ISRAEL – PALESTINA. Adiós al embuste de los dos estados
El autor, ciudadano israelí que se autoexilió, tiene clara posición respecto al pedido de la DAIA de que el juicio contra CFK y compañía por la firma de un acuerdo con Irán que fue refrendado por ambas cámaras del Congreso y que jamás tuvo principio de ejecución igualmente se haga. A pesar de que en varias instancias judiciales coincidieran en señalar que no hubo delito. Con el argumento falaz de que quizá pudiera darse que en el curso del juicio oral se encontrase algún delito. Lo que se llama en la jerga judicial persistir en «una excursión de pesca». Lo que deja en evidencia que es la DAIA e Israel desean sentar a la vicepresidenta en el banquillo de los acusados, a sabiendas de que será absuelta. Campaña electoral, que le dicen.
Esto dice Daniel Kupervaser: «Un puñado de líderes judíos que dicen representar a todos los judíos de Argentina se propone enseñar a los argentinos lo que es la lealtad y la traición a la patria argentina. Si tanto les preocupa la limpieza ética de la política argentina, que se presenten a la justicia como argentinos, dejen el judaísmo dentro de las instituciones judías y pongan fin a las presiones al Gobierno argentino en favor de intereses de Israel en organismos internacionales.
No por casualidad la mayoría de la población argentina está convencida a de que los judíos argentinos son más leales a Israel que a la Argentina (DAIA, Informe antisemitismo 2018). No es antisemitismo. Es la verdad. DK
Quizá Kupervaser sea injusto al no registrar la existencia del Llamamiento Argentino Judío, quizá lo sea con la mayoría de argentinos judíos, pero si permanecen mudos…
Bennet le quitó la careta a Israel
POR DANIEL KUPERVASER
Con el fin de la guerra de los 6 días en junio de 1967, Israel se vio ante la necesidad de tomar posición respecto del futuro de los territorios conquistados, especialmente los de Cisjordania y Gaza en donde no existían acuerdos internacionales previos que fijaraan límites. Lo que no se demoró fue la constitución de un gobierno militar en la zona con el objetivo de administrar la ocupación del territorio con masiva población nativa palestina y la creación de nuevas colonias para el traslado de población judía.
El 8 de noviembre de 1967 nació el embuste mágico que Israel retendría bajo su control y colonizaría esos territorios hasta que se pudiera arribar a un acuerdo definitivo basado en negociaciones. (“Como se vieron las discusiones en el gabinete de Israel en 1967 sobre los territorios recientemente conquistados”, Davar, 16-11-17). Todos los gobiernos de Israel hasta el presente, junto a las direcciones comunitarias judías de la diáspora como agentes del gobierno de Israel, recitaron repetidamente como loros esta consigna. No hablamos solo de aquellos gobiernos tradicionalmente catalogados “de izquierda”. Netanyahu se aferró repetidamente a la solución de los dos estados durante sus últimos 12 años de gobierno, solo que culpaba a los palestinos de no conducirse como una contraparte digna con la que negociar.
Hoy, luego de 54 años, Bennet demostró que, durante este largo periodo, Israel mintió ocultándole al mundo sus oscuras intenciones. En los últimos días Bennet afirmó claramente que no tiene intenciçon de negociar una solución política con los palestinos, y que Israel permanecerá por tiempo indefinido como soberano (“a la judía”) en todo el territorio desde el Mediterráneo al Rio Jordán. Y que como mucho está dispuesto a otorgar mayor libertad de acción a los efectos de mejorar la situación económica de la población palestina de Cisjordania.
En respuesta a la reunión mantenida entre el ministro de defensa Benny Gantz con Mahamud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, el vocero del primer ministro Bennet se apresuró a aclarar: “No hay ninguna negociación entre Israel y la Autoridad Palestina con vistas a un acuerdo político, ni tampoco la habrá” (“De la oficina del primer ministro Bennet: No hay ni habrá negociaciones políticas con los palestinos”, Walla, 30-8-21).
Israel, un estado binacional
Soberanía «a la judía» es atribuirse todos los derechos de un estado soberano sobre un territorio conquistado por la fuerza. Con plenos derechos para población judía, pero sin otorgar derechos civiles universales hacia los nativos, como corresponde en todo régimen democrático. En otras palabras, habrá un estado binacional desde el Mediterráneo hasta el Rio Jordán, no declarado, pero vigente por la fuerza militar, con un régimen de apartheid en Cisjordania (normas diferentes según pertenencia étnica en un mismo territorio bajo soberanía de facto o de jure de un país) que se fue conformando en ese territorio durante los últimos 54 años.
El gobierno de Israel acaba de declarar la eternidad de ese orden político.
Más allá de las declaraciones de Bennet, este sorpresivo devenir en el avance y la formalización de la constitución de un estado binacional está sustentado por la toma de ciertas decisiones y el surgimiento repentino de significativos síntomas que se reflejan en aspectos declarativos y prácticos en el terreno.
En el aspecto práctico sobresalen los esfuerzos del gobierno de Israel por acelerar el proceso de integración en un solo bloque territorial y bajo soberanía israelí de facto a las poblaciones judías y palestinas de la región.
Una serie de medidas lo demuestran: Por primera vez un gobierno israelí autoriza conjuntamente la construcción de nuevas viviendas tanto para judíos como para palestinos en Cisjordania. En una decisión sin precedentes, se autorizó la construcción en Cisjordania de 3100 viviendas en colonias judías y otras 1300 viviendas en aldeas palestinas de la región (“El gobierno promueve la construcción de miles de viviendas para judíos y palestinos en Cisjordania”, Ynet, 21-10-21).
