UN APOYO INOPORTUNO. Veteranos de la compañía de monte del ERP ratifican que la historia se repite como farsa
Aunque originalmente haya sido una enorme tragedia, como advirtió Carlos Marx en «El 18 brumario de Luis Bonaparte».
Nunca hubiera publicado esta nota ¿para qué? si no fuera porque me siento comprometido. Es que me llegó un video estrafalario en el que tres viejitos (más grandes que yo, lo que es decir) ataviados con uniforme de camouflage para una zona desértica, uniformes de nuevo cuño (bueno, nuevo nuevo no: de los estrenados en la Guerra del Golfo, a comienzos de los ’90 del siglo pasado) salían por segunda vez a la luz (ya lo habían hecho den 2016) para reivindicarse con miembros de la Columna de Monte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que actuó en los montes tucumanos desde mediados de 1974 hasta que fueron «aniquilados» (como decía el documento del Partido Justicialista redactado por el senador salteño Humberto Martiarena y firmado… por la presidenta María Estela «Isabel»Martínez de Perón… y un un montón de próceres del justicialismo de saco y corbata). Se trató de un monumental equívoco en el que estuve cerca de participar involuntariamente*. A la muerte de Perón, el gobierno constitucional de su viuda comenzó a ser copado -no sin resistencias- por la ultraderecha, tanto liberal-económica como fascista, ambas digitadas por el imperialismo. Ambas convergieron a mediados de 1975, cuando un ministro de Economía puesto a dedo por Ricardo Zinn (en representación de la primera) y el superministro, secretario privado de la Presidenta, comisario general retirado y jefe político de las proteicas pero contundentes escuadras asesinas de la Triple A (en representación de la segunda, digitada por la CIA) produjo el llamado «Rodrigazo» (por el apellido del desgraciado, Celestino Rodrigo) devaluó el peso y aumentó las tarifas en más del ciento por ciento. Ese «sablazo» civil fue resistido por el movimiento obrero y la juventud peronista quienes, a despecho de sus respectivas direcciones, paralizaron el país y llenaron la Plaza de Mayo, reclamando y obteniendo la salida del gobierno de Rodrigo y López Rega.
Fue la última gran batalla ganada por el entonces poderoso movimiento de trabajadores organizados. Que no eran sólo la UOM de Lorenzo Miguel, ni el SMATA del Pepe Rodríguez en aquellas épocas en que todavía lo conducían los sindicatos industriales, sino también una larga serie de coordinadoras fabriles y territoriales que se extendían tanto el el sur del conurbano como a lo largo de la orilla occidental del Paraná, núcleos de las izquierdas marxistas y peronistas que desafiaban a las direcciones sindicales anquilosadas y que habían sido reprimidas a sangre y fuego por la alianza entre burócratas sindicales y la Triple A parapolicial poco antes, en marzo, con la ocupación manu militari de Villa Constitución, sede entre otras importantes industrias, de la siderúrgica Acindar. Por suerte, esa alianza se había roto, y era de sentido común tanto aliarse con la conducción de la CGT para acabar con Rodrigo-López Reha y la Triple A, como apoyar a las coordinadoras nutridas de jóvenes delegados que parecían destinados a reemplazar más temprano que tarde a los ya «gordos» dirigentes de la CGT. Pero el PRT-ERP, influenciado por la revolución cubana, había puesto el acento en los montes tucumanos, donde estaba siendo claramente derrotado por un vasto operativo, primero comandado por el general Adel Vilas y luego por el general Domingo Bussi. ·»Operativo Independencia» que fue un ensayo general, con asesinatos grupales, torturas y desapariciones, de lo que sobrevendría a partir de las 0 horas del 24 de marzo de 1976, cuyas primeras victimas fueron, precisamente, los dirigentes obreros contestatarios.
Estos circunloquios vienen a cuento de que ya entonces me parecía que los compañeros del ERP se estaban equivocando de pe a pa, estaban meando fuera del tarro. Y lo mismo me habría de parecer cuando poco después los Montoneros los imitaran, asaltando un cuartel en Formosa, provincia en el que solo tenían algún trabajo político en las Ligas Agrarias, cayendo en la trampa de un enfrentamiento entre aparatos militares en el que el ejército regular tenía todas las de ganar.
Todo esto viene a cuento que los tres viejos que fueron miembros de la compañía de monte (nunca tuvo más de 70 militantes juntos) salen a la palestra vistiendo uniformes e insignias de grado que en aquellas épocas no existían… para explicitar que apoyan al gobierno de Alberto Fernández… lo que hizo que de inmediato una joven mujer que milita a favor de los genocidas utiilizara esa inoportunísima aparición para decir que el apoyo de estos «terroristas» demostraba que el gobierno de los Fernández era comunista. Bull Shit.
