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CHILE -DICTADURA. Murió Mariana Callejas, la escritora asesina de la DINA

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La vida de esta mujer causa tanto pavor como curiosidad sobre las muchas facetas de los seres humanos. Es recomendable leer lo que hay sobre ella en wikipedia (link abajo de todo). JS

Fue la esposa de Michael Townley y ambos asesinaron a Letelier en Washington 

Murió Mariana Callejas, la escritora chilena que asesinó al General Carlos Prats y a Orlando Letelier en Washington

  • Memoria Verdad y Justicia - Télam
La escritora chilena Mariana Callejas, que durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) daba talleres literarios en su lujosa mansión de Santiago mientras en los sótanos del edificio eran sometidos a torturas los opositores, la misma que participó del asesinato del ex jefe del ejército chileno Carlos Prats y de su esposa en Buenos Aires y del ex canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria en Washington, murió hoy a los 84 años en un asilo de ancianos.
Callejas fue más conocida por sus servicios como agente de la DINA (Direcciòn de Inteligencia Nacional), la temible policía secreta pinochetista, que por su obra literaria, y en 2008 recibió una condena a 20 años de cárcel, pero en 2010 la Corte Suprema redujo la pena a 5 años y en prisión domiciliaria.
Su vida tuvo ribetes cinematográficos ya que en su juventud se convirtió al judaísmo y se fue a vivir a un kibbutz (granja comunitaria) en Israel, tuvo tres matrimonios y tres hijos y vivió en distintas temporadas en los Estados Unidos, dónde fue una «liberal» pacifista.
Como escritora recibió el desprecio de la escena literaria chilena de mediados de la década del ochenta, cuando se supo públicamente que su marido estadounidense y agente de la DINA, Michael Townley, había ocupado el sótano de la mansión en la que vivía, ubicada en el elegante barrio de Lo Curro, y provista por la Dina, el temible servicio secreto de la dictadura.
El matrimonio estuvo detrás del asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier, en la ciudad de Washington y también del crimen del general Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert, quien fueron víctimas del estallido de una bomba durante su exilio en Buenos Aires.
Quien accionó la bomba fue, precisamente, Callejas, que en 2008 fue condenada a 20 años de prisión, pena que la Corte Suprema rebajó a 5 años y, posteriormente, le concedió el beneficio de la libertad vigilada.
Prats fue asesinado el 30 de septiembre de 1974 con el estallido de una bomba que agentes de la DINA (la policía secreta de Pinochet) colocaron debajo de su automóvil en el barrio porteño de Palermo, crimen que se consumó con la complicidad de policías argentinos, conectados con la CIA que integraban las escuadras asesinas de la Triple A.
Prats había llegado poco antes como huésped del entonces presidente Juan Domingo Perón. Había llegado a la jefatura del ejército chileno en 1970 nombrado por el presidente Eduardo Frei Montalva luego de que su antecesor, René Schneider, fuera asesinado a balazos por ultraderechistas.
Prats fue confirmado luego por el sucesor de Frei, el socialista Salvador Allende, por su declarado apego a la Constitución y a la democracia, los mismos motivos que lo forzaron a alejarse de Chile tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 que depuso a Allende, que se suicidó ese mismo día en La Moneda, sede presidencial.
En la misión en la que Townley y Callejas convivían en el elegante barrio de Lo Curro de la capital chilena, el estadounidense que sirvió a la Dina utilizó el sótano para instalar un laboratorio en que el que el químico Eugenio Berríos (años más tarde llevado al Uruguay y asesinado para que no abriese el pico) fabricaba gas sarín y pócimas bacteriológicas que luego eran empleadas como arma letal contra opositores del régimen.
Además, el lugar fue convertido en un centro de detenciones ilegales y torturas que funcionaba al mismo tiempo que, en plantas más altas, Callejas ofrecía talleres literarios para jóvenes escritores.
Allí fue llevado en julio de 1976 el diplomático español Carmelo Soria, quien había sido secuestrado por agentes de la represión disfrazados de carabineros.
Soria, quien había sido funcionario de la Cepal y era «acusado» de comunista por el régimen, fue sometido a largas sesiones de torturas. Como no habló de la manera que pretendían sus verdugos, le aplicaron gas sarín y luego lo mataron con métodos de extrema violencia, según testimonios reunidos en la investigación del caso.
El cadáver de Soria fue llevado en su propio automóvil hasta un canal de riego y arrojado allí después de haber sido rociado con el contenido de botellas de diversas bebidas alcohólicas para hacer creer que la muerte había sido producto de un accidente provocado por su consumo.
La muerte de Soria fue uno de los más resonantes casos en los múltiples crímenes perpetrados por la dictadura de Pinochet entre 1973 y 1980, período en el que unos 3.200 chilenos fueron asesinados a manos de los agentes de la represión. De ese total, unos 1.200 figuran como desaparecidos.
En 1980, Callejas publicó «La noche larga«, un libro de cuentos en cuyos relatos describe sesiones de tortura y alude a los sistemas para la fabricación de bombas.
Ese año ganó una mención en el Premio de Novela Andrés Bello por «Los puentes» y en 1981 ganó el concurso de cuentos de la revista cultural de izquierda La Bicicleta, con un jurado integrado por Jorge Edwards, Martín Cerda y Marco Antonio de la Parra, entre otros.
Ese galardón derivó en una catarata de quejas en Chile, lo que llevó a la revista a aclarar que había premiado un cuento y no a su autora. Incluso, argumentó que los relatos fueron entregados bajo seudónimo, por lo que la identidad del autor no se conoció antes de que se emitiera el fallo del jurado.

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