TRÁFICO DE ÓRGANOS. Globalización y mercado libre para la compraventa de «piezas» humanas
La lectura me eriza los pelitos del antebrazo pero no me sorprende en absoluto. La Iglesia (y hasta dónde yo sé, todas las iglesias) han permanecido en silencio ante las diversas exposiciones de hombres y mujeres, casi siempre de procedencia china, seccionados, plastificados e iluminados. Los obispos me educaron infundiéndome la convicción de que el cuerpo humano era un tabernáculo, la misma morada de Dios por encima incluso de las catedrales, y cuando esos circos de muñecos, ya no de cera sino de carne plastificada desembarcaron con el auspicio de grandes multinacionales, se callaron la boca, como la mantuvieron cerrada cuando asesinaban a su grey. Fueron lobos en lugar de pastores, así que ¿de qué extrañarese? Y después se atrevieron (me refiero a la Unión Europea, que acaba de recibir el Nobel de la Paz) a poner como presidente de un estado artificial, Kosovo (provincia yugoeslava donde gran parte de la población quería integrarse a Albania, pero no la independencia) a un criminal de guerra y traficante de órganos como Hashim Thaçi. La que había hecho la investigación era la suiza Carla Ponte, jueza de la Corte Penal Internacional. Al nombrarla embajadora en la República Argentina, la Confederación Helvética le hizo firmar un documento en el que se comprometió a no volver a referirse públicamente al tema. Como dijimos en unos post más abajo: la UE ha dejado de ser una unión de democracias para convertirse en una entidad supranacional totalitaria al servicio del gran capital. Tómese nota y actúese sin olvidarlo. EL TRIANGLE / Traducción del catalán, Montserrat Mestre.
«Joven de 25 años. Buena salud. Vendo riñón a buen precio»
La compraventa ilegal de tejidos y vísceras humanos es un negocio en expansión
RTI biológica y su subsidiaria alemana Tutogen Medical han decidido recientemente suspender los suministros de tejidos y órganos humanos procedentes de instituciones de Ucrania. Hasta aquí, un titular extraído de Diario Médico o de alguna otra revista especializada que no tiene cabida, usualmente, en la llamada prensa generalista.Esta decisión de la multinacionalse ha producido después de que miembros del Congreso y del Pentágono anunciaran la revisión de los contratos gubernamentales con RTI biológicoa, uno de los principales consorcios mundiales de tejidos humanos, con una facturación que supera los 170 millones de dólares anuales.
La razón de esta enmienda de un contrato mercantil es aterradora. Tras nueve meses de investigación, periodistas del International Consortium of Investigative Journalists (www.icij.org>) denunciaban en julio pasado las relaciones de RTI y la alemana Tutogen Medical, que fue adquirida por la primera en 2008 , con una red internacional de saqueo y comercio de cadáveres.
«Un cuerpo libre de enfermedades es valorado entre 80.000 y 200.000 dólares por los diversos intervinientes-con o sin ánimo de lucro-involucrados en extraer tejidos y utilizarlos para manufacturar productos médicos y dentales», se lee en el informe del ‘ICIJ. Un negocio, el de los tejidos y huesos humanos, que mueve unos 1.000 millones de dólares anuales y es muy solicitado entre los cirujanos plásticos-volumen de labios, alisamiento de arrugas, reconstrucción de senos- por ortopédicos y odontólogos. La legislación sobre la obtención de tejidos humanos (…) admite múltiples interpretaciones, además de no disponer de mecanismos para verificar el origen y el destino de esta mercancía.
Estalla el escándalo
El escándalo se desató con el descubrimiento de un cargamento de restos humanos de origen ucraniano, la documentación del cual el asignaba a una empresa en Alemania, Tutogen Medical, subsidiaria de RTI. Las transacciones de estos laboratorios con el suministrador ucraniano se remontan a diez años atrás y la eficacia de este intermediario en la obtención casi industrial de tejidos, huesos y válvulas de Ucrania y alrededores lo convirtió en un cliente excepcional y codiciado, y nunca se había puesto en duda el origen de tan modélica productividad. Aunque la policía ucraniana ya había investigado en numerosas ocasiones morgues y tanatorios donde los cadáveres habían sido, literalmente, descuartizados sin el preceptivo consentimiento y luego reconstruidos con tubos de PVC, paja o madera para ser entregados a la familia para su entierro, las pesquisas policiales y judiciales siempre quedaban en punto muerto, porque las leyes ucranianas, para probar la criminalidad del hecho, deben demostrar que el tejido obtenido ilegalmente ha sido trasplantado efectivamente a alguna persona, una constatación imposible de verificar en este tipo de comercio.
