TROPAS CUBANAS EN ANGOLA: Una expedición tan gloriosa como poco conocida
Abajo va una nota sucinta que explica lo muy básico de la presencia cubana en Angola, tema que me parece apasionante. Al punto que me encantaría en condiciones de escribir todo un libro sobre ella, una enorme epopeya. Hace un par de años se lo dije personalmente al embajador cubano, con nulos resultados. Es un tema desconocido para el gran público de todo el planeta. A pesar de ser motivo de legítimo orgullo del pueblo cubano, soporte del mejor internacionalismo, que al decir de Mandela, al derrotar a los racistas sudafricanos le dio un golpe que a la postre sería mortal al apartheid. Tengo una hipótesis respecto a la poca, casi nula explotación de esa magnífica, a mi juicio gloriosa expedición. Y es que a pesar de estar dirigida personalmente a la distancia por Fidel Castro, su jefe en el terreno fue el general Arnaldo Ochoa quien ya contaba allí con la asistencia de los gemelos Tony y Patricio de la Guardia, los dos primeros fusilados a mediados de 1989 y el tercero condenado a 30 años de prisión por haber hecho acuerdos con los cárteles colombianos de la cocaína para introducirla en los Estados Unidos cuando integraban el Departamento de Moneda Convertible cuyo objetivo excluyente era proveer de dólares al gobierno cubano pero que, al parecer, se quedaban con algunos para solventar un proyecto de suceder a los hermanos Castro. Según algunas fuentes la rápida investigación del gobierno de Fidel encontró estrechos vínculos entre Ochoa y los hermanos De la Guardia y Enrique Gorriarán Merlo, que unos pocos meses antes había encabezado el intento de copamiento del cuartel de La Tablada. Lo que es seguro es que Fidel descubrió y les reprochó amargamente en persona a los reos que en Angola hubieran traficado colmillos de elefante, piedras preciosas y, sobre todo, bolsas de cemento que Cuba no produce, que Cuba importaba y que Fidel ordenaba enviar a Angola para que las tropas cubanas y del FPLA construyeran bunkers que les permitieran resguardarse de los ataques de los blindados sudafricanos.
Pero estas historias secundarias en nada desmerecen la actuación cubana en África (en la ruta del Che, que había combatido en el Congo en 1965) culminada con el triunfo en Cuito Cuanavale, la mayor batalla de tanques desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Una historia que merece largamente ser conocida por toda la humanidad.

A 46 años de la gesta revolucionaria
Angola, liberación y comienzo de derrota del apartheid
POR GUILLERMO ALVARADO* / ACERCÁNDONOS EDICIONES
El 25 de abril de 1974 tuvo lugar en Portugal la Revolución de los Claveles que puso fin a una de las dictaduras más añejas de Europa y trajo como consecuencia acelerar el proceso de independencia de varias de las colonias lusas en África, entre ellas la de Angola, donde se libraba una guerra de liberación desde 1961.
El parto de la libertad era complejo y fuerzas oscuras amenazaban con darle muerte a la nación antes de ver la luz. Tres agrupaciones se destacaban en esos momentos en ese territorio africano, el Movimiento Popular de Liberación de Angola, FPLA, dirigido por Agostinho Neto (foto con Fidel); el Frente Nacional para la Liberación de Angola, FNLA, de Holden Roberto; y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, UNITA, encabezada por Jonás Sabimbi.
De ellas, sólo las FPLA tenían un verdadero proyecto nacional y progresista y pronto las otras dos fueron captadas por otros intereses, entre ellos Estados Unidos, Sudáfrica y el gobierno de Mobutu en Zaire, que armaron y promovieron una invasión por diferentes puntos para evitar la consumación de la independencia.
Angola habría muerto antes de nacer, pero en esa delicada circunstancia Neto pidió ayuda a Cuba, país pequeño, bloqueado y ubicado a casi 10 mil kilómetros de distancia, y cuya respuesta, sin embargo, cambió el curso de la historia en toda la región del suroeste africano.
El 2 de noviembre de 1975 en la localidad de Caporolo un grupo de asesores cubanos enfrentó a fuerzas contrarias y por primera vez sangre cubana y angolana se derramó y se enraizó en tierras de África.
El 4 de noviembre, tras conocerse la noticia de ese enfrentamiento, el Comandante en Jefe y líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, ordenó el traslado de las primeras unidades de combate, por vía aérea y naval, dando comienzo a la Operación Carlota, una de las más singulares hazañas militares de la historia moderna.
El personal cubano y las tropas de las FPLA derrotaron a los agresores cerca de Luanda, la capital, así como en Cabinda, territorio enclavado en la República del Congo, y permitieron que el 11 de noviembre Agostinho Neto proclamase la independencia del país.

La historia no hacía sino comenzar. La reacción furibunda de Estados Unidos y la Sudáfrica del apartheid desencadenaron una guerra que se saldó con la victoria impresionante de las armas cubanas y angolanas, cuya máxima expresión ocurrió en la batalla de Cuito Cuanavale, entre diciembre de 1987 y marzo de 1988, cuando se le rompió la espina dorsal al régimen racista de Pretoria. La consolidación de la soberanía de Angola, la independencia de Namibia y la liberación de Sudáfrica del odioso régimen del apartheid fueron consecuencias directas de esta gesta.
Alrededor de 300 mil cubanos participaron en la epopeya y dos mil perdieron la vida en la contienda.
Cuando Cuba volvió de África tras cumplir esta misión internacionalista, sólo trajo consigo el honor de la victoria y los cuerpos de sus hijos caídos, pero la historia escrita en aquellas tierras perdurará, mientras haya un sólo hombre libre y digno que la recuerde.
(*) Periodista de Radio Habana Cuba
Buen tema el de la epopeya cubana en Angola. Hay también excelentes investigaciones publicadas de un politólogo italiano que entiendo sigue viviendo en EEUU (Piero Gleijeses)