De terror: El infierno de la D-2 de Mendoza

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Se me pasó subir esta noticia, y no por casualidad. Es que tan horrible, tan Saló, tan infernal, que me olvidé. Fernando “El manco” Rule, todavía es, creo, director de la orquesta sinfónica de Mendoza. Y fue en otra vida anterior sindicalista de ATE, montonero y compañero de prisión de mi hermano Luis. Sabía que la policía de Mendoza era por entonces (¿y ahora?) una banda de psicópatas asesinos, pero no que Rule hubiera pasado por semejante calvario. Qué horror.
Aqui, la nota original.


LESA HUMANIDAD: EL JUICIO

“Las violaciones ocurrían muchas veces, hasta diez o veinte por día”

Fernando Rule, el primer testigo del debate, narró el horror del D2 y cómo eran abusadas las mujeres detenidas. Habló de Rico y de Miret.

Carlos Rico, Luis Miret y Fernando de Rosas son los nombres que reveló el primer testigo del juicio por delitos de lesa humanidad. Muchas sorpresas para una sola persona que narró un contexto histórico que se convirtió en una situación que llevó a varios a retirarse llorando de la sala de los tribunales federales. El debate que se lleva adelante contra Tamer Yapur, Juan Agustín Oyarzábal, Dardo Migno, Paulino Furió, Ramón Lépori, Eduardo Smaha, Luis Rodriguez y Celustiano Lucero contó con lujo de detalles cómo fue detenido y sus vivencias, tanto en el D2 como en la Penitenciaría provincial, sumando también un traslado de detenidos a La Plata.

PREDETENCIÓN. Fernando Rule se convirtió en el testigo inaugural en el primer juicio en la Ciudad de Mendoza por delitos de lesa humanidad. Según Rule, quien, curiosamente, fue una de las personas que ayudó a construir el Palacio Policial y luego pasó algunos de los peores días de su vida en un calabozo de ese edificio, “las detenciones comenzaron a fines de 1975”, y sostuvo que por aquellos días también aparecieron los primeros cadáveres y que los crímenes eran atribuidos a la Alianza Anticomunista y al Comando Pío XII. Sin embargo, la detención de Rule no se produciría hasta febrero de 1976.

CON ARMAS. Según relató, su captura se produjo el 9 de febrero de 1976, después del mediodía, cuando se encontraba con su pareja, Silvia Ontiveros, y el hijo de esta, Alejo Hunau, de cuatro años, quien casi tres décadas después sería asesinado en su casa cuando era asesor del gobierno de Julio Cobos. A los minutos de haber llegado, alrededor de diez personas rompieron el portón de ingreso y entraron a la casa, cada una con una escopeta o una ametralladora en la mano y todas con las caras cubiertas. “No sé quién comandaba, pero una de las voces cantantes era de Fernando de Rosas, instructor de Supervivencia de la Aeronáutica”.

Rule explicó que en ese momento no sabía quién era el que lo capturó y posteriormente lo interrogó, recién se enteró años más tarde, cuando se desempeñaba como electricista y uno de sus clientes era De Rosas, quien desde el primer día le dijo que lo conocía. El testigo cayó en la cuenta de quién era luego de que un compañero de trabajo le dijera cuál era la profesión de su cliente, y luego, hace casi tres años, durante la gestión de Juan Carlos Aguinaga –primer ministro de Seguridad de la Jaque–, cuando los organismos de derechos humanos pudieron conseguir un listado de los que trabajaban en el D2. Allí figuraba una división llamada Centro de Instrucción Antisubversiva, conformada por policías, un cura, un sociólogo y un instructor de Supervivencia, el mismo cargo de De Rosas.

EL TERROR DEL D2. Mientras Rule era detenido, Ontiveros pasaba por lo mismo. Al mismo tiempo, su pequeño hijo también era interrogado por los captores. Luego fueron trasladados al D2. “Fui a la celda del entrepiso, ahí empezó el infierno”, exclamó Rule. “Sigo vendado, desde el 9 de febrero hasta que me presentan con el juez (Rolando) Carrizo”, continuó. Por la misma situación de Rule estaban pasando Ontiveros, Daniel Rabanal, Marcos Ibáñez, Miguel Gil y otros. “Las primeras torturas eran no dormir, no comer, no tomar agua. La falta de esto era tan notable, que yo deliraba”, aseveró el declarante, y agregó: “Miguel Gil nunca dejó de delirar desde el primer día, y murió así.

Un día yo pedí llevarlo a tomar agua, porque no se podía mover, y con otro detenido, Rodolfo Molinas, lo cargamos. Miguel toma del lavabo y se cae, pierde el conocimiento. No sé si muere ahí o después. Luego vinieron las camillas”. Sin embargo, el momento en que varios asistentes se fueron de la sala en medio de llantos fue cuando Rule profundizó sobre los tormentos. “La parte más horrible de las torturas fue la forma en que el personal del D2 usaba la violencia sexual como método de tortura, porque la golpiza y la picana dolían pero pasaban, pero el temor es otra cosa, es la impotencia de saber que pueden hacer con uno lo que quieran, incluso humillar, y eso hicieron con las violaciones.

A mi mujer la violaban a metro y medio de mi celda. Un día me hacen tocarla para que viera que estaba colgada, desnuda, y hacen obscenidades y las relatan. Esas violaciones ocurrían muchas veces, 10, 15 o 20 por día. Hay compañeras a las que las violaban cada media hora”, explicó Rule, y aseguró que una chica cordobesa que estaba frente a su celda “fue muy torturada y particularmente violada”. “No hay quién se salve de esas violaciones, incluyendo al supuesto juez o al cura. Aún las mujeres policías, hay una frase que recuerdo.

Una noche parece que un policía manoseó a una compañera, y ella le dice: ‘Si estás caliente, andá a cogerte a una presa’, y después se produjo una tanda de violaciones”. Entre los abusadores, Rule mencionó al ex subsecretario de Seguridad de Aguinaga, Carlos Rico. “Rico era uno de los golpeadores y violadores”, argumentó el testigo, y seguidamente se refirió al camarista federal imputado Luis Miret. “Mis padres fueron a hablar con él. Les dijo que no le constaba que me tuviera detenido la policía y les pidió pruebas. Mis padres entonces le mostraron mi foto y una nota periodística donde salía mi caso”, detalló.

Bustelo y el viaje a La Plata

Fernando Rule también narró sobre lo ocurrido a Ángel Bustelo, cuyo secuestro es una de las causas del debate. Según explicó el testigo, él y Bustelo formaron parte de un contingente que fue trasladado a La Plata, y en el vuelo fueron torturados. “Bustelo sufrió mucho”, explicó, y señaló que llegó a tener la espalda negra de los golpes recibidos.


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