PERÓN. Nadie mejor que él explica qué es el peronismo
Si tuviera tiempo habría publicado aquí la entrevista que CFK le concedió a Pedro Rosemblat o el video que produjo Juan Grabois sobre el mismo tema: el medio siglo de la muerte de general Perón, tres veces presidente de los argentinos y hacedor de la Argentina justa, libre y soberana. O, quizá mejor todavía, el discurso de Axel Kicillof en San Vicente, donde están los restos del General., que me dijeron que fue muy bueno. Pero como no he encontrado completa la primera ni tenido tiempo de ver el segundo, ni escuché/vio a Axel, ofrezco lo publicado por Abel B. Fernández, un gran peronista, en su blog, que antes se llamaba Pensando en voz alta.
Va derecho al grano.
Siempre trato de ser realista en este blog sobre el valor de lo que escribo. Entonces tengo que decir que a 50 años de su muerte, no me siento capaz de decir algo nuevo o importante sobre Perón.
Hay muchos compañeros y compañeras -y unos cuantos en la vereda de enfrente- que con motivo de este aniversario -¡medio siglo!- publican piezas hermosas o agudas. Pero, confieso, encuentro más interesante repasar lo que decían en aquellos años iniciales, 1944 a 1947, los que veían al caudillo que surgía con ojos frescos: Jauretche, Marechal, Scalabrini Ortiz (que no se consideraba peronista)… Creo que eso se debe a que veo al peronismo como una identidad y un pensamiento argentinos que permanece y que cambia. Como todo lo que vive. Así, no voy a tratar de «editar» las cosas de su pasado, lejano o reciente, que no me gustan, ni mucho menos señalar lo que sería ahora el «verdadero» peronismo. Eso lo harán, en cada tiempo, las mayorías que se definan peronistas. Como ven, nada más lejos de mí que el legendario «peronómetro». Al mismo tiempo, no «todo es igual». Para que no terminemos «en el mismo lodo, todos manoseados» me parece que lo importante es distinguir entre lo que permanece y lo que debe cambiar. Perón se preocupó mucho en eso. Insistía en la necesidad de «actualizar la doctrina». Decía que lo mejor que podemos hacer los humanos es una montura, para cabalgar el corcel de la historia. Y se adaptó a todas las circunstancias políticas de Argentina y el mundo, durante las tres tumultuosas décadas en la que construyó, defendió, o trató de recuperar el poder. Por eso elijo esta película, que ya había publicado hace años en este blog. No es una elegía, como «Sinfonía de un sentimiento» de Favio. Es un instrumento para la actualización política y doctrinaria para la toma del poder, en un momento muy específico de la historia argentina. Lo filmaron al Viejo, exponiendo su pensamiento durante tres largas horas, Pino Solanas y Octavio Getino, de Cine Liberación. Vendría a ser una secuela, más concreta, de la épica «La hora de los hornos». Tuvo gran influencia en la formación política de mi generación, aunque, lamentablemente, mucho de lo que decía Perón ahí se pasó por alto en los años siguientes. Se reproducía en unidades básicas, y en algunos inmuebles de la Iglesia (No, chicos, el Papa Francisco no es el único ni el primero en la Santa Madre -así decíamos nosotros- que tuvo que ver con el peronismo). En todo caso, era un mensaje para ese tiempo y esa circunstancia. Pero encuentro muy relevante, para esa distinción entre lo que permanece y lo que cambia, un sutil contrapunto. Pino, un talentoso artista y también un militante de su época, introduce temas y desafíos para que Perón conteste. Y el Viejo lo hace, tomando lo que le plantea como pregunta y responde estableciendo en cada caso cuál es la concepción y los valores que definen al peronismo. Escúchenlo. Perón lo explica mucho mejor que yo. |