Así fue que le pregunté a varios veteranos ex militantes del PRT-ERP (y también a algún veterano militar compañero, que aunque no en cantidad pero que también los hay) si esto no era, como a mi me parecía, una maniobra orquestada por los proteicos servicios del imperio. Uno de ellos me contestó socarrón, que los reaparecidos eran Gaby, Fofó y Miliki, es decir, unos payasos, pero Pedro Cazes Camarero (un boticario de la estirpe de León Felipe, que participó de la fundación del PRT-ERP y fue director del diario «El Mundo» y numen de otras muchas publicaciones, un partisano guevarista y al mismo tiempo un gudari euskadún que si esta vivo es de milagro, por la sencilla razón de que en los momentos de mayor escabechina él estaba preso) me respondió muy seriamente, sin escurrir el bulto ni escatimarle el cuerpo a mis preguntas. Y creo que dio en la tecla al encontrarle al tema su verdadera actualidad (véase lo destacado con negritas). Así que sin más preámbulos, les pongo en contacto con él.
Anacronismos
Comentario sobre la aparición de una patrulla perdida y la batalla fascista, también perdida, sobre la interpretación de la historia argentina reciente
POR PEDRO CAZES CAMARERO
En estos días de cuarentena fui sobresaltado por el envío de una consulta de parte de mi amigo Juan Salinas. Por whatsapp anda circulando un comunicado de apoyo al gobierno del presidente Alberto Fernández firmado por la Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez del Ejército Revolucionario del Pueblo. Adjuntó fotos aparentemente recientes de tres antiguos compañeros vestidos con uniformes de campaña. Adjuntó también un cuarto archivo, un video bastante largo protagonizado por una dama de edad mediana, con la bandera argentina de fondo, a quien creí reconocer, sin seguridad, como una integrante de las manifestaciones contra la cuarentena y a favor del monopolio campestre Vicentín, dee las últimas semanas. Juan me solicitó un comentario acerca de estas irrupciones, y me apresuro a complacerlo.
Como es de público conocimiento, hace medio siglo casi exacto un grupo de resistentes contra la penúltima dictadura, encabezada por entonces por un general bigotudo** (quien expresaba su intención de quedarse en el sillón de Rivadavia hasta su fallecimiento, o hasta que los trabajadores se olvidaran de Perón, lo que ocurriera antes) fundamos el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). La hipótesis implícita era que, subjetivamente, las grandes mayorías argentinas estaban maduras para aglutinarse tras una vanguardia esclarecida, armarse apropiadamente, tomar el poder político e instaurar el socialismo, bajo la conducción del Partido Revolucionario de los Trabajadores. ¿Qué podría salir mal?
Al principio tuvimos muchísimo éxito, lo cual nos confirmó en nuestra idea de que la lucha por el socialismo estaba subsumiendo la lucha democrática contra la dictadura. Lamentablemente, lo que realmente ocurrió fue lo contrario, esto es, que la lucha antidictatorial que acometíamos fue la que nos permitió obtener un gran apoyo popular. El socialismo desaparecía en un horizonte nebuloso. Cuando nos aislamos ante las elecciones de 1973, ese creciente acompañamiento de masas se estancó. Fue en ese contexto que la conducción política del ERP desplegó los primeros pasos en la construcción de la Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez. Estudiando la historia de las revoluciones, en especial la cubana y la vietnamita, llegó a la conclusión de que el ejército revolucionario sólo podía superar un nivel mediano en la organización militar, creando grandes unidades que lograran efectivamente disputar el poder, ubicándolas en el campo. Lamentablemente, las condiciones geográficas argentinas conspiraban contra tales planes, ya que por entonces las cuatro quintas partes de la población, y la casi totalidad de los obreros, habitaban las ciudades y el campo estaba bastante vacío, en especial en las zonas más prósperas del país.
Esta no es una historia de la guerrilla argentina, ni de la Compañía de Monte del ERP. Baste decir que, luego de un lapso de heroicos combates, los restos de la misma debieron replegarse y nuestra organización fue básicamente aniquilada durante los primeros años de la dictadura de Videla***. La mayoría de quienes sobrevivimos la represión, las cárceles y el exilio compartimos el orgullo de haber formado parte de una generación que intentó tomar el cielo por asalto.
