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SEMITAS DESAPARECIDOS. Cristina presidió un acto de hermandad árabe-judía que hará época (con video)

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Fue un acto de homenaje a los detenidos-desaparecidos de las colectividades árabe y judía; la prresentación de la «Convivencia Alef – La Hermandad de los Pueblos», organización en la que confluyeron el Llamamiento Argentino Judío y el observatorio ‘El ojo Moro’, un homenaje a Miguel Ángel Estrella y la proclamación de que la DAIA-AMIA no representan al conjunto de los judíos argentinos. Cristina enfatizó que los sudamericanos no debemos dejar que nos metan en conflictos ajenos.

Argentinos judíos y descendientes de árabes nunca tuvieron problemas en integrarse en la sociedad argentina. Hasta los atentados, claro, uno de cuyos objetivos parece haber sido, precisamente, erigir fosos y muros que estigmaticen a los árabes y recluyan a los judíos en nuevos guetos, detrás de murallas como si hubieran sido objeto de un ataque externo, cuando los bombazos se colocaron aprovechando que los edificios estaban en refacciones y contaron con cómplices, caballos de Troya que, además, fueron cómplices en el desvío de las investigaciones a una vía muerta, la de camionetas señuelo supuestamente utilizadas como vehículos-bomba por chóferes suicidas de Hezbolá teledirigidos desde Teherán por protervos ayatolás.

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El Círculo Israelita de Río de Janeiro el lunes pasadas las 20.

Fue el malogrado fiscal Nisman quien llevó al paroxismo esta ¿hipótesis? al acusar directamente al gobierno de la República Islámica de Irán sin contar, no ya con pruebas, sino siquiera con indicios de relevancia. Ya desde entonces este periodista decía que Nisman nunca jamás iría a Irán a interrogar a los funcionarios persas a los que tan livianamente había acusado, pues puesto frente a ellos, quedaría desnuda su absoluta falta de sustancia. Decía ya entonces que antes de ir a Irán, Nisman se iba a «suicidar a lo bonzo». Nisman dijo en un «dictamen» anterior a su absurda acusación a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su canciller, sostuvo que había «células dormidas» de terroristas chiítas en toda Sudamérica (aunque, curiosamente, olvidó mencionar a Venezuela) y particularmente en Brasil y la Triple Frontera. Sin embargo, su terrorífico mensaje, amplificado por la prensa hegemónica, por los Santoros y Capiellos, no tuvo el menor impacto en Brasil, ni siquiera en la colectividad judía… y eso que en Brasil, a diferencia de la Argentina, hay muchos palestinos.
Daniel Schnitman se encuentra en tierras cariocas. Ayer, pasadas las 20 y ya entrada la noche visitó el Círculo Israelita de Río de Janeiro. «Sin guardia ni seguridad ni pilotes de cemento. Sin temor a las ‘células terroristas’ de las que hablaba Nisman. Como podés ver hay un taxi estacionado en la puerta y socias del club charlando en la vereda». ¡Y hasta un volquete frente a la puerta!

Esa gente no tiene miedo. Acabemos con esta farsa.

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Las socias del círculo charlan frente a la puerta ¡y al lado de un volquete!

La importancia del acto que tuvo lugar hoy en el Centro Cultural Caras y Caretas es mayúscula, y el tiempo no hará más que acrecentarla. Podemos lamentar que no se haya hecho antes, pero como dice el refrán nunca es tarde cuando la dicha es buena. Escuchar a los compañeros Alí Mustafá y a Jorge Elbaum me emocionó hasta la médula, y me gustó el repudio explícito al caracter encubridor de los dirigentes de la DAIA y de la AMIA que, subrayó, no representan al conjunto de los argentinos judíos. El homenaje a Miguel Ángel Estrella me pareció al menos tan relevante como el que el que unas horas antes tributó Obama a Martha Argerich (lo que como bien sabrá Miguel Ángel no es poco decir) pero con infinito mayor contenido político. Solo sentí de falta que se mencionara a Cacho El Kadri, militante que de estar vivo cumpliría una importante función aglutinando compañeros, su metier favorito.

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Cristina, como casi siempre, estuvo inobjetable. Del tema que a mi me obsesiona desde aquel día que Pedro Brieger me vino a buscar a la redacción de Télam en octubre de 1994, el atentado a la AMIA, comentó que era casualidad que ayer hubiera tenido que ir a declarar como testigo en la causa por el Encubrimiento (de los asesinos) de la AMIA; que lo había hecho por espacio de cuatro horas y puntualizó que desde la voladura de la mutual pasaron 22 años y medio; que el domingo se cumplieron 13 años de su declaración en el primer juicio oral y que «todavía no podemos conocer la verdad, lo que habla muy mal de nuestro sistema judicial» en particular y de las instituciones en general. Y subrayó que no tenemos que dejar que desde afuera nos metan en conflictos ajenos. Después de disculparse por algún posible fallo de su memoria (que, destacó, igualmente sigue siendo mejor que la de tanto olvidadizo por conveniencia) y de subrayar que es deber de todos los argentinos y sudamericanos impedir que nos impongan conflictos ajenos puso el mayor énfasis en la prisión de Milagro Sala, el racismo explícito que la motivó, y en la condición de paria en la que está hundiéndose la Argentina por desobedecer dictados de organismos internacionales que tienen jerarquía constitucional.


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