La oferta carnicera eslava viene de lejos. El informe del ICIJ revela numerosas diligencias policiales contra funerarias de Kiev y otras ciudades ya en el año 2005 y ofrece un puñado de testimonios de familiares, como el de la madre de Oleksandr Frolov, de 35 años: «Nos dimos cuenta de que el pie estaba vacío ». La mujer relata la lista de miembros robados que posteriormente la policía le pasó: «Dos costillas, dos talones de Aquiles, dos codos, dos tímpanos, dos dientes … No la pude leer hasta el final … No pude », explica. Tutogen ya había estado en el punto de mira de una investigación cuando la policía letona detuvo un proveedor del laboratorio para la extracción de tejidos y miembros humanos de 400 cuerpos depositados en el Instituto Médico Forense del Estado sin consentimiento.
Tráfico de órganos
Y si el comercio de cadáveres es pavoroso por lo que significa de profanación mercantil del último tributo de la existencia racional, hay otro tipo de transacción vinculada con la vida y la muerte igualmente perversa, pero de creciente volumen e importancia en este tiempo de libre mercado global: la compraventa ilegal de órganos humanos. El Consejo de Europa y las Naciones Unidas elaboraron en 2008 el Estudio conjunto sobre el tráfico de órganos, tejidos y células (OTC) y el tráfico de seres humanos con el propósito de extracción de órganos, donde establecen las diferencias entre ambos conceptos. Entre otras, una de carácter técnico: la extracción de órganos-riñones, corazón, hígado, pulmones, páncreas y tripas-sólo se puede realizar si la muerte sucede en una unidad de terapia intensiva y requiere acciones coordinadas, mientras que los tejidos-córneas, huesos, articulaciones y piel-pueden ser hechos hasta seis horas después del fatal paro cardiorrespiratorio. Unos procedimientos, claro, que regulan el ámbito estrictamente legal de una actividad «basada en el altruismo de los vivos o de los donantes fallecidos», y que el documento enfatiza de manera clara: «El principio de la prohibición de obtener beneficios financieros con el cuerpo humano o sus partes debería ser la suprema consideración con relación al trasplante de órganos», y que cataloga como delictivo» tráfico de órganos «todas las operaciones efectuadas fuera de los sistemas nacionales de trasplantes de órganos.
Un negocio en expansión
ero la lógica del mercado libre y global es implacable y el comercio de órganos humanos se ha convertido en un próspero negocio en todo el mundo. La materia prima es inabarcable. Sólo es necesario un saludable pobre de solemnidad y un rico enfermo. Segundo la OMS, en 2010 se realizaron 107.000 trasplantes-legales o ilegales: no lo especifica-de órganos humanos, de los cuales dos terceras partes son riñones. Y la ONG Organo Watch, con sede en Berkeley, remacha la información: anualmente se efectúan 20.000 trasplantes de riñones de forma ilegal. Una cifra, añade, en constante aumento año tras año. En Estados Unidos la lista de espera para obtener un riñón anónimo es de 80.000 personas y sólo se realizan 16.000 trasplantes anuales. En España, la lista de espera es de 5.000 personas, un país que poseía el récord de donaciones del mundo -33,8 por millón de habitantes por 18,8 de media-, producto, no del desprendimiento y altruismo natural de los autóctonos, sino del peculiar entramado de la ley: por defecto, toda la población es donante, a menos que los familiares dispongan lo contrario. Desgraciadamente, con la considerable reducción de la siniestralidad en las carreteras españolas mengua el número de donaciones y la plusmarca española peligra.
La pobreza, la globalidad e Internet han alterado sustancialmente los procedimientos para obtener un órgano humano. Hasta hace algunos años, los tradicionales países proveedores eran China, India, Brasil y Filipinas. Una búsqueda por la red ofrece unos resultados sorprendentes. Una página web de Ecuador, por ejemplo, ha abierto un «foro» de venta de órganos humanos. Sin tapujos. El abundante surtido es ejemplar. «Hombre. 30 años. 0RH +. En perfecto estado de salud. Vendo riñón. Discreción y seriedad. Teléfono 765XXXX », dice uno. Y otro, de Arequipa: «Vendo hígado, riñón o médula ósea. Problemas económicos. Abierto a negociaciones ». Hay quien revienta el mercado, como Jersain Loza, que por 800 dólares da su riñón para «poder educar a sus hijas» y un «joven de 25 años y soltero» vende sus órganos «preferiblemente a extranjeros». No hay anonimato en ningún anuncio: teléfonos y nombres y apellidos comparten el espacio con la oferta, y la procedencia es diversa. No sólo ecuatorianos, también chilenos, guatemaltecos, mexicanos, brasileños … Incluso una «chica española saludable y vegetariana con problemas». Los precios fluctúan entre los 800 dólares que pide Jersain Loza y los 20.000 dólares.