Durante las siguientes cuatro décadas, la memoria de la Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez constituyó una página de la historia de una honrosa derrota. Bruscamente, hoy irrumpen del túnel de los años estos ex compañeros de nuestra antigua organización. Si no los conociéramos como viejos militantes de toda confianza, uno sospecharía acerca de si no se trata de una operación de los servicios. En medio de un tropel de denuncias truchas acerca de supuestas violencias de militantes oficialistas que romperían las atiborradas silo bolsas, cortarían los alambrados, incendiarían las plantaciones, etc., las cariñosas palabras de estos uniformados hacia el presidente Fernández parecen una fake new de la derecha, en la línea de la denostada “venezuelización”. Pero no, ahí están, ofreciendo su adhesión tóxica a un gobierno que ya tiene más que suficientes preocupaciones.
Esta reaparición fantasmática podría ser sólo material de cachadas**** militantes, comparaciones con el conocido japonés olvidado en la isla del Pacífico, etc. Lo que una vez fue tragedia ¿se repite hoy en términos de farsa? Constituye un tema demasiado serio para dejarlo correr así. Además del evidente daño que producen sobre un gobierno progresista enfrentado a la vez con la pandemia, las campañas de infundios de la derecha criolla y la renegociación de la deuda con los fondos “buitre”, está el uso indebido de una simbología que le pertenece a una generación entera de militantes y no solamente a ellos.
Finalmente pasemos al videíto de la señora que comenta desde su cavernaria constelación los avatares de la patrulla perdida que dio pie a su aparición en el escenario. La derecha del fin del siglo XIX tuvo su famosa “generación del ‘80” que redactó la versión histórica rampante de la oligarquía argentina, con los libros de Mitre y de Sarmiento, versión que silenció durante generaciones el relato nacional y popular de lo ocurrido durante los años de la guerra civil, con las matanzas de gauchos y de indios y la subordinación de nuestra patria al capitalismo inglés. Pero la derecha de fines del siglo XX no tuvo tanta suerte. Derrotados militarmente, supimos no obstante dar la batalla ideológica. La versión de militares versus terrorismo, que enarbola la fascista del video, quedó superada tan pronto asumió el gobierno democrático de Raúl Alfonsín en 1983. Pero también, algunos años después, el discurso vergonzante de los “dos terrorismos” defendido por el sobrevalorado Ernesto Sábato en la CONADEP, fue olvidado. La encarnizada lucha de los revolucionarios argentinos contra la dictadura ya ha quedado incrustada irreversiblemente en el ideario colectivo. El reconocimiento estatal explícito de los gobiernos de Néstor y Cristina, indemnizaciones y declaraciones mediante, de las víctimas y héroes de aquella lucha librada hace cuatro décadas, se ha vuelto indeleble. De ahí que esta mujer sangra por la herida. No se queja de las indemnizaciones por el dinero, sino porque cada reconocimiento, cada indemnización, cada retrato de Videla arrancado de las paredes, resulta un mensaje que les dice que ahora la historia la escriben otros. Pero no los que, vestidos de guerrilleros rurales, ahora le dan pie.
Pedro Cazes Camarero me remite junto a su texto un comentario de la médica y ex legisladora porteña Susana Etchegoyen, quien fue en su juventud militante guevarista. Dice así: «Apenas me recupero del asombro (…) la historia no la puede reescribir cualquiera. En esa época era muy joven. Conozco los hechos y personajes por lo que me han contado ustedes, nuestros mayores. Me da vuelta el estómago este oportunismo que menudo favor nos hace. Prefiero pensarlo como una operación más…».
No fui el único en pensar así.
NOTAS DEL EDITOR
*) En la primavera de 1974 estaba haciendo el servicio militar en el Regimiento de Infantería 3 de La Tablada. Por alguna razón misteriosa era AOR (Aspirante a Oficial de Reserva) por el mero hecho de provenir del Distrito Militar 1, es decir, la Capital Federal, en medio de una tropa que era muy mayoritariamente del conurbano bonaerense y de Córdoba. Desde el Cordobazo, la muchachada cordobesa estaba conenada a hacer «la colimba» lejos de sus hogares. Así fue que a las AOR citadinos nos congregaron, nos dijeron que formaríamos un «Escuadrón Águila», nos proveyeron de un distintivo para pegar en el uniforme a la altura de medio brazo y nos informaron que nos darían una mejor instrucción militar, acerca de la colocación y detonación de explosivos y combate en localidades. Y que nuestro destino era Tucumán, donde, nos enteraríamos luego, el ERP había entrado en combate en la localidad de Acheral. Comenzaron por hacernos subir y bajar por una sogas porque, nos adelantaron, el Escuadrón Águila en ciernes sería helitransportado y actuaría en Tucumán. Al escribir esto recuerdo aquello de «aramos, dijo el mosquito» porque lo cierto es que yo fui absolutamente incapaz de subir por la cuerda. Quizá hubiera otro porteño tan ridículo como yo, porque lo cierto es los instructores ampliaron el universo de miembros del futuro escuadrón a todos los conscriptos. Recuerdo que me puse en contacto con un par de muchachos cordobeses que tenían vínculos con el ERP y acordamos qu en caso de que nos llevaran a los montes tucumanos nos la pasaríamos haciendo el suficiente ruido para que los ocasionales partisanos pudieran escabullirse, y que la única sangre que derramaríamos sería la de alguna ocasional gallina que robáramos para comer. En ess tramoyas estábamos cuando los oficiales instructores nos formaron y nos dijeron que todo quedaba sin efecto porque, previsores, querían evitar que algunos de nosotros pudiéramos utilizar la instrucción que nos dieran para atacarlos a ellos. En fin, que habían entrado en razones y se habían dado cuenta de que para combatir en los montes los más idóneos eran los soldados acostumbrados desde niños a desbrozarlos y trajinarlos.
