Murió Berlanga, un libertino moralista y muy gracioso
Vitriolo bajo la máscara de la comedia
La película se titula Bienvenido Mr.Marshall, se rodó en 1953, en plena dictadura franquista, y en su humor familiar pero corrosivo –capaz de cargarse tanto a la falsa caridad imperialista como al folklore for export español– ya se manifiesta la cáustica personalidad de su director, Luis García Berlanga (1921-2010), quien no tardaría en convertirse en uno de los grandes directores del cine español. «No ha habido nadie igual, creo que solamente Buñuel puede mirarle a los ojos», señaló ayer el presidente de la Academia Española de Cine, Alex de la Iglesia, en el sepelio de Berlanga, fallecido a los 89 en su casa de Pozuelo, Castilla-La Mancha. Autor de un cine tan cáustico como popular, enraizado en los esperpentos de Valle Inclán y en las pinturas negras de Goya, fue el creador de varias de las mejores películas de la historia del cine español, entre ellas Plácido (1961), El verdugo (1963) y la serie iniciada por La escopeta nacional (1978), todas en tándem con su guionista y amigo Rafael Azcona, otro maestro de la comedia satírica.
Berlanguiano
Por Rodrigo Fresán / Desde Barcelona
UNO Y entonces –para bien o para mal– hay casos en los que el apellido muta a adjetivo.
Ejemplo de para mal: hitleriano.
Ejemplo de para bien: berlanguiano.
DOS Pero lo benéfico en este último caso –la transformación calificadora del apellido del sujeto Luis García Berlanga– es algo más bien ambiguo. Porque en sus películas y desde sus películas, el valenciano y anarquista y burgués y erotómano y alucinador del ser español Berlanga hizo siempre el bien pero mostrando el mal con sus ropajes más miserables y esperpénticos y, sí, queribles.
En el cine de Berlanga lo espantoso provoca ternura y cariño sin por eso dejar de parecernos espantoso.