NUNCA MENOS. Una brutal ofensiva de la derecha patronal pretende hacer retroceder los derechos de los trabajadores a antes de 1943

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… si no a antes de que Hipólito Yrigoyen asumiera el gobierno, en 1916.

Lo recuerda Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, en su muro de Facebook. Entiendo que los antetítulos, títulos y subtítulos que he destacado en azul son suyos:

Las discusiones sobre el 17 de octubre están todas muy bien y las diferentes opiniones son todas muy respetables. Pero convengamos en que en este momento es muy necesario o, si quieren, útil, más que nunca la presencia popular en un lugar esencialmente político y ligado al poder o a la idea del poder, como lo es la Plaza de Mayo y no lo es la avenida Belgrano, ni el obelisco ni el monumento al trabajo. Sospecho que este domingo 17 seremos bastantes los que, fieles a nuestra propia historia y tradición, no necesitaremos de la directiva de nadie para ir al lugar al que queremos ir. Sin demérito de nadie, y sin directivas ni permiso de nadie, iremos a la Plaza, porque es de nosotros, porque siempre lo hemos hecho y porque tenemos que decir, de una manera clara.

Perón y la clase trabajadora:

Una insoportable maldición para la oligarquía

En octubre de 1945 se produjo uno de los encontronazos más tensos que registra la larga e interminable historia de confrontación entre Pueblo y Oligarquía en nuestra Patria.

Sociedad Rural, Unión Industrial, Bolsa de Comercio, Partidocracia Liberal, Corporación Judicial… con abierto apoyo de la Embajada de los Estados Unidos, todos unidos y dispuestos a borrar del escenario político a Juan Perón.

Referente de unidad para los sectores nacionales, fundamentalmente para la clase trabajadora.

Perón renuncia a sus cargos públicos y el 10 de octubre habla ante una concentración de trabajadores en la calle Perú, entre Victoria y Julio A. Roca, en las inmediaciones de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.

El mensaje de aquel día debería ser recordado y reproducido en estos días por la CGT y por todas las agrupaciones de nuestro Movimiento porque representa una afirmación de principios innegociables cuando se trata de enfrentar a los intereses oligárquicos y defender un proyecto de país para las mayorías.

Veamos…

Cada lugar es un puesto de lucha…

«Les pido a los funcionarios y empleados que no abandone nadie los cargos que desempeñan. El empleo en la Secretaría no es un puesto administrativo, sino un puesto de combate y los puestos de combate no se renuncian, se muere en ellos.

«Esta casa, fundada hace un año y medio se ha convertido en la esperanza de los hombres que sufren y trabajan.

El peronismo será revolucionario...

«Si la revolución se conformara con dar comicios libres no habría realizado sino una gestión en favor de un partido político. Eso es lo que querrían algunos políticos para poder volver. pero la revolución encarna en sí las reformas fundamentales que se ha propuesto realizar en lo económico, en lo político y en lo social».

Solo el pueblo salvará al pueblo…

«La obra social cumplida es de una consistencia tan firme que no cederá ante nada. Esta obra social que solo los trabajadores la aprecian en su verdadero valor, debe ser defendida por ellos en todos los terrenos.

«Pensamos que los trabajadores deben confiar en sí mismos y recordar que la emancipación de la clase obrera está en el propio obrero.

Las organizaciones libres vencen al tiempo…

«Hemos defendido desde aquí a todas las organizaciones obreras. Desde esta casa no se ordenó jamás la clausura de un sindicato obrero ni se persiguió nunca a un trabajador.

«Terminamos de dictar un decreto-ley que establece el nuevo régimen legal de las asociaciones profesionales… que es lo más avanzado que existe en la materia. Bastaría decir que bajo este cuerpo legal, el gobierno que puede intervenir una provincia o una asociación de cualquier orden, no puede intervenir, en cambio, los sindicatos obreros.

La justicia social no se discute, se conquista…

«También dejo firmado un decreto de importancia extraordinaria para los trabajadores. Es el que se refiere al aumento de sueldos y salarios, implantación del salario móvil, vital y básico, y la participación en las ganancias.

