EVITA VIVE en los relatos de Norberto Galasso y el padre Hernán Benítez

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Me quedé con muchas ganas de ir la semana pasada a la presentación de La compañera Evita, de Norberto Galasso.  Pero ya se sabe, el periodismo es un apostolado y a la hora en que se hacen todos los actos, presentaciones, etc., trabajo. Voy a remediar esta fea sensación de haberme perdido algo importante transcribiendo el despacho de Télam y unas declaraciones previas de Norberto que me gustaron mucho, sobre todo las partes que se refiere a la relación entre Evita y su confesor, Hernán Benítez, que me parecen imperdibles.

Norberto Galasso presentó su nuevo libro “La compañera Evita”

 

El historiador Norberto Galasso afirmó que “homenajear a Eva Perón es tener compromiso y militancia permanente”, al presentar su nuevo libro “La compañera Evita” que repasa exhaustivamente la vida de la líder del justicialismo e indaga sobre aspectos menos explorados de su carrera política.

Acompañado por el histórico dirigente sindical Alfredo Ferraresi y el referente de la organización Los Pibes, Lito Borello, Galasso comenzó, este jueves a la noche, su intervención pidiendo un aplauso para Ana Carmen Macri, amiga personal de Evita, quien asistió al teatro ND Ateneo para escuchar al historiador desglosar algunos de los capítulos de la biografía.

Galasso hizo un recorrido por la vida de Eva desde su nacimiento hasta su muerte, rescatando siempre la vocación política y revolucionaria de la primera dama de Juan Domingo Perón, y destacando su nombre como una definición de “compromiso y militancia permanente, no de grandes palabras, pero sí como decía ella: “Cuando yo le doy algo a un pobre, en realidad no le estoy dando algo; le estoy devolviendo lo que le han quitado”.

Galasso aseguró, al referirse a uno de los tantos aspectos de su vida, que Eva Perón fue “algo así como un ministro de Trabajo paralelo”, al explicar que ella era quien mantenía “un contacto directo entre el líder del movimiento y un sector del movimiento, que eran los trabajadores. Porque lo mantenía informado a Perón acerca de los conflictos”.

Al profundizar en aspectos menos explorados sobre la vida política de la referente del Justicialismo, el autor señaló que Evita “hizo gremialismo antes de conocer a Perón”, al evocar que fue una de las socias fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), una entidad gremial constituida para defender los derechos de los trabajadores de la radiofonía argentina.

En tanto, sobre el contexto regional, el autor sostuvo que América Latina se encuentra ante “una oportunidad histórica y extraordinaria mientras el mundo tiene una crisis profunda y dramática con lo que está sucediendo en Italia, Grecia, España. Y mismo Estados Unidos tiene un nivel de desocupación mayor al nuestro, con tasas que no han bajado del 17 por ciento”.

El encuentro contó con las adhesiones, entre otros, de los diputados nacionales del Frente para la Victoria (FpV), Adriana Puiggrós, Héctor Recalde y Facundo Moyano, mientras que se esperaba la participación de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quien no pudo llegar al encuentro por el tráfico que afectaba las calles porteñas.

La actividad fue convocada por el Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales Felipe Varela, la Corriente Política Enrique Santos Discépolo y la Editorial Colihue, cuyo editor presidió lo que parecía una amplia mesa de amigos en un café, ya que se compartían anécdotas entre chistes, momentos únicos e irrepetibles.

Abrió la mesa Lito Borello, quien fue presentado como un luchador desde la resistencia al neoliberalismo y como “un hombre imprescindible para el proyecto” por Narvaja. Luego de agradecer el honor de haber sido invitado, Borello explicó que esto se debía a que él era expresión de un sujeto que emergió insurrecto en los 90, peleando contra las políticas neoliberales.

Dijo luego que el libro presentado “no es solo para leer, es una herramienta ineludible a la hora de este tiempo que nos toca transitar”.

Continuó en el uso de la palabra, Alfredo Ferraresi, el histórico Secretario General del sindicato de Farmacia (ADEF), que fue presentado como “expresión y esencia del obrero y peronista, en la lucha de la resistencia junto a su compañero Jorge Di Pascuale, pilares del sindicalismo combativo Argentino”.

