ISIS – DAESH – ESTADO ISLÁMICO. El origen de la pesadilla

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Hace varios días que llevo conmigo el recorte de esta nota de Eduardo Febbro, corresponsal de Página 12 en París, con el ánimo de subirla, y ahora me llega, glosada por Abel. B. de su blog Pensando en voz alta. La subo tal cual, haciendo notar que siento de falta que el autor no poga en entredicho la Hisrtoria Oficial de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágo en momentos en que se está confirmando oficialmente (desclasificación de 28 páginas to secret pòr el Congreso)  lo que desde un primer momento se sabia: que los servicios secretos de Arabia Saudi estuvieron involucrados y que hay múltíples indicios que no pudieron hacer lo que hicieron sin complicidad interna. JS

 

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Sembrando terrorismo

by Abel B.

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El terrorismo -o, como a los generales en el Atlántico Norte y guerreros de escritorio en todos lados les gusta llamarlo “la guerra asimétrica”- ya es un dato permanente en el mundo en que vivimos. Se escriben multimillones de palabras sobre el tema, claro, pero la mayor parte está envuelta en dos discursos básicos “es una cosa horrible, que hacen gentes perversas” / “es una cosa horrible, pero también es horrible los niños que mueren cuando los aviones de los países “occidentales” bombardean”.

Ambos son ciertos, pero… son envoltorios. Conviene encarar los hechos, además de juzgarlos. Acerco este artículo de Eduardo Febbro en Página 12 porque es un resumen breve de tres raíces del terrorismo “yihadista”. Los datos de Febbro son correctos: hay hechos puntuales, concretos, que están en el origen de lo que está ocurriendo. También pienso que es un análisis incompleto: estas raíces crecieron en un suelo abonado por la mezcla de viejas corrientes del Islam, el salafismo, el takfirismo, con la tecnología y el nihilismo del “Occidente” moderno. Pero la nota es un buen punto de partida. Luego tal vez agregue otras miradas.

Ben Laden y el entorno teórico de Al Qaeda están obteniendo una horrenda victoria póstuma a través del Estado Islámico. Las miles y miles de personas que mueren en atentados en varias regiones del mundo son víctimas de 1) un origen teórico común, 2) una decisión estratégica fundacional pactada por Estados Unidos y Arabia Saudita y 3) un error garrafal cometido en Irak luego de la invasión de 2003. Esos tres elementos van a diseñar el espantoso mundo en el cual vivimos.

El jihadismo que conocemos hoy se nutre de tres fuentes. En primer lugar, es hereditario de la política que Washington y Riad implementaron a finales de los años 70 (1979) mediante la cual islamizaron, con la ayuda de Bin Laden, la resistencia interior contra la invasión soviética de Afganistán. Por ese diseño pasó también, aunque con otras intenciones, una multinacional argentina, Bridas, cuando, antes que los enceguecidos norteamericanos, va a descubrir la utilidad de los talibanes en su proyecto de trazar el recorrido de un gasoducto de cerca de 1500 kilómetros que iba dese Turkmenistán hasta Pakistán.

En segundo lugar, los atentados en Occidente se inspiran en una obra teórica de 1.600 páginas escrita por Abou Moussab al-Souri, el teórico de la tercera jihad y ex mano derecha de Ben Laden. Este sirio nacido en Alepo hace 60 años plasmó en en el libro “Llamado a la resistencia islámica mundial” lo que el Estado Islámico está llevando a cabo en la realidad, o sea, la Jihad global del pobre. La obra, aún accesible en internet, se ha convertido en una biblia y en el manual de iniciación básico para todos los candidatos a la guerra santa contra Occidente.

El tercer elemento es la invasión de Irak, la disolución de la policía y el ejército iraquí decidida por un analfabeto de las relaciones internacionales, el administrador civil de Irak, el norteamericano Paul Bremer; el montaje posterior de un gobierno iraquí de mayoría chiíta pero tan violento como corrupto; y el aislamiento de la minoría sunnita en el seno de la cual estaban los altos mandos del ejercito iraquí, los servicios secretos, los miembros del partido Baaz y la policía, hoy espinas dorsales del Estado Islámico.

