MILAGRO SALA. 2000 días de prisión, 2000 días de vergüenza y bochorno
Que Milagro Sala y sus compañeres sigan presos hace mucho que pasó de castaño oscuro al negro más abismal. Pájaro Rojo coincide en este tema con el doctor Raúl Zaffaroni y entiende que en su caso y en de aquellos no hay más remedio que un indulto presidencial (no así, en el de otros casos, como el del ex vicepresidente Boudou, donde se impone una revisión del juicio que lo condenó). Es lacerante que el Presidente la haya visitado cuando aún lo era y que más tarde balbuceara que no se trata de una presa política sino de una persona que fue detenida injustamente, y que su ex abogada y ahora ministra Eli Gómez Alcorta se haga la sonsa, la osa, la sueca y eluda afirmar su condición de presa política pretextando no poder hacerlo en razón de su cargo. No es la única. Muches que felicitaron a esa hermosa persona que es Taty Almeida, miran para otro lado cuando se trata de Milagro y compañía creyendo que de otro modo sacan los pies del plato.
Puedo entender razones electorales ante la inminencia de elecciones tan decisivas para el futuro nacional, pero eso no quita la mancha indeleble de tanta cobardía. Una de las claves, más allá de la necesidad de contar con los votos del sátrapa golpista (si no lo creen, pregúntenle a Evo Morales) Gerardo Morales, se encuentra en un PJ jujeño feudal y cómplice de aquel. En cualquier caso –el que avisa no es traidor– si las elecciones reafirman –tal como esperamos que suceda– el rumbo general del Gobierno y le dan la mayoría necesaria en la Cámara de Diputados, cada día que Milagro y los suyos/as sigan presos implicará una sangría que dejara al movimiento de liberación nacional exangüe. Porque o se reivindica el valor de la palabra o se practica el sanateo (los jóvenes, como Cristina, dicen «sarasa») como la infame oposición que padecemos. Llegados a este punto, es imposible no elogiar y reivindicar la labor en este tema de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, un ejemplo a imitar.
