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JUDÍOS: Dos maneras antagónicas de serlo: la DAIA falsaria, el ICUF y el heroico levantamiento del gueto de Varsovia

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Convencido de que no había en toda España persona alguna que no tuviera algún ancestro judío y/o árabe excepto el rey borbón (que además, subrayaba, había nacido en Roma) mi padre, navarro, vasco, republicano y socialista, se sentía muy atraído por el judaismo secular, y particularmente por Mordejái Anilewicz y sus compañeros protagonistas del heroico levantamiento del Gueto de Varsovia contra la ocupación nazi. Recuerdo, por ejémplo,que leía y releía Milá 18 y Éxodo, de León Uris. Algo muy parecido pero con más luces experimento el gran escritor Paco Taibo II. Supongo que ello habrá influido para que abrazara con fervor la causa de esclarecer quienes, cómo y por qué habían volado los edificios de la Embajada de Israel y la DAIA-AMIA, con un saldo de más de cien muertos. Pues bien, mientras espero leer ¿en vacaciones? el libro de Enzo Traverso sobre la conversión de los hijos y nietos del judíos socialistas en sostén de la plutocracia, de la concentración de la riqueza en un 1% de la población.

Ofrezco aquí dos ejemplos claros de posicionamiento. El discurso del nuevo presidente de la DAIA, el abogado Jorge Knoblovits, y el intento de fundar hace ya un siglo una república judía en los confines orientales de Siberia, en abierta competencia con el sionismo.

Laico, pero tan hipócrita como un fariseo

 

Knoblovits con el canciller Timerman el mismo día que se sinceró (ver más abajo). En el medio, Waldo Wolf, brazo tonto del sionismo más extremo.

 

El abogado Jorge Knoblovits asumió como nuevo presidente de la DAIA. Respecto al “atentado a la DAIA-AMIA” (sic) dijo cosas que no se pueden dejar pasar, siendo como fue que la DAIA en aquella época (cuando era presidente el banquero Rubén Beraja) y hasta ahora fue y es una clara encubridora de los asesinos, sus motivos y la manera como demolieron el viejo edificio de Pasteur 633. Dijo, por ejemplo, que “desde el 18 de julio de 1994, la DAIA tiene un objetivo central e irrenunciable: verdad y justicia para las 85 personas asesinadas. Esa búsqueda se ha hecho difícil porque fueron muchos quienes, desde distintos lugares de poder e influencia, intentaron ocultar, encubrir e impedir que conozcamos la verdad. Pasan los años y lejos de atenuarse, el dolor por el asesinato de 85 personas en la destrucción del edificio donde funcionaban las instituciones centrales de la comunidad judía argentina se profundiza. La frustración y la indignación por la falta de justicia, también.

“Cuando asumí el primer mandato, dije que la falta de justicia en la causa del atentado a la sede de la AMIA/DAIA, se había transformado en la deuda más grande y dolorosa de la democracia argentina. Hoy, viendo lo que sucedió en los últimos tiempos, tengo que decir que todo está peor”.

Luego de tanta sarasa, Knoblovits fue al grano. Porque ya desde que lo postuló el marqués Cesar Beccaria es bien sabido que la mejor manera de garantizar la impunidad de un crimen es condenar a un inocente:

“En diciembre de 2020, el principal acusado de haber facilitado el coche bomba a los terroristas, fue absuelto (¡por segunda vez!). Nuevamente la Justicia eligió el camino de la impunidad que resulta insultante para las víctimas y sus familiares, pero también lo es para la sociedad toda y las instituciones de la República. Lo mismo corresponde decir sobre la determinación de los responsables (?)de la muerte del Fiscal Alberto Nisman”.

Es bueno recordar que Knoblovits es el mismo que en una reunión con el entonces canciller Héctor Timerman y frente a testigos, manifestó su oposición al memorando con Irán y la perspectiva de que el juez Rodolfo Canicoba Corral y el fiscal Nisman viajaran a Teheran a interrogar a los altos funcionaros y ex funcionarios de ese país al que acusaban gritando que ““Si Canicoba Corral va a Irán y le dicta a los acusados la falta de mérito porque la prueba no alcanza, ¿de qué nos disfrazamos?” ¡Eso sería inaceptable!”.

Calificarlo de chantapufi y cantamañanas es poco.

Texto completo del discurso de Knoblovits aquí.

Cuando ser judío e izquierdista –e incluso comunista– eran casi sinónimos (sobre todo, para la policía).

 

Daniel Schnitman me hizo llegar un viejo texto del ICUF (la Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina por sus siglas en idisch) sobre sus orígenes, titulado “El Procor, una iniciativa pre-icufista”. Vale la pena publicarlo entre otras varias razones porque el público en general y hasta muy desgraciadamente muchos jóvenes judíos, ignoran olímpicamente el intento de establecer una patría judía en un extremo de Siberia a partir de la revolución rusa y la conformación de la Unión Soviética:

El 22 de noviembre de 1924 se fundó en Buenos Aires el Procor –la Sociedad de Ayuda a los Colonos Israelitas en la Rusia Soviética–, organización a favor de la colonización judía en la URSS, que en 1928 creyó ver coronados sus objetivos con la experiencia de la Región Autónoma de Birobidján, en un extremo oriental de Siberia.

Plaza central de Birobidján.

El Procor fue constituido por delegados de 16 organizaciones judías obreras, políticas, culturales de izquierda (sionistas, independientes y comunistas); instaló su sede en el barrio de Once y constituyó subcomités en casi todos los barrios de la Capital, en la mayoría de las provincias del país (ciudades y colonias) y hasta en Brasil, Uruguay; asociaciones y organizaciones similares también surgieron en Canadá, EEUU y Australia bajo la denominación ICOR (sigla en idish, traducido “Organización para la colonización judía en Rusia”)

En los años siguientes, logró reunir y enviar a Rusia sumas importantes de dinero, con las que se adquirieron tractores, animales y equipos agrícolas en aquella lejana región. Incluso fue visitada en un par de ocasiones por delegados argentinos, entre ellos Pinie Katz –director del periódico Di Presse”–.