Pero la cuna es siempre una combinación de la confrontación durante la llamada Guerra Fría entre las dos potencias, Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, los intereses gasíferos y petroleros, Irak y el extremismo islamista, el cual, con la ayuda de Arabia Saudita, Estados Unidos y Pakistán, será propagado, armado y entrenado por la primera potencia mundial con el objetivo de desalojar al ejército rojo de Afganistán. Todos los hechos terminan componiendo el eslabón de una cadena que llega hasta nuestros sangrientos días y en la cual el libro de Abou Moussab al-Souri es una pieza fundamental. El “Llamado a la resistencia islámica mundial” es, ante todo, el producto del desacuerdo entre Osama Bin Laden y Abou Moussab al-Souri, nombre de guerra con el que remplazó al auténtico, Mustafá Setmariam Nassar.

Mustafá setmarian
El hombre más buscado cuando vivía en Granada.

 

Al-Souri estaba totalmente en contra de actos terroristas tentaculares y espectaculares como el que Bin Laden cometió en Estados Unidos en septiembre de 2001. Para él, ese tipo de estrategia sólo podía acarrear consecuencias destructoras porque accionaban dos resortes de una potencia con una capacidad de intervención militar enorme: primero, el aumento de los créditos militares; luego, la invasión de los llamados “territorios cuna”, es decir, Afganistán. No se equivocó, el 11 de septiembre atrajo a Estados Unidos a Afganistán y esa expedición militar terminó con el desmantelamiento casi total de Al Qaida. La ex cabeza pensante de Bin Laden criticó a su jefe en un correo electrónico donde decía: “nuestro hermano fue contaminado por la enfermedad de las pantallas, los flashes, sus admiradores y los aplausos”. Abou Moussab al-Souri propuso cambiar la meta y apuntar no hacia los Estados Unidos, país muy alejado y potente, sino hacia lo qué el llamaba “el vientre blando” de Occidente, es decir, Europa.

Para ello, el sirio -más tarde nacionalizado español en virtud de su matrimonio con una española–, inventó el término de “nizam la tanzim”, un “sistema pero no una organización”: es decir, una estructura terrorista compuesta por células auto gestionadas, sin lazo con un órgano central, una suerte de jihad horizontal autónomo, separado de cualquier idea piramidal. Ya hemos visto su eficacia en los últimos años. Internet y las redes sociales serán en esa visión otro aporte clave porque ambos, en la idea de al-Souri, ocupan el lugar de las mezquitas o los imanes. Sin contacto físico, sin frecuentación de lugares vigiladas, los individuos se empapan en esa opción.

En su libro, Abou Moussab al-Souri calculó las consecuencias en el seno mismo de las sociedades occidentales: confrontación racial, xenofobia y exclusión por parte de los occidentales y, por consiguiente, radicalización de los musulmanes víctimas del racismo. Por curioso que parezca, ninguno de los muy publicitados servicios de inteligencia de las potencias mundiales prestó la debida atención a ese libro. No sólo aún se lo encuentra en Internet sino que, además, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las decenas de think tank que se crearon en Washington para pensar el mundo gozaban de créditos millonarios pero sufrían de una falencia absurda: en esos think tank casi nadie hablaba árabe.

El Estado Islámico aplicó con letra de sangre esa yihad horizontal pero también introdujo blancos nuevos que no estaban en el libro de Al-Souri: Arabia Saudita, Yemen, Túnez, Libia, Turquía y Rusia con el atentado contra el avión ruso derribado el 31 de octubre de 2014 por el ISIS. Las peregrinaciones de Abou Moussab al-Souri no están tampoco exentas de interés para comprender las barrabasadas cometidas por los servicios de inteligencia. El sirio fue arrestado en 2005 por los servicios secretos de Pakistán cuando huyó de Afganistán y entregado a Estados Unidos. Washington tenía la perla entre sus manos pero se la entregó a la Siria de Bachar el-Assad en 2011 (otras fuentes hablan de 2007). Assad lo liberó el mismo año con una intención semejante a la que llevó a Washington a armar la resistencia afgana: islamizar las revueltas árabes que estallaron en 2011 y, con ello, restarles legitimidad. Hoy nadie sabe donde está.