Ferraresi empalmó con lo dicho por Borello. Dijo que su primer trabajo fue n una histórica farmacia de La Boca como cadete, a raíz de lo cual conoció a Evita, al hacerle entrega de medicamentos en la Casa de Gobierno, y que naturalmente entregaba junto a los medicamentos, cartas con pedidos de los vecinos boquenses, que uno a uno eran resueltos por Eva.

Ferraresi rescataba que Eva Duarte “dignificó a la mujer dándole no solo el voto sino el documento que en esos tiempo no existían… Evita nos enseño a distinguir al verdadero enemigo”. “El verdadero peronismo es el revolucionario”. Y para terminar su participación, repitió una vieja canción de marcha, que había nombrado varias veces: “si Evita viviera sería guerrillera”.

Como broche de oro de la jornada, Galasso hizo un repaso por las distintas biografías existentes de Eva, y explicó el intento de su libro de poder ver a Evita como el puente con lo que Perón llevaba como columna vertebral, los trabajadores, como una suerte de Ministro de Trabajo paralelo. En este sentido puso a la luz un pasado de militancia sindical de Eva, cofundadora de la Asociación Radial Argentina.

Galasso reivindicó los últimos discursos de Eva en 1951 y 1952 y su obra “Mi mensaje”, donde más allá de la debilidad física, se expresaron sus convicciones más fuertes, razón por la cual la historiografía oficial y la derecha del peronismo quisieron siempre ocultarlos.

…………….

-¿Qué lo motivó a escribir un libro sobre Eva Perón? ¿Por qué llamarlo: La Compañera Evita?

-Se llama La Compañera Evita porque ella decía: “yo quiero que me recuerden no por ser Evita, sino por ser la compañera Evita”. Gran parte de este libro, está basado en los testimonios de quien fue el confesor de Evita: el padre Benítez, con quien tuve la oportunidad de entablar una gran amistad.

-¿Cómo conoció a Benítez?

-Lo contacté en  1987 por intermedio de un exiliado paraguayo, que me facilitó la dirección. El padre Benítez tenía entonces 80 años. La primera vez que fui a su casa me recibió como lo que era: un tipo polemista, duro, peleador. Pero con una ternura extraordinaria.

– ¿Cómo fue ese encuentro?

– De entrada nomás, cuando abre la puerta, me pregunta: “¿Y usted cree, hijo?”. Ahí vacilé, porque me dije: no le puedo macanear a este hombre. Entonces contesté: “mire padre, la verdad es que yo no creo. Estuve a punto de ser monaguillo, iba a la iglesia, pero después fui descreyendo”.¿Sabe lo que me contestó?: “Usted cree que no cree. Y yo, que soy cura, creo que creo”. Y luego me dice: “ninguno de los dos sabemos para qué estamos en este cochino mundo. Pero en realidad sí sabemos, porque si usted me viene a ver a mí y yo lo recibo, hay una causa en común. Queremos que el mundo futuro sea un mundo alegre, donde no haya dolor, no haya enfermedades, no haya desocupados,  no haya miseria. Así que pase”.Entro, y lo primero que encuentro colgado en la pared fue el retrato del Che, después el busto de Evita y una lámina de Marx. ¡No lo podía creer!


– ¿Cómo era la relación de Benítez con Eva Perón?

– Benítez era un tipo extraordinario. Acompañó a Evita en todo, hasta sus últimos días. Él decía: “yo llegué a ser cristiano acompañándola a Evita. A mí no me hicieron cristiano en la escuela Máximo de Devoto, que tiene la orden jesuítica, yo vi lo que hacía Evita…”

– ¿A él le atribuían la autoría de un libro de Eva?

– Le atribuían la autoría de la declaración del Congreso Filosófico que Perón hizo en Mendoza en el 47 ó 48, pero pareciera que no.

– ¿Le preguntó eso a Benítez?

– Él le escribía los discursos, eso sí. Pero Evita pocas veces leía. Ella hablaba.Ahora, la devoción que Benítez tenía por Evita era increíble: decía que ella le enseñó lo que era el dolor de los pobres y el valor de la solidaridad.

