ESPÍAS-SIDE. La pasión por «pinchar» teléfonos, la supervisión de los «servicios» y el vaciamiento de obras sociales.
Más allá de su título tremebundo y efectista (La ex SIDE: temible disputa entre los dueños del miedo) cuyo objetivo es, obviamente, meter miedo en la ya atribuladas señoras y señorones que delegan su cosmovión política en La Nación, y más allá tambien de que insiste en tópicos como que la inteligencia militar espía a la ciudadanía sin aportar la menor prueva y/o indicio de ello, y que su conclusión (último párrafo) no guarda la menor relación con lo que vino narrando antes («La señora de Kirchner y su esposo pertenecen a esa clase de políticos que entienden su tarea como una lucha incesante contra un enemigo oculto. Es natural, entonces, que hayan dado al espionaje un lugar central en su arquitectura de poder…» cuando es archievidente que la virtual intervención de la SI, ex Side, durante años casi autónoma del gobierno, debió hacerse mucho antes), la crónica del periodista Carlos Pagni, procesado por integrar una banda de pinchadores de teléfonos, alcanza a su mayor interés cuando se refiere a otro conspicuo miembro de una banda de pinchadores de teléfonos, Mauricio Macri.
«En medio de la crisis, Larcher y Stiusso apelaron a otros vínculos políticos. Se reunieron con la diputada Silvia Majdalani, que ocupa la butaca del macrismo en la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia por un acuerdo entre Mauricio Macri y Larcher. Larcher es íntimo amigo de Majdalani y en 2009 le prometió a Macri que, si la designaba a ella en esa comisión, iba a aliviar su situación en la causa por espionaje clandestino del agente Ciro James…».
Porque lo cierto es que, acaso por considerarlo la necesaria «oposición de su majestad» (es decir, a la que se puede vencer), el kirchnerismo se abstuvo durante muchísimo tiempo siquiera de mentar dicha causa, en la que está clarísimo que el alcalde ordenaba intervenir a «su» policía los teléfonos de, entre otras personas, la pareja de su recientemente fallecida hermana. Y que eso es, para los Macri, una costumbre familiar.
Pero bueno, ya antes el gobierno (o la Side que se suponía a su servicio) le había perdonado la vida a la diputada Majdalani, que cuando en tiempos del menemato estuvo al frente de la obra social de los panaderos la vació de una manera tan burda que dejó huellas por todas partes.