El perfil de guerra confesional que Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán trazaron en torno a Afganistán explotó en las manos de todos. Ningún cerebro de la CIA o la NSA previó la expansión posterior. La mayoría de los llamados “hombres más buscados” por Estados Unidos fueron, en su momento, aliados de esos tres países. Los llevaron a Pakistán, los adiestraron en las famosas escuelas coránicas de Peshawar y luego los soltaron en Afganistán con armas en las manos. “El enemigo es fuerte y poderoso, nosotros somos pobres. La guerra será extensa”, escribió Abou Moussab al-Souri en su libro. El Estado Islámico se empapó en esa literatura y llevó a la realidad esa guerra “nizam la tanzim”, es decir, el sistema de lobos solitarios que azota a Occidente. Su yihad descentralizada se extiende ahora por las capitales del Viejo Continente, y más allá: la matanza de Niza, el atentado en el aeropuerto de Turquía, el atentado en el aeropuerto de Bruselas, las matanzas de París, y, en estas horas, tal vez Munich. Abou Moussab al-Souri conocía muy bien ese “vientre blando” de Occidente. Vivió exiliado en Francia, en Londres y luego, con su esposa, en Andalucía. Abou Moussab al-Souri presidió el nacimiento de las dos primeras yihad e inventó la tercera. La primera se articuló contra el ejército soviético en Afganistán: la segunda contra la invasión norteamericana de Irak en 2003 y, esta, la tercera, una fuerza heredera de cada uno de esos hechos, el Estado Islámico, la siembra en occidente. La obra de Abou Moussab al-Souri no habría tenido la influencia que tuvo si Estados Unidos y sus lacayos no hubiesen despertado y alimentado el islamismo radical, si no hubiesen luego fracturado de una manera espantosa Irak. A ello se le sumaron la exclusión, el racismo y el desprecio de que son objeto los musulmanes en Europa. Las palabras de al-Souri se convirtieron en semillas de bombas humanas que no sólo destrozan vidas en París sino, también, en Irak donde, casi en silencio, centenas de vidas humanas desaparecen tragadas por bombas activadas hace mucho por las potencias occidentales.

