COCAINA & ATENTADOS. Acerca de la muerte del hijo de Menem, quien se habría quedado con mucho dinero de Pablo Escobar.

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"Fue un atentado" -
Carlos Menem Jr.

Yo no sé si a Carlos Menem (h) lo mataron. Se me hace que no. Sin embargo, es verdad que Zulema dice con mucho fundamento y evidencias que el cadaver de su hijo fue profanado y su craneo cambiado (estuve en su casa y me mostró el video de una autopsia llena de irregularidades) y, para más, responsabilizó de la faena a un médico que estuvo directamente involucrado en el atentado a la AMIA tal como denuncie oportunamente con abundantísima evidencia ante el inicuo (y aún curiosamente impune) juez Galeano. Y ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Investigaciones de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA en una sesión a la que desgraciadamente faltó Cristina.

A 19 años del hecho, esta nota recopila bastante bien, por lo que yo sé, el estado de las cosas ahora que, sorpresivamente, el senil senador Menem se ha plegado a la posición de su ex. Dice ahora que la Gendarmería lo convenció de que la muerte de su hijo (de la que sacó gran partido, recuérdese la tremenda foto que se sacó en un helicóptero poniendo los dedos en «v» en vísperas del comicio en el cual fue reelecto) fue un asesinato.

Lo que si sé es que los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA estuvieron motivados en mexicaneadas de intermediarios judíos en el lavado de dinero procedente del narcotráfico y posiblemente también del tráfico de armas; que el sospechoso clavado de haberlos instigado fue Monzer al Kassar, que era socio de Pablo Escobar… que durante años lavó el dinero producido por el tráfico de cocaína a través de una red de sinagogas e instituciones judías de la Costa Este de los Estados Unidos y fue asesorado por antiguos jefes del Mossad y del Shin Beth. Los que más tarde no sólo lo abandonaron sino que también pasaron a asesorar a «Los Pepes» (Perseguidos por Pablo Escobar) e incluso a integrar el «bloque de búsqueda y captura» que lo mató en 1993… año en Al Kassar estaba preso en España, atrapado por Baltasar Garzón, y parecía que iba a salir nunca mas… Pero salió… y sobrevino el segundo atentado, contra la AMIA.

Lo que también sé es que el abogado de la AMIA y el abogado de Al Kassar hicieron una infame sociedad contra natura para extorsionar a la viuda de Pablo Escobar, que se había radicado en Argentina gracias a un pacto secreto hecho a fines de 1994 o principios de 1995 entre la DEA y los presidentes de Argentina (Menem) y Colombia (Samper).

Debajo de la nota de Andrés Klipphan, les ofrezco un resumen de los impactantes dichos de la famosa ex presentadora de TV colombiana Virgina Vallejo, quien fue una mujer hermosa y amante tanto de Pablo Escobar como, fugazmente, de su enconado rival del Cartel de Calí, Gilberto Rodríguez Orejuela. Además de esposa legítima del exiliado dramaturgo argentino David Stivel, creador de «Cosa juzgada». Para ella no cabe duda de que fue Menem quien le «mexicaneó» centenares de millones de dólares a Escobar. Es decir, también a su lejano primo Al Kassar.

Quien recuerde el revoleo de las valijas Samsonite que Amira y su marido de conveniencias, el espía sirio Ibrahim al Ibrahim traían de los Estados Unidos, no puede sorprenderse demasiado.

También es bueno recordar que el máximo socio de Al Kassar en España era por entonces el judñio británico Judah Eleazar Binstock. Y es que los atentados no tuvieron nada que ver con asuntos religiosos. Si fuera creyente diría que Dios no tuvo nada que ver, título que le quería poner al libro que termino llamándose, más llanamente, AMIA, El Atentado. Quienes son los autores y por qué no están presos. 

Y ya no les doy mas la lata. Mientras aguardo vuestros comentarios aclaro que lo que destaqué en rojo me parece importante, y lo que está en azul, superfluo o antojadizo.

«Fue un atentado»

09-15-carlitos

Las pruebas y pericias que sustentan la teoría del atentado contra Carlos Menem Jr. El cambio de postura del ex presidente. Narcotráfico, lavado de dinero y la voladura de la AMIA entre los posibles móviles. Las dudas que todavía quedan por resolver.