Primero la patria… por último los hombres…

«En esta obra, para mi sagrada me pongo al servicio del pueblo. Y si algún día, para despertar esa fe, es necesario, me incorporaré a un sindicato y lucharé desde abajo.

No hay democracia con proyecto oligárquico…

«Y ahora, al alejarme de la función pública, al dejar esta casa… deseo manifestar una vez más la firmeza de mi fe en una democracia perfecta, tal como la entendemos aquí.

«Dentro de esa fe democrática fijamos nuestra posición incorruptible e indomable frente a la oligarquía».

Venceremos….

«Hemos de luchar con inteligencia y organización, y así, el triunfo será nuestro».

«Venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos».

Reflexiones finales

Los nietos de la oligarquía de los años ’30, hoy en la oposición, pretenden hacernos retroceder en la historia promoviendo la supresión de derechos laborales.

Para ellos, ir hacia la modernidad es volver a la Década Infame.

El desarrollo potencial de la Argentina debe estar en manos exclusivas del sector privado, las grandes corporaciones nacionales y multinacionales no pueden perder el control del comercio exterior y el manejo del sistema financiero.

El capital necesita absoluta libertad y los grupos económicos concentrados reducción de impuestos.

El libre comercio, los agro-negocios y un sistema financiero abierto, derramarán algún día los beneficios sobre el conjunto de la sociedad argentina.

Ninguna intromisión del molesto Estado en sus negocios.

Y para acompañar este proceso inverso de la historia, es preciso que los trabajadores y trabajadoras y sus organizaciones sindicales comprendan la necesidad de volver a una etapa previa a la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.

Después de todo, fue la irrupción de las masas obreras y de Perón, la que alteró con su retrógrado populismo aquella gloriosa etapa en que la oligarquía no tenía fuerza organizada que se le oponga.

Una obra imprescindible: Plutocracia infame

 

Héctor Amichetti publicó recientemente una obra señera, imprescindible, llamada 2015-2019, Cuatro años de plutocracia infame y resistencia popular, un libro grueso y grande, edición conjunta de la Federación Gráfica Bonaerense y la editorial Ciccus en el que analiza los cuatro años del saqueo y destrucción productiva del macrismo; la resistencia popular y el papel cumplido por el sindicalismo y de la Corriente Federal de Trabajadores en el proceso que determinó su derrota.

El propio Amichetti se refirió así a su obra en El cohete a la luna:

Más de 25 millones de argentinos y argentinas ejercieron su derecho al voto en las elecciones nacionales del 22 de noviembre del año 2015. Fueron poco más de 670.000 los que marcaron la diferencia para que una coalición de partidos políticos llamada Cambiemos, accediera al gobierno de la República Argentina.

Esa diferencia de 2 puntos y pico a favor, le permitió al ingeniero Mauricio Macri ocupar la Presidencia de la Nación a partir del 10 de diciembre de 2015 y anunciar, entre ridículos bailoteos en el balcón de la Casa Rosada, que a partir de ese momento se iniciaba la “Revolución de la Alegría” en nuestro país.

El resultado electoral producto de aquella segunda vuelta fue inobjetable, en realidad lo novedos resultó ser que las ideas –o ausencia de ideas– de la fuerza política que acababa de ganar los comicios y en particular del propio Presidente, afamado miembro de una familia enriquecida al ritmo de las zozobras económicas nacionales, no eran desconocidas para el conjunto del pueblo argentino; conservadores con respecto a la defensa del tradicional modelo económico exportador basado en las actividades primarias y poca industria muy concentrada, liberales de la boca para afuera, proteccionistas de sus negocios, defensores del Estado siempre y cuando esté al servicio de sus intereses, predicadores de un imaginario derrame que recién habría de llegar al conjunto del pueblo cuando los poderosos estén indigestados de riqueza.

Admiradores del “gran” país del norte y de sus políticas de “libre” mercado y activos practicantes del oscuro juego de las finanzas globalizadas. En esta ocasión no necesitaron de golpe de Estado militar ni de la instrumentación de algún tipo de fraude patriótico, tampoco llegaron enmascarados bajo la identidad de ningún movimiento nacional, lo hicieron a cara descubierta, más allá del rosario de promesas desparramadas en campaña e incompatibles con sus esquemas mentales.