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Un comentario

  1. La nota del “blog de Abel; pensando en voz alta” (https://abelfer.wordpress.com/2016/07/28/sembrando-terrorismo/) bajo el título “Sembrando el terrorismo”, dice que el escrito de Febbro en “Página 12” (http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-305035-2016-07-23.html) –“Confrontación confesional, xenofobia y exclusión”–, que reproduce, es un “buen punto de partida” para el análisis del caso. Creo que para nada es un buen punto de partida. Veamos.
    Dice: “Ben Laden y el entorno teórico de Al Qaeda están obteniendo una horrenda victoria póstuma a través del Estado Islámico”. ¿Cuál es o dónde está la victoria póstuma de Ben Laden? Si existiera tal victoria, sería la del imperialismo occidental, porque Ben Laden fue y será (si sigue vivo) una herramienta de los genocidas de Occidente. Ben Laden nunca dejó de ser una creación y personero del imperialismo. Hasta tal punto, que no tuvo nada que ver directamente con el atentado del 11/9, aunque sí fue usado su nombre para el plan del gobierno de Bush. Hasta tal punto esto es así, que ni lo mataron ni su cuerpo fue tirado al mar. Simplemente, esto fue otra operación de bandera falsa. Hablar de una “victoria póstuma” de Ben Laden es lo mismo que decir que era enemigo del imperialismo, algo absolutamente falso. Pero además, ¿en dónde estaría esa victoria de Ben Laden? No la obtiene en ninguna parte del mundo. Y menos que menos en Medio Oriente. Y donde supuestamente la obtuvo –Libia– están prácticamente arrepentidos del desastre a que dieron lugar. ISIS, al-Qaeda, al-Nusra, etc, retroceden en todas partes, van de derrota en derrota, después de efímeros –aunque brutalmente destructivos y asesinos– avances. Por otra parte, ¿a qué “entorno teórico de al-Qaeda” se refiere la nota? Porque el supuesto entorno teórico no es sino el creado por el imperialismo occidental a través de otra herramienta a su disposición: el wahabismo. Y como todos saben, el wahabismo es un invento que bajo el disfraz de “corriente islámica” encierra una doctrina contraria al Islam. El wahabismo es al Islam lo mismo que lo fueron los mercaderes ingleses a la lucha por la independencia en las colonias de España. Es el enemigo disfrazado de amigo.
    Luego dice: “Las miles y miles de personas que mueren en atentados en varias regiones del mundo”. Se supone que habla de los atentados llevados a cabo por supuestos “islamistas”, como el ISIS y sus iguales. Esto tampoco es así. “Las miles y miles de personas que mueren en atentados (islamistas)” se concentran casi totalmente en la zona del Medio Oriente, porque esa es la zona de la que ahora quieren adueñarse definitivamente los genocidas de Occidente. Y dice que todos esos muertos tienen “un origen teórico común” pero no lo expone. Y achaca los muertos también a “una decisión estratégica fundacional pactada por Estados Unidos y Arabia Saudita”. ¡Pero, sugestivamente, no incluye en esa “decisión estratégica” a la Unión Europea y a Israel! ¿Por qué será? Después habla de “un error garrafal cometido en Irak luego de la invasión de 2003” y dice que los tres puntos mencionados “van a diseñar el espantoso mundo en el cual vivimos”. ¡Absolutamente incorrecto! Todo el horror que se vive en el mundo no proviene de ahora, sino de la política genocida imperialista desarrollada “con más esmero” a partir de la revolución industrial (mitad del siglo XVIII y principios del siglo XIX). Dicho en otras palabras, lo que sucede con el llamado “yihadismo” no es más que parte de un plan más amplio y profundo que se sintetiza en la frase de James Carville “la economía, estúpido”. Lo que sucede en Medio Oriente es la continuación de la política económica inglesista de Bernardino Rivadavia en Argentina, de la Guerra del Opio en China, de la I y II Guerra Mundial, del genocidio belga en el Congo y Namibia entre 1885 y 1909, del genocidio francés en Argelia, de la invasión y matanza en Afganistán, del destrozo y matanzas en la ex Yugoslavia, del genocidio manipulado aparentemente por Francia en Ruanda, de las matanzas en Mali, República Centroafricana, de la guerra de Malvinas, etc., etc. Y no olvidemos que el imperio genocida occidental intentó el desarrollo del “yihadismo” –pero fracasó– en la región autónoma Uigur de Sinkiang (China) así como en Chechenia y otras zonas del Cáucaso.