Por Andrés Klipphan / Democracia nº175, viernes 26 de septiembre de 2014«A mi hijo lo mataron. Y hay tantas otras cosas que sucedieron en mi país en las cuales lamentablemente aún no se dice la verdad. Lo que le pasó a Carlitos fue terminantemente un atentado. Fue un atentado y todos lo saben. Inclusive Carlos Menem me confirmó en enero que fue un atentado. No hay mucho más que hablar». Esa fue la frase que hace tres meses pronunció la ex primera dama Zulema Yoma sobre la muerte de su hijo Carlos Menem Junior el 15 de enero de 1995 después de que el helicóptero que piloteaba se desplomara a la altura del Km 211,5 de la Ruta 9, camino a Rosario.

La causa, a cargo del juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, estableció que se trató de un desafortunado accidente producto de la imprudencia del hijo menor del entonces Presidente, que descendió en forma brusca mientras jugaba una especie de carrera con un automóvil que transitaba sobre la ruta y enredó las paletas de la aeronave con los cables de alta tensión de la zona.

Yoma abonó la teoría del atentado desde las 48 horas posteriores a la muerte de su hijo y del piloto de TC Silvio Oltra, que oficiaba de copiloto de su amigo. La ex mujer de Menem viene sosteniendo desde mediados de 1995 que el cadáver de su hijo «fue profanado en el cementerio de San Justo» y que «algunos de sus huesos fueron cambiados para ocultar los balazos que recibió en el atentado». Ahora su abogado, Juan Gabriel Labaké, presentó ante el magistrado el análisis pormenorizado de la necropsia que una treintena de peritos forenses realizaron sobre el cuerpo del hijo presidencial 15 meses después de su deceso. El estudio revela que «todo indica que al menos el cráneo, examinado por 36 eminentes médicos que realizaron la necropsia, no pertenece a Carlos Menem (h)».

El dos veces primer mandatario se enfrentó siempre a su ex mujer al negar cualquiera de esas posibilidades. También había descartado de plano las versiones que vinculaban la muerte de Carlitos con el atentado terrorista contra la embajada de Israel y la AMIA, con una presunta venganza de alguno de los carteles de narcotráfico después de dos gigantescos decomisos de heroína por parte de la Policía Federal en las provincias de Córdoba y Salta, o con el lavado de unos 800 millones de dólares que habría realizado la viuda de Pablo Escobar Gaviria, el capo del Cartel de Medellín en la Argentina.

Sin embargo el martes pasado el caso dio un vuelco impensado. Casi 20 años después de la muerte de Carlos Menem Jr. y Silvio Oltra, el senador Menem declaró como testigo ante el juez Villafuerte Ruzo y dijo que Zulema Yoma tenía razón, que para él «la muerte de Carlitos fue un atentado».

Fue el propio juez Villafuerte Ruzo, ante las cámaras de TV, quien confirmó que el ex presidente «adhirió totalmente a la hipótesis de la señora (Zulema) Yoma» respecto de que no se trató de un accidente aéreo, sino de un atentado.

«DEMOCRACIA» tuvo acceso a la documentación que Yoma, a través de su abogado, Juan Gabriel Labaké, presentó ante el juez de San Nicolás y que demostraría que, como sospechaba Zulema, el cráneo del hijo de la ex pareja presidencial fue cambiado para ocultar las pruebas del atentado, ya que en ese lugar habrían impactado o rozado las balas de los asesinos que derribaron el helicóptero Bell que piloteaba. Un hecho que, de comprobarse, revelaría las profundas irregularidades que ocurrieron durante el trámite de la investigación.

Si esto es ratificado por la Justicia, revelaría que existió una verdadera cadena de encubrimiento y llevaría a Villafuerte Ruzo ante el Consejo de la Magistratura, porque las pruebas presentadas por el abogado Labaké «ya estaban en el expediente pero el juez nunca las valoró, las pasó por alto», tales las palabras que el letrado de Yoma utilizó cuando fue consultado por este semanario.

