ALBERTO FERRARI. La muerte de un hombre bueno y un periodista ejemplar

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Me acabo de enterar por su esposa, Silvia Valerga, de la muerte del Flaco Ferrari. Hace unos días lo habían operado de un riñón. Estaba en su departamento porteño, amaneció cansado, quiso dormir un rato mas y al levantarse se cayó. Tuvo dos infartos sucesivos y un tercero en el Hospital Español, al que llegó todavía con vida y dónde no pudieron evitar su óbito. Ferrari fue un periodista ejemplar, quizá chapado a la antigua, de agencia de noticias –como lo fueron en su momento Hemingway y Onetti– y medios gráficos que descolló muchos años en la agencia DyN y al que conocí en el mensuario El Porteño, donde ambos fuimos parte de los 30 periodistas que a partir de 1985 formamos parte de la cooperativa de periodistas verdaderamente independientes que en medio de una pobreza franciscana editamos la revista hasta el otoño de 1993, en pleno auge del menemo-cavallismo. Hicimos un buen equipo con Alberto (hincha fiel de Rosario Central), lo que antes se decía un “periodista de raza”, el primero en posar su mirada y comenzar a investigar a Alfredo Yabrán cuando solo era conocido como “el amarillo” por los colores de OCASA, su principal correo privado. Ferrari luego se especializó en laboratorios y medicamentos, siempre en contra de los monopolios, en defensa de la industria nacional y, sobre todo, de los sufridos y expoliados consumidores. Gran animador de la sección The Posta post de la revista, el huevo del que surgió la idea de hacer un diario que termino siendo Página 12, Ferrari no fue parte de su núcleo inicial porque estaba distanciado de Lanata. Y es que El Flaco era, ante todo, un hombre bueno y carente de dobleces, siempre del lado de la clase trabajadora. Y de la causa palestina, una de sus preocupaciones constantes.

Desde que hace aproximadamente una década o un poco más sufrió un asalto en su casa del barrio San Cristóbal por parte de unos delincuentes que parecían policías sin uniforme y que le pegaron un balazo en un muslo. Silvia y él se habían mudado primero a una torre cercana (el departamento en el que murió)  y luego a Chascomus. El Flaco y Silvia tienen dos hijas, Anahi y Soledad (que vive en Madrid y está viajando para acá) por suerte ya grandes e independientes. Podría escribir mucho más sobre él, pero en este momento –cuando recuerdo con congoja cuando jugábamos al fútbol en el polideportivo de la plaza Martín Fierro– no estoy de ánimo.

Para quienes quieran despedirlo y darle un abrazo a Silvia y a sus hijas, informo que El Flaco será velado en Caramuto, avenida Independencia 3899, mañana lunes de 12 a 16. Salida hacia Chacarita desde allí el martes a las 9.

PS: Lean este hermoso texto de la newsletter de Deportea:

Hasta siempre, Flaco

 


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6 comentarios

  1. Impecable querido Beto como siempre, en este caso despidiendo al flaco Ferrari un hombre ético.

  2. Canallon como pocos..asiduo concurrente a nuestra Filial Gigante de Arroyito..abrazo gigante a su familia y glavo querido a alentar al nuestro..en la tercer bandeja..donde van todos los canallas de ley..

  3. Un abrazo al cielo querido “flaco” un tipo fenomenal,siempre activo jugando a favor de la gente , leal , hasta la victoria siempre !!!

  4. Fui compañero de Ferrari en la agencia DYN y guardo de él el mejor de los recuerdos como amigo y periodista ejemplar. A sus familiares mi sentido pésame. Juan Carlos Martínez

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