uno de los puntos cúlmines de la reunión, puesto que, como se manifestaría a la hora de las preguntas, para la inmensa mayoría de los comensalea y para la propia Kikuchi, la última esperanza de evitar un triunfo electoral de Daniel Scioli en primera vuelta, radica en lo que pueda decir -o mejor dicho, «filtrar»- el esquivo Stiuso.
«¡Filtre, Stiuso, filtre!», exhortó a la distancia Kikuchi, y de inmediato comentó que el último programa de Lanata (que sugestivamente se radicará en Miami durante medio año) le había parecido un fiasco.
«Fue una decepción absoluta. No es posible mantener la atención de la audiencia persiguiendo a (el secretario Legal y Técnico y candidato a la vicepresidencia, Carlos) Zannini por las avenidas de Nueva York».
A partir de ese momento, la charla derivó hacia la fórmula del Frente para la Victoria, vale decir a Daniel Scioli y a Zannini, aunque Kikuchi debió volver a Stiuso ante los reclamos del único comensal que desentonaba en el conjunto, Juan Gabriel Labaké, ducho en la causa AMIA por ser abogado defensor de un eterno acusado por Stiuso/Stiles, el comerciante textil Alberto Jacinto Kanoore Edul.
El almuerzo tuvo lugar en un salón del primer piso a la calle cubierto desde el piso al cielorraso de boiserie. Los mesa donde estaban la expositora y las autoridades del Ateneo de la República estaba debajo de un enorme cuadro del general José de San Marrín, enfrentado con otro de su efímera y bella esposa, Remedios de Escalada.
La mansión, cuyos ambientes y escaleras están revestidos de ricas maderas ofició durante largas décadas del siglo pasado de sede de la Embajada de Alemania.
(Continuará)