«Lo fundamental de esto es que se ha mentido. Y se mintió desde el Estado. Menem, en su ampliación testimonial, ratifico que él está convencido de que se trató de un atentado porque tuvo acceso a las pericias que realizó Gendarmería Nacional y que demuestran que se dispararon proyectiles contra el helicóptero. También dijo que el parietal, y no el maxilar de Carlitos, estaba hundido producto de un impacto de bala. También sostuvo que a su hijo, trasladado a un hospital de la zona con vida, le quitaron el respirador, pero sobre eso, lamentablemente, el ex presidente se negó a realizar otro tipo de declaración», le dijo el abogado de Zulema Yoma a este semanario.

–Doctor, ¿usted que cree que a Carlitos lo mataron como una venganza narco por un presunto lavado de dinero del Cartel de Medellín en la Argentina, o por algún tipo de pase de factura por los atentados terroristas en el país?
–El de Carlos Jr. fue el cuarto atentado terrorista de la Argentina. Primero fue el de la Embajada de Israel, después el de la AMIA, el de la Fábrica Militar de Córdoba para intentar ocultar el tráfico de armas a Ecuador y Croacia, y el cuarto es el de Carlitos. La Justicia deberá determinar por qué atentaron contra la vida del hijo del ex presidente y Zulema Yoma. En los cuatro casos hubo un denominador común, el ocultamiento, la mentira de la Justicia y la complicidad de la entonces Corte Suprema de Justicia de la Nación, que respondía al poder político de entonces.

–Es vergonzoso lo que usted está diciendo.
–Eso tiene un solo y único nombre, impunidad.

Otros testigos asesinados

– Lorenzo Epifanio Siri, el encargado de cuidar el campo donde cayó el helicóptero, le había contado a otro vecino, Adrián Laprida, que «previo a la caída del helicóptero percibió tres explosiones y en seguida le pareció como que se le venía encima» y que «vio un montón de cosas desparramadas (…) Que entre esas cosas había una valija, sobres como de azúcar y dinero suelto. Que inmediatamente se le acercaron unas personas y le dijeron: ‘Viejito, vos te mandás a mudar de acá porque sos boleta. Vos no viste nada’.» El 18 de abril de 1995, antes de ser citado para declarar, fue atropellado por un auto Fiat 147, tan sólo a 500 metros de donde había caído la aeronave.
– Miguel Luckow: perito designado por la Fuerza Aérea y primero en llegar adonde estaba el helicóptero. Le aseguró a fiscal de la causa, Amalia Sívori, que «por lo que pude ver, esto no se trató de un accidente». El 26 de septiembre de 1995 el perito fue asesinado a balazos en la puerta de su casa cuando estaba por ingresar con el auto en el garaje. El sumario policial indica homicidio y robo. Sin embargo a Luckow no le robaron nada.

– Jorge Artori: ex secretario de Andrés Antonieti, secretario de Seguridad. Aseguró haber escuchado a su jefe hablar de la una tercera pasajera que iba en el helicóptero, una mujer joven y rubia. Artori aseguró haber escuchado de boca de su jefe que, por pedido del hijo del presidente, no se la anotó como pasajera de la aeronave. El 2 de junio de 1997, como los otros testigos, Artori fue baleado en la puerta de su casa.

– Héctor Bassino: comisario general de la Policía Bonaerense. Fue enviado al lugar del siniestro por el entonces jefe policial, el comisario general Pedro Klodczyk. Era el jefe de la División Helicópteros de la «maldita policía» y fue el primero en revisar el Bell de Carlos Menem Junior. Tres meses después también fue muerto en un intento de asalto en la localidad de Bernal.

– José Luis Mancini: perito de la División Balística y Criminalística de la Gendarmería Nacional. En junio de 1997 dio a conocer públicamente el documento que mostraba las conclusiones a las que habían arribado los técnicos y que aseguraban de manera rotunda que existían perforaciones, deformaciones e irregularidades atribuibles a impactos de proyectiles de armas de fuego en cinco lugares diferentes del helicóptero Bell en el que viajaban Carlitos. Casi dos semanas después de presentar el informe, su hermano Emilio Eduardo fue abordado por cuatro hombres en una esquina de Villa Centenario, en Lomas de Zamora. Uno le disparó a quemarropa a la altura del cuello y la bala que fue a dar a la espina dorsal lo dejó casi paralítico. Huyeron sin robarle nada. Luego de ser operado el 16 de julio de 1997 –una de las balas se alojó en su cabeza–, Emilio falleció.