En 1926 se reestructura, dejando de lado las admisiones institucionales para aceptar afiliaciones individuales, lo que potencia su presencia, ya que hacia 1927 tenía más de 2500 socios, lo que obligó a realizar un Congreso con 38 delegados y complejizar su estructura. El Procor editó varias publicaciones: en 1927, un Boletín en idish, con una salida irregular; en 1928, “Nai Land” (“Nuevo país”), con una salida mensual en idish; entre 1928-31, “Der Idisher Poier” (“El campesino judío”), un mensuario regular en idish; luego “Der Poier” (“El campesino”, entre 1931-33, como continuidad del anterior, y a esta publicación se sumó más tarde y reemplazó “Naie erd” (Nueva Tierra), destinada a un público más general, entre 1933-40 mensualmente en idish. Como se puede comprobar, todo un esfuerzo económico, político y editorial.

En el Procor activaban judíos seculares –ni religiosos ni sionistas– que se veían a sí mismos como promotores de los intereses judíos mediante la participación en un movimiento mundial por la liberación de los judíos; no eran judíos asimilados o que se odiaban a sí mismos y que estaban alienados de su origen judío, como los caracterizaba el nacionalismo sionista. Más bien, su compromiso militante con la formación de una patria judía en la Unión Soviética reflejaba un humanismo alineado con la identidad étnica no sionista y la política de clase internacionalista. Fue así que organizó numerosos actos y campañas recaudadoras de fondos, aparte de ensalzar a la Unión Soviética como destino ideal para los judíos. La colonización agrícola era vista como una solución para el problema de las “masas judías desclasadas”, en un intento por volverlas productivas e integrarlas al cuerpo de los trabajadores y campesinos, salvándolas así de su destino pequeñoburgués de prestamistas y cuéntenikes, que sufrían las consecuencias de su función económica en el régimen zarista.

Al crearse la Región Autónoma Hebrea de Birobidjan en el Extremo Oriente soviético, la organización cambio de nombre a Sociedad Pro-Colonización Israelita en Birobidjan. Hacia allí marcharon algunas familias judías residentes en nuestro país, aunque las solicitudes de emigración fueron muchas más. Las expectativas eran importantes, ya que muchos judíos –especialmente aquellos que se habían radicado en las colonias de la Jewish Colonization Association– comprendieron que esa empresa colonizadora no modificaría su forma de actuar y las posibilidades de crecimiento estaban muy acotadas para ellos y sus descendientes. Entonces vieron en Birobidjan una posibilidad concreta de cumplir sus dobles anhelos de progreso e ideales igualitarios.

Es evidente que en las décadas de 1930 y 1940, Birobidjan fue discutido seriamente como una alternativa real a Palestina. Se entendía con un sentido de la materialización de los ideales supuestos que llevaron a muchos judíos y también a muchos no judíos, a considerar la alternativa de Birobidjan como una solución territorial al problema nacional judío en contraposición a la propuesta sionista de Palestina. Durante la primera mitad del siglo XX, muchos judíos fueron los solicitantes de asilo en países como EEUU, Canadá, Argentina, Brasil y Uruguay, buscando desesperadamente refugio de las persecuciones zaristas. Una respuesta a esta terrible situación fue el territorialismo, la doctrina proto-sionista que emanó del llamado Plan Uganda de 1903, el que fue finalmente fue rechazado por Herzl y el movimiento sionista. En la Unión Soviética, al calor de la Revolución y conforme a sus concepciones ideológicas del respeto a las identidades nacionales y la autodeterminación de los pueblos, surgieron varios planes similares con el objetivo de promover la renovación económica y cultural judía, hasta entonces agobiada y acosada por las leyes zaristas.

Estos planes culminaron con la aprobación soviética de Birobidjan en 1928 como distrito nacional judío. Para 1932, 25.000 judíos vivían en el distrito. Dos años más tarde fue declarada Región Autónoma Judía, y también se prometió que cuando la población judía alcanzara los 100.000 o formara una mayoría sería declarada república soviética oficial. No solo eso, sino que Birobidjan ofrecía un santuario potencial para los refugiados judíos de la Alemania nazi y otros países europeos antisemitas. Incluso se hicieron planes para reasentar a miles de huérfanos judíos en la Unión Soviética después del Holocausto, cosa que se frustró, entre otros motivos, a raíz del comienzo de la “guerra fría”.

Quizá pueda considerarse que la opción Birobidjan fue una especie de proto estado judío, o sea casi el primer estado judío de la época moderna, anterior al establecimiento de Israel.

Sin embargo, la brutal y amplia represión desatada luego del golpe de 1930 dado por Uriburu, junto a la posterior acción anticomunista y antisemita desarrollada a iniciativa del senador Marcelo Sánchez Sorondo y las transformaciones políticas del escenario mundial llevaron a su declive y subsecuente cierre del Procor. La lucha ahora era contra la amenaza nazi-fascista.

Sin embargo, dada la vasta influencia adquirida por el Procor entre la comunidad judía, fue una de las tantas iniciativas solidarias de la colectividad judía argentina y un antecedente más –junto con los clubes, escuelas, centros culturales, la Organización Popular contra el Antisemitismo y otras- de la creación del ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina)

Fotos de Mordejái Anielewicz y sus compañeros en el heroico levantamiento del Gueto de Varsovia.

 


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