NISMAN, la decadencia del arte de mentir y el síndrome Pachter

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Combatiente iraní en el Líbano

Sofismas e hipérboles a granel. Cuando ayer escribí mi post sobre la ridícula pretensión de una fuente supuestamente de la inteligencia militar israelí acerca de que el fiscal Nisman no sólo habría sido asesinado, sino que lo habría sido por un torvo sicario iraní que se habría ganado su confianza hasta la mayor intimidad haciéndose pasar por un desertor dispuesto a revelar los secretos más ocultos de la República Islámica de Irán (al parecer, no llegó a revelar ninguno, ya que en la presentación que hizo el fiscal ante el juez Ariel Lijo en cabal muestra de forum shopping brillan por su ausencia) aún no había leído los diarios. Lo hice con retraso en la madrugada de hoy, y aunque no me sorprendió que la pitonisa Carrió llamase al occiso “mártir”, casi me desgracio de risa al leer en Clarín y La Nación algunos párrafos de las homilías de Joaquín Morales Solá  (que reporta a la base Colombia St.) Eduardo Van der Kooy (Tacuarí St.) y Marcelo Birmajer (Avenida de Mayo).

Dijo Eduardo navegando por meandros plagados de condicionales como cocodrilos en el Nilo, triste remedo de los sofismas que otrora enhebraba como quien respira el hoy decaído Mariano Grondona:

“La muerte del fiscal (…) continúa en tinieblas. Expertos en criminalística -de aquí y del exterior- estarían empezando a consolidar una conclusión: si en este largo lapso (de un mes) no ha podido corroborarse un suicidio con arma de fuego, sería porque no habría habido tal suicidio”.

Joaquín fue mucho más taxativo y ofreció razones irrefutables para descartar que el fiscal se hubiera dado muerte.

“Nisman no se suicidó”, escribió. “Fiscales y jueces lo dicen abiertamente. Jamás se hubiera suicidado con un disparo en la cabeza, en el baño y en calzoncillos. Tenía un sentido demasiado obsesivo de la estética como para hacer las cosas de ese modo. Nadie encuentra, además, una sola razón personal o política para que haya llegado a esa determinación. ‘O lo mataron los servicios iraníes o algún sector de los servicios argentinos’, resumió un fiscal que conoce el episodio de la muerte desde el primer minuto”.

Eduardo admitió, en cambio, que el proteico kirchnerismo pretende que que Nisman se mató tras verse “víctima de su propias usinas informantes, la CIA y el Mossad israelí en base a las cuales elaboró el informe por la AMIA”.

Pero, sin perder el tiempo en ella, redobló la apuesta al postular no sólo que Nisman fue asesinado, sino que además lo habría sido por “un comando venezolano-iraní con adiestramiento cubano” .

El sólo se mete luego en un brete al preguntarse retóricamente por qué los persa-caribeños habrían matado a Nisman al proponer un “Aseguran (?) que Teherán comenzó a toparse con escollos para expandirse en la región desde que las alertas rojas se mantuvieron”, lo que contradice completamente lo afirmado por el propio Nisman en su mamotreto acusatorio, dónde sostuvo falsamente que las relaciones entre los gobiernos de Argentina e Irán se encontraban en franco progreso.

Joaquín hace caso omiso de estas menudencias, y tras dar por probado de que a Nisman lo asesinaron, se preguntó: “¿Nisman fue el principio de una lista o la lista se agotó con él¿ ¿No hubo acaso antes una orden confusa (o no tan confusa) contra el juez Claudio Bonadío? Si la muerte de Nisman fue obra de sicarios iraníes, como suponen servicios de inteligencia extranjeros, la lista sólo lo incluía a él, por ahora, al menos. Pero si fuese una dramática conclusión de su denuncia contra el gobierno argentino, esa eventual lista podría ser más extensa aún y no agotarse ni siquiera en funcionarios judiciales”.

Marcelo extrajo una conclusión: que los cuestionados fiscales que encabezaron la marcha “18F” decidieron hacerlo porque quieren “que les garanticen que podrán ejercer su función sin amanecer con un tiro en la sien al día siguiente”.

Falta que se asilen en una embajada extranjera o huyan del país, como Bambi Pachter, el primero que se enteró de la muerte de Nisman (antes que el gobierno) y salió volando hacia Israel.

En síntesis: Del mismo modo que Nisman no pudo ofrecer en diez años y habiendo gastado a valores actuales no menos de 360 millones de pesos una sola prueba de la supuesta responsabilidad de Irán en el ataque a la AMIA, ahora se pretende acusar sin la menor prueba a esa nación (con un iraní no alcanza) de un supuesto asesinato de un señor que absolutamente todo indica que se suicidó.

Sí, nos toman por imbéciles.