– Hugo Raúl Bocolino: camionero. Le aseguró a su esposa Beatriz que había sido testigo involuntario de cómo disparaban contra el helicóptero de Carlitos y que los disparos provenían de una moto «que me pasó por la Ruta 9 y se detuvo más adelante. Y poco después de eso se precipita el helicóptero». Un día antes de la supuesta llegada del chofer a su casa, Bocolino aparece en su camión, muerto, con un tiro en la sien. A Beatriz, su mujer, la policía le aseguró que su pareja se había suicidado. Ella nunca lo creyó.

– El médico Pedro Martínez fue el primero en llegar al lugar de la tragedia ya que tenía consultorio en Ramallo. Fue asesinado a puñaladas antes de declarar en la causa.

Este rosario de muertes violentísimas que tuvo como víctimas a testigos o potenciales testigos de la causa, fueron publicadas en el diario Página/12 por quien escribe esta nota durante la cobertura de la conmocionante muerte del hijo presidencial. También están volcadas en el libro «Maten al hijo del presidente», publicado en el año 1999.

Las pruebas de Zulema

Labaké le dijo a DEMOCRACIA que «junto a otros especialistas y destacados profesionales hemos examinado detenidamente la prueba existente en el juzgado de San Nicolás sobre los estudios que se le realizaron a Carlos Menem hijo en el hospital San Felipe en los últimos minutos de vida y que se prolongaron hasta poco después de su muerte y los hemos comparado con los resultados de la necropsia que se practicó quince meses después».

El resultado de ese estudio comparativo mencionado por el abogado «hacen sospechar que el cráneo sobre el cual se practicó la necropsia no pertenece realmente al hijo de Carlos Menem».

El resumen de lo descubierto por los peritos de Zulema Yoma es tremendo y de una gravedad institucional mayúscula. Tanto es así que el propio Menem, siendo mandatario, hacía correr versiones sobre una supuesta «locura» de su ex mujer, «obsesionada y dolida» por la muerte de su hijo, a quien en público solía llamar «mi vida», «mi corazón», «mi amor».

En el primer punto del incansable equipo de profesionales que asisten legalmente a Zulema se sostiene que «Al morir, Carlos Menem (h) tenía sus dos maxilares intactos, y su dentadura completa y en su lugar. Mientras que al abrir el cajón para practicar la necropsia 15 meses más tarde, aparecieron ambos maxilares sueltos sobre el cráneo del cadáver; el inferior estaba partido en dos, y del superior sólo quedaban dos trozos, faltando la parte media y sus seis dientes que jamás aparecieron».

Labaké explicó también que su equipo de investigadores consultó a la doctora Beatriz Maresca, que es la odontóloga que participó en la necropsia e hizo el estudio de la dentadura del hijo de Yoma y Menem, quien manifestó:

– «El cajón estaba inexplicablemente roto, comido como por un ácido, sucio y con apreciable cantidad de tierra».

– «En la radiografía obtenida en los últimos minutos de vida de Carlitos, ambos maxilares se veían completos, colocados debidamente en el cráneo, y sólo se observa un ligero desplazamiento hacia arriba y afuera de los dientes de la parte media de la mandíbula superior».

– «Al abrir el cajón la doctora Maresca observó, en cambio, que los maxilares estaban desprendidos del cráneo, ambos estaban partidos en su parte media, y al superior le faltaba el sector medio y sus 6 dientes».

– «Mientras el cadáver, incluso el cráneo, estaban con abundante flora cadavérica, los dientes lucían completamente limpios».

– «El estado en que se encontraron las mandíbulas de Carlitos solo puede explicarse por la intervención de alguien que las extrajo voluntariamente y con la ayuda de algún instrumento o herramienta».