**) Juan Carlos Onganía.
***) El golpe mortal del que no pudo reponerse fue anterior al golpe de Estado: el frustrado intento de copar el Regimiento «Domingo Viejobueno» de Monte Chingolo, el 23 de diciembre de 1975. La inteligencia del Ejército estaba al tanto de que lo que el ERP preparaba y les tendió una emboscada. El ERP perdió a más de sesenta de sus militantes, la mayoría de ellos capturados vivos, asesinados, pisados por un carrier luego de que les cortaran las manos y enterrados en una fosa común del cementerio de Avellaneda. Nunca se supo cuantos pobladores de la villa adyacente fueron muertos por las balas de gruesísimo calibre con que rociaron sus casillas desde helicópteros del Ejército.
****) Cargadas como se les decía décadas atrás.
En Argentina no hubo «Genocidio» ni hubo «GenocidasG» hubo comunismo «Guerra Revolucionaria» internacional apoyada por la URSS, Pacto de Varsovia y su ahijada Cuba. Los 8900 muertos fueron asesinados una parte en Combate y otra parte después de ser secuestrados y torturados. Así como los terroristas del ERP y MONTONEROS asesinaban a ciudadanos civiles, incluidos niños, funcionarios de gobierno, sindicalistas, obreros y empleados. No me vengan con el relato de los buenos muchachos. Para ser genocidio se debe eliminar una etnia o grupo religioso. Acá se eliminaron Terroristas asesinos. Este JAIME escapo durante el ataque sin combatir pero no deja de ser un criminal. Ahora aparece de improviso. Creo que hay que prepararse para ver el retroceso al Año 1972.
Albertito, preparate, si pero trata de no pegarte un tiro vos mismos porque aparte de boludo debes ser un viejo choto. Si hubo un genocido, desde Mitre y Sarmiento, pasando por la guerra del Paraguay, por la semana tragica, por los fusilados de la patagonia, el bombardeo de Plaza de Mayo, el 558, los fusilados de Leon Suarez, los 41 muertos de la Rua hace poquito, recien, por cada pibe muerto por la policia brava de chocobar, por los muetos que va a dejar la pandemia que no pueden tomarse el avion y hacer cuarentena en la estancia. Pero tenes razón hay que prepararse, hace mas de siglo y medio que uds. nos vienen matando, con fusilamientos, balas, prisión, tortura, hambre, miseria. No se ha cumplido aquello que por cada uno de los nuestros, caerán 5 de ellos. Quizas haya llegado el momento,.
En una hermosa peli hindú, una canción dice: «Eres un invitado. Un deseo de la naturaleza». Compatriota Alberto: vos decis «hubo comunismo»!!! «guerra revolucionaria»!!!. Los buenos contra los malos!!! El pensamiento binario, religioso: buenos vs. malos. Dios vs. Diablo. En una guerra convencional se presume que debería haber cierta paridad de fuerzas. A vos te parece Compatriota Alberto que existía esa paridad??? Hay tres referencias notables en la nota: 70 militantes en Tucumán, 60 en Monte Chingolo y el editor comenta respecto a la colimba: «yo fuí absolutamente incapaz de subir por la cuerda»!!! Cuantos fueron los quijotes: 1000? 1500?. Vos decís: los 8900 muertos fueron asesinados (30.000: te comiste 21.l00!!!), y yo completo: por un estado en la clandestinidad más abyecta!!!. Con un resultado fantástico: un incremento maravilloso de 34.000 millones de dólares en deuda externa y el inicio del indiscutible sometimiento a nuestros hermanos de norteamérica, que ya nos tienen de hijos putativos. El 16 de Junio de 1955 comenzó la primera tragedia de nuestro pueblo cuando soldados de la Patria, utilizando las herramientas previstas para defender las fronteras, bombardearon a civiles que no eran rusos, polacos ni cubanos, dando inicio al primer pogrom peronista. En 1974 la triple A inició el segundo pogrom, continuado desde 1976 por las fuerzas armadas, esta vez ampliado a peronistas y zurdos. Y, en 1982, con una guerra absurda, con una desemejanza fabulosa de fuerzas y logística, se le entregaron en bandeja a la Otan nuestras Islas Malvinas: el tercer pogrom, esta vez a todo el pueblo argentino.