– ¿Cómo es eso?

– Benítez contaba que cuando iba con Evita a ver a alguna persona enferma, ella se sentaba en la cama y los abrazaba, así tuvieran llagas o purulencias. Él le preguntaba si no tenía miedo de contagiarse y ella respondía: “Mire padre, las viejas de la Sociedad de Beneficencia les mandan remedios. Pero yo vengo, no solamente a traer remedios, vengo a traerles solidaridad, a demostrarles que estoy preocupada por su enfermedad, que soy igual a ellos. Para ellos es más importante que venga y los abrace, en lugar de mandar el remedio por correo. Así que cualquier riesgo que tenga, lo tengo que correr.”

– También se dice que Benítez  fue el mentor de Eva Perón…

-Y sí, tuvo mucha influencia. Pero Eva le enseñó a Benítez lo que significaba comunicarse con el pueblo, llegar al pueblo. Recordemos que Benítez, en los años 40, era uno de los sacerdotes privilegiados de la oligarquía, que daba sermones en la Catedral para las señoras gordas.

-Entonces, ¿cómo se forja esa relación?

-Benítez siempre tuvo inquietudes políticas, en un determinado momento tiene relación con Perón a través del GOU. Pero con Eva la relación surge de otra manera. A ella se la cruza por primera vez un domingo en Radio Nacional,  Evita, que todavía no había conocido a Perón, en ese momento estaba muy mal, le pide una entrevista. Benítez la cita para encontrarse en una iglesia al día siguiente, pero él no va.Años después, Benítez  visita a Perón en su casa, y allí se encuentra con Evita. Entonces ella le dice: “Yo a usted lo conozco. Usted me citó un día en tal iglesia y me dejó plantada ¿Y sabe por qué me dejó plantada?, porque no llevo el apellido Anchorena, porque si yo fuera una Anchorena me hubiera recibido.” Y  Benítez le dio la razón. Así fue como, desde esa pelea, nació una gran amistad y él se convirtió en el asesor espiritual de la Fundación Eva Perón, en su confesor, y fue quien acompañó a Eva en sus últimos días.

-Hay varias biografías de Evita ¿Qué agrega en esta, además de la visión de Benítez?

-Lo que yo puedo agregar es que Evita hace gremialismo antes de conocer a Perón, era presidenta de ARA, que es la Asociación Radial Argentina. En ella había algo que la llevaba a buscar la solidaridad con el pueblo. Recordemos que venía, también, de una familia muy pobre. Siempre cuenta que una vez le regalan una muñeca rota para Reyes, porque la madre sólo podía pagar por una muñeca a la que le faltaba una pierna, y entonces le dicen que se había caído del camello.

-La radio y el cine deben haber influenciado mucho en ella, sobre todo por los papeles que hacía…

-Sí. Y además vivió cosas muy duras. La primera mujer que interpretó fue Alicia Lynch, la esposa de Solano López. No cualquier mujer. Después interpreta a Isadora Duncan, a Sarah Bernhardt… Había una actitud muy fuerte en ella de defender la condición femenina.

-sted cuenta en su libro una anécdota al respecto.

-Sí, hay una anécdota de la que da testimonio Vera Pichel, que trabajó en la revista Damas y Damitas, que la pinta de cuerpo entero. Vera cuenta que cuando ella era secretaria de redacción de  la revista, un día se presenta Eva, que por entonces tendría 23 o 24 años y le dice que necesita una foto en la tapa, para promocionar la compañía teatral donde trabajaba. Vera le dice que le va a conseguir una entrevista con el director de la revista y Evita le responde: “No. Esta es una  cuestión entre mujeres. Usted es una mujer que trabaja y yo soy una mujer que trabaja, sólo usted puede entender que yo necesito una foto en la tapa para poder trabajar. Con el director no quiero saber nada”. Le dice esto, porque supone en qué terminaría la entrevista con el director…

Hay en este libro algunas cosas que no se conocen, y otras que han sido exageradas por los obsecuentes. Ocurre que la santifican y no la muestran como una persona. Lo que he tratado de hacer es algo más objetivo, basándome siempre en documentación, o como en el caso del padre Benítez, con en el testimonio oral.


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