– «Puede asegurarse que tales trozos de mandíbula pertenecen a quien en vida fuera Carlos Menem (h), porque así lo demuestran las similitudes existentes entre las radiografías tomadas en los últimos momentos de vida, y las obtenidas en la necropsia.

– «No hay indicio alguno de que el resto del cráneo y aun del cuerpo (salvo la pierna izquierda) que apareció en el cajón sean también de Carlitos. Al contrario, todo indica que al menos el cráneo examinado por los 36 eminentes médicos que realizaron la necropsia, no pertenece a Carlos Menem (h)».

– «En los estudios del hospital, el esternón aparece intacto, sin fracturas, y las costillas bien articuladas en él y también sanas. En tanto en la posterior necropsia el esternón está quebrado y separado en dos trozos, y las costillas han quedado sueltas y por eso pierden su curvatura».

– «En las evaluaciones llevadas a cabo en el Hospital San Felipe por el neurocirujano Hilario Brandolisio, este afirma que el cráneo del paciente presenta una fractura con hundimiento del hueso frontal con base anterior en el cráneo. Por su parte el médico policial Nicolás Rovera, en ocasión del reconocimiento cadavérico del mismo paciente, en el examen de cabeza, expresa en forma textual: ‘Cabeza, se muestra que ha perdido su arquitectura normal, ya que hay hundimiento de la región frontal, de seis centímetros de diámetro, con bordes irregulares y fluctuaciones del tejido óseo a la palpación».

El impecable informe pericial de los especialistas de Zulema Yoma presenta fotos y peritajes realizados sobre los restos del helicóptero que revelan la existencia de «perforaciones», entre otros lugares «en un caño del condensador del equipo de aire acondicionado» y otras «perforaciones en la chapa en su parte interior con un rayado sobre la superficie producto del arrastre compatible con las producidas por un impacto de un proyectil con una dirección hacia el frente del helicóptero».

En su declaración ante la Justicia, Carlos Menem también da fe de estas pericias y las toma como válidas, fiables verdaderas, cosa que negó durante casi 20 años.

«El patrón del mal»

La causa por la muerte del hijo del ex presidente Menem volvió a tomar notoriedad pública a mediados de mayo. Fue después de que Virgina Vallejo, una ex amante del capo narco colombiano, dijera durante una entrevista que la muerte de Carlitos Menem estuvo vinculada con el lavado del dinero del capo del Cartel de Medellín.

Vallejo, una afamada conductora de la televisión colombiana y ex modelo, dijo: «Carlitos Menem iba en un helicóptero y ¡pam!, estalla. Lo mismo que el íntimo amigo de Álvaro Uribe (ex presidente colombiano), que también muere en otro avión cuando iba a llamar a la embajada estadounidense. Y creo que lo estallan las mismas personas», detalló en un programa latino en la TV de los Estados Unidos.

Según el relato de la ex conductora de noticieros, la muerte del hijo de actual senador por La Rioja fue un ajuste de cuentas realizado por ex socios del capo del Cartel de Medellín por 800 millones de dólares provenientes del narcotráfico.

Vallejo, ex esposa del cineasta argentino David Stivel, brindó una entrevista al periodista argentino Javier Ceriani radicado en los Estados Unidos, donde conduce el show «Agárrese quien pueda».

Para la ex modelo, la muerte de Carlitos estuvo ligada con el dinero que la familia Escobar habría traído cuando se instaló en el país. Lo dijo así: «Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, después de lavar 800 millones de dólares, los narcos (por la familia de Escobar Gaviria) quedaron libres. Pero las pruebas de ese lavado no pueden desaparecer».

Al volver al piso, después de un corte comercial, el periodista Ceriani, mirando a cámara, le dijo a su público: «¿Entendieron lo que está pasando? Virginia dice que Menem tenía a su cargo a la mujer y al hijo de Pablo Escobar, y hay 800 millones de dólares de los que, a mí me dijo Virgina, Menem se quedó con el 99,9%, (por lo que) deja libre a estas personas y, por supuesto, los socios de Pablo Escobar querían cobrar ese dinero; lo que Virginia está diciendo es que por eso mataron a su hijo. Virginia denota que sabe quiénes son (los asesinos)», concluyó el conductor argentino.