    La nota retoma luego la misma idea en otros marcos:
    (I). El “yihadismo” de hoy día en Medio Oriente. Aquí vuelve a pasarse por alto a la Unión Europea y a Israel. ¿Casualidad? Vaya uno a saber….
    (II). Los atentados en Occidente. En este marco habla de un “teórico de la tercera yihad” –M. al-Souri– y dice que su teoría se está haciendo realidad a través de lo que denomina “la Jihad global del pobre”, por lo que sus escritos “se han convertido en una biblia y en el manual de iniciación básico para todos los candidatos a la guerra santa contra Occidente”. El grado de disparate de esto es increíble. Y digo “disparate” pensando que quien escribe es honesto. De lo contrario, otro sería el adjetivo… Veamos. ¿Por qué no empieza por definir claramente qué es el “yihadismo” y el “Estado Islámico”? Al no hacerlo, le hace el juego, consciente o no, a ese engendro teórico de M. al-Souri. No explicar claramente que el llamado “Estado Islámico” ni es estado ni es islámico y que la llamada “Jihad” de los terroristas no tiene nada que ver con el Islam, lleva a colaborar, de manera consciente o no, con el terrorismo. Ahí nomás, añade una barbaridad espectacular: “el Estado Islámico está llevando a la realidad la Jihad global del pobre”. Y es una barbaridad porque lo que hacen los terroristas del ISIS no tiene nada que ver con la yihad de la que habla el Corán. La llamada “yihad” del ISIS no es más que una hábil invención de los “think tank” (laboratorios de ideas elaboradas por expertos) de Occidente, quienes lo pergeñaron, organizaron y echaron a rodar. Está claro que el autor de la nota no tiene la más mínima idea de lo que es la “yihad” según el Corán. Y sobre llovido mojado, pues afirma que se esta haciendo realidad la “jihad global del pobre”. ¿Tendrá alguna idea de lo que escribió? Para empezar, no se trata de lo que él dice sino de una matanza, un genocidio llevado a cabo por los imperialistas de Occidente con tropa disfrazada de musulmana. Además, aunque aquí se pondría la palabra “pobre” como sinónimo de “mayoría” o de “gran parte del pueblo”, la verdad es que lo que está sucediendo no lo desarrollan ni los pobres ni el pueblo de ningún país del Medio Oriente sino una banda de criminales ignorantes del Islam. Pero no solo se trata de una banda de criminales ignorantes del Islam sino que la inmensa mayoría de ellos son extranjeros que fueron a invadir Libia, Siria, etc., en el papel de mercenarios, asesinos y ladrones a sueldo. Se trata de unos 30 mil o más terroristas provenientes de más de noventa países, captados por el dinero y el palabrerío hueco del wahabismo antiislámico de Arabia Saudita, y armados/respaldados por Turquía, EEUU, la Unión Europa, Israel, Jordania y las demás monarquías de la península arábiga. De todo esto Febbro no dice ni una palabra. Repito, todo esto se vería muy claramente si el autor hubiese empezado por explicar qué es el llamado “Estado Islámico”, de donde surge, porqué surge, para qué surge.
    (III). La invasión de Irak. Culpa de todos los desatinos de la misma a una sola persona (Paul Bremmer). ¿Está en sus cabales el autor de la nota? En verdad, ¿puede creer que una sola persona decidiría la política a seguir en Irak? ¿No le llamó la atención que es la misma política seguida, por ejemplo, en Libia? ¿También en Libia lo decidió solo una persona? ¡Por favor! Todo lo que pasó en Irak, al igual que en Libia y en general en Siria, fue y es parte de un plan que no lo decidió una persona sino el conjunto de los diseñadores de las criminales políticas imperialistas. Políticas que tienen como elementos indispensables golpear; matar; destruir; violar; crear todo tipo de divisiones entre los miembros de un mismo país, de una misma etnia, de una misma religión, etc; hacer retroceder a la zona en donde meten sus garras a la época de los cavernícolas, como lo hicieron en Libia, lo están haciendo en Siria y lo intentaron hacer en Líbano. Y todo eso para, luego de aplicar a fondo el “masacra y divide para reinar”, robar todo lo posible, corromper todo lo posible, sembrar veneno todo lo posible (por ejemplo, balas y explosivos con uranio empobrecido).