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7 comentarios

  1. El operativo se cocino en Belgrado, alli Snowden le filtro a Assange el cable secreto con la orden (que despues se autodestruyó) . La valija diplomatica de Patiño la llevó a Quito. Alli estaban los comando recien entrenados esperando la orden de quien era el primero.
    Similar procedimiento se hizo con los premios Oscar 2015.

  2. Creo que la patraña urdida por JMS tiene dos ejes; uno, es la búsqueda de un impacto mediático-social, a través de la instalación de conjeturas y el sembrado de nuevas pistas ( por supuesto, falsas). Una más entre las tantas que aparecieron en la causa AMIA en estos últimos veinte años
    Al decir de Machado, esto es “inventar verdades”

    Su función: encubrir la realidad. Hacernos creer que lo de Nisman fue un homicidio. Claro que su argumentación es una suerte de demostración del absurdo. Todo es supuesto, todo es pre-juicio. “Nisman tenía un sentido obsesivo de la estética. Jamás se hubiera suicidado de un disparo en la cabeza, en el baño y en calzoncillos” Claro, en un momento de desesperación y acorralado por infinitas presiones, no pudo pensar en presentarse ante la muerte de una manera mucho más estética. El suicidio es un hecho antiestético, según se deduce de las palabras de l fiscal amigo del extinto. O hay formas más elegantes de quitarse la vida. Vaya uno a saber
    La realidad prueba y comprueba, estudios y análisis mediante, que se trató de un suicidio.

    El segundo eje nos remite a la ideología y pensamiento político de JMS. La línea es clara: Teherán (estado terrorista) Venezuela (dictadura social- populista) Cuba (dictadura comunista). Enemigos acérrimos de todas las libertades, de la democracia, de la justicia, del republicanismo. Esto hace que sesgadamente, nos sugiera este sofisma:
    si el estado argentino no supo, no quiso o no pudo detectar a tiempo este terrible complot urdido por un estado terrorista y dos regímenes totalitarios es por manifiesta aquiescencia o por sentirse identificado con ellos.

    JMS se revela, entonces, como un brillante patafísico. Encuentra explicaciones o soluciones imaginarias ante hechos o acontecimientos que no han ocurrido, ya que nadie mató a Nisman.

    Todo pasa por un perverso y siniestro juego de “hacernos creer ” Lo mismo ocurre con este repentino terror que acucia a jueces y fiscales que temen por sus vidas, amenazados por oscuras organizaciones que se sospecha provienen del oficialismo.
    Nos hacen creer que son perseguidos y amenazados para justificar sus persecuciones y amenazas contra figuras del gobierno( Bonadío, Lijo, Despouy et altri).

    Nos hacen creer que este gobierno es una dictadura para ocultar que esos mismos grupos de poder siempre fueron afines a la paradojal “democracia de las dictaduras” las que otorgan múltiples derechos y garantías. pero sólo a unos muy pocos.

    Nos hacen creer que este gobierno mata a los que se le oponen o lo enfrentan para justificar sus homicidios (o tentativas)I mediáticos o jurídicos, que si bien entran en el plano de lo simbólico tienen un efecto devastador sobre algunas de sus víctimas

    Intentan hacer creer que este gobierno es corrupto porque no se deja corromper o extorsionar por ellos

    Pero lo que no pueden, como Ud. Sr Salinas indica, es tomarnos por imbéciles.

    Con respecto a Pachter, tengo una teoría. El era un agente de la MOSAD. Su misión consistía en hacer estallar la bomba de la noticia de la muerte de Nisman en forma de primicia por las redes sociales. El sabía con antelación lo que había ocurrido en el departamento del fiscal.
    Desconocida la novedad para la enorme mayoría de la gente y del gobierno, impensable sospechar de él, nos hizo creer que era perseguido y que su vida corría peligro. Y, como cuadra a un buen agente que cumplió su misión, volvió a Israel.
    “Aquí me siento seguro”, afirmo. Claro, entre buenos amigos.

    • Seguro que Pachter tenía contactos con la inteligencia israelí, pero si de ser agente oficialmente de alguno de sus servicios, ha de ser muy periférico porque la historia que echó a rodar es inverosímil, aunque no más que la que echaron a rodar otras fuentes vinculadas a dichos servicios, como la del asesino iraní que se habría ganado la absoluta confianza de Nisman (¡hasta el punto de recibirlo en calzoncillos!) asegurándole durante meses que era un desertor de los servicios secretos persas y le iba a dar información relevante para apuntalar su insustancial hipótesis de que los ayatolás eran responsables de la voladura de la AMIA… En fin, que si los agentes del Mosssad fueran como Pachter y los de la CIA como Patricia Bullrich y Laura Alonso, los nacionales tendríamos la partida ganada. Y no es así.

  3. La version de este soldado sionista es muy pelotuda, pero fijate en la repercucion mundial que tuvo y nos damos cuenta de que hay intereses internacionales muy fuertes que le daban manija.

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