La cuestión es que a través del vetusto y en apariencia inalterable sistema demoliberal de partidos políticos, tan distante de la democracia social proclamada desde su origen por el peronismo, los grandes grupos económicos, que nunca dejaron de influir de manera condicionante en las desgracias de nuestro país y de nuestro pueblo, desde el día 10 de diciembre de 2015 tomaron el control total y absoluto, sin intermediarios, del gobierno nacional en Argentina.

La democracia daba paso así a otro sistema de gobierno muy distinto, un gobierno de los ricos para los ricos, indiferente y completamente alejado de aquel principio que define el acceso del pueblo al poder.

Desde un primer momento el gabinete gubernamental pasó a estar controlado por representantes de los bancos extranjeros (JP Morgan, Deutsche Bank, HSBC), de multinacionales como Shell y de poderosas empresas y asociaciones corporativas nacionales como Farmacity, Techint, La Nación, Supermercados “La Anónima” y la Sociedad Rural Argentina, entre muchas otras. Un informe hecho público a mediados del año 2018 por el Observatorio de Elites Argentinas del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín, dio cuenta de que 269 funcionarios del gobierno nacional ocupaban 890 cargos en empresas privadas nacionales y multinacionales.

Por la composición del gobierno en los distintos ministerios secretarías y direcciones, la democracia se transformaba sin más vueltas en un gobierno manejado por los ricos, plutocracia como la definiera 400 años antes de Cristo Jenofonte, aquel gran historiador, militar y filósofo de la Antigua Grecia. Corrupción de la democracia que ignora los intereses del Estado, la responsabilidad social y los problemas políticos empleando el poder para su propio beneficio como lo definiría Tucídides, otro gran historiador de aquella misma época.

La cuestión de los 70 años

“En tres años no se puede salir de una fiesta de 70 años” dijo Macri a principios del año 2019, como si él, su padre y buena parte de sus amigos, no hubieran participado de esa fiesta cada vez que fue derrocado un gobierno peronista.

Persuadido de que el peronismo, máximo ejecutor de innumerables derechos conquistados por las mayorías populares, permanece naturalmente arraigado a la cultura de las mismas, el gobierno de Cambiemos no ocultó jamás que su principal objetivo sería provocar un “cambio cultural” de la sociedad argentina.

“Macri, el profeta del cambio cultural”, fue el titular de una nota periodística del diario La Nación allá por el mes de marzo de 2017. La revolución económica y social que provocó el peronismo a partir de su entrada en el escenario político nacional, es una herida abierta en el frío y egoísta sentimiento de la oligarquía que no ha podido cicatrizar con sus bombardeos, proscripciones, violentos golpes de Estado, persecuciones, fusilamientos y genocidio. El peronismo ha quedado instalado dentro y fuera de territorio argentino como un fenómeno maldito que no sólo perturba a los plutócratas locales, también fue una obsesión para la Gran Bretaña en tiempos de Churchill y para los Estados Unidos que a partir de los gestos de Braden y hasta los días que corren, lo ve como un peligro de contagio capaz de contaminar su patio trasero obstaculizando sus planes de dominación imperial.

Esa deformada idea de independencia

El régimen plutocrático en la voz de Macri como referente en el gobierno, no ocultó en ningún momento su visión de la historia nacional, la postura que los poderosos, ambiciosos y egoístas ricos tuvieron desde aquellos años del siglo XIX en que se gestaba la independencia de nuestra Patria.

A los 8 meses de iniciado su mandato, con motivo de la celebración del bicentenario de la Independencia Nacional, el Presidente Macri no se privó de expresar sin vergüenza alguna su opinión en ese sentido.

Con motivo del acto central realizado en la histórica Casa de Tucumán y en presencia del Rey de España, manifestó: “Acá es donde empezó la historia, acá es donde un conjunto de ciudadanos se animaron a soñar y hoy estamos movilizados con los gobernadores que estuvimos ahí dentro asumiendo compromisos de futuro y tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en éste momento, claramente deberían tener angustia de tomar la decisión, querido rey, de separarse de España”.