    Pero nada de todo lo dicho entra en el análisis del autor de la nota. ¿No se da cuenta que los imperialistas de occidente debían hacer todo eso para luego montar la llamada “yihad”, el llamado “Estado Islámico”, el llamado “al-Nusra”, etc? ¿Por qué en su escrito no hace ninguna investigación de quién o qué es al-Nusra, ese ente abominable considerado “la oposición moderada” por los imperialistas occidentales genocidas? Pero además, y muy extrañamente, en tanto considera “islámicos” a todos esos terroristas, no hace ningún análisis respecto al 95% de lo que se da en llamar “islámicos del mundo”. Habla de “extremismo islamista” sin definir primero qué es Islam y qué no es Islam. Es como si jugaríamos con cartas marcadas, es decir, preparadas para la trampa. Y el que calla, otorga… Presenta a al-Souri casi como un genio: “la obra (su libro)….. se ha convertido en una biblia y en el manual de iniciación básico para todos los candidatos a la guerra santa contra Occidente”. ¿Tiene idea Febbro de lo que está diciendo? ¿Cómo es posible que presente a la mano derecha de Ben Laden –agente excelso del imperialismo occidental– así? Las posibilidades con al-Souri serían dos. Se trata sencillamente de otro agente del imperialismo genocida al que se le hace escribir tal o cual cosa, o es uno de los tantos wahabitas antiislámicos ignorantes del Islam que trabajan, de hecho, para los intereses imperialistas occidentales.
    ¿Es posible que Febbro no tenga en cuenta que se fue demostrando que prácticamente todas las acciones llevadas a cabo por esos terroristas supuestamente islámicos son de bandera falsa, incluido el atentado contra las torres gemelas así como los cometidos en aeropuertos europeos, Turquía, Orlando, Niza, Normandía, Bruselas, París, etc?
    En fin, se puede seguir analizando esta nota pero creo que con lo dicho basta. Solo tomo las oraciones finales del escrito que dicen: “Las palabras de al-Souri se convirtieron en semillas de bombas humanas que no sólo destrozan vidas en París sino, también, en Irak donde, casi en silencio, centenas de vidas humanas desaparecen tragadas por bombas activadas hace mucho por las potencias occidentales” y las parafraseo:
    Las palabras inventadas por los “think tank” del genocida imperialismo occidental y presentadas como dichas por un teórico islámico (al-Souri), se convirtieron en semillas de bombas humanas que no sólo destrozan vidas en París sino, también en otras partes del mundo y en Irak donde, casi en silencio, centenas de vidas humanas desaparecen tragadas por bombas activadas hace mucho por los mismos imperialistas genocidas de Occidente.
    Resumiendo, así como es bastante fácil enredar una madeja de hilo pero lleva mucho tiempo y maña desenredarla, así también parecería que es fácil escribir cosas como estas que llevan a conclusiones que se alejarían de la realidad y que luego lleva tiempo ponerlas en el marco correspondiente para que la realidad se pueda ver con cierta claridad. Hemos visto que hasta mentiras puntuales o “incorrecciones” han llevado a perder elecciones, dejar de lado a una persona, etc. Ni hablar que análisis fallidos, repetidos una y otra vez, llevarían a perder la realidad de los hechos con bastante facilidad. Y no solo el análisis sino el propio título de la nota de Febbro irían en un rumbo equivocado. ¿De qué “confrontación confesional” habla? Este es un error que juega a favor del imperialismo genocida de Occidente. ¿De qué xenofobia habla? Este es otro delirio impuesto por el imperialismo genocida de Occidente. Y lo mismo sucede con el término “exclusión”. Febbro, le sugiero que corra el tarro o desvíe el chorro. Si no lo hace usted sabrá porqué.
    Por lo tanto concluyo que esta nota para nada sería “un buen punto de partida” para entender lo que sucede y qué es el supuesto “terrorismo islamista”. Más bien la consideraría un buen punto de partida para la confusión, para llevar a que se enrede y se vuelva difícil aclarar todo lo que tiene que ver con este tema. Y a río revuelto ganancia del pescador, es decir, del imperialismo occidental genocida.
    Por último, a quien le interese, puede ver un artículo que considero interesante sobre las raíces de los grupos terroristas, titulado «“ISIS”, “CALIFATO ISLAMICO”, “EI”, “AL QAEDA”, ETC: ¿CUÁLES SON SUS RAÍCES?»:
    https://www.facebook.com/lineainternacionalGC/posts/799637546813785

    Roberto Verttuti – verttuti@gmail.com — 31/07/2016

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