OPINIÓN. Es hora de tomar decisiones

POR RAÚL HUTIN, Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)
La noticia del aumento del 25% en el precio del pan, unida a otra parva de subas escalofriantes en todos los rubros, como por ejemplo: combustibles, leche, carne, transporte, productos frescos y siguen las firmas, nos muestran a las claras, que si bien el tema del FMI es de importancia superlativa, no todo se soluciona con la firma del acuerdo, que por cierto no se encuentra definido aún y debe ser motivo de análisis y debate por su trascendencia, incluyendo por su incidencia en el conjunto de la economía y la sociedad.
El alza de la tasa de interés por parte del BCRA elevándola al 52% y anunciando aun nuevos ajustes, nos coloca a las PYME en una situación al extremo compleja, ya que, si bien el año que termina se logró una reactivación significativa de lo perdido en 2020, ello implicó poner por parte de los empresarios más capital de trabajo y también, en muchos casos, de inversión productiva.
Si ahora el crédito pasa a ser más restrictivo, o, aún peor, con tasas incompatibles con la producción y el consumo, la rueda del carro empezara a caminar hacia atrás indefectiblemente.
En cuanto a la inflación podemos prever un primer trimestre de cifras espeluznantes. Mientras tanto se habla de “ajustes” y de “ lograr dar confianza al FMI y a los acreedores del exterior”, las Pymes entendemos que de esta forma no se atacan los problemas estructurales de fondo No se defienden de esta forma el ahorro, la inversión, la producción, la actividad económica y la inclusión social: por el contrario, se los deteriora. No sirve hacer alusiones o pronósticos idealistas o voluntaristas, si las medidas que se impulsan, más allá de lo que proclamen, generan aún mayor inestabilidad y deterioro. No creemos en frases del tipo “estamos mal, pero vamos bien” que tantas veces se han repetido en Argentina para justificar ajustes regresivos para la sociedad.
Si entendemos que estamos en un momento de emergencia, que los empresarios PYMES debemos retener nuestras compras de materias primas al exterior, perdiendo nuestros stocks hasta abril, en función de cuidar nuestra reserva de moneda extranjera, ¿no será el momento de tomar las medidas estructurales que el país y su pueblo necesitan? ¿O acaso el planteo es seguir pateando la pelota para adelante con la acumulación de pobreza e indigencia cada vez mayor?
¿No sería necesario para las empresas concentradas y para aquellos que manejan insumos difundidos, que presenten sus costos abiertos en la Secretaria de Comercio Interior y en función de estos se fije la posibilidad o no del aumento de precio? ¿No sería necesario, como lo verificamos en estos días con la harina, fijar cupos para el consumo interno disociados de los precios del mercado externo, ya que la producción es en pesos y nuestra gente gana en pesos? ¿No será necesario lanzar una empresa estatal que canalice la comercialización de granos?
Para el año que en curso, se prevé una necesidad de subsidios energéticos del estado del orden de los U$S 14.000 millones. No somos ingenuos para pensar que este problema se solucionara simplemente aumentando el precio de la energía que usan los barrios privados o se consume en Puerto Madero. No es así y los empresarios PYMES lo expresamos con claridad. Empecemos por analizar los costos de las empresas energéticas, que dejen de mentir alevosamente y que abran definitivamente sus papeles, Recién entonces podremos verificar si realmente necesitan subsidios. Si no están dispuestas, de acuerdo a los balances que han presentado y la fuga de divisas que quedo registrada en el BCRA, el único camino es la estatización de las empresas energéticas, que pasen a manos del Estado como ocurre en cualquier país desarrollado.
Entendemos, modestamente, que ha llegado la hora de tomar las banderas y marchar junto a nuestro pueblo hacia el futuro que nos corresponde como país y que siempre nos fue negado por intereses de sectores privilegiados minoritarios y juegos financieros especulativos que han hipotecado al país. Si el gobierno comienza la dura tarea de generar el camino posible, el pueblo lo acompañará. Ahora si titubea frente a los poderosos, si duda de nuestras condiciones y capacidades y está dispuesto a perder soberanía en cada negociación, la cosa se pondrá difícil con vistas al 2023. Y lo peor que nos puede pasar como país, es tener de vuelta en el poder al neoliberalismo retrógrado, que anuncia con bombos y platillos que hará lo mismo que antes, solo que más rápido y con más profundidad. Con lo cual podemos imaginar sus catastróficos resultados.
Tuvimos al macrismo por cuatro años. Tuvimos la pandemia del corona-virus por dos años. Es momento de levantar la cabeza y empezar a caminar para construir un futuro a pesar de las vicisitudes que las circunstancias nos imponen. Hay algunas claves a reconocer: defendamos la producción y el trabajo, breguemos realmente, y no sólo de palabra, por una sociedad más justa, productiva e inclusiva. Es urgente. No perdamos nuestra dignidad.