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DANIEL ESTULIN / 2. «Está en juego algo más que el Gobierno Mundial: evitar una guerra termonuclear global»

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Daniel Estulin: “Estamos a las puertas de un colapso económico mundial y del desmantelamiento del sistema capitalista”

 

En su nuevo y ya controvertido libro, el ex coronel de contrainteligencia rusa Daniel Estulin devela una pulseada a nivel global que puede terminar con el mundo tal como lo conocemos

 

ANDRÉS GUERRA / LA VANGUARDIA

Daniel Estulin se hizo mundialmente famoso con su serie de libros sobre el Club Bilderberg. Gracias a él supimos que existe un poder en la sombra, más allá del control de los gobiernos, que mueve los hilos de la economía mundial para perpetuarse en el poder. Hasta ahora, el modelo implementado por David Rockefeller y Henry Kissinger que convirtió al capitalismo en un modelo extractivo voraz en busca del crecimiento infinito, no encontraba oposición. Ya la tiene. Donald Trump es la cara visible de un contrapoder tejido por los intereses comunes de otros gigantes: el Imperio Británico, Hong Kong, los Rothschild y la aristocracia europea son el soporte del actual presidente de EEUU. Y ambos modelos no pueden coexistir, sostiene Estulin (autor también de obras como Conspiración Octopus, Desmontando Wikileaks y Fuera de Control ) en el trabajo que acaba de publicar, La trastienda de Trump (Planeta). Él dice que es el mejor de todos sus libros.

Todos los gobiernos de EEUU han intervenido en lugares lejanos (de Vietnam a Nicaragua o Afganistán) en función de su propio interés. ¿Con Donald Trump en la Casa Blanca estamos más cerca de un conflicto a escala global?

Lo dudo mucho. Trump es, en un 90%, una reacción inevitable a la política exterior de Estados Unidos y, seguramente, también a la política interior, porque hoy la línea que separa ambas se ha desdibujado mucho. La soberanía nacional ha sido sustituida poco a poco por la soberanía empresarial. Nutridas inicialmente por el Estado, las principales empresas transnacionales, instituciones financieras globales y comunidades internacionales en línea se han vuelto lo suficientemente potentes como para reivindicar políticas independientes y, en algunos casos, dictar las necesidades y oportunidades de países enteros, incluido Estados Unidos. Estos actores, que no son Estados, son los que dan forma a la actual agenda global.

¿Quiénes en Washington temen que Trump pueda acercarse a Rusia y a China, los enemigos tradicionales de EEUU?

Cualquiera vinculado al modelo liberal/banquero/financista. Desde la crisis financiera de 2008, las élites de los círculos financieros se han limitado a seguir expandiendo su asalto salvaje contra los estándares de vida de su población y las leyes del progreso económico físico, mientras seguían enriqueciéndose. Su sistema financiero está condenado y podría explotar en cualquier momento, lo que desataría un caos social inimaginable en todo el mundo. La idea de que Donald Trump puede unir a Estados Unidos con Rusia, China y la India en un nuevo paradigma de desarrollo económico es observado por el sistema financiero, y no se equivocan, como una amenaza mortal a su existencia.

Ni siquiera en el partido republicano el apoyo a Donald Trump es total, altísimos cargos del partido, como John McCain, han hablado mal de él. ¿Sería adecuado usar la metáfora que, para hacer frente a Clinton, algunos alimentasen demasiado a la bestia y se les fue de las manos?

Trump está luchando contra el Estado Profundo. Y el Estado Profundo no distingue entre los partidos: su modelo económico está basado en el crecimiento ilimitado en un planeta con recursos naturales limitados. Por eso, tanto los republicanos como McCain y el ex presidente Bush padre votaron en contra de Trump; ellos y los demócratas tienen a Trump como su enemigo. Es evidente que la única posibilidad que tienen los financieros de garantizar su propia supervivencia es controlar el sistema de la Reserva Federal desde la Casa Blanca. Es por eso que los banqueros/financieros promocionan a determinadas personas – como Hillary Clinton- para ocupar el cargo de presidente de Estados Unidos. De haber sido elegida Clinton presidente, los hubiera protegido del descalabro en marcha.

Ese Estado Profundo del que hablas, el Gobierno de la Empresa Mundial S. A. como también le llamas en otras ocasiones –del que Bilderberg y otros clubs privados serían la punta semivisible–, tiene hombres en todas partes. ¿Cómo no les fue posible truncar el ascenso de Trump hasta llegar a presidente?

