KICILLOF: «Caputo no es austríaco»
Ni de la escuela austriaca: es el mismo de siempre. Estas frases son fieles a dichos del gobernador bonaerense Axel Kicillof, pero también son una broma. Inscripta en una manera de titular que inventó una camada de periodistas a fines de los ’80 haciéndolo con espíritu jodón, como que todo es una broma. Aunque no es el caso, posiblemente esas frases hayan arrastrado a más lectores hasta aquí gracias al halo de misterio que exhalan aquellas cuatro palabras «Caputo no es austríaco». Si hubiera puesto un título serio pero menos ganchero, quizá hubiera sido…
Kicillof: la alternativa es patria o colonia.
O todavía mejor…
Kicillof: Sin industria no hay nación
Escuché este discurso deAxel en el polígono industrial del municipio de Pilar con mucha atención. Me pareció didáctico, claro, un gran discurso. Que aborda casi todos los temas importantes (menos el de la tenencia de la tierra, que es tabú) desde una posición política que es el resultado de una suma de experiencias populares. Las naciones que aspiran a ser justas, libres y soberanas no pueden carecer de industria. No lo entiende quien es idiota, trabaja para el extranjero o práctica el más cruento de los masoquismos. Y conste que se puede ser perfectamente idiota y sadomasoca, no hay contradicción.
Hacia mucho tiempo que no escuchaba –más allá de los destellos del Messi de la política, que es Cristina–, un discurso tan claramente enhebrado y todavía mejor articulado. Que se hace cargo de la disyuntiva que transitamos: estamos dejando de ser una nación organizada para ser nada mas que un sector del mercado globalizado –es decir, occidental–, donante de materias primas a precios, cuando se pagan, irrisorios. Una colonia del gran capital financiero, los fondos buitre.
Digresión: Fondos buitre Como Black Rock, que ya se ha hecho con las mejores tierras cultivables de «la pampa húmeda» ucraniana. Y que presiona por la continuidad de la guerra por el afán avaro de recuperar algunas de las tierras que compraron a precio vil y han sido ocupadas por rusófilos, como la casi totalidad del territorio de las provincias de Lugansk y Donentsk –que constituyen el Donbás– y la península de Crimea, donde la inmensa mayoría de la población es rusohablante. Me atrevo a decir que Ucrania se convertirá –no tendrá alternativa– en un país mutilado que solo servirá como proveedor de granos para la anglósfera y Alemania, principalmente.
El discurso de Kicillof abreva en la tradición yrigoyenista, forjista y peronista pero es totalmente actual. Algunos sabremos que aunque la melodía no es completamente nueva, es una reinvención, como los «jingles» recopilados por Pedro Rosemblat y Marcos Aramburu, algo que deviene completamente actual. Entre otras cosas porque las mayorías no tienen siquiera conceptos elementales de la Historia nacional, no se acuerdan de lo que cenaron ayer, y no quieren extraer enseñanzas de las tragedias que tuvieron lugar en el siglo pasado y a fines de 2001, muchos tratan de olvidar y lo consiguen.
No dejen de escuchar a Kicillof.