PERONISMO. «Dónde hay una necesidad nace un derecho», esa es su médula según Evita
Primero fue el entonces presidente de la Corte Suprema, Carlos Fernando Rosenkrantz, al mismo tiempo abogado de Clarín y del Círculo Rojo, quien ante un auditorio de momios trasandinos (me resisto a escribir «momies» porque no me consta que haya habido mujeres en un ambiente tan patriarcal) lo retrucó. Después Javier Milei quien dijo lo mismo, pero atruibuyéndoselo al Papa Francisco, y no sólo retrucándolo, demonizando la frase y a quien la hizo suya. Y, sin embargo, con gran sorpresa, no vi que nadie destacara que esa frase tiene una clara autoría, la de Eva Perón.
Y, aunque no fue la primera, Evita quizá haya sido la que más habló de «justicia social», eso mismo que Milei considera «una aberración» (que, hay que ser bruto, no se la atribuye a ella, sino a él, el Papa Francisco).
No sé si Milei es el antiPapa como pretende, pero está claro que si es el antiEvita, es decir la versión mas descarnada del antiperonismo.
Por bruto. Patricia Bullshit que también es muy bruta a la hora de farfullar sobre economía pasó sus años montoneros queriendo emular a Evita, aunque depués haya decidido regresar a su clase expoliadora, pero aquella experiencia le sirve para, al menos en este plano, no meter la pata tan clamorosamente como el gorila Rosenkrantz y el ignaro Milei.
Me deja perplejo que tantos y tantas que no son tontos ni tontes ignoren olímpicamente las obras y filosofía de nuestros mayores, Mariano Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, José de San Martín, Manuel Dorrego, José Gervasio Artigas, Bernardo de Monteagudo, etc., etc., hasta llegar a Néstor y Cristina, pasando por Rosas su enemigos Felipe Varela y Ricardo López Jordán hijo e Hipólito Yrigoyen a pesar de los fusilamientos de la Patagonia y de la Semana Trágica con sus centenares de muertos, auténticos libertarios, no como los de ahora, usurparores del término, que lo son de pacotilla.
Hay tantos jóvenes que lo ignoran todo sobre estos insignes argentinos que hay que ser muy negado para no entender el objetivo de haber reemplazado en los billetes a nuestros próceres por animalitos.
Sin plegarme, ¡ni ahí!, a Guillermo Moreno, que se cree poseedor del peronómetro y anda por la vida diciendo que los ministros de la Corte Suprema corrupta y prevaricadora son parte del movimiento, esta confusión, esta generalizada amnesia, demuestra que las esencias del peronismo fueron dejadas de lado por el mismísimo Presidente, no sólo de la nación sino también del Partido Justicialista, que no ha tenido remilgos en declararse socialdemócrata, cuando el último sociademócrata que no fue vasallo de los Estados Unidos, el primer ministro sueco Olaf Palme, fue asesinado en 1986, hace ya casi cuatro décadas.
En fin, que o recuperamos las esencias del peronismo primigenio, tal como hicieron Néstor y Cristina en la primera década de este siglo, o seguiremos el triste destino de una Unión Cívica Radical que es hoy furgón de cola de los derrotados cambiemitas. Ojalá que Sergio Massa convenza a los menos percudidos por el neoliberalismo amarillo a regresar al campo nacional, tarea ardua si las hay.
Fue la ex senadora nacional por Santa Fe María de los Ángeles Sacnun la primera en recordar públicamente que la frase de marras (y de tan aguda contraversia) fue Evita… ¡en julio del año pasado!»:
“Donde existe una necesidad nace un derecho” clamó nuestra Evita frente a la multitud de descamisados y resumió en esa enorme frase el profundo significado de las políticas sociales para todo gobierno peronista.
Retumban esas palabras a lo lejos y la escuchan los trabajadores con callos en las manos, los peones rurales, las enfermeras, las maestras…
Las palabras salen de la boca de una joven mujer que levanta sus manos hablándole a la multitud que canta con amor eterno su nombre.
Las generaciones que vinimos después cerramos los ojos y vemos cual una película cómo aparecen frente a nosotros las imágenes de una Evita con rodete y revolucionaria, la de una Evita con su cabello suelto y libre al viento, la de una Evita abrazando a un niño, la de una Evita acariciando a una anciana, la de una Evita atendiendo a infinidad de personas en la Fundación, o caminando junto a Perón, o soltando una paloma de entre sus manos, o entregando juguetes desde el tren, o refugiando su emoción junto a los trabajadores en el abrazo de Perón, o votando desde la cama.
El advenimiento del peronismo al poder allá por la mitad del siglo XX –después de haber protagonizado el histórico 17 de octubre que liberó de la cárcel a Juan Domingo Perón e inauguró el protagonismo de los trabajadores y trabajadoras– significó la irrupción de los derechos sociales y económicos junto a los derechos políticos del Pueblo argentino.
Nació un nuevo Estado a la luz de la Constitución de 1949, un Estado que construyó las condiciones económicas de soberanía política e independencia económica para hacer posible el faro de la Justicia Social.