La entrevista en la cadena norteamericana causó un impactante revuelo mediático en nuestro país. De hecho, las explosivas declaraciones se dieron en medio de la emisión por parte de Canal 9 de Capital Federal de la exitosa miniserie colombiana «El patrón del mal».

Ante la prensa, Zulema Yoma no desaprovechó la oportunidad para comentar ante los micrófonos algo que hasta el momento se desconocía, que su ex marido le dijo en enero pasado en Punta del Este: que la muerte de su hijo «fue un atentado». Además confió que le escribió una «notita» a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner que decía: «Tengo fe de que tiene que impulsar esta causa y llegar a buen puerto para aclarar qué le pasó a mi hijo».

También repitió lo que dijo tantas veces y nadie parecía escuchar, que a la aeronave que piloteaba su hijo «le tiraron desde abajo», por eso Carlitos «volaba bajo y zigzagueaba», y que «de ninguna manera jugaba una carrera con un auto que transitaba por la Ruta 9 ese 15 de noviembre de 1995 «como me quisieron hacer creer, a mí y a todo el pueblo argentino desde Carlos Menem, la SIDE, y el juez de la causa».

–¿Y usted vincula la muerte de Carlitos y de Oltra, que lo acompañaba en el helicóptero, con el narcotráfico o con los atentados contra la embajada de Israel en 1992, o la AMIA en 1994? –le preguntaron a Zulema desde una radio porteña.

–Mira, los tres hechos se produjeron todos en el primer gobierno de Menem. Quizás Menem no hizo algo que hubieran querido que hiciera.

Sin embargo, de las tres hipótesis, Zulema suele inclinarse por la del narcotráfico y el lavado de dinero de la familia de Pablo Escobar Gaviria, llegada al país dos años después del asesinato del capo narco.

El patrón del mal, después de eludir a la Justicia y los cercos policiales por más de un año, fue emboscado y acribillado el 2 de diciembre de 1993, cuando acababa de cumplir 44 años, por quince policías del Bloque de Búsqueda (grupo especialmente constituido para su captura por el gobierno de César Gaviria) en el tejado de su casa del barrio de América, en Medellín, tras ser localizado al hacer unas llamadas a su familia compuesta por María Victoria Henao y sus hijos Juan Pablo y Manuela.

Justamente estos tres rehicieron su vida con nuevas identidades en la Argentina, otorgadas por el mismo gobierno de Carlos Saúl Menem. Como su ex amante Vallejo, la diputada Elisa Carrió, entre otros legisladores y especialistas, creen que la viuda del capo narco ingresó al país en forma clandestina. Como probó el juez federal, el arribo de la familia Escobar a la Argentina marcó el ingreso de las mafias colombianas de la droga al país.

María Victoria Henao, ex mujer del narco más famoso de Colombia, estuvo detenida 18 meses en la Argentina acusada de lavar unos 800 de millones de dólares en la Argentina, un hecho que la cuestionada Justicia Federal de los años ’90 no probó; por eso fue liberada y más tarde sometida a un juicio oral y público en el que fue absuelta por el delito de lavado de dinero, ya que durante la instrucción de la causa el juez federal Gabriel Cavallo no supo, no quiso o no pudo aportar las pruebas necesarias para su condena.

Claro está, también existe la posibilidad de que el magistrado actuó conforme a derecho y no descubrió ninguna prueba del supuesto delito porque este no existió.
María Isabel Santos Caballero, identidad proporcionada por el gobierno de Colombia a Henao Vallejo, quedó en libertad la noche del sábado 20 de abril de 2001. El presidente de la nación de entonces era el radical Fernando de la Rúa.

Además de la viuda del ex capo narco, que abonó 200.000 pesos de fianza, también fue excarcelado su contador, Juan Carlos Zacarías. La libertad de la colombiana fue posible porque el fiscal federal Carlos Cearras y su adjunto, Pablo Recchini, entendieron que los jefes de la organización ilícita que eventualmente integraba Henao Vallejo fueron otros colombianos no investigados aún en la causa. Por eso señalan que los viajes de Zacarías a Colombia no eran para dar directivas, sino para recibirlas.