Porque quienes están detrás de Donald Trump son infinitamente (sic) más poderosos que quienes apoyaron a Clinton. Trump Vs. Clinton era una batalla por la supervivencia de dos modelos económicos que no pueden coexistir. Clinton es la cara visible de un poder transnacional centrado en la figura de Rockefeller, banqueros transnacionales, Empresa Mundial S. A., es decir, poderes fácticos económicos con más poder que cualquier gobierno en la Tierra. A ellos se suman globalistas, Silicon Valley, Hollywood, la burocracia de Washington, Wall Street, las agencias de inteligencia y los medios de comunicación que están contra Donald Trump, a quien respaldan los financieros no americanos centrados en la City de Londres, Singapur, Hong Kong (centro mundial de lavado de dinero procedente de las drogas y bajo la inteligencia y control británicos), los restos de la élite del Imperio Británico, los Rothschild y, finalmente, las élites europeas representadas por la vieja aristocracia continental de las Casas de Sajonia, la Austro-Húngara y la nobleza otomana, los Guelfos (Casa de Baviera, N. del E.) y la Nobleza Negra Veneciana (nobles italianos que apoyaron al Papa cuando el rey Victor Manuel II puso fin a los Estados Pontificios y los anexó al Reino de Italia en 1870, N. del E.)

El Gobierno Mundial S. A. debe ser en extremo tentador. ¿Cómo prevé que pueden estar tentando a Trump, un multimillonario que, tras entrar en el Despacho Oval, lo tiene todo?

El juego es mucho más grande que el Gobierno Mundial. Se trata del salvar el mundo de una tercera guerra termonuclear. Si llegásemos a un desplome económico (y vamos a llegar si en menos de un año no encuentran un modelo económico alternativo) empezará la guerra. El grupo alternativo (los aislacionistas que respaldaban a Trump) lo entiende y por eso ya en 2014 empezaron a posicionarse para las elecciones generales de 2016 en Estados Unidos. ¿Por qué Trump? Porque no es un político. Los políticos piensan ante todo en cómo evitar exponerse y, por ende, quedar vulnerables. Al contrario, Trump piensa en cómo obtener resultados. Por lo tanto, no se produjo una división entre partidos (Republicano vs Demócrata), como en 2014, sino en su propio seno: los republicanos ganaron porque el plan para poner en marcha la imprenta de dinero y así salvar el sistema financiero mundial se asoció con los demócratas, mientras que el plan para salvar la economía nacional se asoció con los republicanos. Los aislacionistas más destacados, es decir, los defensores de la economía nacional, fueron Rand Paul y Trump, del Partido Republicano, y Bernie Sanders, del Partido Demócrata. Por eso el presidente Obama, al principio, respaldaba firmemente a Sanders. La cronología de los hechos es fácil de seguir: el caso Strauss-Kahn tuvo lugar en 2011; el escándalo de Goldman Sachs ocurrió en 2013; Obama detuvo la impresión monetaria (expansión cuantitativa) en 2014, y en 2016 se produjo el Brexit en el Reino Unido y la victoria de Trump en Estados Unidos.

En el libro usas conceptos durísimos contra los gobiernos occidentales y los despachos de Londres y Wall Street que tus lectores ya conocemos. Me refiero a las acusaciones de ser aliados de los cárteles de la droga y de los traficantes de armas. ¿Cómo puede interferir la llegada de Trump en este lucrativo tinglado internacional?

La droga es el lubricante de la economía mundial que mueve 950 mil millones de dólares al año en efectivo. La mejor manera de quitarle el poder al Estado Profundo detrás del negocio de la droga es eliminar a los agentes que mueven este mercado, sobre todo, la CIA. Así que, con Trump, estamos viendo al realineamiento de una parte de las finanzas privatizadas con el ejército y la inteligencia militar. La Oficina de Inteligencia Naval, la Agencia de Inteligencia de la Defensa, la Oficina Nacional de Reconocimiento, la Agencia de Seguridad Nacional, etc, todas se están alineando con Trump. Lo que están haciendo es dejar a la CIA a la intemperie. Si tienes a esas agencias, ¿para qué necesitas a la CIA? Lo único que hace la CIA y que tú podrías necesitar está relacionado con el tráfico de drogas y las operaciones encubiertas. Pero las otras agencias de Inteligencia son igual de capaces de llevar a cabo ese tipo de operaciones. En otras palabras, parece que estamos asistiendo a un caso clásico de aislamiento. No van a quitarse de encima a la CIA; sólo van a convertirla en irrelevante. Gradualmente, con el tiempo, el presupuesto se hundirá y los recursos financieros de seguridad nacional se irán a las otras agencias. Si esta lectura es correcta, sospecho que en algún momento de su primer o segundo mandato, si Trump es reelegido, asistiremos a una gran reestructuración de toda la Inteligencia de Estados Unidos.

Lo más interesante de tus libros es que desvelas organismos, grupos e intereses que los ciudadanos no conocían. Afirmas que Trump tiene intereses con la mafia ruso-israelí. ¿Qué es lo que algunos llaman la «kosher nostra roja»?

