EDITORIAL. Una jornada histórica: Todxs a la Plaza

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POR DARDO CASTRO

Mañana habrá una jornada histórica, uno de esos días decisivos en el devenir de los pueblos, un momento en que todas las incógnitas y las causalidades de la victoria o el fracaso se darán cita en un pequeño espacio, una toponimia en la que un pueblo dará fe de su amor y su coraje, cuerpo a cuerpo compañeros/compañeras en la libido de la lucha y el compromiso con la historia. Pero también estará ahí, agazapada o insolente, la claudicación de los que más tarde o más temprano, por cobardía o de puros hijos de puta serán nuestros caínes, es inevitable porque así se teje la historia con todas sus pasiones.

Mañana comenzará otra etapa. La eterna batalla que se libra al interior del peronismo, un movimiento policlasista cuyos diversos intereses materiales e ideológicos están siempre en pugna, se enmarcan hoy en la extrema polarización que propone el capital financiero. De la habilidad, la inteligencia y flexibilidad política de quienes deciden táctica y estrategia para superar a nuestro favor la crisis peronista depende el futuro inmediato, y con él, los derechos sociales ya conquistados y los muchos que nos deben, y la preservación y crecimiento de la soberanía nacional, la tierra y el agua y la naturaleza toda, constantemente amenazados por el gran capital y sus ejércitos.

La larga lucha por la hegemonía tendrá un capitulo crucial, si no definitivo, en los próximos tiempos. El neoliberalismo, que en su primero y brutal formato comenzó con la dictaDura, siguió con Menem y volvió con Macri, no ha logrado construir hegemonía, apenas consolidaciones electorales, auge y caída, porque no ha podido abolir el legado de lucha y esperanza que forjaron los trabajadores y el pueblo, que preservaron y fueron pendones en la gesta de madres y abuelas. La memoria en acto de la generación diezmada que evocó CFK, a cuyos herederos convocó en el mismo acto.

En un contexto mundial y nacional de extrema inestabilidad en todos los órdenes, la ofensiva del gran capital en la Argentina ha asumido una beligerancia que apunta a lograr una derrota definitiva de las clases oprimidas y explotadas, una tierra arrasada que acabe con todas las rebeldías. Lo que está en debate en la constelación del capital es el ritmo y el grado con que se llevará a cabo, prevenidos contra la certeza de un conflicto social de larga duración, como ha sido demostrado a lo largo de nuestra historia.

Por eso la de mañana será una jornada histórica, cuyos antecedentes fueron las movilizaciones contra el indulto y contra el 2X1 de esta Corte abyecta, porque no será solo un tramo, por decisivo que fuere, de los aprestos electorales, sino también porque, cualquiera sea el resultado de las urnas, la jornada inminente debe liberar toda la potencia del pueblo trabajador, alistado y consciente de que no hay futuro si no hay lucha y organización popular.


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