Evita es el símbolo de la Justicia Social, esa Justicia Social que es posible cuando se abraza un modelo económico al servicio de la producción, el desarrollo y el trabajo digno.
Ya no más damas de beneficencia, ya no más uniformes grises para los niños y las niñas, ni pelos rapados, ni mendrugos indignos.
Derechos para los niños, derechos para la ancianidad, derechos para los trabajadores y trabajadoras, derechos porque son permanentes, porque el Estado los garantiza, porque ha convertido al amor en una categoría política que trasciende a los hombres y a las mujeres para darle continuidad y permanencia al Estado que abraza, que cuida, que educa.
No es casualidad que un personaje como el cortesano Carlos Rosenkrantz –quien fue designado por decreto por el ex Presidente Mauricio Macri violentando la Constitución Nacional– haya hecho declaraciones diciendo que no puede haber un derecho detrás de cada necesidad.
Esa expresión de Rosenkrantz no es más que la cabal expresión de una Corte Suprema de Justicia de la Nación que se ha convertido en la guardiana de los privilegios del poder real por encima de los intereses del pueblo argentino.
Así, en las palabras y acción de Eva Perón y en las manifestaciones que se le oponen pronunciadas por un miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se subsume la puja histórica entre dos modelos de país que pugnan desde el nacimiento mismo de la Patria.
Este 26 de julio, a 70 años de que Evita se hiciera nuestra bandera a la victoria, viene a hacer explícita una vez más la disputa por una Argentina capaz de poner nuevamente el énfasis en la construcción de un país que genere empleo digno y que sea capaz de dar felicidad a su Pueblo.
El modelo económico del gobierno de Mauricio Macri se caracterizó por un proceso de valorización financiera, destrucción de la industria nacional, precarización del empleo y endeudamiento; para consolidarlo requirió de un poder judicial que avaló y avala la persecución y proscripción a opositores para disciplinarlos.
Junto a las recientes declaraciones de Rosenkrantz, otros han vertido declaraciones tendientes a arrasar con 70 años de luchas populares compatibles con manifestaciones tales como “le hicieron creer a la gente que podían viajar, tener un celular o pasear y comer afuera”, en referencia a nuestros doce años de gobierno, los años de Néstor y de Cristina.
Estas declaraciones provenientes de un miembro de la Corte no son más que la pretensión de descalificar todo el andamiaje político, económico, jurídico y social sobre el que se asienta nuestra cultura política nacional y popular, la que incorporó los derechos humanos, los derechos sociales y económicos a nuestra Constitución Nacional.
A tal profundidad se grabaron a fuego los derechos nacidos con el primer gobierno peronista que la fusiladora de 1955 derogó la Constitución de 1949, pero debió mantener los derechos que se plasmaron en el artículo 14 bis ya que el Pueblo no iba a tolerar un retroceso respecto de la consolidación del paradigma de la Justicia Social, que se había hecho carne en las aspiraciones populares.
No es casualidad que Rosenkrantz haya hecho esas declaraciones confrontando con la frase de Eva Perón ni es casualidad que sea él el más fiel exponente de un Poder Judicial al servicio de los poderosos.
En honor a Evita este 26 de julio debemos reflexionar profundamente en cuanto a la necesidad de que los tres poderes del Estado sean salvaguarda de los derechos conquistados, debemos internalizar sus profundas convicciones, su pasión por los ideales de Justicia Social, su permanente coherencia entre el decir y el hacer, su amor al prójimo y a la Patria.
Evita fue, es y será siempre esa antorcha encendida que alumbra las luchas que la historia desata una y otra vez para garantizar los derechos conquistados y para establecer los nuevos, porque no hay homenaje más grande para ella que ayudar a parir nuevos derechos acompañando la historia y el devenir del Pueblo.
yo tengo renuencia a declararme peronista, a pesar de que mi padre (mas de 85, un pasado glorioso en los ´70s) se sigue declarando peronista de los de antes.
y mi renuencia tiene que ver con la elección del peronismo de fijarse obsesivamente en la década del ´45 al ´55, despreciando también obsesivamente TODO lo que vino después, sin darse cuenta de que en el ´45 perón llegó al poder porque HABIA CAIDO EL IMPERIO INGLÉS. y se pudo quedar en el poder porque el imperio yanqui se estaba afianzando. cuando se afianzó se sacó de encima a perón como al resto de los que se le oponían. de un plumazo.
el surgimiento de los brics, el moco de ucrania y el «estado del arte» de la situación económica mundial nos pone cerca de la caída del imperio yanqui. si éso sucede finalmente, volveremos a tener peronismo. mientras éso no suceda NO PODEMOS HACER PERONISMO. qué prueba más evidente de éso es que tuvimos años de kirchnerismo que se desvanecieron en un año cuando ganó macri?
Totalmente de acuerdo (entre cuervos nos entendemos).
Nosotros hoy nos parecemos a los «ortodoxos» de los 70, que nos enfrentabanda con los libros de doctrina en la mano (y con otras cosas también nos combatían).
Como cambiaron los tiempos para que nosotros hoy seamos ortodoxos