En el encuentro entre Gantz y Abbas se acordó que Israel ofrecerá licencias de trabajo en Israel a otros 15 mil palestinos (aparte de los más de 100 mil que ya trabajan hoy en dia) y otorgará un préstamo especial a la Autoridad Palestina por un monto de 150 millones de dólares a los efectos de equilibrar sus arcas (“Las decisiones de la reunión Gantz-Abbas”, Makor Rishon, 30-8-21). Al mismo tiempo, Israel anunció el otorgamiento de otras 7 mil nuevas licencias de trabajo en Israel a palestinos de Gaza (“Miles de palestinos de Gaza solicitan inscribirse para trabajar en Israel”, Haaretz, 5-10-21).
Gantz tomó otra decisión integradora cuando legalizó la residencia de unos 4 mil palestinos que hasta el momento permanecían en Cisjordania en infracción a la ley israelí y bajo peligro de ser deportados (“Israel legalizó la residencia de 4 mil palestinos ilegales en Cisjordania”, Ynet, 19-10-21).
A los efectos de balancear la canasta de medidas, Zeev Elkin, ministro de viviendas de Israel, anunció la puesta en marcha de un ambicioso plan destinado a duplicar la población judía del valle del Jordán en Cisjordania (“Ministro Elkin: no solo en el Golán, también en el Valle del Jordán en Cisjordania duplicaremos la población judía”, Makor Rishon, 11-10-21).
Los aspectos declarativos de este insólito proceso no fueron menos sorpresivos. Desde el punto de vista de la política interna israelí, el 54% de los parlamentarios que componen la coalición que conformó el gobierno actual provienen de listas con agendas programáticas que demandan la solución de los dos estados (Avoda, Meretz y Raam) o exigían una clara separación territorial entre la mayoría de las poblaciones judías y palestina (Yesh Atid, de Lapid). Sin embargo, hasta el momento ninguna de estas agrupaciones políticas se opuso públicamente al proyecto impulsado por Bennet, opuesto a sus promesas electorales.
A nivel internacional, no se puede pasar por alto la bochornosa diplomacia circense del gobierno estadounidense de Joe Biden. A los pocos días de haber asumido el mando y con muchas ínfulas, los voceros de su gobierno declararon a todos los vientos su apoyo incondicional a la solución del conflicto palestino-israelí en base a la formula de dos estados, demandaron la reanudación de las negociaciones entre ambas partes y acentuaron que la colonización judía en Cisjordania representaba una provocación inaceptable.
Por lo visto Israel puso a la primera potencia del mundo en su lugar recordándole la función de sirvientes que le corresponde dentro del modus vivendi de más de tres décadas entre Israel, los judíos de los Estados Unidos y la Casa Blanca. Da la impresión de que Biden y sus asesores comprendieron el riesgo que representa perder un gran porcentaje del presupuesto para las próximas elecciones y rápidamente se amoldaron a las posiciones israelíes. El propio Biden se echó atrás cuando hace pocos días su vocero afirmó que “si bien el objetivo de USA es arribar a la solución de dos estados, en este momento nosotros no creemos que se pueda lograr negociaciones directas de las partes por las cuales se pueda obtener una solución” (“USA se alinea con Israel: negociaciones entre Israel y los palestinos no son reales en este momento”, Ynet, 16-9-21). Respecto de la posible réplica estadounidense como consecuencia del reciente plan de ampliación de colonias en Cisjordania, es de suponer que nuevamente seremos testigos de la larga experiencia quijotesca del último medio siglo. La caravana de colonias judías continuará su camino pese al ladrido de los perros estadounidenses.
En su poema “No tengo otro país” el famoso poeta israelí Ehud Manor escribió: “No callaré si mi país cambia su semblante”. Cuán frustrado se sentiría hoy. Bennet le quitó la careta a Israel que se convirtió en un estado binacional judío-palestino.
Y todos callan.
Ojalá me equivoque
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@KupervaserD
Las presiones y extorsiones del Sionismo contra Argentina se acaban resolviendo el atentado a la Embajada de Israel.
Es que eso es lo que el sionismo, justamente, no quiere que se resuelva. ¿Por haber sido falsa bandera, tal vez?
Respecto de la constitución de dos estados, el pueblo palestino-Abbas siempre agachó su cabeza, por ello tiene tantos opositores-jamás aceptará esa opción. Aún devolviendo el usurpador asesino sionista los territorios robados luego de la Guerra de los Seis Días.
Hace algún tiempo, intercambiando pareceres al respecto en la página de Horacio Verbitsky-cuando éramos muchos los que escribíamos comentarios, cerrada esta posibilidad por su administrador-, un sindicalista israelí me refutaba-el diálogo fue muy amable y respetuoso-mi posición, muy similar a la del profesor Ilan Pappé, que debe haber un Estado Único Palestino.
La Historia, desde la Declaración Balfour en adelante, desnuda la tamaña tropelía del sionismo. Pero este sindicalista-diría yo sionista moderado-insistía en que ya era tarde, bla, bla. ¿Cuál fue mi ejemplo-respuesta? Que Argentina, en los foros internacionales, sigue reclamando la soberanía sobre las Islas Malvinas. Entonces, de acuerdo a su criterio-de mi interlocutor, digo-que Inglaterra se quede con la Isla Soledad y nuestro país con la Gran Malvina y que fuera él quien se lo informara a los Veteranos de Malvinas. Mi interlocutor jamás me respondió.