En su dictamen, los fiscales critican la investigación del juez Cavallo, señalan que la causa tiene un «importante déficit probatorio» y cuestionan la falta de peritajes contables y de colaboración de la Justicia norteamericana.

Maten a los testigos

La ex amante del jefe del Cartel de Medellín no fue la primera en vincular la muerte de Carlos Facundo Menem con una venganza de carteles y mafias de drogas. En 1996 ya lo había realizado uno de los 14 testigos de la causa que murieron en forma sospechosa y violenta.
Hugo Sánchez Trotta, un entonces presidiario oriundo de la localidad bonaerense de Pergamino, escribió dos cartas desde su celda, una dirigida al presidente Menem y la segunda a Zulema Yoma. En ellas sostenía que tenía información reservada e importante sobre la muerte de Carlitos. Pero que para contarla debía salir en libertad.
En la misiva también prometía ir a declarar en calidad de testigo al juzgado de Villafuerte Ruzo y aportar información sobre el destino de la valija que con una supuesta millonada de dólares había en el helicóptero, que provendría del narcotráfico y que desapareció minutos después del accidente, antes de que llegaran los primeros grupos de rescate y la cámara de un canal local.El 16 de noviembre de 1996, apenas 48 horas después de recuperar su libertad y antes de presentarse ante el juez de la causa, Sánchez Trotta fue acribillado a balazos por la Policía Bonaerense, que en ese entonces era apodada por la prensa como «maldita policía» por los severos casos de corrupción y vínculos que muchos de sus miembros y estamentos superiores mantenían con bandas de delincuentes y narcos.

En la causa que se abrió después de la muerte del ex preso se aseguraba que el delincuente se resistió a una requisa policial. La causa fue abierta y cerrada como «atentado y resistencia a la autoridad».Enterado del violento fallecimiento de su presunto testigo estrella, el juez Villafuerte Ruzo le tomó declaración testimonial al padre de la víctima, Alfredo Emilio Sánchez Trotta. Ante el magistrado dijo que «su hijo falleció en un enfrentamiento en la ciudad de Pergamino a poco de salir de la Unidad Carcelaria (…) Que le comentó estando detenido que él sabía quién le había robado el maletín a Carlos Saúl Menem (h) el día del accidente, pero que no le mencionó el nombre del autor, pues temía que le pasara algo. Que tiene otro hijo también detenido en la Unidad Carcelaria de San Nicolás llamado Antonio Emilio Sánchez Trotta, estimando que tal vez él tenga algún dato. Que él era el único que visitaba a su hijo fallecido. Que además le manifestó que quien robó el maletín con el dinero adquirió camiones, una vivienda y dos automóviles, uno para la esposa y otro para la hija, pero que desconoce el nombre y el lugar donde vive (…) Que reconoció a su hijo por otras partes del cuerpo, especialmente los pies, pues tenía la cara desfigurada. Que su hijo antes de salir le manifestó que temía por su vida a raíz de lo que sabía del caso Menem».

Como era de esperar, el juez federal le tomó declaración testimonial el 25 de febrero de 1997 al hermano del hombre asesinado por fuerzas bonaerenses. Antonio Emilio fue evasivo desde el comienzo de la audiencia. Aseguró que lo poco que sabía del tema era lo que le escuchó decir a su malogrado hermano, quien creía «que a Carlitos lo mataron porque molestaba al narcotráfico (…) y lo dejaron morir como a un perro». A poco de declarar y al igual que su hermano, Antonio Sánchez Trotta también fue asesinado, pero dentro del penal.No fueron los únicos testigos que murieron en forma sospechosa durante la tramitación de la causa.

Como se puede inferir de estos datos, sobran los indicios que llevan a pensar que Carlitos, como siempre sostuvo su madre, y ahora también su padre, fue asesinado en el marco de una venganza personal contra el entonces presidente de los argentinos.

Ahora solo falta que la Justicia, a 20 años del conmocionante hecho que enlutó a todo un país y que probablemente ayudó a que Menen ganase su segundo mandato presidencial, como lo sugirió la propia ex primera dama, tenga el valor suficiente para descubrir la verdad sin importar cuál sea y las consecuencias que traiga aparejadas.

