UN RECREO DE DOMINGO A LA NOCHE. La fábrica de jingles no defrauda y causa felicidad.

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Si hay una materia en que el pueblo argentino se destaca es en la de aprovechar las canciones populares para cambiarle las letra de modo de  llevar el agua a sus molinos. En el mundo del fútbol no hay quien le emparde la parada a las hinchadas argentinas (y ahí me parece claro, la Buteler, que así se llama la principal de San Lorenzo de Almagro, Boedo y el Bajo Flores, tiene la primacía) y son muchos los ejemplos de su creatividad  que han sido incorporados por las torcidas, tifosis, hooligans y otras parcialidades de todo el mundo. Lo mismo sucede en el ámbito de la política y la realidad social, al punto de que hemos visto a japoneses cantando la marcha peronista. Yo no puedo escuchar los «jingles» difundidos por «la mafia» encabezada por Pedro Rosemblat y Marcos Aramburu los jueves a eso de las 14 porque ese día y a esa hora suelo estar en un almuerzo cuasi familiar. En compensación, suelo escucharlo los domingos por la noche, momento en épocas mileistas apto para el corchazo, y suele levantarme el ánimo. En esta ocasión, la creatividad popular se toma para el churrete a la increíble ministra Sandra Petovello que, en el mejor de los casos, no da pie con bola (lo que era de esperar, nadie sin muchísima experiencia, y quizá ni siquiera con ella, puede manejar un superministerio donde se han  subsumido cinco de los que quedaron cuatro), La ex productora de Majul y asistente terapeútica del psiquiátrico más votado, la que este decía que venía a poner en evidencia curros, ha terminado por denunciar a los propios.

Esta nueva edición de los «jingles» incorpora, por fin, folclore y cumbia, se centra en el descubrimiento de que la casta ha vuelto al gobierno mientras se ataca a las mayorías acusándolas de ser casta (extraordinaria imitación de Mercedes Sosa) y del desastre de no haber terminado las obras complementarias del gasoducto que todavía lleva el nombre de Néstor Carlos Kirchner. Atiendan a la equiparación del incaico sol de mayo de nuestra bandera con el ciudadano español Ramiro Marra. ¡Que nos gobierne Conan y Dios nos coja confesaos!


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