Son multimillonarios oligarcas de la antigua Unión Soviética, todos judíos –o al menos eso dicen– que están relacionados con las actividades comerciales tanto de la Trump Organization como de las empresas Kushner. Las empresas de medios de comunicación occidentales han estado explicando mal este importante dato y han inventado frases arrojadizas para distraer la atención, como «piratas informáticos rusos», «agentes de Putin», «guerra informática rusa» y otros términos difamatorios contra Rusia. En ninguna parte de la escandalosa propaganda sobre las conexiones criminales de Trump se ha oído decir: ruso-israelí, ucraniano-israelí, uzbeko-israelí, baskiro-israelí, kazajo-israelí o kirguizo-israelí, siendo que son gángsteres multimillonarios y magnates procedentes de las repúblicas de la antigua Unión Soviética quienes dominan los imperios de empresas de Donald Trump y su yerno Jared Kushner. Que los medios de comunicación no sean capaces de mencionar que la mafia de Europa del Este conectada con Trump/Kushner es judía resulta tan hipócrita como que estos mismos medios no reconocieran que los cárteles de la droga de Sinaloa y Los Zetas son mexicanos; la Cosa Nostra, la Camorra y la ‘Ndrangheta, italianas; la Yakuza, japonesa, y las bandas de los Crisps y los Bloods, afroamericanas.

El futuro global que prevés es el colapso económico total. ¿Podrías explicar brevemente cuándo ocurrirá y por dónde comenzará?

Hay dos escenarios. Con Clinton hubiésemos tenido otros seis u ocho meses de expansión cuantitativa con emisión de cantidades ilimitadas de efectivo. Durante ese periodo, los precios del petróleo y los mercados hubieran ido al alza y finalmente, en ocho meses, ese dinero habría vuelto al mercado estadounidense. Eso hubiera provocado una elevadísima inflación (por encima de la actual tasa de inflación estratosférica) que hubiera hecho estallar todas las burbujas de los mercados financieros (bonos, derivados, valores, bienes raíces, etc). El resultado final, el colapso económico, es el mismo con Clinton y con Trump. Estamos a las puertas de un colapso económico mundial y del desmantelamiento del sistema capitalista. La única diferencia es que Clinton nos habría llevado a una guerra mundial, lo que probablemente habría significado el fin de la humanidad tal como la conocemos. ¿Acaso es la guerra una forma de condonar la deuda? Pues no. Con la guerra anulas la responsabilidad, pero el resultado final es el mismo; el planeta Tierra, tal como lo conocemos, deja de existir.

Dices que Hillary Clinton hubiese desatado el infierno, ¿Qué ocurrirá con Trump?

Donald Trump representa otro escenario. Fue testigo de cómo Obama paró  la imprenta (que fabrica billetes. N. del E.) en 2014 y prioriza los intereses nacionales de EEUU, centrándose en mejorar la economía y en deshacerse de la ingente deuda. Así que ¿cómo se hará cargo Trump de la deuda? La teoría es muy simple: aumentando el coste de los préstamos y cancelándolos en el marco de un proceso de quiebra, ya que será imposible hacer frente a la deuda que se va acumulando. En ese momento, la economía estadounidense empezará a respirar. Sin embargo, eso comportará la caída de los bancos que incluyen esa deuda en sus balances como principales activos. Dicho de otro modo, los planes de Trump suponen un intento de salvar la economía estadounidense a expensas de los bancos y del propio sistema financiero. Mientras que Clinton hubiera tratado de rescatar a los bancos a expensas de la economía estadounidense y de un empobrecimiento cada vez mayor de sus ciudadanos. Así que sería ingenuo pensar que pueden llegar a un consenso. Los planes de Trump y Clinton (mejor dicho, de las fuerzas a quienes representan) son incompatibles. Además, si Trump sigue adelante con sus planes, acabará con las élites que apoyaron a Clinton (Wall Street, los fondos de cobertura, los intereses financieros especulativos). Seguirán vivos –admito que pueden pasar muchas cosas– pero perderán los recursos que solían tener. Los planes de Clinton pondrían en peligro al sector real de la economía estadounidense que llevó a Trump al poder. Al igual que en la película Los inmortales, solo sobrevivirá uno.

Como en Highlander, solo puede sobrevivir uno, dice el autor.

Hace un par de días leía en la prensa (española) que la UE (los europarlamentarios del PP) alerta de que Rusia está detrás de la propaganda (independentista) en Cataluña con el fin de debilitar al Estado español y así, en suma, a la UE. Si alguien sabe qué hay de cierto en eso es un ex coronel de contraespionaje ruso, es decir, Daniel Estulin. ¿Existe esa campaña rusa?

Llevamos un año en EEUU con miles de comités del Congreso y los medios de comunicación investigando la supuesta injerencia rusa. Resultado: un dossier de Steele totalmente desacreditado. Y hace dos días, Bill Binney, uno de los más legendarios agentes de la NSA y creador de sus programas más sofisticadas dijo públicamente que el hackeo era interno y que los rusos no tenían nada que ver. Aun así, la fuerza liberal/banquero/financista está jugándose su supervivencia y no tendrán ningún problema en morir matando, es decir llevar el mundo a la destrucción, vía tercera guerra termonuclear.


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