Ese planteo de angustia expresado por el presidente aquel día representaba coherencia con el pensamiento de los que firmaron el pacto Roca-Ruciman durante la década infame sin ocultar su convicción de que Argentina debía cumplir el rol de una colonia británica, iba en la dirección de la proclamada “inserción inteligente en el mundo” impulsada por Cambiemos, que no fue otra cosa que un brutal endeudamiento externo para acentuar vergonzosamente la dependencia nacional en el corto período de 4 años.

Hablar mal del peronismo resultaba imprudente durante ese período, es por eso que se prefirió elegir la denominación de “populismo” para referirse con desprecio a las históricas políticas de redistribución de la riqueza inspiradas en la doctrina de Juan Perón. De esa manera se evitaba afectar el arraigo cultural del peronismo sin dejar de sugerir el cambio tratando de instalar los valores de la meritocracia en desmedro de la solidaridad social.

“Llegar a la meta por el esfuerzo personal y no por la vía del atajo, de la viveza criolla mal entendida”; cada persona “tiene lo que se merece”; “Nadie puede pretender cobrar más de lo que vale su trabajo porque deja a cientos de miles de argentinos sin trabajo”, fueron algunas de las frases reiteradas con insistencia por Macri durante su gestión, mientras los medios que controlan la mayor parte de la comunicación masiva, apuntalaban sus conceptos despotricando contra la corrupción y el despilfarro de los gobiernos de Néstor y Cristina por la distribución excesiva de planes sociales y moratorias previsionales.

Quienes comprendimos desde un primer momento que la llegada del gobierno de Cambiemos no era ni más ni menos que un nuevo intento de restauración del modelo oligárquico en el país, como es el caso de nuestra Federación Gráfica Bonaerense con su larga y gloriosa historia, no dudamos un instante en denunciar en las tribunas sindicales y políticas que las medidas que comenzaban a ejecutarse representaban una burla para los propios sectores que permitieron la llegada de Macri al gobierno, bastardeando la democracia y haciéndole perder legitimidad más allá de que haya surgido por voluntad del voto ciudadano.

Fortalecimos nuestra organización como trabajadores y trabajadoras creando junto a otros sindicatos hermanos la Corriente Federal de Trabajadores y retomamos la línea de pronunciamientos del movimiento obrero organizado, entre ellos el de la siempre recordada CGT de los Argentinos, elaborando un programa de 27 puntos que reafirma la concepción histórica de sindicalismo comprometido con un proyecto nacional de liberación y ganamos las calles en unidad de acción con otras organizaciones sindicales, sociales y políticas convencidas de la necesidad de resistir sin pausa alguna a las políticas de destrucción de derechos y saqueo nacional que se proponía ejecutar el régimen plutocrático.

En el marco de esa resistencia se inscriben los textos diariamente escritos y publicados a los largo del período en que gobernó la alianza Cambiemos en nombre de las grandes Corporaciones transnacionales y que en éste libro son recopilados, conjuntamente con los periódicos comunicados emitidos por la Federación Gráfica Bonaerense y la Corriente Federal de Trabajadores.

Observarán los lectores que en ningún instante se dudó acerca del fracaso que tendrían las políticas instrumentadas por el gobierno de Macri y las Corporaciones, tampoco del tremendo daño que ocasionarían al conjunto del pueblo y la nación argentina, ni se ocultó la certeza de que al final del camino no nos esperaba otro destino que el retorno del peronismo al gobierno.

Así ocurrió. Por la persistente resistencia, el histórico arraigo cultural del peronismo y la voluntad mayoritaria del pueblo argentino expresada en las urnas, desde el 10 de diciembre de 2019 hemos recuperado una democracia que habrá que profundizar y perfeccionar para que las esperanzas que hoy cubren el cielo de la Patria nunca más terminen en frustración.

 


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Un comentario

  1. Espero sinceramente que este Domingo 17 de Octubre el Pueblo Peronista DESBORDE a su dirigencia, muy proclive desde el menemato a unirse a los liberales para arrasar con los derechos adquiridos y las conquistas sociales obtenidos con lucha y sacrificios. No sería contra la oposición, seria una maravillosa advertencia a la propia dirigencía. Desborde Pueblo, desborde !

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