Compatriota Alberto: vos creés en la eternidad y la trascendencia. Humildemente creo en la fugacidad y la pequeñez, porque soy un invitado, un deseo de la naturaleza.
Oscar.
No alcanzo a comprender por qué se niegan hechos históricos y reconocidos por sus protagonistas. Partir de que “todo comenzó en 1955” es una línea de interpretación histórica sostenida por el peronismo y lógicamente incluyendo Montoneros, por algo asesinaron a Aramburu y así surge del comunicado. Ahora, sostener que estuvieron a la cabeza de las mayorías populares es un poco mucho, ya que se enteraron del Cordobazo por los diarios y siempre soslayan su ominosa ausencia. Que montoneros tenía una conformación ideológica dispar es un hecho y que luego decantó por la “revolución socialista” también lo es y así confronto con Perón (lo de la “teoría del cerco” es para principiantes… y Perón no lo era). Con montoneros volcado a la revolución socialista (sostenida por Cuba y Checoslovaquia -siempre y curiosamente omitida-) más el ERP de raigambre troskista (también sostenida por Cuba… hacia donde viajarían Santucho y otros luego del aciago 19/7/76), queda en claro que plantearon el derrocamiento del gobierno constitucional de Isabelita para instaurar la revolución socialista. Por eso, negar que existió una Guerra Civil Revolucionaria es una ingenuidad cuando sus propios dirigentes (Firmenich, Santucho, etc) así lo plantearon públicamente. Está claro que la línea Cámpora-Perón-Isabel no fue una dictadura (o volvemos sobre “el cerco” o el “imperialismo” y sus marionetas ?!?! cabe aclarar citadas esas marionetas por el 62% de los ciudadanos). Que montos, ERP, etc no quisieran asumir esta realidad es una cuestión -a mi juicio- grave… acaso existía “otra mayoría” superior al 62% oculta o proscrita ?!?! Seamos francos, buscaban la caída del gobierno, el caos a través de la violencia diaria (lean sus propias publicaciones y cantidad de atentados, con o sin muertos) y tomar el poder. Nunca advirtieron (como sí se los dijo Fidel Castro y no le hicieron caso) que las FFAA argentinas no eran como las de Cuba o El Salvador (que se vendían por dinero)… lamentablemente porque se hubieran salvado miles de vidas. Montoneros no luchó “contra” la dictadura de 1976-1983… es más, la quiso “cuánto peor, mejor”. Eran dos aparatos militares buscando aniquilarse, ganó el militarmente más preparado. Torturas, Secuestros, Muertes ?!?! Qué esperaban ?!? Jugar “a la mancha”… ya la habían jugado… yo mato pero vos, no… tenés que detenerme y hacerme juicio… (luego me fugo o me liberan por indulto o ambistía como el 25/5/1973). Lis militares ya habían “aprendido” nuevas reglas, ustedes siguieron (por motivos desconocidos) en “otro juego” y así fueron asesinados miles (no voy a entrar en eso de los 30 mil, que casi 50 años después nunca se corroboró… no cambia que fueron muchos pero no sirve repetir datos no contrastados o inexactos -o falsos-, asi no se construye. Hace falta volver a preguntarles a Luis Labraña o Fernande Meijide ?!?!). En cuanto a si existió “genocidio”, está claro con leer el Estatuto de Roma de 1998 (15 años después del retorno de la democracia -dato no menor-) para advertir que no; pero seamos honestos, si las FFAA cometieron genocidio por aniquilar al adversario como “grupo ideológico” (?), acaso entonces no fue también genocidio matar uniformados y civiles “por pertenecer a un grupo social determinado” (oligarquía capitalista vende patria ?). Si esto es parte de continuar en los medios la lucha ideológica no concluída, entonces lo comprendo (y vale falsear, mentir y engañar), pero no lo comparto si se trata de esclarecer la verdad histórica sobre la base de hechos comprobados, aunque más no sea para no repetirlos y salvar vidas innecesariamente desaparecidas.