«Menem se quedó con el dinero de Pablo Escobar»
 
La periodista retirada Virginia Vallejo fue la presentadora de noticias más conocida por la teleaudiencia en los años ’80. También fue esposa de David Stivel  y amante de los multimillonarios  Carlos Haime Baruch (Grupo Grasco), Julio Santo Domingo y Luis Carlos Sarmiento y, por fin,  lo habría sido  también del presidente Alvaro Uribe.*
 
Vallejo y Stivel se separaron en 1983. Ella dice que Stivel no quería darle el divorcio, pero Escobar, que ya era su amante, lo resolvió drásticamente
 
«Le dije que todavía estaba casada porque David Stivel no me quería dar el divorcio y él me prometió que en tres días estaría libre. ‘Por el amor de Dios, Pablo, no creo que puedas: llevo casi dos años esperando que me firme el maldito divorcio’, lo desafié. Cuatro días después estaba divorciada. Mi abogado me dijo: ‘Yo no sé dónde le puso el revólver, pero Stivel llegó muy  lívido a la notaria a firmar el divorcio'».
 
Vallejo le metió los los cuernos a Escobar con su máximo rival, Gilberto Rodríguez Orejuela, jefe del Cartel de Calí. Ella, sin embargo, aduce que la violó. ¡Con cuanta liviandad se utiliza últimamente la palabra «violación» Ella mismo relata que  aceptó una invitación de Rodríguez Orejuela a cenar y que «me usó, me tumbó en la cama del hotel, me hizo el amor y se fue. Su único propósito era que le fueran a contar a Pablo que se enfureció. Y es que los hombres temen que una le cuente al otro que tal es en la cama, y Escobar era un pésimo amante».
 
A mediados de mayo de 2014, Vallejo, radicada en Miami, fue entrevistada por el argentino Javier Ceriani, también radicado en Miami y tristemente célebre por un texto pretendidamente deningrante de Diego Maradona escrito en cocoliche.
 
Dijo entonces que Carlos Menem Jr. fue asesinado en represalia por faltantes de dinero que la viuda, María Victoria Eugenia Henao,  e hijos de Escobar trajeron a la Argentina.
 
Los antiguos socios de Escobar, dijo, estaban furiosos con el presidente Menem, que so pretexto de blanquearlo, se habría quedado con gran parte de ese dinero a cambio de mantener en libertad a la viuda e hijos del capo asesinado.
 
«Un tiempito después, en marzo de 1995, Carlitos Menem iba en un helicóptero y ¡Pam!, se estalla. Se estalla un helicóptero. Lo mismo que le pasó al otro mejor íntimo amigo de Álvaro Uribe, que también muere cuando iba a llamar a la Embajada Americana (de los Estados Unidos). Estalla en otro avión, y creo que lo estallan las mismas personas».**
 
En 1999, la viuda de Escobar, su hijo Juan Sebastián Marroquín (identidad que adoptó legalmente al radicarse en Argentina), la novia de éste, María de los Ángeles Sarmiento del Valle; el contador Juan Carlos Zacarías (que fue amante de Victoria y terminó extorsionándola) y dos empleados de ella, Carlos
Gil Novoa y Oscar Luppia, fueron acusados de lavado de dinero procedente del tráfico de drogas.
 
«Después de lavar 899 millones y acusarlos de lavar 800 millones, 18 meses después (en 2001) fueron puestos en libertad. No habían lavado nada. ¡Los habían acusado de lavar 800  millones, caramba! Por lo menos que dijeran ‘No, la señora no fueron 800 millones, sólo fueron 80 millones, aunque más no fuera 8 millones… Pero ¿nada?
 
Fuente: La Prensa del viernes 16 de mayo de 2014.
Págs 20-21 (doble central).

Notas

*) Según el National Security Archive, un grupo de investigación no gubernamental basado en la George Washington University, Álvaro Uribe fue un amigo cercano de Pablo Escobar, que colaboró con el Cartel de Medellín. El mismo grupo de investigación difundió una lista de los narcotraficantes colombianos más importantes en 1991, elaborada por los servicios de inteligencia estadounidenses, en la que Escobar ocupaba el puesto 79 y Uribe el 82.

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